Junto al río Guadalquivir se
sitúa la fortaleza, el palacio y los jardines que forman parte del llamado
Alcázar de los Reyes Cristianos.
Es de origen árabe, aunque hay restos de la época romana y visigoda. Durante el periodo musulmán formó parte de los edificios del alcázar omeya.
Tras la conquista de la ciudad
por Fernando III el Santo, el actual edificio fue mandado construir por Alfonso
XI.
En él pasaron temporadas los
Reyes Católicos, ya que desde aquí se organizó la conquista del Reino de
Granada.
El edificio también fue sede de la Inquisición, más tarde fue utilizado como cárcel, y por último albergó dependencias militares hasta que fue cedido al Ayuntamiento de Córdoba.
En sus esquinas hay cuatro torres, siendo la más importante la del Homenaje. Las otras tres torres se comunican entre sí por adarves con almenas.
Aún existe un aljibe usado para
suministrador agua a los baños reales. Había un horno para calentar el agua que
se transportaba a través de conductos de arcilla por las paredes y suelos.
Está expuesta una importante colección
de mosaicos romanos en lo que fue la antigua capilla de la Inquisición.
En los preciosos y extensos jardines hay palmeras, naranjos, limoneros y variadas especies autóctonas, además de hierbas aromáticas y flores.
Están adornados con estatuas de reyes y el grupo formado por las esculturas de los Reyes Católicos junto a Cristóbal Colón, ya que en este lugar tuvieron varios encuentros antes de su primer viaje a América.
Las fuentes, albercas y
surtidores de los jardines forman un conjunto realmente espectacular.
En el Alcázar de los Reyes Cristianos están representadas todas las civilizaciones que han pasado por Córdoba a lo largo de su historia.
Inma