lunes, 29 de abril de 2013

Paseo por el Monte Boi, Baiona

Aún recuerdo el estupendo paseo que recorrí en la península del Monte del Buey (Monte Boi en gallego). Se trata de un recorrido corto, muy cómodo de unos dos kilómetros que rodea la fortaleza de Monterreal por fuera de las murallas.

Paseo del Monte Boi, entre la fortaleza y el mar

Olvidándome de las prisas, como hace un día estupendo y despejado me apetece dar una vuelta, para sentir la brisa del mar cerca. Una vez que se emprende el camino, el paseante tiene oportunidad de admirar el paisaje y la inmensidad del mar. Enseguida aparecen ante nosotros dos pequeñas playas, la Concheira repleta de conchas, rodeada de rocas y la Playa de Los Frades, llamada así porque era el lugar escogido por los frailes del antiguo convento que se encontraba dentro de la fortaleza para darse sus baños.


Continuando con nuestro paseo contemplamos la silueta de las cercanas islas Estelas y Cíes, en medio del Océano Atlántico, un regalo para la vista. Las islas Cíes no se pueden dejar sin ver si estas por estás tierras. Un lugar precioso que está muy bien cuidado.



Muy conocido donde la gente aprovecha para caminar o hacer deporte, el paseo del Monte Boi es un recorrido donde las vistas y el entorno son sin duda sensacionales. La leyenda cuenta que Baiona fue fundada en el año 140 a.C por Diómedes de Etolia, hijo del mítico Príncipe Tideo, fundador de la cercana ciudad de Tui y desde entonces fue presa codiciada. Hoy en día, Baiona sigue siendo codiciada como destino turístico y vacacional.
Dando la vuelta al recinto amurallado siempre rodeado del mar, pasando bajo la torre de la Tenaza llegaremos a la playa Barbeira y junto a instalaciones del Puerto Deportivo aparece la playa de Ribeira donde termina nuestro recorrido.

Parador de Baiona junto al paseo del Monte Boi

Después del agradable paseo y un refrescante baño en la playa, llegará la exquisita gastronomía gallega y el descanso merecido en el Parador desde donde admiramos Baiona y el incansable Océano.

                                                                                                                                                                                       Rafa

jueves, 25 de abril de 2013

Olite y el Palacio Viejo, Parador ¨Príncipe de Viana¨.

Olite es una de las poblaciones más interesantes que podemos encontrar en Navarra, cuyo pasado romano aún esta presente en muchas de sus calles y plazas. En medio de este magnifico pueblo medieval en la plaza de los Teobaldos se encuentra el castillo-palacio que fue levantado por los primeros Reyes de Navarra sobre una antigua construcción existente de origen romano. El antiguo castillo o Palacio Viejo, como se le conoce por ser la parte más antigua de la fortaleza, conserva los antiguos muros y también las torres. En la actualidad es el Parador de Turismo ¨Príncipe de Viana¨.

Parador de Olite

Lo que más me gusta cuando contemplo el edificio son los ventanales góticos que adornan su fachada principal. El Palacio Viejo, que un día diera cobijo a reyes, sería nuestra morada durante un fin de semana que se prometía interesante, si no fuera por la primavera tan lluviosa que estamos teniendo.



En el interior del Parador se conserva el ambiente medieval en los salones y en algunas de sus habitaciones que hacen muy agradable la estancia. En su restaurante disfrutamos mucho de la rica gastronomía navarra. Junto a él en la misma plaza se encuentra la iglesia de Santa María la Real, una construcción gótica del siglo XIII, con su esplendida portada y su claustro descubierto.



Recorriendo el conjunto urbano nos damos cuenta que Olite es mucho más que sus hermosos palacios. Pasear por las estrechas calles permite encontrarnos con nobles caserones con sus escudos de armas y grandiosos aleros de madera. Visitar la iglesia de San Pedro, la más antigua de Olite, de estilo románico y su original torre gótica. Podemos recorrer las galerías medievales que se encuentran bajo el suelo de la plaza de Carlos III junto al Palacio Nuevo o descubrir restos del recinto amurallado romano.



La visita a Olite no será completa sin visitar el Museo de la Viña y el Vino de Navarra, situado en la plaza junto al Parador o degustando sus afamados vinos en algunas de las bodegas que abundan por el pueblo y alrededores.

