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miércoles, 8 de septiembre de 2021

Santiago de Chile

 


   El corazón de la ciudad de Santiago de Chile es su Plaza de Armas. Aquí siempre hay artistas callejeros y músicos, los niños juegan, y las personas mayores descansan sentados bajo las palmeras.

   Esta plaza forma parte del centro histórico, en ella está la catedral, la oficina central de Correos, el Ayuntamiento, la estatua ecuestre de Pedro de Valdivia, el monumento al pueblo indígena y el Museo Histórico Nacional. Saliendo de la plaza, el Paseo Ahumada y el Paseo Estado son peatonales y cuentan con bonitos edificios, siendo una popular zona comercial.



   La Catedral Metropolitana de Santiago se construyó en 1748 sobres los restos de la Iglesia Mayor levantada en la época de los conquistadores españoles. La fachada es de estilo neoclásico y en su interior están enterrados varios obispos y gobernantes del país.







   En la Plaza de la Constitución está el Palacio de La Moneda. Fue construido a finales del siglo XVIII para instalar aquí la Real Casa de La Moneda.  Más tarde fue transformado para albergar la sede de la Presidencia de la República de Chile.




   El edificio  Ariztía  fue el primer rascacielos de la ciudad, está situado entre la calle de La Bolsa y la calle Nueva York. Está ocupado por importantes instituciones financieras.







   No hay que dejar de hacer una visita al Mercado Central con sus puestos y restaurantes. Y también al Mercado de La Vega por ser menos turístico y más auténtico.




   Recorrer los barrios Lastarria, Bellavista, Las Condes, Providencia, Bellas Artes y Recoleta, cada uno con su estilo propio, nos hará tener una visión amplia de esta gran ciudad.




En cuanto a la fama mundial de sus vinos, la enología chilena está en aumento. Las cosechas que se producen son de una altísima calidad, sobre todo de uvas Cabernet y Carmenere. Los viñedos más representativos son los de los Valles Colchagua, Casablanca y Maipo.





   La gastronomía en Santiago me pareció deliciosa. Hay una gran variedad de pescado y marisco, y de empanadas y cebiches. Los  platos típicos que mas me gustaron fueron las machas a la parmesana, el atún sellado, el pastel de choclo (pasta de maíz con queso y carne al horno), la chorrillana (patatas fritas cubiertas de carne, cebolla y huevo frito) y los chupes (cremas de mariscos)



   El Pisco Sour, es un coctel de aguardiente de uvas y zumo de limón. Más o menos fuerte de alcohol, más o menos dulce, será la singular bebida que nos acompañará durante nuestro viaje por Chile.

                                                                                                                                                        Inma

 

jueves, 10 de octubre de 2019

La Hacienda Zorita, Salamanca



   En pleno Valle del Duero y muy cerca de la ciudad de Salamanca, el hotel de la Hacienda Zorita está instalado en un antiguo convento  del siglo XIV. 





   La propiedad fue donada a la Orden de los Dominicos, y en el monasterio se alojó durante una temporada Cristóbal Colón para convencer a fray Diego de Deza, confesor de la reina Isabel La Católica, que hablara con ella sobre la viabilidad de la nueva ruta hacia las Indias, lo que más tarde daría  lugar al descubrimiento del Nuevo Mundo.




   Tras la Desamortización de Mendizábal la finca quedó abandonada. The Haciendas Company recuperó el lugar creando Hacienda Zorita Wine Hotel Spa, un sitio idílico rodeado de viñedos orgánicos  a orillas del río Tormes. En concreto  sus aguas pasan por debajo del antiguo monasterio. Las instalaciones son un acierto combinando tradición y modernidad.




   Las habitaciones de la Casa Grande  con vistas al río son las antiguas celdas de los monjes perfectamente adecuadas para una cómoda estancia.




    Las Villas cuentan con jardín  privado y zona chill out. Hacienda Zorita Wine and Spa pertenece al exclusivo y prestigioso grupo "Smal Luxury Hotels Of The World"




   En las albercas instaladas en el cuidado jardín, a modo de pequeñas piscinas, se puede tomar un baño o disfrutar de un rato de lectura bajo los árboles centenarios.




   El Spa está ubicado en un molino de agua, el edificio más antiguo de la finca, con una completa oferta de  masajes y tratamientos basados en los beneficios del aceite de oliva y la uva.




   En la Bodega de Crianza Marqués de La Concordia se realizan amenas catas para identificar los aromas y sabores de sus vinos. En el interior hay más de 1.500 barricas de roble francés y americano en las que el vino permanece durante 12 meses, menos su producto Premiun " Magister" que lo hace de 18 a 24.





