jueves, 29 de noviembre de 2012

Excursión en Asturias: de Cangas de Onís a Los Lagos


Cangas de Onís fue lo primero que conocí de Asturias. La primera vez que lo visité tendría unos 10-11 años. De mayor regresé y pude apreciar aún más todo lo que nos ofrece: naturaleza, cultura, historia y una maravillosa gastronomía.

Una de las primeras visitas obligadas, y que además parece darnos la bienvenida, es su Puente Romano bajo el que discurren las aguas del río Sella. Es curioso porque aunque se denomina romano el puente fue construido en el siglo XIV. Podemos apreciar que de su arco central cuelga una reproducción de la Cruz de la Victoria.

Puente Romano de Cangas de Onís


En nuestro paseo merece la pena detenernos a ver la Iglesia Parroquial que resulta muy original por sus tres filas de campanas. En sus alrededores se celebra el "Mercau" de Cangas de Onís. Uno de los más importantes de la comarca y tiene lugar desde hace muchísimos años todos los domingos. Es recomendable visitarlo y admirar (además de comprar) algunos de los productos típicos de la zona: fabes, quesos de todo tipo, embutidos caseros, dulces, además de productos textiles y artesanos.


Iglesia Parroquial


Si decidimos salir de Cangas tenemos dos excursiones obligadas: al Santuario de Nuestra Señora de Covadonga y a los Lagos. Son dos excursiones que podemos hacer el mismo día porque están muy cerca,  apenas 12 kilómetros un sitio del otro.


Covadonga


Covadonga es uno de los lugares más visitados de Asturias. Cada visitante que llega a Covadonga lo hace movido por diferentes sentimientos: religioso, cultural... En cualquier caso es un lugar hermoso y emociona ver lo bien cuidado y conservado que está y el respeto con el que todo el mundo, creyente o no, disfruta de los diferentes lugares. Merece la pena visitar la Santa Cueva donde se encuentra la capilla dedicada a la Virgen y la tumba de Don Pelayo.








Vista de la Basílica de Covadonga



Es un monumento que llama la atención sobre todo por estar dentro de la montaña, excavado en la roca. Frente a la Cueva está la explanada donde se encuentra la Basílica de Santa María la Real de Covadonga. Junto a ella podemos ver la estatua dedicada a Don Pelayo.
Hagamos un poco de Historia. Don Pelayo fue el primer rey de Asturias, frenó la expansión musulmana en el norte de España en la conocida como Batalla de Covadonga en el año 722. Este hecho es considerado el inicio de la Reconquista.




Los Lagos


Dejamos Covadonga y nos encaminamos a Los Lagos. Es una zona a la que podemos llegar en coche y en transporte público. Su acceso es libre salvo en temporada alta que queda algo restringida para mantener el control de visitantes en la zona. Los Lagos están dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa. Son tres lagos glaciares: Enol, Ercina y Bricial (aunque este sólo tiene agua cuando se produce el deshielo en las montañas.


Atardecer frente al Lago Enol

El primero que nos encontramos es el de Enol, el más grande de los tres. Sin duda es un espectáculo de gran belleza presenciar esa extensión de agua entre montañas. Respiramos el aire puro de los Picos de Europa y casi se nos ha olvidado el acceso en carretera lleno de curvas que hemos "sufrido" para llegar hasta aquí pero que merece totalmente la pena. La subida a los Lagos resulta impresionante porque en nuestro ascenso vemos como el Santuario de Covadonga se va haciendo más y más pequeño, lo que nos da idea de la altura a la que estamos subiendo.

Una vez aquí y después de recuperar fuerzas subiremos al segundo lago, el Ercina, algo más pequeño pero de igual belleza. Aquí es frecuente ver los rebaños de vacas pastando. Al llegar a esta zona lo realmente difícil es cuando llega el momento de marcharse. Recomiendo visitarlos en temporada baja, para poder disfrutar sin prisas y sin apenas gente de un lugar hermoso. Frente al agua, entre las montañas, respirando ese aire tan puro es fácil olvidar cualquier preocupación y realmente pensamos que sí, que Asturias realmente es un Paraíso Natural.


Lago Ercina

Hemos dejado los Lagos pero no podemos marcharnos de Asturias se mencionar otra de sus joyas: su gastronomía. No voy a descubrir ahora la inmensidad de sus fabes (en fabada o con almejas), pero me quedo con dos de mis debilidades: sus quesos y su maravillosa sidra natural. Imaginad por un momento: después de las excursiones realizadas acudimos a una sidrería para degustar una tabla de quesos y unos choricillos a la sidra mientras nos escancian la sidra en un vaso grande. Como manda la tradición, beberemos el "culín" de un trago aunque sin apurar el final. ¡Salud!

Vir

lunes, 26 de noviembre de 2012

Plasencia, para agradar a Dios y a los hombres


Sobre un frondoso bosque de encinas y robles, por donde pasearon celtas y vetones, se asentó un campamento militar romano y posteriormente un pequeño núcleo musulmán. Fue Alfonso VIII quien conquista la zona para los cristianos y funda la ciudad con estas palabras "Edifico esta ciudad cuyo nombre de Placentia le impongo para que agrade a Dios y a los hombres".

Parador de Plasencia 

Hoy la moderna Plasencia es la capital de la comarca del Jerte y el segundo núcleo urbano más importante de la provincia de Cáceres. Rodeada de polígonos industriales, bloques de edificios, avenidas y jardines, conviven con monumentos que han aguantado el paso del tiempo: palacios, nobles mansiones, murallas y edificios históricos.
Te propongo visitar y pasear por esta ciudad, disfrutando de una estancia en su impresionante Parador que se encuentra ubicado en el casco antiguo, en el antiguo Convento de San Vicente Ferrer del siglo XV. Todo un placer recorrer este edificio cargado de arte e historia: salones, galerías, claustro, refectorio, etc. Las habitaciones son las antiguas celdas de los monjes que afortunadamente poco tienen que ver con las originales, ahora tienen todas las comodidades para disfrutar de una buena estancia. Un Parador en el que realmente te sientes a gusto, estaría todo el día contando las ventajas de visitarlo y no me cansaría.



