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miércoles, 14 de junio de 2023

Caltagirone y la cerámica (Sicilia)

 


   Perteneciente a la provincia de Catania, Caltagirone es conocida como "La Capital de la Cerámica"

   Según estudios y excavaciones, diez siglos a. de C. ya se producía cerámica por estas tierras. Durante la época árabe se alcanzaron  grandes avances  en el procesamiento de la arcilla, completando su esplendor en estas técnicas con la llegada de normandos, genoveses, aragoneses y castellanos.



  La cerámica mayólica apareció  en Italia procedente de España, concretamente de Mallorca. Durante el Renacimiento Italiano este método se usó para la decoración. El esmalte de plomo y estaño, junto a la cocción de las piezas a baja temperatura, proporcionan  llamativos reflejos metálicos.



   En Caltagirone encontraremos iglesias y edificios barrocos, destacando la Plaza Central, el Teatro Garibaldi, el Palacio Crescimanno y el de Guttadauro, la Catedral de San Julián y el Giardino Giovan Battista Filippo Basile.



   Este jardín tiene una extensión de 7 hectáreas sobre una colina y es muy agradable caminar entre sus espesas sombras, macizos de flores y terrazas panorámicas.





   Pero sin duda, lo que más atrae a los visitantes es la famosa escalera  de Santa María del Monte.

   La monumental escalinata tiene 142 peldaños adornados con cerámicas policromadas diferentes. En ella se representan escenas de la historia siciliana junto con motivos geométricos o florales.

   La escalera servía para unir la ciudad antigua con la parte moderna.



   Al final de los peldaños embaldosados nos encontramos con la iglesia de Santa María del Monte que fue la antigua catedral de la ciudad. Sus orígenes son del siglo XII pero fue totalmente reconstruida después del  devastador terremoto de 1693.




   Paseando por  las calles encontramos  numerosos talleres de ceramistas, alfareros trabajando en su  horno,  salas de exposición y  tiendas con la cerámica local.



   Veremos estatuas, jarrones, fuentes, lámparas y todo tipo de adornos. Y por supuesto las piñas que se utilizan por todo Sicilia como decoración. Normalmente son de color verde y representan la fuerza vital junto con la inmortalidad, además de significar hospitalidad y abundancia.



                                                                                                                                             Inma

martes, 28 de septiembre de 2021

Parador de Lérida, antiguo Convento del Roser.

 


   El Convento del Roser o del Rosario, fue una comunidad de Predicadores de la orden de los Dominicos. Su construcción comenzó en 1669.



   Tras la Desamortización de Mendizábal quedó abandonado; más tarde se utilizó como centro educativo, museo arqueológico y escuela de Bellas Artes, hasta que la Red de Paradores hizo una acertada y respetuosa reforma, acondicionándolo para convertirlo en un sorprendente y fantástico Parador.

   Está situado en el casco histórico de la ciudad, muy cerca de la Calle Mayor y de la Catedral Nueva.



   El bonito portal de entrada ya indica la singularidad del edificio.



   El claustro es de planta cuadrada y tiene tres pisos con arcadas. Está cubierto y es el centro del encantador establecimiento.



   Desde las galerías del patio se accede a las habitaciones, son amplias y funcionales, decoradas con colores naturales, y tienen unas camas muy grandes y confortables. El completo cuarto de baño, con ducha y bañera, resulta práctico y cómodo.



   Recorriendo el Parador veremos piezas de diseño contemporáneas, y una colección artística de oleos y grabados. Destaca la exhibición de unos preciosos cartones para la elaboración de   tapices cedidos por la Real Fábrica de Tapices.

   No hay que dejar de admirar el vestíbulo, la escalera y la antigua sacristía con frescos en el techo. En la tercera plata hay un moderno gimnasio con agradables terrazas con tumbonas.






   En la antigua iglesia, con varias bóvedas y una altísima cúpula, se ha instalado el maravilloso comedor. Tiene también pequeñas salas abiertas cada una con decoración diferente, resultando un conjunto espectacular.



   Su restaurante está atendido por un personal muy amable, y cuenta con una carta con unos deliciosos platos difícil de escoger entre ellos.