   El techo de la espectacular bodega recuerda el casco de un barco invertido, en alusión a las Tres Carabelas del viaje de Cristóbal Colon.




   Durante la cata probamos el galardonado vino verdejo Vega de la Reina, Hacienda Zorita Tempranillo y Hacienda  Zorita Syrah,  además de un ron artesanal muy singular.




   En la Casa Grande está situado el restaurante Zorita´s Kitchen. Con su filosofía "Slow Food" (comida lenta) y bajo el lema "Farm to table" (de la granja a la mesa), en él se  escogen  cuidadosamente los alimentos de la zona, apoyando a los pequeños productores, apostando por los sabores originales y por una dieta mediterránea llevada a la mesa para disfrutar con calma.











   Existe la posibilidad de realizar una excursión organizada a su Granja Orgánica donde se cuida la agricultura natural y ecológica. Recorriendo la dehesa veremos cabras Verata. ovejas Churra, búfalas y por supuesto  cerdos ibéricos ya que producen  cantidades limitadas de jamones pata negra y embutidos.




   Durante la excursión se visita la quesería y se prueban los quesos que elaboran. Queso curado de leche cruda de oveja, queso al vino Syrah,  de cabra al tomillo y torta de la Dehesa,  durante la cata de estos deliciosos quesos  se maridan con los vinos de la Hacienda.

   También se visita la bodega  de vinagre balsámico de 12 años de crianza  en 5 barricas de diferentes maderas, otro de los artículos que elaboran con esmero.




   Pasar unos días en la Hacienda Zorita nos resultó una experiencia magnifica que me gustaría poder repetir. Aquí se unen la viticultura, enología, gastronomía, arquitectura, naturaleza y relax.




   La palabra excelencia  para sus productos,  servicios e instalaciones no es exagerar porque realmente son excelentes.






                                                                                                                                            Inma

martes, 10 de abril de 2018

La ruta del vino y del cordero, Aranda de Duero

La Ribera del Duero es una tierra de grandes vinos, sin olvidar los muchos otros manjares que podemos encontrar por estos contornos como las exquisitas chacinas, entre las que destaca la riquísima morcilla de Burgos, o el delicioso lechazo churro asado en horno de leña. Sólo de pensarlo se me hace la boca agua. Por ello es frecuente que un par de veces al año nos acerquemos a esta zona rica en gastronomía, historia y paisajes para disfrutar de sus caldos y productos en un entorno magnífico.

Aranda de Duero es una ciudad burgalesa que aglutina todos estos aspectos que hemos enumerado; bodegas, platos tradicionales e historia con un mismo hilo conductor, el río Duero, que la atraviesa y otorga su nombre.

Plaza Mayor

martes, 12 de septiembre de 2017

La Peña más fiel de Castilla


Castillo de Peñafiel
En lo alto de un pronunciado y alargado cerro, como si de un privilegiado espectador se tratase, se encuentra un precioso castillo con forma de navío anclado en la roca. Es un lugar lleno de historias y leyendas que desafía el paso del tiempo, dominando la panorámica de la antigua villa vallisoletana de Peñafiel.

lunes, 8 de mayo de 2017

El Albariño, Cambados y su Parador


   El municipio de Cambados, a tan sólo 25 kilómetros de Pontevedra, es una de las zonas vinícolas más importantes de España. Las viñas de albariño crecen en tierras cercanas al mar. Estas uvas autóctonas forman racimos muy pequeños y tienen un alto nivel de azúcar lo que le proporciona a este vino blanco su peculiar sabor. El  Albariño D.O. Rías Baixas es aromático y afrutado, de color amarillo brillante, de sabor suave, fresco y con un punto de acidez.

jueves, 23 de enero de 2014

Lanzarote, naturaleza y paisaje

Naturaleza y paisaje, esas son las 2 palabras que me quedan en la memoria tras nuestro viaje a Lanzarote en Octubre del 2011.
Esta isla canaria me ha enamorado por su agreste paisaje tan diferente de otras islas que ya conocía y por cómo la naturaleza trata de abrirse paso a pesar de esa orografía tan peculiar. 



jueves, 17 de enero de 2013

Briones, cuna del vino

Algunos de vosotros ya conocéis nuestra recién adquirida afición por los vinos elaborados en España. 
Hace algún tiempo, aprovechando un viaje al norte, tuvimos la oportunidad de visitar la localidad de Briones en La Rioja. 
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Se trata de un pueblo en lo alto de una colina que debe su otrora prosperidad al vino y que cuenta con numerosas referencias y bodegas locales donde se pueden degustar unos excelentes caldos de la denominación de origen de Rioja, la decana de los vinos en España. Desde lo alto se divisan unas bonitas vistas de los viñedos bañados por el Ebro y de los pueblos de Labastida y Haro. De hecho, es aquí donde se graban los exteriores de los capítulos de la serie Gran Reserva, relacionada con el mundo del vino y que se emite en La 1. 