Parador de Olite
                                                                                                                                                                                     Loli

lunes, 22 de abril de 2013

Sos del Rey Católico y su Parador, Zaragoza - Aragón



   La Comarca de las Cinco Villas, en la provincia de Zaragoza, está formada por las localidades de Sádaba, Sos del Rey Católico, Ejea de los Caballeros, Tauste y Uncastillo. Por estas tierras pasaron grandes señores y reyes que alzaron edificaciones defensivas, por ello en toda esta Comarca podemos contemplar torreones, castillos, iglesias, murallas y muchos rincones pintorescos.




   A 120 kilómetros de Zaragoza está Sos del Rey Católico, emblemática villa medieval y lugar de nacimiento de Fernando El Católico, uno de los monarcas más importantes de la Historia de España.




 
   Sus siete puertas dan acceso al casco antiguo con casas solariegas y edificios construidos en piedra, adornados con escudos y medallones. Las empinadas calles y callejuelas son de gran belleza, en ellas convivieron durante siglos musulmanes, judíos y cristianos, y todavía hoy podemos ver el paso de estas distintas culturas. Es realmente un lujo pasear por sus serenas calles y apreciar lo bien cuidado que está todo. De noche casi tiene aún mayor encanto, cuando el silencio y las sombras inundan las esquinas y sólo se oye el eco de nuestros propios pasos.





   El barrio judío se ubica detrás del Palacio de Sada. Nuestro primer objetivo fue acercarnos a visitar este palacio, donde nació el rey, pero para nuestra sorpresa, estaba cerrado, con lo cual tendremos que volver en otra ocasión, que por otro lado, no es mala excusa para repetir el viaje. Pero esta pequeña decepción se vio altamente compensada con la visita a la iglesia románica de San Esteban, adosada a la torre de la antigua fortaleza. Un amable vecino del pueblo se encarga de tener abierta la iglesia y explicar con buen conocimiento e interés su historia. En su interior se encuentra la pila bautismal, con forma de flor y pétalos, donde fue bautizado Fernando El Católico. Por una estrecha escalera de caracol se accede  a la cripta de la Virgen del Perdón, con unas maravillosas pinturas murales, protogóticas, del siglo XIV, muy bien conservadas.




   El Monasterio de Nuestra Señora de Valentuñana se halla retirado de la villa, y resulta un agradable paseo acercarse hasta allí, ya que se encuentra rodeado de un precioso paisaje. Se puede visitar el claustro y la iglesia, de estilo barroco. En la actualidad, aquí hay un convento de Agustinos que además regentan una hospedería.





 
   El Parador de Sos del Rey Católico se ubica en un extremo de la muralla medieval, en un edificio noble de estilo aragonés. Su interior es muy amplio, con varios salones cómodos y bien decorados. El comedor tiene unas bonitas vistas y en él se puede disfrutar de un completo desayuno, en la línea y calidad que ofrecen todos los establecimientos de Paradores.

   Lo que más me gusta de este parador es su terraza, un gran espacio tranquilo donde se puede tomar un café o cualquier otra cosa, disfrutando del entorno. También tiene una galería cubierta desde la que se divisa una preciosa estampa. Las habitaciones son muy acogedoras y bastante grandes, además de muy luminosas ya que tienen unas estupendas panorámicas de la zona. El personal con el que cuenta siempre está dispuesto a agradar al cliente, y en su recepción explican y aconsejan todo lo que se puede visitar o las excursiones que se pueden hacer. Este parador tiene la gran ventaja de encontrarse ubicado muy cerca de muchos lugares de interés, con lo que le hace ser el punto perfecto para instalarse y desde aquí movernos para conocer otros pueblos o realizar senderismo por las rutas verdes próximas, formando un conjunto de preciosos sitios por descubrir.

                                                                                                                                                           Inma



jueves, 18 de abril de 2013

Poza de la Sal

Poza de la Sal es el curioso nombre con el que nos recibe este recóndito pueblo situado al norte de la provincia de Burgos.
Lo descubrimos en un viaje desde Vitoria a la Montaña Palentina hace unos años y nos sentimos atraídos a visitarlo dadas sus características. Nada más llegar nos enteramos de que fue el lugar de nacimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, hay un busto del naturalista que lo atestigua. No es de extrañar que el profesor se dedicara al estudio de la naturaleza si observamos el precioso entorno natural que rodea la villa.