  Siguiendo las recomendaciones del atento jefe de Sala, acertamos al pedir tomates “Kumato” rellenos de Mató y su salpicón con boquerones, huevas de maruca, trucha y caviaroli; lubina del Delta ahumada a la vista con falso carbón y romesco; y ventresca de atún rojo del Estrecho con habitas a la menta, emulsión de guacamole y berenjena a la llama; de postre su nueva versión de crema catalana. Resultó un menú redondo, muy bien presentado en mesa y absolutamente exquisito.




   Durante el desayuno, en el mismo comedor, la oferta es muy variada y de gran calidad.



   Sin ninguna duda el Parador es muy recomendable por su sugerente y relajado ambiente, por la confortabilidad de las habitaciones, por su decoración cuidada al detalle, y por el alto nivel de profesionalidad de sus empleados.






                                                                                                                                                Inma

jueves, 22 de abril de 2021

El Taller de Cezanne en Aix-En-Provence




    Paul Cezanne plasmó en sus obras otra forma de ver  la realidad. Nació en Aix-En-Provence (1839-1906), su padre se opuso a sus aspiraciones artísticas por lo que abandonó sus estudios sobre leyes y se marchó a París para poder realizar su sueño.




   La obra de Cezanne pasó casi inadvertida durante  gran parte de su vida, poco después de su muerte fue cuando se le reconoció como “el padre de la pintura moderna”. Mediante sus pinceladas cortas hizo del impresionismo algo imperecedero, influyendo en casi todos los pintores del siglo XX.



   Si visitamos Aix-En-Provence no se puede dejar de hacer el recorrido  conocido como “Caminando tras los pasos de Cezanne”. Es una ruta de los lugares por los que el pintor empleó parte de su tiempo.  Marcado el suelo con una “C” se pueden seguir sus huellas, que nos llevarán a la institución de caridad donde nació, a la iglesia donde fue bautizado, a su escuela y  a varios domicilios familiares.

   Pasaremos por los sitios donde expuso sus pinturas, por  al café que frecuentaba con sus amigos, entre los que se encontraba el escritor francés Émile Zola.



   Llegaremos a la catedral de Saint-Sauveur donde se oficiaron sus funerales y finalmente al cementerio de Saint-Pierre donde está enterrado.

   Como gran observador que era de la naturaleza provenzal, el cercano macizo de la montaña Sainte-Victorie se convirtió en uno de sus temas favoritos, representándola  en más de 80 óleos y acuarelas.



   La Bastide Du Jas de Bouffan, fue la casa de campo donde pintó muchas de sus creaciones. En esta propiedad construyó un estudio. Desde 1901 hasta su muerte trabajó en "Les Lauves". En L’Atelier de Cezanne se conserva el material de trabajo del pintor así como objetos cotidianos que también utilizaba para sus bodegones. La casa tiene dos plantas, en el piso superior montó  una gran sala de 50 metros cuadrados para poder realizar cuadros de mayor  tamaño. Los amplios ventanales le permitían disfrutar de la luz tan especial de La Provenza.



   En 1969 el taller se convirtió en museo municipal y está gestionado por la Oficina de Turismo  de Aix.

   El jardín que rodea la casa le servía para descansar y como inspiración para sus cuadros. Entre los senderos y árboles es fácil imaginar  al extraordinario pintor .                                                                                                                                           

     


                                                                                                                                         Inma

viernes, 9 de abril de 2021

Aix-En-Provence, Francia


   En el sur de Francia y muy cerca de Marsella, Aix-En-Provence es conocida como la ciudad del arte y las fuentes.



   Cours Mirabeau es el centro y la Fuente de la Rotonda nos da la bienvenida. En el bulevar hay hoteles, restaurantes y un animado mercado con puestos de productos frescos, flores y ropa.  La Ville Comptale es el casco antiguo,  la parte con mayor encanto y  con un montón de rincones para descubrir.



   Paseando llegamos a  la Plaza del Ayuntamiento donde está también la Torre del Reloj y la Sala del grano. Y un poco más adelante nos encontramos con la Catedral de Saint-Sauveur que se levanta sobre los restos del antiguo templo romano de Apolo.