La comarca de La Rioja prosperó rápidamente a finales del siglo XIX debido a la plaga de filoxera que atacó a los viñedos de Europa principalmente a los de nuestros vecinos franceses donde la industria vitivinícola estaba muy desarrollada y que al sufrir la merma de sus cosechas decidieron comprar uva en España para poder confeccionar sus vinos y dar respuesta a la alta demanda de consumo que existía en Europa en aquella época. Las comarcas más beneficiadas por la compra de uva de los bodegueros franceses fueron La Rioja y Cataluña por su proximidad a la frontera. 

El crecimiento de las exportaciones de uva al país vecino generó un desarrollo en estas zonas que aún estaban muy poco industrializadas construyendo una línea de ferrocarril exclusiva para este propósito y llegando a ser el municipio de Haro en La Rioja el primero de España en contar con luz eléctrica.

Ayuntamiento
Entretanto, amparados por esta fértil industria, los pueblos de La Rioja alta prosperaron enormemente y una prueba de ello es el casco monumental de Briones. Cuenta con una gran iglesia de estilo barroco, una plaza mayor soportalada y un ayuntamiento instalado en una casa palacio del siglo XVIII con una fachada impresionante que además acoge exposiciones temporales muy interesantes. En una esquina de la plaza mayor también encontramos la antigua botica que es la casa más antigua que se conserva en Briones, y que estuvo en funcionamiento hasta los años 70 del siglo XX. 
Antigua botica

Paseando por el casco histórico de Briones admiraremos unas espléndidas casonas blasonadas como manda la tradición y aún, hoy en día, podemos comprar vino cosechero en muchas de ellas.


Desde el año 2004, la villa cuenta además con el Museo de la Cultura del Vino, Dinastía Vivanco a las afueras del pueblo. En él se recogen todas las tradiciones ligadas al vino tanto agrícolas, religiosas como sociales. Anexa al museo está la propia bodega Dinastía Vivanco. Ambos edificios, Museo y bodega son visitables pero no tienen el encanto de las bodegas tradicionales y familiares que se pueden encontrar en numerosas casas de La Rioja. 

Restaurante Los Calaos
Por último, si me aceptáis una recomendación, no os marchéis de este bello lugar sin probar alguno de los guisos típicos de La Rioja como las patatas a la riojana o las carrilleras estofadas al vino tinto, que seguro no os dejarán indiferentes acompañadas, por supuesto, de un vino de Rioja si es posible elaborado en esta misma localidad que le dará un toque único y especial al menú. Nosotros comimos en "Los Calaos de Briones", un restaurante emplazado en una bodega subterránea del siglo XVIII, que cuenta con una amplia carta de vinos y además es alojamiento rural a pocos pasos de la Plaza Mayor. 


Por todo esto podemos decir que Briones es un pueblo “di vino”.

Susana

lunes, 15 de octubre de 2012

Monforte de Lemos, el Parador del Monasterio de San Vicente del Pino – Lugo





   Monforte de Lemos es la capital de la bellísima comarca conocida como la Ribeira Sacra. Esta situada a 40 kilómetros de Orense y a 60 kilómetros de Lugo.

   Aquí se encuentra lo que se conoce como El Escorial de Galicia, el Colegio de Nuestra Señora de La Antigua. Es de estilo herreriano y fue fundado por el cardenal Rodrigo de Castro. En sus orígenes fue un centro jesuita hasta la expulsión de España de esta Orden, y desde 1870 es regentado por los Padres Escolapios. Una prueba de este cambio se puede comprobar en la eliminación de todo símbolo anterior, habiendo por ello en sus escudos muchos espacios en blanco.

   En el interior de la inmensa iglesia hay un retablo de madera esculpida, a ambos lados se sitúan un cuadro de la Virgen Nuestra Señora de La Antigua, y una estatua del cardenal Rodrigo de Castro.

   En su pinacoteca se guardan auténticos tesoros, como dos pinturas de El Greco, San Francisco y San Lorenzo, bellos cuadros que han viajado a exposiciones internacionales incluso hasta Japón. Al visitar esta sala es cuando se nos explica que también contaban  con un conocido cuadro de Hugo Van Der Goes, la Adoración de los Reyes, pero que fue vendido al Museo de Berlín para así poder financiar la terminación de las obras del Colegio.