Puerta de acceso a la villa
Poza de la Sal se encuentra enmarcado en la comarca burgalesa de La Bureba y el caserío está encaramado en una empinada ladera de la montaña con laberínticas calles de trazado medieval. La villa debió su prosperidad y su nombre a las Salinas de Calera y al cráter donde se encuentran. Sí, en la provincia de Burgos, ya en la antigüedad, autrigones y romanos descubrieron en estas tierras un medio de vida que en la actualidad se ha perdido pero que debió dotar a Poza de una gran prosperidad en aquella época dado el considerable tamaño del castillo, las murallas y los edificios que lo conforman. Sin embargo, en nuestros días el pueblo se encuentra en un estado de semi-abandono quizás fomentado por las condiciones adversas del terreno y el clima y la falta de recursos económicos de la comarca. Muchas de las viviendas están en ruinas o a punto del derrumbe quizás debido a que la mayoría de sus casas no tienen cimientos, fueron construidas directamente sobre la roca y apoyadas unas en otras. Incluso la muralla de la villa se construyó de este modo.

Vivienda típica de Poza de la Sal 
Sobre el roquedo de caliza, preside la villa la silueta del imponente castillo de difícil acceso a pie por empinadas cuestas y peldaños tallados en la propia roca pero muy sencillo de llegar por carretera. Se ha acondicionado un acceso a través de unas escaleras metálicas pero su interior está vacío. Pertenece al siglo XIV y está construido sobre los restos de una fortaleza anterior. 

Acceso a pie al Castillo



Castillo de Poza de la Sal

Las salinas que dan nombre a la villa se encuentran situadas al borde mismo del Páramo de Masa, en un "diapiro" o cráter enorme de 2,5 Kms. de diámetro por cuyas paredes afloraron los materiales salobres que se explotaron en la antigüedad. Existe un Centro de Interpretación de las Salinas en Poza de la Sal al que dirigirse para conocer más acerca de la explotación salinera de este diapiro.


Ayuntamiento








De vuelta al interior del pueblo, destacan edificios como el del Ayuntamiento y la Iglesia de San Cosme y San Damián, declarada monumento histórico-artístico en 1974, cuya construcción comenzó en el siglo XIII y es de estilo gótico temprano.

Portada de la Iglesia
Detalle de vivienda

La actual plaza del pueblo se encuentra extramuros y consta de una puerta de acceso al interior del recinto amurallado coronada por un reloj. Una fotografía antigua colocada en la plaza nos muestra cómo era este lugar hace algunos años.


Plaza Nueva

Desde este enclave se pueden realizar multitud de rutas naturales por la comarca de la Bureba y la Sierra de Oña. Como rezaba el antiguo eslógan: Burgos no os dejará fríos.

Susana

lunes, 15 de abril de 2013

La Fortaleza de Monterreal y el Parador "Conde de Gondomar".

Reconozco que Baiona me cautivó nada más llegar, es una hermosa villa y uno de los destinos más atractivos de las Rías Bajas con un pintoresco casco histórico que invita a recorrerlo sin prisas. Calles empedradas, siempre animadas y rebosantes de bares y restaurantes donde degustar los exquisitos mariscos de la zona. Junto a este bello paisaje marinero se encuentra la península del Monte Boi con la antigua Fortaleza de Monterreal, una de las más bellas y antiguas de las que se conservan en España.


El recinto amurallado que podemos ver en la actualidad es fruto de sucesivas reconstrucciones llevadas a cabo durante varios siglos. Se levantó entre los siglos XI y XVII, en un punto estratégico que servía para el control y defensa de la entrada de la Ría. Parece ser que en el siglo X en este lugar ya existía un castillo.
Se puede visitar el interior de esta fortaleza que cuenta con tres puertas de acceso: la Puerta Principal es de tiempos de Felipe IV, en la segunda barrera de murallas, la Puerta del Sol, la más antigua, y la Puerta Real del siglo XVI con el escudo imperial de los Austrias. No perderse los 3 kilómetros de murallas que recorren todo el perímetro contemplando toda la hermosura de la costa. En días claros se divisa el contorno de las Islas Cíes.



