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jueves, 20 de abril de 2017

Playas de Lanzarote

Para los enamorados del mar y las playas, Lanzarote es un lugar de lo más adecuado para la práctica de deportes acuáticos, al igual que un buen destino para tomar un baño y tumbarse al sol rodeados de unos paisajes increíblemente bellos en plena naturaleza. Muchos de estos arenales se encuentran protegidos por su singularidad así que conviene estar informados a la hora de acercarse hasta ellos. En nuestro viaje contábamos con coche de alquiler y pudimos recorrer algunas de las mejores playas que esta isla ofrece al visitante. 

Playa del Papagayo

jueves, 16 de febrero de 2017

Laguna de los Clicos y Los Hervideros - Lanzarote

Para completar la excursión al Parque Nacional de Timanfaya nos acercamos hasta El Golfo en la costa suroeste de la isla de Lanzarote para conocer la llamada Laguna de los Clicos o Charco de los Clicos o Charco Verde. Este enclave pertenece al municipio de Yaiza y es el resultado de la formación de un enorme cráter en la costa abierto al mar en cuyo interior se sitúa esta laguna de un intenso color verde, de ahí su nombre. Aunque el vocablo "clicos" proviene de una especie de marisco muy abundante en esta zona en la antigüedad que hoy se ha extinguido.

Charco de los Clicos

jueves, 2 de febrero de 2017

Parque Nacional de Timanfaya

Uno de los parques nacionales más curiosos de nuestro país se halla en las Islas Canarias, más concretamente al oeste de la isla de Lanzarote. Os hablo del Parque Nacional de Timanfaya, un espacio protegido de unas características muy singulares pues no se trata de proteger la flora o la fauna del entorno, sino más bien de preservar la geología de sus formaciones rocosas, únicas en el mundo.
El diablo, emblema de Timanfaya

En él no hallareis bosques de ensueño, ni flores o plantas típicas de esas latitudes, ni animales exóticos. Es más bien un enclave desolado, abrupto, arrasado por las erupciones volcánicas que sufrió la isla durante los siglos XVIII y XIX y que dieron lugar a formaciones de gran interés para los geólogos y de gran belleza, a pesar de su naturaleza salvaje.

jueves, 19 de enero de 2017

Los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes

La isla canaria de Lanzarote alberga grandes y pequeños tesoros en su extensión. Es la cuarta isla en tamaño del archipiélago y la tercera más poblada. Su origen volcánico la hace diferente de las demás islas canarias ya que surgió de los enormes procesos geológicos sufridos hace millones de años en esta zona del Atlántico y su fisonomía ha ido cambiando debido a este motivo. 

Se la conoce popularmente como "la isla de los volcanes". Si visitáis el Parque Nacional de Timanfaya, descubriréis por qué. Además de contar con este magnífico parque nacional, completamente distinto a cualquier otro que hayáis podido visitar, son innumerables los parajes protegidos que hallaréis a lo largo de toda la isla.

Hoy quiero centrarme en dos de estos lugares que son de visita imprescindible en Lanzarote. Es más, nadie debería marcharse de la isla sin conocerlos: se trata de Los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, ambos situados al nordeste del archipiélago, en el municipio de Haría.


jueves, 23 de enero de 2014

Lanzarote, naturaleza y paisaje

Naturaleza y paisaje, esas son las 2 palabras que me quedan en la memoria tras nuestro viaje a Lanzarote en Octubre del 2011.
Esta isla canaria me ha enamorado por su agreste paisaje tan diferente de otras islas que ya conocía y por cómo la naturaleza trata de abrirse paso a pesar de esa orografía tan peculiar. 