   Durante el recorrido también se puede admirar su escalera. Arquitectos de todo el mundo se desplazan hasta aquí para contemplarla. La gran escalera, aparentemente, no tiene ningún apoyo a pesar de sus grandes dimensiones y de estar construida con largos peldaños de granito de una sola pieza, lo que le da un aspecto de sencillez y elegancia. Parece ser que está sujeta por un arco que no queda a la vista, es una bella e ingeniosa obra de arquitectura.

   Paseando por Monforte de Lemos nos damos fácilmente cuenta de su ubicación en la Ruta Sur del Camino de Santiago.

   Se puede cruzar un agradable puente, de origen romano, sobre el río Cabe afluente del río Sil, siendo una zona muy tranquila desde la que se obtiene bonitas vistas de la localidad.





   Otra visita obligada es entrar al Centro del Viño da Ribeira Sacra, que cuenta con una exposición en la que se explica el cultivo y la producción de los vinos que se elaboran en toda esta zona, además hay una sala de catas, tienda y restaurante donde se pueden probar y comprar los distintos productos con esta Denominación de Origen.






   En la parte más alta de Monforte de Lemos se encuentra el Conjunto Monumental de San Vicente Do Pino, formado por la Torre del Homenaje, el Palacio de los Condes de Lemos y el Monasterio de San Vicente, estos dos últimos incluyen las instalaciones del fantástico Parador. Justo al lado está  la iglesia monacal, que se puede visitar, aunque no es fácil encontrarla abierta, en su interior se pueden ver restos de pinturas murales y un bonito bajorrelieve románico.

   Se puede recorrer la Torre del Homenaje. Es una imponente torre medieval, de planta cuadrada, y la más alta de Galicia. En sus distintas zonas hay una exposición donde se nos explica la historia del antiguo castillo, del que aún queda algún resto y parte de la muralla, y también se nos cuentan los orígenes y antiguas costumbres de la villa.  Hay una parte que me pareció especialmente bonita, la ventana de la reina, con dos grandes bancos laterales de piedra y  arcos, donde se sentarían a charlar las damas de la corte. Desde la parte superior de la torre se divisa todo el valle de Lemos con unas impresionantes vistas.





   El Palacio de los Condes de Lemos sufrió un trágico incendio y fue recuperado, junto al monasterio, para instalar el monumental parador. Tiene una bonita fachada en la que destaca el escudo y la imagen alta de San Benito. Cuenta con unas habitaciones muy amplias junto a un precioso claustro neoclásico, en el que aún queda un aljibe que se utilizaba para recoger el agua de la lluvia. En sus jardines hay una tranquila piscina, también tiene una zona de gimnasio y de jacuzzi, que está fenomenal para disfrutar de un momento de relax.





   Su restaurante presenta una variada y apetitosa carta de la que probamos varios de sus platos. Uno de los que más me gustaron fueron los canelones de filloas rellenos de verduras y langostinos sobre salsa de algas y erizos, una preparación de su cocina regional, realmente deliciosos. El arroz meloso de setas y hongos al queso de Arzúa-Ulloa, era como una versión del risotto italiano pero a la gallega. Los medallones de bonito con compota de cebolla y asadillo de pimientos, contundente y rico. Especialmente tierno estaba el lomo de ternera rubia gallega a la plancha con guarnición. Una excelente comida acompañada de un  estupendo vino de la Ribeira Sacra. Me encantaron los postres, las cremas heladas de castaña, brownie y queso, y el sorbete de mojito, muy originales y refrescantes.





   La estancia en el Parador de Monforte de Lemos ha sido muy agradable y con toda seguridad volveré para disfrutar, de nuevo, de su maravilloso entorno y de sus preciosas instalaciones.

                                                                                                                                                          Inma




jueves, 6 de septiembre de 2012

Mi primera experiencia gallega, Las Rías Baixas

Después de varios intentos, este año en el mes de Julio decidimos por fin visitar esta parte Galicia. Ha sido nuestra primera incursión en esta preciosa comunidad y ha sido un éxito, vamos que no será el último que hagamos, tiene multitud de lugares que conocer. Galicia lo tiene todo para disfrutar de ella, una naturaleza exuberante, buenas gentes, una gastronomía de primer orden ( marisco, carne, vino, pescado, patatas, pan, etc. ) y muchísimos lugares de interés cultural y artístico.