Recorriendo las murallas se contempla tres de sus torres que aún se conservan: la Torre del Reloj, cuya campana avisaba a la población de los ataques enemigos, la Torre de la Tenaza, punto estratégico para la defensa del puerto o la Torre del Príncipe (utilizada antiguamente como faro). Debe su nombre a una leyenda que cuenta que en la torre estuvo encerrado un príncipe austriaco con el rostro cubierto con una máscara de hierro, encerrado de por vida. Otros aseguran que era un príncipe portugués.



Leyendas aparte, si continuas paseando por la muralla, disfrutarás de las vistas tan maravillosas que desde cualquier lugar se domina. Mientras tanto os recordaré los orígenes de Baiona que son muy remotos, sus gruesos muros de granito han visto de todo. Me encuentro muy a gusto en estos lugares que rezuman historia por sus cuatro costados y que aún perdura en el ambiente. Por aquí pasaron muchos y variados personajes como Viriato quien acudió en auxilio de sus antiguos moradores cuando estos eran acosados por los romanos. Más tarde Julio César se instaló en esta península para combatir con los Herminios (pueblo bárbaro de las islas Cíes). Por aquí paso el propio Almanzor arrasando el viejo castillo de camino a Santiago. También esta fortaleza sufrió las incursiones de piratas atraídos por sus riquezas que la asaltaban sin cesar.
Baiona se convirtió en la primera población del Viejo Continente en enterarse del descubrimiento de América. La carabela “La Pinta” bordeó la Fortaleza de Monterreal, desembarcando en la playa de la Ribeira trayendo noticias del descubrimiento de Colón. Aunque hay mucho más, estos son sólo un pequeño ejemplo de los hechos acontecidos en este lugar.


Hoy la Fortaleza de Monterreal es el Parador de Turismo "Conde de Gondomar" que se alza dentro del recinto amurallado ocupando el lugar del convento franciscano que Felipe II mandó levantar. Del antiguo convento sólo se conservan su cúpula junto a recepción y la espléndida escalera de piedra. Su construcción es una mezcla entre una fortaleza medieval y una casa señorial. En cuanto a la decoración está acorde al edificio donde abundan detalles de otras épocas. Algunas habitaciones dan a un patio interior por lo que es preferible darse un capricho y pagar un poco más para contar con hermosas vistas sobre el mar. Como si de un privilegiado balcón al Atlántico se tratara, se encuentra rodeado por un hermoso bosque de pinos. En mi opinión es sin duda uno de los mejores Paradores que he visitado. Lo tiene todo en un emplazamiento único. 



No abandonéis la zona sin acercaros a La Virgen de la Roca una estatua tallada en la piedra cuyo interior está hueco. Permitiendo así acceder y subir hasta el barco que la Virgen sostiene en su mano. Desde allí contemplaremos las magníficas vistas de Baiona y de la Fortaleza de Monterreal.



Baiona es un lugar donde se respira historia que siempre recomendaré y al que sin duda volveré.




                                                                                                                                                                        Rafa

jueves, 11 de abril de 2013

Palacio Real de Olite, uno de los más bellos de Europa

Dominando la villa el Palacio Real nos recuerda que Olite fue sede de los Reyes de Navarra. Este espectacular palacio provocó la admiración de todos sus huéspedes. Llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa. A mí también me provocó admiración la primera vez que contemplé y recorrí este palacio, me pareció de ensueño y uno de los más bonitos que he visto.

Palacio Real de Olite

En Olite hay dos palacios situados uno junto al otro: el viejo y el nuevo. Comunicados entre si por las ruinas de la Capilla de San Jorge que fue la antigua capilla privada de los monarcas. Se puede diferenciar claramente los dos recintos: el Palacio Viejo, convertido en Parador Nacional y el Palacio Nuevo.

Castillo o Palacio Viejo, convertido en Parador y el Palacio Nuevo.

Un viajero alemán escribió en el siglo XV: "seguro estoy que no hay Rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas. Vilo yo entonces bien; no se podría decir ni aún se podría imaginar cuan magnífico y suntuoso es el dicho edificio".

