El corazón de la ciudad de
Santiago de Chile es su Plaza de Armas. Aquí siempre hay artistas callejeros y músicos,
los niños juegan, y las personas mayores descansan sentados bajo las palmeras.
En la Plaza de la Constitución
está el Palacio de La Moneda. Fue construido a finales del siglo XVIII para
instalar aquí la Real Casa de La Moneda.
Más tarde fue transformado para albergar la sede de la Presidencia de la
República de Chile.
El edificio Ariztía
fue el primer rascacielos de la ciudad, está situado entre la calle de
La Bolsa y la calle Nueva York. Está ocupado por importantes instituciones
financieras.
No hay que dejar de hacer una
visita al Mercado Central con sus puestos y restaurantes. Y también al Mercado
de La Vega por ser menos turístico y más auténtico.
Recorrer los barrios Lastarria,
Bellavista, Las Condes, Providencia, Bellas Artes y Recoleta, cada uno con su
estilo propio, nos hará tener una visión amplia de esta gran ciudad.
En cuanto a la fama mundial de
sus vinos, la enología chilena está en aumento. Las cosechas que se producen
son de una altísima calidad, sobre todo de uvas Cabernet y Carmenere. Los viñedos
más representativos son los de los Valles Colchagua, Casablanca y Maipo.
La gastronomía en Santiago me pareció deliciosa. Hay una gran variedad de pescado y marisco, y de empanadas y cebiches. Los platos típicos que mas me gustaron fueron las machas a la parmesana, el atún sellado, el pastel de choclo (pasta de maíz con queso y carne al horno), la chorrillana (patatas fritas cubiertas de carne, cebolla y huevo frito) y los chupes (cremas de mariscos)
El Pisco Sour, es un coctel de aguardiente
de uvas y zumo de limón. Más o menos fuerte de alcohol, más o menos dulce, será
la singular bebida que nos acompañará durante nuestro viaje por Chile.
Inma
No hay comentarios :
Publicar un comentario