Playa de La Lanzada


Elegimos alojarnos en la pedanía de La Lanzada, perteneciente al concello de Sanxenxo, en el Hotel el Delfín Azul, sencillo, con buen desayuno (ojo a la bollería), servicio agradable y habitaciones correctas. Vamos una relación calidad-precio excelente, no necesitábamos más, ya que lo importante era conocer los alrededores y estar en la playa. Por su ubicación es ideal para disfrutar de las maravillosas y extensas playas cercanas, todas con bandera azul y servicio de socorrista. Los arenales son ideales para todo los gustos para los que quieran disfrutar de la arena y la toalla, para los que quieran andar o correr, para los que quieran bañarse (el agua un pelín fría, y lo dice uno que lleva bañándose toda la vida en Santander), para los más pequeños de la casa, vamos un lujo que hay que disfrutar al máximo cuando el tiempo lo permita.


Nos tomamos las vacaciones con tranquilidad, ya se sabe que por el norte, los planes dependen del tiempo, aunque en las Rías Baixas, suele hacer buen clima en verano. Con esto quiero decir que cuando te levantas miras el cielo y si hace bueno lo mejor es coger los bártulos playeros y a disfrutar de un magnífico día de playa, paseando por ella o sentado en la toalla tomando el sol. En mi humilde opinión es mejor dejar las visitas culturales para los días menos propicios para bañarse.


Al decidir que lo mejor para estas vacaciones era no agobiarse para ver un montón de lugares en poco tiempo, creo que lo hemos disfrutado más en todo los sentidos. Tanto en los días playeros como en los culturales-gastronómicos, los hemos exprimido al máximo sin prisa, pero sin pausa.

Lo que más me impresiona de estas zona, a parte de sus playas, es el verde, verde y más verde. Todo rodeado de pinares, mezclado con viñas, viñas y más viñas. Todo está frondoso, lleno de vida, una auténtica y jodida maravilla.

En cuanto a los lugares que visitamos estuvieron O'Grove, Cambados y Combarro. Y la verdad que de cada uno de ellos sacamos su esencia.

Mejillones
Del primero, O´Grove, realizamos una excursión en barco por la Ría de Arousa para conocer las bateas de mejillones, ostras y vieiras con su correspondiente degustación de ese magnífico bivalvo de concha negra y carne anaranjada que hace las delicias de cualquier paladar, hasta el de un pequeñajo de unos 2-3 años que estaba en nuestra mesa en el barco. Se puso ciego, primero se comía el mejillón y después jugaba con las conchas. Lo disfrutó tanto como nosotros. Es increíble lo enorme y ancho de la ría, no te haces una idea hasta que no estás allí, la comparas con la de Pontevedra, y esta se queda pequeñita pequeñita.


Al ataque

Batea
El pueblo en si mismo no tiene nada que destaque, lo que si lo hace es su marisco, su enclave y la cantidad de restaurantes que tienes para poder probar cualquier tipo de marisco y pescado que te apetezca.











El siguiente lugar es Cambados la cuna del albariño. Todo gira en torno a esta denominación de origen única por el tipo de uva y el tratamiento que se le da. Es quizá uno de los mejores vinos blancos del mundo, por ese clima tan peculiar y su ubicación cerca del mar. Visitar una bodega de la zona es una buenísima idea. Nosotros visitamos Martín Codax y por supuesto picamos, compramos unas botellas. El propio pueblo de Cambados tienes un par de bodegas en pleno centro, eso si os recomiendo hacer reserva previa o por lo menos informaros de las horas de visita. Tapear por este pueblo y quedarse a comer muy recomendable. Nosotros estuvimos en Restaurante O'Casal, tomando un menú del día, simplemente de diez. querría mencionar que degustamos la mejor empanada que he probado en mi vida, de pulpo en este caso, se deshacía en la boca, jugosa y sabrosa. Enhorabuena a la cocinera y al restaurante. Como colofón te tomas un café en el Parador de Cambados, en su patio y te quedas como un señor.


Patio Parador de Cambados


Bodegas en Cambados
La empanada




Zamburiñas al ajillo
Por último dejo el mejor lugar para el final, Combarro, un pequeño pueblo en la Ría de Pontevedra que tiene su particularidad en la gran cantidad de hórreos que se encuentran en sus calles del casco histórico. Muy bien conservados, formando un conjunto único y peculiar. La zona esta llena de tiendas y  de restaurantes especializados en marisco. Cenamos en uno de ellos unas zamburiñas al ajillo, navajas, berberechos, una buena ración de pan gallego, un buen albariño y la mejor compañía del mundo, La Susi, Todo al pie de la ría, en un bonito paraje, con los peces y las gaviotas alrededor. Que más se puede pedir en esta vida. Simplemente perfecto.


