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jueves, 5 de noviembre de 2015

Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo

Durante el breve reinado de Ramiro I se emprendieron en el pequeño reino de Asturias una serie de construcciones de carácter religioso y civil conocidas como arte prerrománico que más tarde ejercerían una notable influencia en la construcción de las iglesias románicas de la Península Ibérica. Nos acercaremos a un enclave singular a conocer dos de las construcciones más representativas del prerrománico asturiano: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Aunque he de decir que no son las únicas que encontraremos en Asturias, ni que este rey fuese el impulsor de este rico legado.

Santa María del Naranco

jueves, 6 de agosto de 2015

Comarca del Bajo Nalón, Soto del Barco - Asturias



   La Comarca del Bajo Nalón está formada por los municipios de Pravia, Soto del Barco y Muros. Dejando atrás las montañas, en la zona encontramos fértiles valles hasta que se llega a la desembocadura del río. En la orilla se asientan dos pueblos, San Juan de La Arena y Soto del Barco.

   San Juan de La Arena es la capital angulera de España. Aquí se celebra todos los años durante el mes de marzo el Festival Gastronómico de la Angula, un manjar cada vez más escaso. Durante la temporada, de octubre a abril, muchos anguleros faenan en este pequeño puerto; se persigue duramente a los pescadores furtivos, sobre todo a los que lo hacen fuera de veda.

   En la zona hay una playa de fácil acceso, la de Los Quebrantos. Está ubicada junto a la salida del río y tiene un fuerte oleaje por lo que es idónea para la práctica del surf.




jueves, 11 de septiembre de 2014

La ruta del queso y de la sidra en Asiego, Asturias.

Asturias siempre resulta una buena opción para hacer una escapada en cualquier momento del año. Entre los numerosos atractivos con los que cuenta este Paraíso Natural, disfrutaremos de sus paisajes, cultura y sobre todo de su gastronomía. Todo esto junto fue lo que encontré en una excursión que hice por el concejo asturiano de Cabrales.

Paisaje del concejo asturiano de Cabrales con los Picos de Europa de fondo.
Tenemos que acercarnos hasta Asiego, un pequeño pueblo ubicado entre montañas con poco más de cien habitantes donde dos hermanos nos proponen una interesante ruta para enseñarnos el pueblo y las bondades de estas tierras.

 La abuela de los hermanos Niembro, Guillermina es la imagen de la ruta y de los productos que se elaboran en el pueblo.
El itinerario comienza a las once treinta de la mañana o las siete de la tarde según nos convenga y dura aproximadamente cuatro horas. Nos acercaremos al bar sidrería de los hermanos Niembro, donde nos esperan Manuel y Javier. La visita comienza en una quesería tradicional. En mi caso fue Manuel quien nos contó cómo se elabora de forma artesanal el queso de Cabrales a partir de la leche de las vacas, ovejas y cabras autóctonas que pastan en libertad por las montañas y que los pastores de la zona cuidan con mimo.

El Hórreo, la construcción más singular de la arquitectura rural asturiana.
Después de las explicaciones, un agradable paseo por el pueblo y alrededores donde Manuel nos cuenta anécdotas, geografía, historia y la forma de vida en estos pueblos. Atentos a las explicaciones, me intereso por cómo se forman las aldeas, los concejos y las parroquias y también por las costumbres del pastoreo y cómo se aprovecha la hierba que nace en los prados comunales.

El grupo de visitantes atiende las explicaciones de Manuel.

Continuamos nuestra visita en busca de una cueva donde se sigue curando de forma tradicional uno de los mejores quesos del mundo, el Cabrales. El proceso de maduración se realiza en cuevas naturales donde se encuentran unas condiciones particulares de temperatura y humedad que hacen posible que este queso tenga un sabor tan particular y esté reconocido internacionalmente. No se puede pasar al interior para no alterar el proceso. Nos conformaremos con ver a través de una ventana acristalada cómo se curan los quesos.

Cueva donde se guardan los quesos

De vuelta al pueblo veremos "la Pumarada", finca donde se cultivan la variedades de manzanas de las que se saca la sidra asturiana y, para terminar, una vez en el pueblo llegamos al "llagar", lugar que se utiliza para la elaboración de la sidra. Aquí nos espera "la espicha", se trata de una comida con platos típicos de la gastronomía asturiana donde nos deleitaron con alimentos que se producen en la zona. Todo realmente exquisito y por supuesto nos dieron toda la sidra que quisimos. Después de comer nos explicaron todo el proceso que siguen para hacer la sidra de forma natural.