Pero no te he traído hasta aquí para pasar todo el día metido en él, así que aprovechando que el día esta claro y soleado te propongo dar un paseo por la ciudad.
El primer edificio religioso que encontrarás al salir es la iglesia de San Vicente Ferrer que formaba parte del convento en el que se encuentra el Parador. Desamortizado por Mendizábal, la iglesia esta convertida en el Museo de los Pasos de Semana Santa. Cuenta una leyenda que el único hijo de Álvaro de Zúñiga y Leonor de Pimentel, duques de Plasencia, murió inesperadamente. La duquesa se encomendó a San Vicente Ferrer (Santo Dominico muy afamado por aquellos tiempos). Los ruegos y rezos de tan ilustre señora fueron escuchados y el niño volvió a la vida. Por tanto, ante tal milagro los duques empezaron a edificar la iglesia y el convento.
Mientras diriges tus pasos a la plaza Mayor, pasaras por el Palacio Renacentista de los Marqueses de Mirabel y la iglesia románica de San Nicolás. En la plaza Mayor donde se dan cita diaria sus ciudadanos, llama la atención el palacio del Ayuntamiento con su torre del reloj donde se encuentra un curioso muñeco articulado que actúa cada media hora conocido como el "Abuelo Mayorga". La plaza es de tipo porticado donde encontrarás varios lugares para comer o tapear sentados en algunas de sus terrazas o restaurantes acompañados, como no, de una copa de vino de Pitarra.



De esta plaza salen estrechas y sinuosas calles, como la que da entrada al barrio de los Clérigos donde se encuentra la iglesia de San Esteban y el convento de Santa Clara. Sigue bajando para llegar a la Plaza de la Catedral en la que se encuentra el conjunto monumental más importante de la ciudad formado por: la Catedral Nueva con una bellísima fachada renacentista de estilo plateresco, la Catedral Vieja con una bella portada románica, el Palacio Episcopal y la Casa del Deán.
Sigue con tu peregrinar por la ciudad pasando por el palacio más antiguo de Plasencia, el palacio de los Monroy, para llegar a el barrio de los Caballeros donde se encuentra de nuevo el Parador.
Para comer o tapear un buen lugar es " La Pitarra del gordo" donde sirven generosos platos típicos de la zona. Pero te aconsejo el restaurante del Parador, donde también puedes disfrutar de la exquisita gastronomía extremeña. Ensaladas de Zorongollo, calderetas de cordero, pucheretes de perdiz, truchas, tencas y sobre todo migas extremeñas, etc. ¡Difícil elección! 



Al final del día ya descansados y sin prisa, un breve paseo nocturno y para concluir relajadamente la jornada, termina en el bar de noche del Parador situado en un sótano abovedado, lo que antaño fueron las bodegas del convento. Realmente espectacular con una decoración cálida, una iluminación perfecta con velas y música de jazz. El lugar ideal para conversar y pasar un agradable rato.
Te animo a disfrutar del Parador y de esta ciudad que como reza en su escudo, esta creada para agradar a Dios y a los hombres.

                                                                                                                                                     Rafa          

jueves, 22 de noviembre de 2012

Pals, un tesoro medieval


De todos los pueblos de Girona que he visitado, uno de los que guardo mejor recuerdo es de Pals. Una pequeña villa medieval muy bien conservada con calles empedradas, arcos y rincones muy interesantes. Un pueblo que afortunadamente no está muy masificado, por lo que un paseo por sus calles puede resultar más que apetecible. Debido a su actual estado de conservación, recibió el Premio Nacional de Bellas Artes y la Medalla de Honor del Turismo de Cataluña.


Al llegar a la Plaza Mayor, mi primera parada fue en la oficina de turismo donde me entregaron un plano con una breve historia de Pals en el que estaban identificados los lugares a visitar. Pregunto por una visita guiada, dicen que para ese día no hay. Me informan sobre el resto de los días y de las visitas que se pueden realizar por la zona y hay una que me deja perpleja, relacionada con la historia de Colón y el descubrimiento de América. Me informo y aseguran que han encontrado pruebas suficientes para afirmar que las carabelas que salieron hacía el Nuevo Mundo no lo hicieron de Palos en Huelva, sino que partieron desde estas costas.


En la antigüedad, Pals estaba rodeado de una zona pantanosa, su denominación latina era Palus (terreno pantanoso). Parte de esos terrenos se utilizan en la actualidad al cultivo de arroz, por cierto de gran calidad. En su costa había un importante puerto marítimo con gran movimiento de barcos. Dicho puerto desapareció hace tiempo por el desvío del río Ter con la intención de evitar inundaciones. Es muy probable que la teoría de Colón se debe a la confusión entre Palus y la localidad de Palos, desde donde sí se confirma que zarparon las carabelas.


Con esta nueva versión del descubrimiento de América que no conocía, atravieso el arco que desde la plaza Mayor da entrada al barrio gótico y me pierdo en la contemplación de pequeños detalles decorativos en cualquier rincón. La primitiva ciudad sufrió importantes destrozos en las sucesivas guerras, especialmente tras la Guerra Civil. Lo que podemos disfrutar hoy es el fruto de muchas transformaciones y reconstrucciones. Parte de las murallas ha sido utilizada para construir casas y muchas piedras del castillo se aprovecharon para reparar la Iglesia. Pero Pals sigue ofreciendo al visitante todo su viejo sabor milenario.