Combarro

Hórreos en Combarro


Para terminar quisiera reivindicar Galicia como un destino para disfrutar de la vida, de la paz que transmite su naturaleza, sus gentes, todo te invita a paladear y degustar esta tierra. Siempre recordaré el chiringuito encima de la playa más cercana al hotel, viendo el atardecer, tomando una ración de mejillones con dos cervezas Estrella Galicia bien frías. Una imagen que nunca olvidaré, es la definición de desconectar del mundanal ruido y de disfrutar el momento.




Escrito por Filustro


lunes, 11 de junio de 2012

Palacio de Canedo y Villafranca del Bierzo - Camino de Santiago - León








   En mi última visita a Villafranca del Bierzo, con el motivo de disfrutar de la renovación de su Parador, tuve la oportunidad de conocer algo más de este precioso lugar que nos recibió con unos grandes y esponjosos copos de nieve.

   Una de sus iglesias más conocidas es la iglesia románica de Santiago, a pesar de su sencillez, cuenta con el privilegio de tener una Puerta Santa, ante ella pueden ganar el Jubileo los peregrinos que por su enfermedad no pueden llegar hasta Santiago de Compostela, se la conoce como la Puerta del Perdón. Junto a la iglesia hay instalado un sencillo hospital y en todo el pueblo proliferan las hospederías para atender a las numerosas personas que recorren el Camino.

   El Castillo de Villafranca, del siglo XV, es vivienda particular y no es visitable, aunque se puede, dando un paseo, admirar desde el exterior.

   Durante el recorrido se pasa por el Convento barroco de S. Nicolás, en la actualidad cerrado, fue convento jesuita y  más tarde sede de la Diputación Provincial.

   Se puede visitar la colegiata de Sta. María, en su interior destaca el coro y un bonito retablo en una de sus capillas.

   También se encuentra el Monasterio de La Anunciada, cuando llegamos estaba cerrado, pero unas personas de por allí nos dijeron que si llamábamos por el torno del convento nos permitirían la entrada, así lo hicimos y una monja, amablemente, nos abrió la iglesia. Dentro, a un lado de su retablo barroco, hay una urna con el cuerpo de San Lorenzo de Brindis, y un panteón con los restos de los Marqueses de Villafranca. En sus jardines y huerta está el ciprés más alto y antiguo de España, pero hay que verlo desde fuera, ya que este convento es de clausura y no puede visitarse nada más que su iglesia.



   Su calle más famosa es la Calle del Agua, paseando por ella nos hacemos una idea de lo que debió ser esta villa ya que hay varias casas solariegas y palacios con escudos, aunque la mayoría están cerrados y algo abandonados. De esta misma calle sale una pequeña que se llama Súcubo, allí se encuentra la casa/taller de un escultor local, en la fachada tiene "expuesta" parte de su obra, algo que no esperas encontrar en un callejón tranquilo y recoleto.

   En los alrededores de Villafranca, junto a Cacabelos, está  el Palacio de Canedo,  una gran casona del siglo XVIII que perteneció a la nobleza de este lugar, en la actualidad se encuentran allí las instalaciones de la marca Prada A Tope, referente de todo lo que significa El Bierzo.




   Tanto su restaurante como su bodega y tienda merecen dedicarles un rato de nuestro tiempo. Entre los productos que ellos mismo elaboran, los más conocidos son los pimientos asados, la cecina, los higos en su jugo y las afamadas cerezas en aguardiente, auténticas tentaciones para tomar allí y llevarnos como recuerdo o regalos.

    El paisaje de esta zona, las montañas al fondo y la cercanía de los viñedos, nos invitan a disfrutar de todo lo que nos ofrece la Comarca del Bierzo.

                                                                                                                                                           Inma

miércoles, 25 de enero de 2012

Jaén y su castillo.



Esta historia empezó con el encargo de una misión que nos llevaría a Jaén, todo se produjo con mucha celeridad, de improviso, se nos solícitó a mi fiel acompañante y a mi persona la visita a esta ciudad del sur de nuestra España, para conocer su estado, su cultura y sus gentes, para así informar de cómo se encuentra la ciudad en esta época tan convulsa en la que vivimos hoy.


Catedral

Castillo de Santa Catalina


Nuestro viaje arrancó a los amaneceres, preparamos nuestros aperos, achiperres y ropajes para emprender un camino largo. Al principio  nos encontramos con una niebla espesa y un frío que se metía en los huesos. Esta mezcla entristece un poco al cuerpo y a la mente, te apaga algo, pero al salir de las afueras de nuestro querido Madrid, cruzar el Tajo y entrar en esas tierras manchegas y quijotescas todo se fue disipando, la niebla y el sueño. Estas llanuras están llenas de cereal y viñas, todo ello salpicado por cerros con algún molino, que me hacen recordar las batallas de la obra maestra de nuestra literatura patria, con esos gigantes imaginarios que Cervantes nos describió con su gran genialidad. Desde el camino por donde cabalgábamos se ven algunos de esos molinos, los de Consuegra, con su castillo entre ellos, una imagen maravillosa, que espero poder hacer parada y fonda en ellos para conocerlos, a no mucho tardar.