Salí bastante satisfecho de la excursión y la recomiendo a todos los que quieran acercarse hasta Asiego. Seguro que saldréis enriquecidos con esta maravillosa experiencia.

                                                                                                                                                            Rafa

lunes, 11 de agosto de 2014

Cangas del Narcea y la ermita de la Virgen del Acebo – Asturias





   La villa de Cangas del Narcea, a 90 kilómetros de Oviedo, es la capital del mayor concejo del Principado de Asturias. El río Narcea y sus afluentes forman profundos valles en un paisaje bastante accidentado.

   Desde la Edad Media, algunas familias nobles fijaron aquí su residencia. Paseando por las calles de este pueblo se puede contemplar el Palacio de Omaña y el Palacio de los Condes de Toreno. En el pintoresco barrio de Entrambasaguas, la capilla del Carmen está situada junto a un puente medieval. Pero sin duda lo más destacable es el Monasterio de San Juan Bautista en Corias donde está instalado el magnífico y agradable parador del que ya os he hablado en otro artículo.

jueves, 3 de julio de 2014

Paseando por Gijón (segunda parte)

Retomamos nuestro recorrido donde lo habíamos dejado, junto a San Pedro, uno de los lugares más entrañables de la ciudad y balcón privilegiado a la playa de San Lorenzo. Esta iglesia se construyó en el siglo XV en estilo gótico y durante muchos años fue la única iglesia con la que contó la ciudad. En ella fue bautizado el ilustre personaje de la Ilustración, Gaspar Melchor de Jovellanos. Durante la Guerra Civil fue destruida en su totalidad volviéndose a levantar en los años 40 del siglo XX. Aunque esta vez sus nuevos constructores se inspiraron en los templos prerrománicos asturianos.

Iglesia de San Pedro 

Junto a la Iglesia se puede ver la figura del emperador romano Octavio Augusto y a su lado unos lienzos de muralla rescontruidos nos recuerdan la presencia romana en Gijón. Estas murallas protegían la antigua ciudad, lo que actualmente es el barrio de Cimadevilla. A su lado se encuentran las Termas Romanas, un interesante conjunto termal de finales del siglo I y principios del II, convertido en museo. Si os gusta el apasionante mundo romano no dejéis de visitar a las afueras de Gijón, la Campa de Torres y la Villa Romana de Veranes donde encontrareis yacimientos y restos arqueológicos de gran interés.

Octavio Augusto junto a las Termas del Campo Valdés

Aunque la ciudad Gijón cuenta con otras excelentes playas donde disfrutar de un buen baño. La playa de San Lorenzo es la más tradicional y la de mayor tamaño. Muy concurrida durante los meses estivales por lugareños y veraneantes. Es la playa por excelencia de Gijón, siempre encontraremos gente caminado por su arena dorada, tomando el sol o disfrutando de ese agua fría del norte. Es curioso ver desde la famosa Escalerona, como sube la marea y el agua hace desaparecer toda la playa.

Iglesia de San Pedro desde la playa de San Lorenzo 


El Paseo del Muro o Paseo Litoral de San Lorenzo transcurre paralelo a la playa, es uno de los sitios más frecuentados de la ciudad donde pasear a lo largo de todo el año. Comienza en el Campo Valdés junto a las termas y la iglesia de San Pedro hasta llegar a la desembocadura del río Piles.

Paseo del Muro

 Playa de San Lorenzo desde el paseo del Muro

Si aún te quedan fuerzas y sobretodo ganas para seguir caminando, voy a acercaros hasta el parque del Cabo de San Lorenzo o de la Providencia. Seguiremos por la continuación del paseo marítimo del Muro de San Lorenzo conocido como el paseo del Rinconín y más tarde el sendero del Cervigón. A lo largo de todo el camino cada 250 metros unas placas nos indican la distancia que llevamos recorrida. Durante todo nuestro recorrido nunca perderemos de vista el mar además encontraremos varias esculturas que se integran con el bello paisaje.



Una vez llegados al parque de la Providencia, todavía me quedan más esculturas y sendas que recorrer pero doy por finalizado este paseo. La placa informativa me dice que he recorrido 5 kilómetros y 750 metros. Se hace tarde y tengo que regresar por el mismo camino al punto de partida.