jueves, 20 de septiembre de 2012

Recuerdos que no se borran


¡Por fin llegaron las ansiadas vacaciones! Ese es uno de los momentos más esperados a lo largo de todo el año. Si somos de esos afortunados a los que la crisis no les afecta demasiado, es muy posible que uno o dos días después, montemos en nuestro vehículo, en tren o avión, y nos marchemos a conocer y disfrutar de sitios nuevos, paisajes lejanos y maravillosos, monumentos impresionantes… Nuestra cámara de fotos se encargará de inmortalizar todos estos lugares con la doble intención de prolongar nuestra estancia, de una manera un tanto virtual y de causar pelín de envidia a amigos y familiares que no han tenido la suerte que hemos tenido nosotros al recorrer esos parajes. Pues bien, esta es ahora mi situación. Acabo de pasar dos semanas en Fuerteventura, una islita que, desde el punto de vista monumental, es equiparable a cualquier ciudad dormitorio de una gran ciudad. Cero patatero que diría el otro. Su belleza paisajística es también poco fotogénica: Un secarral en el interior con cabras, ardillas y algún que otro camello, o dromedario, vaya usted a saber, rodeada, eso sí, de playas de arena blanca y mar salada. Pero las playas son como los circos. Vista una se ven todas y si el día es soleado, muy experto hay que ser para apreciar diferencias entre una playa canaria, una del caribe o la Malvarrosa valenciana. Quitas el cocotero, el restaurante de la Pepita y todas iguales. Más o menos. Sumemos a todo esto, y lo digo para quien no lo sepa, que soy totalmente ciego. Si, de esos de bastón blanco a los que usted, amable lector, ayuda a cruzar las calles. Con este condicionante la cosa se agrava. A partir de ahí igual me da el estar enfrente de la máscara de Tutankhamon en el museo del Cairo o en frente de una taquillera bigotona del metro de Madrid. Sin embargo, a pesar de esta realidad y aun a riesgo de resultar incongruente, me encanta viajar. Visitar sitios nuevos y buscar aquellos lugares que me ofrezcan nuevas sensaciones. Y dicho esto, continúo con mi periplo vacacional. Usted, lector, seguramente ha realizado un precioso álbum fotográfico con todo lo que yo decía unas líneas más arriba. Pues bien, me gustaría apuntar que hay algo en lo que apenas nos fijamos durante nuestros viajes. En las gentes. Recordamos el Taj Majal pero ignoramos al tipo que nos sube las maletas en el hotel. Nos extasiamos ante la Torre Eiffel pero nos olvidamos del morito que nos sirvió una taza de té de manzana en ese rincón perdido de Estambul. Parece lógico. “Tajmajales” hay pocos y camareros muchos. Pero, y aquí entra de nuevo el tema de la ceguera, cuando todo es sonido, todo es tacto, todo es palabra, las cosas cambian y las personas que nos rodean adquieren un significado especial. Mi recuerdo en este post, va dirigido a ellas.


Personas como Cosme o José Manuel, camareros del hotel donde nos encontrábamos, que en cuanto me veían aparecer por la discoteca se encargaban de colocarme una cestita de cacahuetes que rellenaban periódicamente según me los iba comiendo. A ellos les debo buena parte de los kilos que me he traído de más tras las vacaciones. Margarita, la camarera de nuestra habitación, se preocupaba de que, cada tarde, cuando llegábamos de la playa, tuviéramos algunos bombones de chocolate sobre nuestras mesillas colaborando también , al incremento graso de mi cuerpo.



En este voluntarioso esfuerzo Isabel y Pedro propietarios del chiringuito playero donde comíamos unos deliciosos pescados a la espalda acompañados de papitas arrugás con mojo, pan con ali oli y ensalada de lechuga y tomate que no probé para no engordar todavía más. Tina y Fredi los camareros me servían las cervecitas y el ron amarillo Areucas (copa regalo de la casa) y Aymara, una encantadora cubana de ojos azules y sonrisa eterna nos reservaba y preparaba la mesa para que no tuviéramos que esperar para comer en un chiringuito que, por su calidad y precio, siempre estaba a reventar. A ellos, repito, les debo culpar de ese par de kilos, quizás tres, que se han empeñado en alojarse a la altura del cinturón.



En la parte contraria tenemos a los chicos de animación del hotel. No me explico el interés que tenían Dorotea (húngara), Kathy (inglesa) que rebosaban sexy por todos sus poros, Dina, (portuguesa) tan sexy como las anteriores, Mel, la maravillosa cantante española del equipo, Gabriel, un catalán muy salao y Diego de Colombia en que dejara de tomar daiquiris para salir a pegar botes a la pista al ritmo del “danzacururo”. ¿Qué les había hecho yo? En fin, que quiero, con este post, hacer un homenaje a todas aquellas gentes que se han esforzado para lograr que, una vez más, nuestras vacaciones hayan sido, como siempre son las vacaciones, maravillosas. Chicos va por vosotros.


Nota. Es obvio que las fotos que acompañan este reportaje no las he tomado yo. Doña Chespira, ha sido la encargada de ese negociado. Si están desenfocadas, echadle la culpa a ella.

Chéspir
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