Plaza de Carlos III

Mandado levantar por el rey Carlos III el Noble quien también decidió la ampliación del Palacio Viejo y convertir Olite en la joya de su reino. Este rey, nacido y criado en suelo francés se casó con Leonor de Trastámara, diseñó un nuevo palacio siguiendo la escuela gótica francesa. La visita al Palacio Nuevo se hace por el antiguo Patio de los Naranjos donde iremos descubriendo los aposentos reales, miradores, galerías y torres con cubiertas de pizarra. Me encantó pasearme por la "Galería de la Reina" con su precioso claustro y el antiguo jardín colgante donde se cultivaban extrañas plantas desconocidas para la época. La "Torre de las tres Coronas" es una de las más pintorescas del palacio o subir a La Torre de los Cuatro Vientos desde donde los monarcas contemplaban los torneos y espectáculos que se celebraban junto al palacio.



Por aquí habitó también el Príncipe de Viana, nieto de Carlos III el Noble y hermanastro de Fernando el Católico. El Príncipe era aficionado a los animales llegando a crear una especie de zoológico con animales exóticos y desconocidos donde había camellos, avestruces, leones y hasta una jirafa.
Con la unión de Navarra a la Corona de Castilla comenzó el deterioro del palacio, cuyo interior estaba decorado con azulejos, artesonados, pinturas y tapices que revestían sus muros; hoy no queda nada porque fue incendiado durante la Guerra de la Independencia por las tropas de Espoz y Mina, para que los franceses no pudieran hacerse fuertes dentro de sus murallas quedando el palacio derruido y vacío, hasta su restauración.



Si estáis dispuestos a subir y bajar por las estrechas escaleras y respirar el ambiente medieval que está presente en todo el conjunto os recomiendo esta visita al que fue uno de los palacios más lujosos de Europa que asombra a todo aquel que lo visita por su perfección.



                                                                                                                                                                          Loli          

lunes, 8 de abril de 2013

Al-Ándalus y La Fortaleza de Sol, Castillo de Lorca - Murcia






   Al-Ándalus es el nombre con el que se conoce al Estado musulmán establecido por los árabes en la Península Ibérica a principios del siglo VIII, y que perduró hasta los Reyes Católicos, en el siglo XV. Durante el Califato de Córdoba,  en el siglo X, convivieron en el mismo territorio tres religiones, musulmana, judía y cristiana, con diferentes lenguas y costumbres.

   El Castillo de Lorca, situado en la zona más alta de esta localidad, es una importante muestra de esta parte tan interesante de nuestra historia. La visita se realiza con una audioguía para no perder ni un solo detalle del  completo recorrido.





   La fortaleza estaba dividida en dos recintos autosuficientes, de tal manera que si caía uno de ellos, la guarnición se trasladaba al otro y así permanecían bastante tiempo sin tener que rendirse.

   La muralla era la mejor defensa ante los asaltantes, que casi siempre tenían que rendirla por hambre o sed, ya que era muy difícil derribar los muros. El paso de ronda era el recorrido, en el interior de la muralla, donde se hacían de día y de noche las tareas de vigilancia.



   
   La Alcazaba, junto al castillo, era la zona fortificada donde se alojaba el poder militar. La Medina, al pie de la fortaleza, era la ciudad y donde además estaba la mezquita, el zoco y la alcaicería.

   Durante las excavaciones arqueológicas realizadas en el año 2003 se descubrieron los restos del Barrio Judío de Lorca y de su sinagoga. Formaba un extenso barrio con un conjunto de casas dispuestas en terrazas, con un trazado de calles empedradas que las conectaba. Los estudios iniciados con la colaboración de la Universidad de Murcia permiten catalogar estos hallazgos, de gran valor histórico, creando un programa de visitas llamado “Abierto por excavación”

   Junto a un pequeño jardín se nos explica la función de los alquimistas. Estos misteriosos personajes trabajaban en su laboratorio transformando y perfeccionando diversas sustancias materiales, siempre estaban rodeados de libros, eran amantes de la filosofía y atesoraban un gran saber y conocimiento.

   Además de los aljibes, fosos, cisterna y muralla, destacan la Torre Alfonsina y la Torre del Espolón, dañada esta última en una de sus esquinas por el reciente y brutal terremoto sufrido en Lorca, aunque ya está rehabilitada se ha querido dejar diferenciada esta parte como muestra y recuerdo del triste suceso.