Placa informativa en el Campo Valdés 

Antes de volver no me resisto a subir al curioso mirador con forma de proa de barco que parece emerger del parque en busca del mar Cantábrico. Este parque antes de ser público, fue el escenario de prácticas militares y de tiro del ejercito español.

Mirador en el parque de la Providencia 
Como habéis podido comprobar Gijón es algo más que una ciudad industrial y comercial. Es una ciudad para pasear y como toda Asturias, tierra generosa, rica en gentes, en gastronomía, en paisajes y en historias que os animo a descubrir.

                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 19 de junio de 2014

Un paseo por Gijón

La historia de esta ciudad se remonta a la época en que las tribus astures habitaban estos parajes. Aunque fueron los romanos quienes convirtieron a la legendaria Gigia (actual Gijón) en un importante núcleo de población. La famosa Ruta de la Plata que unía el norte con el sur de España, concurría en Gijón, convirtiendo a su puerto marítimo en el más importante de todo el Cantábrico.


A pesar de su antigüedad, siempre me he preguntado por qué Gijón no cuenta con grandes monumentos y ese tipo de cosas que abundan en tantas otras ciudades. Lo cierto es que esta ciudad, debido a su situación estratégica, ha sido siempre muy vulnerable. Una serie de asedios y guerras terminaron con todo lo que hubo antes de finales del siglo XIV, la ciudad fue arrasada y quemada, la Guerra de la Independencia y después la Guerra Civil española hicieron el resto.


Hoy Gijón ha sabido resurgir de sus cenizas y nos recibe con los brazos abiertos, es una ciudad intensamente viva de esas que da gusto descubrir. Al recorrer nuevamente sus calles me embarga un sentimiento de alegría porque Gijón siempre tienen algo que enseñarme. Una ciudad hecha para pasear con la calma de quien no tiene prisa.


El itinerario por el casco histórico lo podéis empezar desde cualquier punto. Particularmente me gusta la zona del puerto deportivo. Un excelente lugar para sumergirse en el antiguo barrio de pescadores, Cimadevilla, en torno al cual se creó la ciudad y que aún conserva ese ambiente propio de su pasado marinero.


Antes nos detendremos un momento en la plaza del Marqués junto a la estatua del primer héroe de la Reconquista española, Don Pelayo, que en esta ocasión me recibió escanciando sidra y es que en Gijón cualquier excusa siempre es buena para celebrar algo. Hay una curiosa costumbre de vestir a esta estatua cuando llegan los Carnavales.

Don Pelayo

En esta plaza encontramos la construcción más emblemática de Gijón, el palacio barroco de Revillagigedo del siglo XVIII con sus torres almenadas que le dan cierto aspecto medieval. En la actualidad, pertenece a Cajastur y en su interior encontraremos un Centro de Arte Contemporáneo y diversas exposiciones temporales.

Palacio de Revillagigedo

Toda esta zona es un lugar de encuentro y reunión donde abundan los restaurantes y sidrerías en cada esquina, ideales para realizar apasionadas tertulias. Visitaremos la Plaza Mayor, presidida por el Ayuntamiento, escenario de actos festivos y celebraciones populares.
Nos acercaremos al Museo Casa Natal de Jovellanos, una visita muy recomendable donde encontraréis todo referente a este ilustre personaje. Seguiremos recorriendo las sinuosas calles de esta pequeña Península en busca de la parte más alta del Barrio de Cimadevilla donde se encuentra el cerro de Santa Catalina. Aún tendremos tiempo de ver la capilla de los Remedios donde descansan los restos de Jovellanos, la Torre del Reloj, antigua cárcel hoy convertida en museo. Visitaremos la capilla de la Soledad, sede de la Cofradía de Pescadores o la plaza la Tabacalera donde destaca un enorme edificio. Es un antiguo convento convertido en Fábrica de Tabacos.

Casa Natal de Jovellanos

El cerro de Santa Catalina es un lugar estratégico desde donde se defendía toda la bahía de Gijón. Todavía quedan los restos de lo que fue un fuerte de artillería, pero lo que nos llamara la atención de este parque será una enorme escultura de hormigón, el “Elogio del Horizonte”.
Esta escultura de Eduardo Chillida causó un gran rechazo al principio, pero con el tiempo se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Simboliza la unión entre el cielo y el mar en el horizonte. La escultura está concebida para ser admirada desde su interior, donde se escucha y se aprecia la inmensidad del mar.