   Aix cuenta con importantes colecciones de arte y muestra de ello es el Museo Granet. Está ubicado en el antiguo Palacio de Malta. Tiene varias series de pintura, escultura y piezas arqueológicas.  En relación al pintor nacido en Aix, Cezanne, posee diez óleos suyos, más otras acuarelas y dibujos que cada tres años se cambian para su exhibición, garantizando así su conservación. En la pinacoteca destaca un autorretrato de Rembrandt y  un cuadro de gran tamaño, "Júpiter y Tetis", de Ingres.






   En la antigua Capilla de los Penitentes Blancos, como extensión del Museo Granet, está expuesta la  Colección Jean Planque.  Este pintor, comerciante y coleccionista de arte suizo consiguió reunir sensacionales obras de arte. En el cuidado montaje de la sala se puede disfrutar de varias obras de Picasso, Van Gogh (Bouquet de fleurs),  Nicolas De Staël (Composition Maloir), Dubuffet (Téléphoniste), Roger de la Fresnaye (Le Pont de Meulan), Sonia Delaunay (Composition) y muchos otros reconocidos artistas.






   Algo más alejado del centro nos acercamos al Pavillon de Vendôme, construido en 1652  por Louis de Mercoeur, duque de Vendôme, para su amada Lucretia de Forbin. En el interior de la bella mansión hay retratos y mobiliario de la época. Ahora se utiliza para exposiciones de arte moderno. Allí vimos la muestra de cerámica de L'Atelier Buffile con sus grandes platos con motivos geométricos.












   El Hôtel de Caumont Centre d'Art es un precioso palacete que fue la residencia de los marqueses de Caumont. Hoy en día se ha convertido en un famoso espacio con museo y exposiciones.







   Las vistosas tiendas con  productos provenzales es otro de los atractivos de Aix. Lo más buscado por los turistas son los jabones, perfumes, hierbas aromáticas, vino y por supuesto lavanda.



   En cuanto a la gastronomía, los calissons es lo más típico. Son pequeños dulces de almendra que se elaboran en las bonitas pastelerías de la ciudad. También es muy popular la quiche de espinacas y champiñones que se puede tomar como parte del desayuno.



   La oferta de restaurantes es amplísima y casi todos cuentan con terraza  en el exterior. Entre los que probamos recomendaría “Le Bouche a Oreille”. Es un local sencillo con una atención amable,  una  cocina deliciosa y un precio asequible. Su pato confitado es de sobresaliente.

   Aix-en-Provence es un destino muy interesante para una escapada. Sus bellas calles,  los museos, sus atractivas tiendas, las  sencillas casas y los  barrocos palacetes, sus cafés y plazas nos harán disfrutar de este lugar  encantador.

                                                                                                                                     Inma



miércoles, 20 de enero de 2021

Olivenza, tierra de batallas




   La ciudad medieval de Olivenza pertenece a la provincia de Badajoz. Aunque no siempre fue así ya que esta villa formó parte durante siglos de los dominios de Portugal.

   Olivenza fue fundada por los Templarios en el siglo XIII como aldea fronteriza. El rey de Castilla Fernando IV firmó un pacto en el que la villa pasó a poder del rey Don Dinis de Portugal, convirtiéndose en un gran centro estratégico. Con Felipe II volvió a formar parte del reino español. En el Tratado de Lisboa se volvió a anexionar al país vecino.

   La última guerra entre ambos países fue la “Guerra de las Naranjas” en 1801. Se le dio este nombre haciendo referencia al ramo de naranjas que Godoy envió a la reina María Luisa cuando sitiaba esta zona. Manuel Godoy ocupó Olivenza que, por otro lado, había dejado de interesar a Portugal por su elevado coste y dificultad para defender. Godoy  obligó al regente Juan a firmar la paz y un acuerdo en el que se delimitaban los reinos español y portugués, utilizándose como frontera natural el cauce del río Guadiana.

   Después de escuchar todo esto explicado con detalle por el magnifico guía durante nuestro recorrido, fue algo más fácil entender el convulso pasado histórico de la ciudad y por qué cuenta con tan rico legado cultural. 