   En el Aljibe Grande esta instalada la exposición “La tierra de las dos Culturas” que compara la forma de entender el mundo los cristianos y los musulmanes de aquella época. En el Aljibe Pequeño hay una explicación sobre la importancia del agua a través de la historia.

   Durante los trabajos de acondicionamiento de la fortaleza se descubrieron unos hornos del siglo XIX que sirvieron para alimentar a la guarnición del castillo, “La cultura del pan” recrea este ambiente.







    Todo el amplio y espectacular recinto es un parque temático con talleres, exposiciones, juegos infantiles y con visitas guiadas nocturnas. En algunas fechas concretas se organizan conciertos y diversas escenificaciones con actores. Las excavaciones arqueológicas aún continúan. La Fortaleza del Sol en Lorca es un espacio recuperado y abierto para  todo el que quiera disfrutarlo.




                                                                                                                                                       Inma

jueves, 4 de abril de 2013

La villa marinera de Santoña




Vista de las Marismas desde la lonja

Santoña ha sido y es por su posición estratégica y su riqueza natural una villa destacada en Cantabria. Su difícil acceso por tierra - las marismas y el imponente Monte Buciero con sus 314 m de altura - la protegen y al mismo tiempo dificultan su acceso por carretera desde la línea de costa. Por mar tampoco es fácil alcanzarla debido a los temporales que azotan la costa oriental de Cantabria y a los escarpados acantilados del Buciero. Por todo ello Santoña fue plaza fuerte francesa durante la Guerra de la Independencia en el siglo XIX.

Fuerte de San Martín


Fuerte de San Martín
No en vano la villa marinera de Santoña cuenta con 3 fuertes, San Martín, San Carlos y Napoleón que la protegían de cualquier ataque marítimo de sus enemigos. Desde la entrada al fuerte de San Martín (hoy en día escuela taller y sala de exposiciones) parten varias sendas de diversa dificultad que permiten recorrer el Monte Buciero en un magnífico paseo de hasta 5 horas de duración si el caminante desea bajar hasta los incontables faros por los acantilados o adentrarse en sus cuevas. Os recomiendo cualquiera de las rutas pues, aunque yo no pude realizar ninguna por un problema en los pies, la familia dice que las vistas son espectaculares. http://www.aytosantona.org/ca_ficha.asp?id_menu=337

Monte Buciero

A pesar de este aguerrido pasado de la villa, en la actualidad, Santoña es reconocida a nivel mundial por sus inconfundibles y deliciosas anchoas, las mejores del Cantábrico. La industria conservera de Santoña se ha visto reducida en los últimos años pero aún existen grandes conserveras que comercializan los productos tradicionales - anchoas y bonito - así como otros productos más novedosos (platos preparados o conservas vegetales) que les han ayudado a subsistir hasta nuestros días. Muestra de ello es su enorme lonja y su puerto pesquero, el más importante del Cantábrico de los dedicados a la pesca de bajura.

Como os adelantaba, las marismas de Santoña formadas por la desembocadura del río Asón que a su vez forma un estuario en su salida al mar, fueron declaradas Reserva Natural en el año 1992 por su riqueza ecológica sin par en esta zona del litoral. Multitud de aves de 120 especies diferentes anidan o se reúnen en estas marismas que ocupan más de 4.000 hectáreas de terreno siendo el mayor humedal de la cornisa cantábrica.

Playa de Berria desde el Buciero


Además de las Marismas y el Buciero, esta villa cántabra cuenta con una extensa lengua de arena de más 2 kilómetros, la playa de Berria. Es uno de los arenales más bellos de Cantabria limitada al este por el monte Buciero y al oeste por el estuario del Asón. La rodean unas pequeñas formaciones dunares y no demasiadas construcciones alrededor, excepto el penal del Dueso y un camping, lo que la hacen un paraíso para los amantes del surf.

Dentro del pueblo, además de los fuertes, cabe destacar la plaza principal, rodeada de tascas, la iglesia de Santa María del Puerto del siglo IX declarada Monumento Nacional, el Paseo Marítimo, el Palacio del Duque de Santoña - de estilo neoclásico ocupado hoy por la oficina de turismo - y el Palacio de los Chiloeches con su bella fachada barroca.