El monumento más destacado es la torre románica del siglo XII que se conoce como la Torre de las Horas, tras ser derribado el castillo se colocó en ella un pequeño campanario. Otros puntos de interés son: una gran parte de las murallas con cuatro torres bien conservadas, el mirador de Josep Pla desde donde se puede disfrutar de una excepcional panorámica del Bajo Ampurdán y la Iglesia de Sant Pere de origen románico.
Hoy en día las playas de Pals, donde supuestamente zarpó Colón, son conocidas por la claridad de sus aguas, sus hermosas dunas y por estar poco masificadas.


Pals bien merece un tranquilo paseo por sus estrechas y tortuosas calles.


                                                                                                                                                            Loli

lunes, 19 de noviembre de 2012

Kioto y los templos más espectaculares de Japón (2ª parte)





   Un viaje siempre es algo gratificante, ya sea cerca o lejos, corto o largo, podemos disfrutar de bonitos paisajes, grandes ciudades, pequeños pueblos, ver edificios, visitar monumentos, aprender de diferentes culturas, distintas costumbres, y conocer gente nueva. De todos los viajes que he podido hacer, hasta ahora, el que más me ha impactado ha sido mi viaje a Japón. Es un país lleno de atractivos y donde todo llama la atención.

   La mayoría de los japoneses practica dos religiones, el budismo y el sintoismo. El sintoismo tiene muchas divinidades y están relacionadas con la vida cotidiana, muchos de estos santuarios se hallan entre árboles, agua, flores, plantas y cascadas, ya que sus dioses residen en la naturaleza. El budismo llegó a Japón procedente de La India, sus cuatro máximas son: Toda existencia es sufrimiento, la causa del sufrimiento es el deseo, la cura para el sufrimiento es eliminar  el deseo, y el modo de eliminar el deseo es seguir el sendero de Buda. El budismo zen se caracteriza por la austeridad, la autodisciplina y la simplicidad. Cuando se visita un templo o un santuario es difícil de diferenciar, ya que a veces comparten el mismo espacio. A la entrada de los santuarios  sintoistas hay una torii,  una puerta,  formada por dos columnas verticales que sujetan dos vigas, siendo la superior ligeramente curva. Los templos budistas, en la entrada,  tienen varios pilares sujetando un tejado escalonado.

   Kioto es la ciudad de Japón donde hay mayor concentración de templos y santuarios. Tiene 17 lugares designados Patrimonio Mundial por la UNESCO. Fue la capital imperial entre los años 794 y 1868, era el centro cultural, religioso y económico. Durante esa época  tuvo una gran actividad, un modo de vida refinado con  una gran sensibilidad por la estética.

   Kiyomizu-Dera es uno de los monumentos más famosos de la ciudad. Ocupa un gran recinto donde destaca el templo y su sala principal, con una gran terraza que se apoya sobre cientos de columnas y sobresale por encima de la ladera en la que se encuentra. Aquí todo es de unas dimensiones descomunales. Cerca hay un manantial donde es tradición beber, ya que a su agua se le atribuyen propiedades  curativas, tanto para el cuerpo como para la mente.

   Sanjusangen-do es un estrecho y alargado edificio que guarda 1.000 estatuas de la diosa budista Kannon, la de los mil  brazos, que representa la misericordia y la compasión. Es impresionante entrar en este templo y ver a lo largo tal cantidad de figuras perfectamente alineadas. Alrededor de la Gran Kannon hay 500 figuras a cada lado, y sus brazos se entrecruzan y superponen, creando una perspectiva inmejorable e impactante. 




   Kinkanku-ji, el famoso Templo Dorado, es uno de los más visitados de todo Japón. Fue construido, en principio, como una casa de retiro y después convertido en templo. Se ha reconstruido no hace mucho recubriéndolo con láminas de pan de oro. Está rodeado de grandes jardines y un estanque en el que se refleja, pareciendo que resurge del agua. Esta es una visita imprescindible y es mejor realizarla a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando la luz y el sol hacen de este lugar algo aún más impresionante.




    El distrito de Arashiyama está al pie de las montañas, y fue uno de los que más me gustaron de Kioto. Aquí hay varios templos diseminados por las laderas de los montes y rodeados de vegetación. Me pareció de una especial belleza el bosque de bambú. Estos árboles representan la flexibilidad, contenida en sus ramas, y la fortaleza, concentrada en sus troncos. Es todo un espectáculo ver los rayos del sol  entrando por su espesura, a la vez que se mecen con el viento las ramas y las hojas de sus altos y finos troncos. Por aquí cerca está el templo de Tenryu-ji, el dragón celestial, que fue levantado para apaciguar el espíritu del emperador Go-Daigo.   

   Otro templo con gran tradición es Fushimi-Inari Taisha. Tiene un camino por el bosque de cuatro kilómetros salpicado de pequeños santuarios, muchos lugares para hacer ofrendas, varios cementerios y largas filas de rojas toriis, puertas sagradas. Casi no se puede creer cuando se ve tal cantidad de puertas, formando un bosque dentro del propio bosque. También se pueden ver muchas estatuas de zorros que representan a los enviados de Inari, el dios de los cereales. En sus bocas llevan la llave que abre los graneros del arroz, y simbolizan la prosperidad en la agricultura, el comercio, y en los negocios en general. 

   En el templo de Ryoan-ji hay un precioso jardín zen. Sobre una extensión de arena rastrillada hay 15 rocas de diferentes tamaños. Todas las personas que van allí pretenden ver desde distintos puntos todas estas piedras, pero es algo imposible de abarcar.  Con este simple panorama se nos quiere hacer comprender que no siempre es fácil conseguir y controlar todo lo que nos rodea, aunque lo tengamos tan cerca, a nuestro alcance. De una forma tan sencilla se da una prueba de humildad a cualquiera que esté dispuesto a entenderla.