Nuestro camino continuo tranquilo hasta que nuestros estómagos, empezaron a hablar y a quejarse. Aprovechamos la cercanía de una venta muy popular en Puerto Lápice, los dos la conocíamos ya de otras aventuras, por lo que no dudamos en parar a tomar unos cafés  para acallar nuestras vísceras y para templar nuestros cuerpos. Esta venta es muy grande y está bien atendida por unos buenos taberneros. Tiene un gran patio central con muchas mesas, una bodega interior para tomar unas buenas migas o gachas con unos buenos caldos para llenar el gaznate. Es parada obligada si vas a visitar tierras sureñas, te atienden bien y el lugar es bonito y acogedor, siempre lleno de gente, es un lugar típico y agradable.


Venta del Quijote

Bodega

Patio


Emprendimos el camino hacia Despeñaperros, esa barrera natural que separa la Mancha de tierras jienenses. Siempre que pasamos por aquellos parajes nos sobrecogemos un poco, es un lugar precioso por su vegetación y sus desfiladeros, pero algo peligroso por esa diferencia de altura que hay que salvar, aunque últimamente los caminos van mejorando y se pasa mejor.

Al pasar este desfiladero nos damos de bruces con un mar de olivos, miles y miles de hectáreas,  los cuales nos acompañaron hasta el final de nuestro trayecto. El olor del ambiente cambia, es intenso pero a la vez embriagado. Del fruto de estos árboles muchos ya centenarios, se saca ese oro líquido que tan bien riega nuestros platos y los hace más saludables y sabrosos. Un buen pan, con un chorro de aceite y un poco de sal, es un manjar sencillo, pero muy rico, a veces lo más sencillo produce más satisfacción que el plato más elaborado. En definitiva un paisaje que impresiona, no deja indiferente a nadie.


Mar de olivos


Llegamos a buena hora a nuestro destino, Jaén, una ciudad en cuesta, con calles empinadas, laberínticas y estrechas que le confiere su pasado, árabe, judío y cristiano. Ha sido ciudad de paso de todas estas civilizaciones y cada una de ellas ha dejado su aportación en esta ciudad. En esta ocasión nos esperaba un alojamiento imponente, no siempre es así,  establecido en un cerro sobre la ciudad, rodeado de pinos y con unas vistas excepcionales de Jaén, la tendríamos a nuestros pies. Me refiero al Castillo de Santa Catalina alargado por la orografía del lugar, con sus magníficas torres, su patio de armas, sus almenas. Nos esperaban y nos dieron cobijo en una de sus habitaciones, para que dejáramos allí nuestros bártulos, una estancia cómoda, no muy amplia, pero muy bien equipada para el descanso del guerrero, con unas preciosas vistas hacia la sierra cercana y sus pedanías.


Después de acicalarnos, recorrimos el castillo para conocer sus recovecos y nos sorprendió por su grandeza y amplitud. En pocas palabras nos dejo muy buen sabor de boca, En nuestras aventuras alojarnos en un castillo no es lo habitual y no íbamos a dejar pasar la oportunidad de disfrutarlo lo que pudiéramos y nos dejaran, por lo que escudriñamos el lugar incluso estuvimos en las letrinas del mismo. Paseamos alrededor del Castillo, por un pinar hasta una cruz al inicio del cerro, desde donde se contempla todo Jaén, una de esas vistas que la retina no olvidará nunca.



Por la hora nos decidimos a bajar a la ciudad para una primera toma de contacto, dejamos nuestro vehículo, y emprendimos el camino para conocerla ,  pero el hambre y la visión de una taberna llamada panaceite,  http://www.panaceite.com/., nos decidió a hacer una parada para tapear, comer o lo que se tercie, los viajes abren el apetito, y qué coño hay que probar las viandas y los manjares de los lugares que se visitan, es una manera como cualquier otra de conocerlos. Empezamos con cerveza  que junto a las tapas en forma de aceituna y embutido, nos abrieron el camino para probar un vino del lugar llamado Marqués de Campoameno 2007, un vino con mezcla de tempranillo, garnacha y cabernet sauvignon, que resultó exquisito, suave y que cumplió con su cometido de acompañar a un hermoso flamenquín y una media ración de choto con ajos que nos dejó bien pertrechados y satisfechos.  Un lugar ideal para una parada y tomar algo, te atienden con premura, se nota que es bueno, porque estaba a rebosar.





