Hace ya casi cinco años y en nuestra búsqueda de nuevos destinos vacacionales decidimos conocer la Costa Brava y nuestros pasos nos llevaron a la población de Lloret de Mar. Poco conocíamos de esta localidad, salvo que era uno de los centros turísticos más importantes de la zona. Su oferta de ocio es interminable, aunque pronto descubrimos que estaba más encaminada al turista extranjero (especialmente alemán y británico) que al español. En cualquier caso, lo que buscábamos en Lloret era comprobar si la fama de belleza de las calas y playas de la Costa Brava era cierta, y lo que descubrimos nos sorprendió gratamente.
La primera que conocimos fue la Playa de Lloret. Cuenta con una longitud de más de 1 kilómetro y se encuentra en el centro de la localidad, de ahí su nombre. Es una playa de arena fina que cuenta con todo tipo de servicios pero que en temporada alta se encuentra bastante masificada, precisamente por su localización y porque a excasos metros a pie podemos encontrar cualquier tipo de comercio o restaurante. Debo admitir que esto nos decepcionó en un primer momento ya que no era lo que buscábamos en esta zona. Pero nuestro ánimo cambió cuando descubrimos que cogiendo el coche y en pocos minutos podíamos disfrutar de las bellas calas que tanto deseábamos conocer. De las que visitamos en la zona, nuestra favorita fue la de Sa Boadella.
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Vista de la cala de Sa Boadella |
La cala de Sa Boadella es menos accesible que las demás y precisamente por esto más atractiva sobre todo para aquellos que buscan la tranquilidad. Es recomendable ir en coche que debemos aparcar en la carretera que sube a la ermita de Santa Cristina. Después descenderemos unos 200 metros por un camino de tierra de fácil acceso. El esfuerzo habrá valido la pena pues encontraremos un paisaje casi virgen, una playa entre pinares de arena blanca granulada y aguas cristalinas. Es maravillosa la sensación de nadar y ver los pequeños pececillos a tu alrededor. Por cierto, debido a su carácter privado y a su tranquilidad comentaros que es una playa en la que está permitido el nudismo, pero ambas partes (la nudista y la textil) están perfectamente delimitadas.
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Las aguas cristalinas de la Costa Brava |
Si además de las playas queremos conocer algo más de Lloret de Mar, caminar por su paseo marítimo al atardecer puede ser una agradable alternativa. Nuestra recomendación es dejar que nuestros pasos nos lleven al final del paseo para encaminarnos al castillo medieval de San Joan. Situado en la cima de una colina separa las playas de Lloret y Fenals. Actualmente se conservan la torre principal y parte de sus muros pero vale la pena su visita ya que durante el ascenso podremos disfrutar de bellas instantáneas de la costa.
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Castillo de Sant Joan |
Otra de nuestra visitas obligadas en nuestra estancia en Lloret de Mar es la Iglesia de Sant Romà. Es uno de los edificios más representativos de la localidad. Construído en estilo gótico catalán en el s. XVI en sus orígenes se dotó de elementos de fortificación. Algunos de sus elementos son de estilo modernista y destaca sobre todo por la originalidad de sus formas pero especialmente por su colorido.
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Iglesia de Sant Romà |
Podemos decir que Lloret de Mar es una localidad de contrastes en la que el turista puede disfrutar del más variado ocio nocturno pero también de la paz y la tranquilidad de playas casi privadas. Ofrece muchas opciones y es difícil no encontrar una que se adecue a lo que el visitante busca para disfrutar de unas vacaciones perfectas.
Vir
Tras haber visitado la Costa Brava coincido plenamente contigo en que la belleza de sus playas y calas con ese mar tan limpio y cristalino merece mucho la pena. Si bien no conozco Lloret de Mar sí había oído hablar de esta población durante mi estancia en Inglaterra pues para mis anfitriones, un matrimonio de jubilados, era el único lugar de España que habían visitado. Pero animo al turista nacional a disfrutar de la belleza, la gastronomía y el clima de este rincón de la costa mediterránea. Estupendo artículo, amiga.
ResponderEliminarHace un par de años puede conocer esta zona y me enamore de ella. Esas calas con aguas cristalinas en contraste con el verde de los pinos lo convierten un lugar precioso para disfrutar de unas vacaciones. Si lo unes con las visitas a algunos de los pueblos medievales de la zona, como Pals o Begur, se convierte en unas vacaciones de diez. Buen artículo Vir, con unas fotos preciosas.
ResponderEliminarMe gusta mucho la Costa Brava, tiene unos pueblos preciosos, y las calas escondidas con ese agua transparente son lugares perfectos para pasar el día.
ResponderEliminarLo que más me llama la atención es la mezcla de colores que se puede ver en el paisaje. Un relajante y sugerente artículo, gracias Vir.
He ido en numerosas ocasiones por la Costa Brava y me encanta toda la zona. Lo malo es que en poblaciones como Lloret de Mar hay demasiada gente, sobre todo en verano. Pero siempre tendremos la suerte de encontrar alguna playa recóndita o calas como la de Sa Boadella que al ser menos accesibles las encontraremos poco masificadas.
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