  
   Ponto-cho es un barrio de los más tradicionales de Japón. Es mejor recórrerlo por la noche, cuando los faroles que cuelgan de los pequeños edificios de madera recrean un mágico ambiente. Aquí es fácil ver geishas o maikos, aprendices de geisha. Gion es otro famoso distrito con muchos restaurantes, galerías de arte, tiendas de antigüedades y casas de té tradicionales, donde se pueden ver actuaciones de geishas. Aunque cada vez quedan menos, aún se pueden ver algunas en selectos restaurantes y en tradicionales casas de té. Son mujeres educadas en diferentes disciplinas, para hacer que las personas que tienen alrededor se sientan atendidas con delicadeza y elegancia. Van siempre ataviadas con preciosos y caros kimonos, vestidas con todo detalle, luciendo un característico y complicado maquillaje. Tocan el shamisen, un instrumento parecido al laúd con tres cuerdas, cantan y bailan con un estilo exquisito, y pueden servir el té o la mesa siguiendo unas estrictas normas de etiqueta.



  
  
    En Kioto se celebran a lo largo del año muchas festividades, conocidas como Matsuri, con una participación masiva por parte de los japoneses. También hay muchos cursos en relación a las costumbres tradicionales como Ikebana (decoración floral), ceremonia del té, origami (figuras en papel), caligrafía, cocina, ceremonia del incienso, o sobre como debe ponerse y llevarse un kimono, todos están orientados a entender la delicadeza en sus costumbres y a mantener sus tradiciones.











     Cerca de Kioto, a 40 kilómetros, está Nara, un lugar increíblemente bonito, para mi uno de los sitios más interesantes y bellos que conozco. Aquí los miembros del clan Yamato se convirtieron en los primeros emperadores de Japón y fue la primera capital que tuvo el país, sentándose así las bases de la cultura y civilización japonesa.

   Nara-Koen es un gran parque lleno de ciervos, tienen clasificados más de 1.000. Curiosamente no se asustan con los visitantes, caminan a tu lado y en un momento puedes verte rodeado si les das a comer las galletas de ciervo  que se venden en los puestos cercanos. A estos animales se les consideraba mensajeros de los dioses.


  
    Después de pasear un rato entre los ciervos se llega al templo de Kofuku-ji, importante centro budista, destacando sus dos pagodas, una de tres y otra de cinco pisos. 

  







   
  
    
   Todai-ji es un inmenso recinto donde se encuentra Daibutsu-Den, el edificio de madera más grande del mundo, que guarda el Gran Buda, una de las figuras en bronce también más grandes del mundo. Mide 16 metros y está hecha con 437 toneladas de bronce y 130 kilos de oro. Representa al Buda Cósmico, anterior a todos los mundos. Cuando se entra a esta inmensa sala y se está delante de esta impresionante figura, uno se siente diminuto e insignificante.


   

   
  
   El santuario Kasuga Taisha y el bosque Kasugayama, están declarados Patrimonio de la Humanidad. Del santuario cuelgan linternas de bronce y hay varios altares donde se depositan ofrendas de todo tipo.

   Desde aquí parten varios senderos que llevan colina arriba para adentrase en una zona de bosque y de montaña. Paseando por los caminos nos encontramos con manadas de ciervos, varios templos y pequeños santuarios escondidos entre los árboles.  Por las sendas hay miles de faroles y linternas de piedra, rincones apacibles donde te envuelve una especial atmosfera y un silencio sobrecogedor.


 
   Kioto y Nara son los dos destinos fundamentales cuando se visita Japón, los más representativos de su cultura tradicional, unas interesantes ciudades que rebosan espectacularidad y encanto.

                                                                                                                                                           Inma


jueves, 15 de noviembre de 2012

Érase una vez... en Cáceres

En una tierra no muy lejana habitada por nobles, caballeros y princesas hace mucho, mucho tiempo los señores más notables del lugar marcharon a probar fortuna a lejanas tierras allende los mares.
Cuando regresaron años después llenos de tesoros, oro, plata y piedras preciosas decidieron construir los más hermosos y ostentosos palacios en su tierra adornados con ricos blasones familiares que competían en hermosura con los de sus vecinos y en altura con las iglesias más prominentes del lugar.
Así surgió la ciudad renacentista de Cáceres, construida sobre el trazado medieval y árabe de la ciudad vieja y que hoy podemos disfrutar en un magnífico estado de conservación gracias en parte a que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.
Ciudad Monumental de Cáceres

Su estratégica ubicación en lo alto de una loma que domina el llano cacereño la hicieron una fortaleza romana inexpugnable hasta la llegada de los visigodos que la arrasaron. Posteriormente estuvo dominada por los árabes que la dotaron de mezquitas, murallas y baños hasta que fue de nuevo conquistada por los cristianos.

 De aquellas épocas apenas quedan algunos restos romanos de muralla y en el Foro de los Balbos, alguna casa árabe y parte de la judería adosada a un lado de la muralla.  Dentro del recinto amurallado se hallan la concatedral de Santa María así como los palacios más bellos entre ellos el de las Veletas, los Golfines de Abajo, de Carvajal, de Toledo-Moctezuma y la casa de los Solís. Es lo que se conoce como la "Ciudad Monumental" plagada de torres como la de Bujaco, la de los Púlpitos, la de los Pozos o la de las Cigüeñas y de espectaculares iglesias como la de San Mateo.

Como curiosidad, deciros que por mandato de Isabel la Católica todas las torres defensivas de la ciudad fueron mandadas desmochar excepto la de la Cigüeñas, en represalia al apoyo mostrado por sus dueños a Juana la Beltraneja en la guerra que estas llevaron a cabo por la sucesión.

Acceso por el Arco de la Estrella


El acceso principal al recinto amurallado se realiza subiendo la escalinata que parte de la Plaza Mayor y atravesando el arco de la estrella, llamado así por el farol en forma de estrella que lo adorna y por la imagen de la Virgen de la Estrella que se aloja en la parte interna. En unos pocos pasos nos encontramos enfrente de la Catedral y de los Palacios más espectaculares de la ciudad. Las horas se van pasando deambulando una y otra vez por las estrechas calles flanqueadas por balcones escondidos y románticas torres cubiertas de hiedra.