Flamenquín


Atención a la tapa


Decidimos ir a la Catedral, es un imponente edificio renacentista con dos torres gemelas y una portada espectacular. Pararse unos minutos en la plaza que la acoge y observarla merece muchísimo la pena. Estaba cerrada hasta las 16.00h y nos tomamos unas gordas en un local cercano para hacer tiempo, por cierto los precios asequibles, por unas monedas bebes y comes opíparamente.
Después de esta amena espera, con cervezas ya en nuestras tripas,  ya abiertas las puertas de este lugar de culto nos encontramos con que cobraban a su entrada unas monedas, no entramos porque después de pagar no dejaban hacer fotos en su interior y esto nos resultó un poco ofensivo. No estoy en contra de pagar por visitar los lugares, pero si a que haya restricciones absurdas. Este fue el primer intento, más adelante os contaré el segundo.




Después de este pequeño traspiés y de dar vueltas sin sentido, debido a nuestro estado de satisfacción y porque no decir de semi-embriaguez decidimos volver a nuestros aposentos en el Castillo y descansar con una buena siesta, esas de pijama y orinal. Madrugar tanto, trae estas consecuencias, el cuerpo cansado y lleno de buenas bebidas y mejores comidas hace que pida cama y descanso.

Un par de horas más tarde, con el ánimo renovado y el cuerpo descansado, nos dispusimos a cenar en uno de los comedores del castillo, un lugar con arcos apuntados con unas lámparas de forja impresionantes que formaban un conjunto acogedor e ideal para degustar unos platos perfectamente presentados, contundentes y sabrosos. Nunca había probado un salmorejo tan bueno, suave y a la vez sabroso, una delicia, mis más sinceras felicitaciones al cocinero, por tan ricos manjares. Todo lo regamos con un magnifico Vega Ibor de Bodegas Real. Una cena estupenda, relajada, sin prisa y muy bien atendida por el servicio del Castillo, al que no se le puede poner ni un pero.




Después de la cena, nos relajamos en las estancias comunes, en uno de los torreones acondicionado para esos menesteres, un fin de fiesta de lujo, para después dormir a pierna suelta en nuestros aposentos, después de este día tan ajetreado.

Al despertar nos esperaba un desayuno digno del lugar en que nos encontrábamos, todo tipo de embutidos ibéricos, huevos, chorizo, morcilla, panes de muchos tipos, multitud de dulces, fruta, etc. Todo ello con café, leche, infusiones, e incluso vino y cava. Estos manjares dispuestos en una barra a nuestro servicio y disfrute. Nos estaban tratando de lujo y dimos buena cuenta de estas exquisiteces durante casi una hora, incluso ese día no comimos, ya que quedamos tan llenos que el cuerpo no pidió alimento hasta la noche.


Desayuno ibérico

Desayuno de los campeones


Abandonamos el castillo a media mañana y bajamos de nuevo a  Jaén, paseamos por su casco histórico, sus calles empinadas y aprovechamos la ocasión de entrar en la Catedral en hora de culto para conocer este imponente edificio renacentista, con una decoración en sus techos que te deja con la boca abierta, su interior no desmerece a su exterior. Forma un conjunto que merece la pena visitar, aprovechar la hora de misa y visitarlo ya que el precio de la visita, quizá sea un poco excesivo y encima te prohíben inmortalizar la visita con fotos.

La vuelta a la capital resultó un poco tediosa por la persistente lluvia, solo cabe destacar la parada que hicimos cerca de Guarroman, Jaén. En una pastelería conocida por sus hojaldres. El lugar se llama Hojaldres Moreno y estoy seguro de que compraréis alguno de sus muchas variedades de hojaldre. Son simplemente de diez.

Para concluir os desgloso el informe que pasamos a nuestros superiores después de nuestro viaje por estas tierras andaluzas:

“Querríamos deciros como conclusión final que Jaén, una tierra de olivos y de labranza es una tierra acogedora, sus gentes nos atendieron con diligencia, cercanía y amabilidad. La ciudad es hermosa, tranquila, quizá en demasía en algunos momentos, posiblemente por la época del año en que la hemos visitado, pero en definitiva un lugar  apacible, interesante, con importantes monumentos para visitar. Por lo tanto si Vuestra Merced quisiera conocer estas tierras, según nuestras experiencias vividas allí recomendaría su visita, os atenderán bien y disfrutaréis de la ciudad y sus gentes


Escrito por Filustro
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