Elogio del Horizonte


Descendemos dejando atrás el cerro de Santa Catalina en busca de la playa de San Lorenzo y de San Pedro la iglesia más concurrida y emblemática de la ciudad, testigo de infinidad de ceremonias de gran importancia en la vida de los gijoneses.

Iglesia de San Pedro 

La Iglesia de San Pedro se encuentra junto a las Termas Romanas del Campo Valdés y al paseo del Muro de la playa de San Lorenzo donde comienza un fantástico paseo al lado del mar. Aunque esto mejor lo dejaré para otro día.




                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 5 de junio de 2014

El Parque Isabel La Católica y su Parador, Molino Viejo

Hace ya muchos años que el río Piles buscaba su salida al mar de forma natural, formando una zona pantanosa, conocida como "la Charca del Piles". Era una zona tan llena de problemas de salubridad y mosquitos que el Ayuntamiento de Gijón tras la Guerra Civil, decidió la canalización del río, desecar los humedales, rellenándolos con escombros y transformar aquellos terrenos tan degradados en un parque público.

Parque Isabel La Católica
El Parque Isabel La Católica se convirtió con el paso del tiempo en un hermoso lugar de esparcimiento donde grandes y pequeños pasean y juegan tranquilamente. Aunque no es el único parque que encontramos en Gijón sigue siendo el parque urbano por excelencia de esta ciudad. Uno de los lugares más emblemáticos y más queridos por todos los gijoneses.


Tuve ocasión de poder pasear por este parque y la verdad es que no me defraudó. Cuenta con una cuidada vegetación con sus parterres, rosaledas y esculturas repartidas por todo el recinto.


Encontraremos diversas especies de árboles y arbustos donde habitan multitud de especies, sobre todo una gran variedad de aves que se encuentran en total libertad.
Las ardillas corretean por las praderas o trepan por los árboles mientras que los patos, ocas y pavos reales, se acercan a los viandantes para que les den algo de comer. Aunque está terminantemente prohibido dar comida a los animales.



Los dos pequeños estanques que actualmente existen son como un pequeño oasis donde los cisnes nos regalan su elegancia y buscan refugio las garzas. Dicen que también hay una pareja de nutrias, aunque yo no conseguí verlas. Además estos estanques se han convertido en lugar de invernada para muchas aves acuáticas migratorias.


En estos terrenos que ahora ocupa el parque, hace muchos años existía un viejo molino hidráulico de gran tamaño que los lugareños conocían como El Molinón. El molino aprovechaba un arroyo que vertía sus aguas justo donde hoy se encuentran los estanques. Como no podía ser de otra forma, pese a estar junto al casco urbano, fue el lugar elegido para levantar un Parador.

Parador de Gijón

El Parador fue construido sobre aquel molino, de ahí el nombre del establecimiento, Molino Viejo. Está situado en pleno parque en un paraje realmente bucólico donde se disfruta de la serenidad y de la belleza que caracteriza a todos los Paradores.


Su interior es muy acogedor, tanto en las estancias comunes como en las habitaciones, donde la luz es la protagonista. Uno de los sitios más agradables es la galería acristalada que sirve de cafetería y restaurante desde donde se disfruta de la vista del jardín con sus árboles centenarios.



Este es uno de los paradores donde han quitado el restaurante. Ahora las comidas o cenas se sirven de una forma más informal con platos de la zona tipo ración para comer de picoteo. A pesar de los recortes, la materia prima desde luego sigue siendo como siempre de primera calidad y el servicio profesional y amabilísimo.



El Parador se encuentra junto a el recinto ferial y al estadio de fútbol del Sporting de Gijón (El Molinón). Aunque os aseguro que esto no es ningún problema, la zona es muy tranquila. Esta fue mi segunda visita a este antiguo molino y lo que más me gusta es su enclave. Estar rodeado de tanta vegetación, la proximidad de la playa de San Lorenzo y del centro histórico de Gijón hace que sea el lugar ideal para alojarse en él unos días y dar agradables paseos por la ciudad.