Iglesia de San Francisco Javier

Sin duda, las mejores vistas se encuentran en los lugares más destacados como desde las torres de la iglesia de San Francisco Javier, desde el campanario de la Concatedral o desde lo alto de la Torre del Bujaco donde pasamos un buen rato viendo deambular a lugareños y turistas por la transitada Plaza Mayor, ya extramuros pero corazón de la ciudad, lugar de reunión y punto de encuentro de la sociedad actual.




Tapas de ibéricos




Además de la monumentalidad de sus edificios hay que decir que Cáceres tiene otro tesoro del que presumir y ese es su gastronomía. Como dice nuestro querido amigo Filustro: "habría que nombrar al cerdo patrimonio de la humanidad". Y no le falta razón. En tan solo un fin de semana hemos degustado una serie de exquisiteces culinarias todas ellas derivadas del cerdo que no sabría por donde empezar.
En Cáceres se come muy bien, ya sea a la carta, de menú o de tapas. Para empezar, las migas con chorizo y uvas o cualquiera de las chacinas del cerdo ibérico destacando el jamón, patés de ibéricos, morcilla patatera, salmorejo con virutas de jamón y como platos principales el cuchifrito o cochinillo ibérico, el solomillo, la carrillera, el secreto, la pluma o la panceta de cerdo son algunos de los platos que nos han preparado de un modo magistral en los distintos restaurantes y taperías.
Sin olvidar, los quesos (la torta del casar nos dejó sin palabras), el carpaccio de retinto con virutas de foie o las aceitunas negras en paté (todo un descubrimiento).

Plaza Mayor

Si a este empacho de arte y gastronomía le unís un excelente vino de la tierra y la mejor de las compañías el resultado es un fin de semana de cuento de hadas.
Gracias Filustro por este regalo de aniversario.

Susana



lunes, 12 de noviembre de 2012

El azafrán, el oro manchego


Amanece en Madridejos, finales de octubre principios de noviembre. Un manto morado cubre los campos, es la rosa del azafrán, esa preciada flor que surge milagrosamente de la tierra cuando empiezan los primeros fríos.


Originario de Asia, fue introducido en nuestro país por los árabes en el siglo IX. Se cultivó por Andalucía y luego más tarde pasó a la región manchega.
El origen de esta flor es un bulbo de pequeño tamaño que se asemeja a una pequeña cebolla. Estos bulbos se plantan a principios de septiembre preferentemente en terrenos de suelos muy ricos. La floración viene efectuándose a partir de últimos de octubre, aunque dependiendo del clima puede adelantarse o retrasarse.
Con las primeras luces del día aparecen las primeras flores. La recogida hay que hacerla diariamente antes de que el sol caliente para evitar que las flores se marchiten. Se recogen una por una, ya cortadas se echan en cestas de esparto o mimbre, tratando que se compriman lo menos posible. La floración de un azafranal puede durar unos veinte días, empezando a disminuir sucesivamente.


Trasladadas las flores a la casa se extienden en el suelo, nunca amontonadas sino en capas no muy gruesas, pues se calentarían y perderían calidad. Tras la recogida de la rosa, viene la segunda parte del trabajo: la monda o desbrizne de la flor. Para ello se coge la rosa con la mano izquierda, se abre y con la uña del dedo pulgar se corta el “rabillo” y simultáneamente se tira de los pistilos con los dedos de la mano derecha. Esta laboriosa tarea es realizada tanto por hombres como por mujeres, pero es al género femenino al que mejor se le da.


"Mondar rosa" es todo un acto social. En los días de mayor producción es habitual ver a gran cantidad de personas alrededor de una mesa, hasta altas horas de la madrugada. Hay que decir que la rosa del azafrán es una flor delicada. Cuando pasa mucho tiempo desde que se cortó la deshidratación hace particularmente difícil la extracción de los pistilos.


Después de la monda hay que tostarlo sobre una estufa caliente, braseros o brasas de fuego. Para tal menester se usan los llamados "ciarzos" que son unos bastidores de madera parecidos a una criba, donde se tuesta durante unos minutos. Para la obtención de un buen azafrán esta fase es importante, la realizan personas que sepan hacerlo ya que de ello depende su posterior calidad y conservación, tras haber perdido en torno al 80% de su peso durante esta operación. Una vez tostado se pesa y guarda en recipientes que aislen su contenido de la humedad y de la luz, almacenándose hasta su entrega en lugares limpios, frescos y secos, estando listo para ser consumido.


El primer año los azafranares no suelen producir flores. Al siguiente y durante dos o tres años más, el azafranar esta en su mejor momento de producción. Generalmente, una familia suele tener dos o tres azafranares de distintas edades de forma que cada año alguno de ellos estén productivos. Entre mayo y junio hay que proceder a "arrancar" el azafranar. Las "cebollas" se reproducen anualmente. Después de seleccionar las mejores, se limpian y se extienden en un lugar seco en espera de volver a plantarlas de nuevo en septiembre. El ciclo vuelve así a comenzar.


Este oro rojo, para muchos es el rey de las especias, imprescindible en un gran número de platos: carnes, pescados, sopas y sobre todo en el arroz (paella). Aunque esta siendo suplantado por sucedáneos. Es utilizado, también pero en menor medida, en la industria cosmética y química. El azafrán de La Mancha es el de mejor calidad de España y puede alcanzar un precio en el mercado de más de mil euros el kilo.
Guardo algunos recuerdos infantiles de largas tardes otoñales, al calor de la lumbre en casa de mis tíos con mi abuela, mondando rosas, hasta que me vencía el sueño bien entrada la madrugada. Lo que nunca se me olvidará por muchos años que pasen sera el olor a azafrán recién tostado (intenso y penetrante) con el que me dormía, difícil de describir.
Según la foto, yo soy el niño de la derecha. Estoy en brazos de mi tía y a la izquierda mía dos chicos y mi apreciada abuela.