   Conserva tres recintos defensivos, el castillo, la muralla y los baluartes. La primera ciudadela medieval empezó a construirse sobre los restos de la fortificación templaria, Se mantienen trece torres y cuatro puertas. Ya en el reinado de Alfonso IV se mandó construir el Alcázar con la Torre del Homenaje. Esta torre es la más alta de todas las existentes en la frontera medieval entre los dos reinos.





    La muralla con baluartes era el último recinto de los cuatro que tuvo la villa oliventina. Los nueve bastiones servían como protección al estar situada en la primera línea del enfrentamiento entre ambos países.




    Junto al castillo se encuentra el edificio llamado la Panadería del Rey donde está instalado el Museo Etnográfico “González Santana”. En las salas se reproducen escenas agrícolas, habitaciones de una vivienda, la escuela rural y  los diferentes oficios que daban servicio a la población. 




   El símbolo de la ciudad es la puerta manuelina que se encuentra en el actual Ayuntamiento. Este estilo es característico portugués y le viene el nombre por el rey Manuel I “El Afortunado”.  Es una variante del gótico tardío, consta de una profusa decoración, finas columnas, elementos vegetales y esferas armirales La esfera armiral representaba el cielo y las estrellas, utilizándose como instrumento de navegación.




   Al entrar a la Iglesia de Santa María Magdalena vemos en una de las capillas el mayor retablo del “Árbol de Jessé" que se conserva.





   La visita a Olivenza me sorprendió, y me fascinó el empeño con el que durante siglos nuestro país luchó por estas tierras.
                                                                                                                                                   Inma
                                                                                                                                                               

domingo, 20 de septiembre de 2020

Castillo de Santa Catalina, el balcón de Jaén

En lo alto de un cerro, sobre la ciudad de Jaén y dominando su entorno, se levanta un impresionante castillo. Una fantástica construcción defensiva que nació siendo alcázar árabe y tras la reconquista fue fortaleza cristiana con una iglesia consagrada a Santa Catalina, nombre con el que se lo conoce actualmente. 
Castillo de Santa Catalina

El castillo cristiano que podemos admirar en la actualidad, lo componen tres recintos que formaban una gran alcazaba cuyos muros nos hablan de episodios sangrientos, batallas y conquistas. 

El Castillo de Santa Catalina conocido como el Alcázar Nuevo, alberga en su interior un centro de interpretación, en el cual podrás realizar un recorrido por toda su historia. Durante la visita se puede subir a la Torre del Homenaje, a la de las Troneras, a la de las Damas o a la Torre de la Vela. También se puede ver la Capilla de Santa Catalina, ubicada en una de las torres albarranas. Aquí se guarda la imagen de la patrona de Jaén y su nombre le viene dado tras la conquista cristiana en honor a Santa Catalina de Alejandría.


También dispone de un Patio de Armas donde encontraremos restos de algunas construcciones entre ellas; dos aljibes, las caballerizas, la antigua prisión y otras dependencias.
 

El Castillo de Santa Catalina tuvo también especial protagonismo durante la Guerra de la Independencia, al convertirse en un importante centro de operaciones para las tropas napoleónicas. En el Alcázar Viejo, se construyeron cuarteles, caballerizas y edificios para las tropas que cuando abandonaron el castillo, destruyeron gran parte de las dependencias.


Con el tiempo el Alcázar Viejo cayó en desuso y su situación era ruinosa hasta que en 1965 se construyó el actual Parador Nacional de Turismo. 
En la actualidad está considerado como uno de los diez mejores hoteles-castillo de Europa y como buen castillo, está rodeado de misterios y leyendas. 
El Parador Nacional de Jaén (Castillo de Santa Catalina), es en sí mismo un regalo para los sentidos, todo un exquisito establecimiento con unas instalaciones que nos transportan a otro tiempo, compatibles con todas las comodidades actuales. 
Tras una exhaustiva restauración en la que se han renovado sus instalaciones, acaba de reabrir sus puertas recientemente. 


Siguiendo un sendero que parte desde el Castillo se llega al punto más elevado del cerro donde se encuentra una gran cruz blanca. Según la leyenda, en su origen fue de madera y representa la espada que el rey Fernando III el Santo clavó como señal de la conquista de Jaén. 

Desde aquí se obtienen las mejores vistas panorámicas de la ciudad y su entorno.


                                                                                                                                                        Loli
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