Playa de San Martín, al fondo el Fuerte de San Carlos

La Playa de San Martín, a los pies del fuerte del mismo nombre, permite a los habitantes de la villa el baño  sólo con marea baja ya que en pleamar prácticamente desaparece. Justo enfrente de ella se contempla la extensa Playa de La Salvé de su competidora Laredo. Un precioso paseo en barca une las dos villas y los dos arenales.

Ya no hay excusas para perderse el respetable patrimonio histórico, natural y gastronómico de una de las villas más bellas del norte.

Susana

lunes, 1 de abril de 2013

Lloret de Mar

Hace ya casi cinco años y en  nuestra búsqueda de nuevos destinos vacacionales decidimos conocer la Costa Brava y nuestros pasos nos llevaron a la población de Lloret de Mar. Poco conocíamos de esta localidad, salvo que era uno de los centros turísticos más importantes de la zona. Su oferta de ocio es interminable, aunque pronto descubrimos que estaba más encaminada al turista extranjero (especialmente alemán y británico) que al español. En cualquier caso, lo que buscábamos en Lloret era comprobar si la fama de belleza de las calas y playas de la Costa Brava era cierta, y lo que descubrimos nos sorprendió gratamente.
La primera que conocimos fue la Playa de Lloret. Cuenta con una longitud de más de 1 kilómetro y se encuentra en el centro de la localidad, de ahí su nombre. Es una playa de arena fina que cuenta con todo tipo de servicios pero que en temporada alta se encuentra bastante masificada, precisamente por su localización y porque a excasos metros a pie podemos encontrar cualquier tipo de comercio o restaurante. Debo admitir que esto nos decepcionó en un primer momento ya que no era lo que buscábamos en esta zona. Pero nuestro ánimo cambió cuando descubrimos que cogiendo el coche y en pocos minutos podíamos disfrutar de las bellas calas que tanto deseábamos conocer. De las que visitamos en la zona, nuestra favorita fue la de Sa Boadella.

Vista de la cala de Sa Boadella
La cala de Sa Boadella es menos accesible que las demás y precisamente por esto más atractiva sobre todo para aquellos que buscan la tranquilidad. Es recomendable ir en coche que debemos aparcar en la carretera que sube a la ermita de Santa Cristina. Después descenderemos unos 200 metros por un camino de tierra de fácil acceso. El esfuerzo habrá valido la pena pues encontraremos un paisaje casi virgen, una playa entre pinares de arena blanca granulada y aguas cristalinas. Es maravillosa la sensación de nadar y ver los pequeños pececillos a tu alrededor. Por cierto, debido a su carácter privado y a su tranquilidad comentaros que es una playa en la que está permitido el nudismo, pero ambas partes (la nudista y la textil) están perfectamente delimitadas.



Las aguas cristalinas de la Costa Brava
Si además de las playas queremos conocer algo más de Lloret de Mar, caminar por su paseo marítimo al atardecer puede ser una agradable alternativa. Nuestra recomendación es dejar que nuestros pasos nos lleven al final del paseo para encaminarnos al castillo medieval de San Joan. Situado en la cima de una colina separa las playas de Lloret y Fenals. Actualmente se conservan la torre principal y parte de sus muros pero vale la pena su visita ya que durante el ascenso podremos disfrutar de bellas instantáneas de la costa.


Castillo de Sant Joan
Otra de nuestra visitas obligadas en nuestra estancia en Lloret de Mar es la Iglesia de Sant Romà. Es uno de los edificios más representativos de la localidad. Construído en estilo gótico catalán en el s. XVI en sus orígenes se dotó de elementos de fortificación. Algunos de sus elementos son de estilo modernista y destaca sobre todo por la originalidad de sus formas pero especialmente por su colorido.


Iglesia de Sant Romà
Podemos decir que Lloret de Mar es una localidad de contrastes en la que el turista puede disfrutar del más variado ocio nocturno pero también de la paz y la tranquilidad de playas casi privadas. Ofrece muchas opciones y es difícil no encontrar una que se adecue a lo que el visitante busca para disfrutar de unas vacaciones perfectas.

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