Cuando terminé el servicio militar, como no tenía trabajo me fui al pueblo. Mis tíos tenían y siguen teniendo azafrán, estuve con mis primos cogiendo rosas. No me extraña que sea tan caro una vez que llega al mercado, es indispensable doblar bien el espinazo para recogerlas ya que están a ras del suelo. Además ha de realizarse con prontitud, porque la delicada flor se estropea en un breve periodo de tiempo y hay que recolectarla en su punto para que nos dé sus mejores propiedades, es un trabajo muy duro y artesanal. ¿Os imagináis la cantidad de rosas que hay que coger y mondar para hacer un kilo de azafrán?. Se calcula que son necesarias 250.000 flores. Sorprendente, la verdad.
En octubre de 2010, un programa de la serie "Un país para comérselo", recorrió Castilla la Mancha. Mientras Imanol Arias pasea por pueblos de la provincia de Ciudad Real, Juan Echanove se acercó a Madridejos donde descubrió la rosa del azafrán y degustó unas estupendas gachas manchegas.

http://www.rtve.es/television/20111024/pais-para-comerselo-recorre-castilla-mancha-traves-provincias-ciudad-real-toledo/470786.shtml

Las fuentes que he utilizado para hacer este articulo aparte de mis recuerdos, han sido un compañero mio del trabajo, mi tía y mi madre, manchegos de pura cepa que han sido recolectores, mondadores y tostadores.


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 8 de noviembre de 2012

El Palacio de Sobrellano, Comillas


Una de las pocas cosas que no conocía de Cantabria era Comillas y lo cierto es que me llevé una sorpresa inesperada. Cuando tuve la ocasión de pasar un día en este bello pueblo costero no me imaginaba que me iba a encontrar con un lugar tan maravilloso lleno de bellezas arquitectónicas.


Uno de los edificios que más me sorprendió fue El Palacio de Sobrellano, son de estos edificios que apreciándolo desde fuera impresiona por su arquitectura.  Se encuentra rodeado de zonas verdes, muy bien cuidadas y fue construído como residencia de los Marqueses de Comillas.


El acceso a los jardines y ver el palacio por fuera es gratuito. Pero para visitar su interior, hacen visitas guiadas donde un guía te conduce por sus interiores, explicando brevemente las historias de los personajes que un día lo habitaron. Cuando lo visité no había mucha gente lo que permite disfrutar aún más de la visita. Nos iban contando la historia del Marqués de Comillas, Antonio López y López que se fue a hacer las Américas muy joven. Llegó a ser uno de los hombres más ricos de su tiempo que volvería con una gran fortuna, destinando parte de su dinero a enriquecer su localidad natal. Incluso prestó dinero y barcos al Rey para la guerra con Cuba. Más tarde, Alfonso XII le devolvió el favor yendo a veranear a su palacio de Comillas y concediéndole el título de marqués. Este acontecimiento fue aprovechado para instalar la luz eléctrica, Comillas se convirtió en la primera localidad española en disponer de este tipo de alumbrado. El futuro marqués tenia que hacer todo lo posible para agradar al monarca.


Mientras recorremos las salas llenas de objetos antiguos y mobiliario, parte del cual nos cuenta la guía fue diseñado por Antonio Gaudí. De todo el interior aparte de las chimeneas, salones y una gran mesa de billar, me llamó mucho la atención la espectacular escalera de piedra con su gran lámpara y hermosas arcadas de estilo neogótico, como el resto del edificio. Es realmente sorprendente.


Igualmente recomendable es la visita a la capilla junto al palacio. Es el panteón familiar, donde reposan los restos de los marqueses. Pero en esta ocasión no pude visitarla, estaba cerrada.


Desde el exterior del palacio se puede observar en lo alto de un cerro una edificación enorme, es la Universidad Pontificia, mandada construir por el deseo del marqués para la formación de sacerdotes.
Comillas es un sitio precioso junto al mar Cantábrico que me ha dejado un buen recuerdo.


                                                                                                                                                            Loli

lunes, 5 de noviembre de 2012

Irasshaimase, bienvenido a Tokio, bienvenido a Japón (1ª parte)






   A pesar de los terremotos, incendios y bombardeos que han arrasado Japón a lo largo de la historia, siempre ha resurgido, y ha sido incluso capaz de convertirse en una potencia económica de las más fuertes del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón creció con más ímpetu hasta llegar a ser un gran país. Esto ha sido posible porque tiene  una población bien organizada, con un gran sentido de la responsabilidad, que trabaja duro pensando en el bienestar general, además de contar con una poderosa y avanzada industria.  Tokio, la capital de Japón, es la ciudad más moderna del país, es inmensa, cosmopolita y con una intensa actividad a todas horas.

   Es un lugar,  a pesar de lo que puede parecer al principio,  fácil para el turista, contando con una red de tren y metro con  un funcionamiento impecable, es el sitio donde he visto mayor puntualidad en sus estaciones,  la mejor y más rápida forma de desplazarse, y no me extraña que sean famosos sus trenes bala.

   Ginza es uno de los muchos distritos comerciales de Tokio, con animadas calles siempre llenas de gente, con muchos comercios y tiendas de alto nivel de famosas marcas. En esta zona está el edificio Sony, donde tienen sus últimos productos e incluso los que aún no han salido al mercado, siempre tienen algún tipo de exposición y juegos virtuales, con lo que está lleno de gente desde que abren hasta que cierran. Por estas calles está el Teatro Kabuki, en un bonito y muy decorado edificio. Las representaciones de Kabuki son realizadas exclusivamente por hombres, especializándose alguno en papeles femeninos. Es el tipo de teatro tradicional  japonés, con un repertorio de relatos históricos o de temas populares, en los que se combina danza y dialogo con una  cuidada entonación. Estas escenificaciones siempre van acompañadas de música, utilizándose instrumentos tradicionales, como por ejemplo el shamisen, que es parecido a un laúd.