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 22 de mayo de 2014

Cudillero, la villa de los pixuetos

Se dice que este pintoresco pueblo asturiano fue fundado por pescadores vikingos que, durante una tempestad, buscaron refugio por estas costas. Otros creen que sus orígenes se deben al asentamiento en este lugar de escudilleros gallegos de los que provendría el nombre de la villa. Lo que sí es cierto es que entre sus primeros pobladores se encontraban los pixuetos, hombres de mar que hicieron de la pesca de las ballenas su modo de vida, tenían un dialecto propio y fueron ellos los que dieron origen a lo que hoy se conoce como Cudillero.

Cudillero
Sea cual sea su origen voy a acercarte a uno de los pueblos pesqueros más bonitos de Asturias. Conviene comenzar la visita por su pequeño puerto desde donde se obtiene su mejor perspectiva. Cudillero aparece como si de un hermoso anfiteatro se tratara. Salpicado de casas coloridas donde los pixuetos, nombre que reciben los naturales del pueblo, han ido levantando sus viviendas aferrándose como pueden al terreno.


Cudillero siempre ha vivido del mar, pero los tiempos cambian y ahora aunque siguen viviendo de la pesca, el turismo es su principal fuente de riqueza, sobre todo desde que Cudillero se diera a conocer gracias a que ganó un programa de televisión, el Gran Prix que le dio mucha publicidad.
Cudillero huele a mar por todos sus rincones. La plaza de la Marina es el escenario de este gran anfiteatro en cuyos bajos donde antes se guardaban las barcas que salían cada día al mar, están ahora ocupados por restaurantes y terrazas donde disfrutar de sus pescados y mariscos traídos cada día por estas encantadoras gentes.

Plaza de la Marina

Antes de adentrarte por sus intrincadas callejuelas, visita la antigua lonja de pescado y acercarte a la iglesia de San Pedro, patrón de los pescadores. Su interior guarda sorprendentes tallas barrocas. No hay que perderse también la capilla del Humilladero del siglo XIII, el edificio más antiguo de esta villa asturiana. Aquí era donde se llevaba a los reos antes de ser ajusticiados. Esta capilla alberga el Santo Cristo por el que los pixuetos sienten gran devoción.

Faro de Cudillero

Ahora toca apreciar el encanto de este pueblo, subir por el entramado de cuestas y escaleras que parecen no acabar nunca. Da igual por donde empieces, pero no tengas prisa y piérdete por esta intrincada red de callejuelas. Así que coge fuerzas y disfruta de la subida, la recompensa merece la pena. Iras pasando entre las casas superpuestas unas sobre otras y apiñadas entre sí que forman un laberinto, en algunos casos casi podrás tocar los tejados de la de más abajo.




En la entrada de alguna casa se puede ver colgado "el curadillo", una especie de pequeño tiburón pescado en estas aguas. Una vez limpio se cuelga a la intemperie, se le deja curar durante unos meses y listo para comer.

Curadillo secándose a la intemperie
Hay que subir a los miradores que hay situados alrededor de la población: el del Pico, el del Baluarte, la Garita, Cimadevilla y el Contorno, cada uno con una panorámica diferente. Desde lo más alto de este anfiteatro compuesto por las casas del pueblo, se agolpan un desbarajuste de tejados. No te cansaras de contemplar la curiosa disposición del pueblo y como telón de fondo el Mar Cantábrico.





Después de tantas subidas y bajadas hay que recuperar la energía gastada. Según me dijeron en Cudillero se come bien en cualquier restaurante, así que, cuando se acerque la hora de almorzar son muchas las alternativas, todas por cierto muy sugerentes. Mi recomendación, unas fabes con almejas o algún pescado fresco de la zona, sentados bajo la sombrilla de un restaurante de esta pintoresca plaza.

Fabes con almejas, ideales para recuperar energía


Espero que disfrutes de Cudillero, la villa de los pixuetos. Un pueblo de pescadores que pese al creciente turismo aún mantiene sus tradiciones. ¡Seguro que no te defraudará!


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 15 de mayo de 2014

Parador de Corias, Monasterio de San Juan Bautista – Asturias





   El Monasterio de San Juan Bautista, el mayor edificio monástico de Asturias, se fundó en el siglo XI estableciéndose en él una comunidad de monjes benedictinos. El conde Piñolo y su esposa Aldonza, sus promotores, entregaron una generosa donación de tierras y aldeas a la abadía y, entre los siglos XII y XIII, alcanzó un gran esplendor.

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