   En la zona de Shibuya se encuentra la famosa plaza que cruzan miles y miles de personas al día. Con muchas intersecciones en sus avenidas y en diferentes direcciones, está controlada por múltiples semáforos que permiten el cruce ordenado de tanta cantidad de gente. Merece la pena pararse aquí un rato para verlo, incluso atreverse a cruzar.




   En este distrito como en otros, Shinyuku, Akihabara o Harajuku, hay complejos de edificios con montones de tiendas, cafés, clubes, restaurantes, galerías de arte y zonas de ocio. Hay grandes comercios de aparatos electrónicos de última tecnología y tiendas especializadas en fotografía y sonido. En las fachadas de sus modernos edificios hay grandes anuncios luminosos y gigantes pantallas de video con proyecciones. En Shinyuku está el edificio más alto de la capital, las oficinas del Gobierno Metropolitano de Tokio, un lugar que atrae a muchos visitantes.

   La lonja Tsukiji es el mercado de pescado más grande del mundo, tiene más de 450 tipos diferentes de pescados. Hay que madrugar mucho para ir a verlo, la actividad comienza a las 5 de la mañana y es muy curioso asistir a una subasta, incluso se puede comenzar el día con un tempranero desayuno a base de pescado, una mercancía más fresca de encontrar y probar,  es imposible.





  Asistir a un espectáculo de sumo es algo inenarrable. El sumo es la lucha tradicional japonesa, una antigua forma de combate. Se organizan en el estadio de sumo Ryogoku Kokugikan de Tokio, y en los centros deportivos de las ciudades de Osaka, Fukuoka y Nagoya.



 
   Son unos torneos rodeados de grandes rituales, rocían el ring con puñados de sal, se agachan y se miran fijamente antes de comenzar el enfrentamiento. Los luchadores son inmensos, con una fuerza descomunal y durante la pelea respetan unas complicadas normas. Es algo que levanta siempre mucha expectación entre los japoneses.





    En el centro de Tokio está el Palacio Imperial, donde reside el emperador y su familia. Es un enorme recinto rodeado de un foso y grandes muros. Sólo se puede acceder a él dos días al año, el 2 de enero y el 23 de diciembre, para celebrar el cumpleaños del emperador.



 

    Tuve la gran suerte de estar allí en estas fechas y poder entrar. El montaje y la organización eran increíbles. En una enorme avenida había numerosas vallas y accesos con policías que controlaban la entrada de millares de personas. Entre la marea de gente que allí había se encontraban familias enteras, mayores, adolescentes, parejas con niños pequeños y todos llevaban con orgullo banderas de su país. Tengo que reconocer que ha sido la vez que mejor he visto organizado un acontecimiento con tanta multitud. Reporteros de varias cadenas de televisión y cientos de periodistas cubrían la noticia, rodeados de grandes medidas de seguridad.

   En la explanada del jardín, frente a la galería acristalada del palacio, se iban juntando parte de los asistentes para esperar la salida de la familia imperial, y las palabras de saludo y agradecimiento del emperador. Esto se repetía varias veces a lo largo de la mañana para que todas las personas que estaban esperando entrar al recinto pudieran felicitar al emperador y ver a su familia. Fue impresionante y me encantó poder asistir.






    La isla de Odaiba está en la bahía de Tokio y se llega a ella desde la estación de Shimbashi. El Yurikamome es una línea de tren  sin conductor, es divertido entrar en estos modernos vagones y no ver a nadie que los conduzca, hay unos inmensos ventanales para disfrutar de las vistas durante el trayecto.




   Una vez en la isla hay varias zonas de ocio con  construcciones nuevas muy originales, como el edificio Fuji, con una esfera en lo alto desde donde hay un mirador para ver desde aquí las impresionantes vistas de Tokio. También nos encontramos con una réplica de la Estatua de la Libertad y podemos admirar el bonito puente colgante, Rainbow Bridge que une la isla con la ciudad.

   Venus Fort son unos grandes almacenes con una recargada decoración y tiendas exclusivamente para mujeres. Una de las salas de exposiciones de la marca japonesa Toyota tiene en la isla un gran pabellón, Toyota Mega Web, donde se pueden ver sus últimos modelos de automóviles, coches eléctricos e híbridos, y algún divertido robot.




 
   Un millón de personas acude durante el fin de semana a Roppongi Hills, es como una ciudad dentro de la propia ciudad. Es una gran zona de ocio, con personas de lo más variopintas. En la Torre Mori de Roppongi esta el Tokyo City View, un mirador en el piso 52 con ventanales y terraza al aire libre con unas vistas esplendidas.



  
    También hay una panorámica impresionante, sobre todo por la noche, desde la plataforma de la Torre de Tokio. Para construirla se tomó como modelo la Torre Eiffel, aunque es nueve metros más alta. Junto a esta torre está el templo Zojo Ji.



A este templo acudimos el 31 de diciembre. Los japoneses no celebran las fiestas de Navidad como nosotros lo hacemos, pero sí celebran la entrada del Nuevo Año. Familias y grupos de amigos salen a la calle y se acercan a algún templo. Zojo Ji es de los más concurridos esa noche, alrededor hay  infinidad de puestos con comida con un animadísimo ambiente. En el recinto del templo se celebran ceremonias y se toca la gran campana cuando finaliza el año. Casi todas las personas llevan globos blancos o transparentes con una nota escrita en su interior, normalmente con promesas o algún deseo, y al comenzar los primeros minutos del nuevo año, los sueltan, llenándose el cielo de globos que resaltan en la oscuridad de la noche. Me pareció mágico poder estar en esos momentos allí y será algo que no olvidaré jamás.






   El templo más  conocido en Tokio es Meiji Jingu. Construido en memoria del emperador Meiji y la emperatriz  Shoken. Estaba totalmente destruido pero se reconstruyó en 1.958 exactamente igual al edificio original. El primer día del año es costumbre asistir a alguna ceremonia, hacer alguna ofrenda y pasar el día por los jardines de alrededor, este templo se llena de gente que con un ambiente festivo celebra el Año Nuevo.


     Los japoneses respetan sus tradiciones, su cultura, y a la vez son capaces de crear lo más novedoso. Es un lugar fascinante, donde se valora la armonía, cuidan los detalles y aman su país. Un viaje de los más interesantes e increíbles que he hecho.

                                                                                                                                                          Inma

jueves, 1 de noviembre de 2012

Una tarde en Aranjuez



Aranjuez siempre ha sido una ciudad especial para mí. De niña era una de las excursiones más frecuentes que hacía con mis padres sobre todo en esta época del año, en otoño. Muchas tardes de domingo, soleadas pero frescas, mis padres me llevaban a pasear por sus jardines con dos acompañantes imprescindibles: la cámara de fotos y una bolsa de pipas. 

Años después (bastantes) Aranjuez fue la primera excusión que hice con Julián, mi marido, para mostrarle uno de los lugares favoritos de mi infancia. Hoy me llena de ilusión poder traeros “mi” Aranjuez, tal y como lo veía entonces y como lo disfruto ahora. 
Fuente de Hércules y Anteo

Fuente de Apolo
La visita comienza frente al Palacio, en la impresionante entrada al Jardín del Parterre, presidida por la Fuente de Hércules y Anteo. Atravesamos este jardín y nos dirigimos a la izquierda del Palacio y nos adentramos en mi preferido, el Jardín de la Isla, llamado así porque está rodeado por tres lados por el río Tajo. Se accede a él a través de un puente flanqueado por seis estatuas bajo el que discurre el río. La primera fuente que nos encontramos es la de Hércules e Hidra y más adelante la Fuente de Apolo. En estos pocos pasos ya nos hemos dado cuenta de que la mitología es la gran protagonista de las fuentes de este jardín. 
En el corazón de Jardín de la Isla

Fuente del Reloj
Dejando las bellas formas de Apolo llegamos a la Fuente del Reloj. En este punto recuerdo que yo preguntaba a mis padres: “¿Por qué se llama Fuente del Reloj?, yo no veo ningún reloj”. Y ellos siempre me explicaban con paciencia que recibe este nombre porque la sombra del chorro del agua marcaba las horas en los bordes como un reloj de verdad. 

Escuchando atenta sus explicaciones llegamos a mi fuente favorita: La Fuente del Niño de la Espina o Fuente del Espinario. Siempre me quedaba embelesada mirando al muchacho que intentaba quitarse una espina de su pie. Me acercaba a la fuente cuanto podía como si pudiera ver la espina y ayudarle en su tarea. En la plazoleta que acoge esta fuente hay un cenador en cada esquina con tres bancos. Aquí nos sentábamos a descansar unos instantes (cuando eres niño parece que el camino recorrido es mucho más largo) y observaba la fuente y al niño de la espina, y era en este punto cuando por fin mi madre sacaba la bolsa de pipas, lo que me daba fuerzas para continuar con el paseo. 



Fuente del Niño de la Espina

Dejando esta fuente nos gustaba adentrarnos en la parte más frondosa y laberíntica de los jardines donde nos acompañaba el sonido del agua, el canto de los pájaros y el crujir de las hojas en el suelo. Al pisar las hojas, siempre imagino a las damas de la nobleza de la época paseando por estos jardines y parece que escucho el “fru-fru” de sus enormes vestidos en contacto con las hojas de color ocre. Debo decir, haciendo un poco de Historia, que una de esas damas era la reina Isabel La Católica. Este jardín era tanto de su gusto que pasó a conocerse como Jardín de la Reina. En estos paseos otro de mis recuerdos es el de mi padre cogiendo un erizo caído de los árboles para mostrarme de dónde nacían las castañas. En ocasiones quedaba alguna dentro que limpiaba con cuidado y me guardaba en el bolsillo como un talismán y souvenir de esta excursión. 

Fuente de Baco
Llegando a uno de los extremos del jardín nos encontramos con otra de las fuentes que más me gusta, la Fuente de Baco. Coronado con un racimo de uvas y sentado sobre un tonel alza la copa de vino y casi no podemos resistirnos a alzar nuestro brazo y brindar con él. ¡Salud!. 
Cerca de Baco está la Fuente de Neptuno. Me resulta curiosa ya que bajo el Dios del Mar, en la misma fuente, se encuentra la Diosa Cibeles. Aquí, ambos Dioses, tan famosos dentro del terreno futbolístico, se encuentran juntos y reconciliados al margen de cualquier rivalidad y color. 

Una vez alcanzado este extremo emprendíamos nuestro camino de vuelta donde encontraremos más fuentes: la de Venus, la de Diana… aunque yo he querido traeros mis favoritas. Pero el relato no está completo, falta contar que antes de salir del jardín, era visita obligada ver a los patos nadando en el río (mi amor por los animales viene desde muy pequeña). Solíamos dejar este punto para el final porque podía pasarme las horas muertas observando a los patos y a los peces en su lucha por alcanzar los trozos de pan que arrojaba desde la barandilla. Sí, bueno, mi madre me preparaba un bocadillo para ir a Aranjuez porque decía que pasear por los jardines me abría el apetito y había que aprovechar esta circunstancia. Además, si me terminaba el bocata me compraban una cajita de las famosas y deliciosas fresas de Aranjuez. 


Esta es mi personal visión de Aranjuez, una ciudad con una gran oferta turística y cultural al sur de la Comunidad de Madrid. No sé si será casualidad que hoy resida a apenas cinco minutos de este lugar que recuerdo con tanto cariño. Hoy sigue siendo habitual que en días de otoño soleados me pierda por sus jardines con mi cámara de fotos y me siente a observar al niño de la espina. Quizás allí, nos encontremos algún día.

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