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martes, 16 de mayo de 2023

El Parador Costa da Morte, Muxía.

 


   En la Playa de Lourido, el Parador está construido  con un diseño moderno  y adaptado a la ladera en la que se encuentra.



   Tiene una estructura en terrazas con varios niveles, sus cubiertas vegetales con hierba hacen que se confunda con el paisaje, quedando totalmente integrado con el entorno.

   Su forma escalonada, las terrazas acristaladas y sus grandes ventanales permiten tener desde cualquier parte unas maravillosas panorámicas.



   Su singularidad, además de por el edificio, es por la zona en la que está, ya que un gran número de naufragios han ocurrido en este bravo mar, por lo que siempre ha sido una zona temida por marineros de todo el mundo.

   Una colección de fotografías y planos recuerdan las tragedias sucedidas en esta parte del Atlántico, incluido el desastroso hundimiento del Prestige.

   Por este y otros muchos motivos este establecimiento se ha convertido en un Parador de referencia. 







   Las plantas del Parador tienen el nombre de las cuatro rías de la Costa da Morte, y  cada habitación lleva el nombre de un paraje de la zona, en ellas hay una carta náutica  para localizarlo.



   Las modernas habitaciones son bonitas, funcionales y cómodas, todas tienen terraza con vistas al mar.







  El restaurante tiene deliciosos platos elaborados con productos de kilómetro cero de granjas locales, su gastronomía fusiona el  mar y la montaña. En otro luminoso salón se puede disfrutar de un completo y apetitoso desayuno.




El vanguardista edificio mezcla cristal, zinc y madera, en él dos ascensores  se mueven en sentido diagonal.



   Cuenta con una piscina exterior infinity con un muro de vidrio.



   En un anexo frente a la recepción hay un relajante spa con  jacuzzi, cañones, cascadas y burbujas, baño turco, sauna, ducha circular y zona de relax.








   Desde el Parador nos podemos acercar al  santuario de Nuestra Señora de la Barca donde se encuentran las mágicas rocas con sus leyendas, y parada  en el Camino de Santiago.



  El espléndido Parador es un lugar para disfrutar del rotundo paisaje gallego en la Costa da Morte, donde muere el sol.

                                                                                                                                                  Inma

miércoles, 29 de marzo de 2023

El Hostal de los Reyes Católicos, Parador de Santiago de Compostela

 


   Con una inmejorable situación, el Parador está en la monumental Plaza del Obradoiro, en la que destaca la magnífica catedral. 

 




     El centro histórico de Santiago está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.



   En 1486 los Reyes Católicos peregrinaron hacia Santiago, y decidieron construir un gran hospital con los ingresos recibidos por la conquista del Reino de Granada. En él se podría  albergar a peregrinos y enfermos.

    El edificio ha estado en uso como hospital hasta el siglo XIX.

 


   En su plateresca fachada están representados en  grandes medallones ambos monarcas, y grandes escudos flanquean la portada.

 




      En el impresionante edificio destacan los cuatro patios, el de San Lucas y San Mateo son barrocos, el de San Marcos y el de San Juan, renacentistas. En el centro de los cuatro claustros  se ubica la  antigua capilla con su bóveda estrellada.

    El patio de San Juan, o también llamado el de la cocina era donde se encontraba la misma, estaban además en él la cárcel, la inclusa y la enfermería.

 


   En el patio de San Marcos estaba la botica, en el centro hay  una preciosa fuente con tritones. El de San Lucas es el más pequeño y por lo tanto es un recinto más austero y recoleto.

 


   El patio de San Mateo está rodeado de ventanas alternadas con balcones, tiene un pozo con una cubierta en forma de templete apoyado sobre columnas, un jardín con setos en  forma de cruz y los emblemas de los Reyes Católicos.





 




   Recorriendo el Parador podemos fijarnos en los techos abovedados, arcos de piedra, tapices y mobiliario, cualquier detalle de su decoración y arquitectura son dignos de admirar, recreando con buen gusto  una atmósfera  muy especial.

 






   Las habitaciones son de estilo clásico. En sus restaurantes se preparan platos deliciosos y de una gran calidad. En el salón para los desayunos se puede comenzar el día con una apetecible variedad de sugerencias. El personal del Parador es muy eficaz y proporciona al cliente una esmerada atención.









   Pasear por la ciudad es algo imborrable por su buen ambiente, sus típicas calles y sus llamativas construcciones.








   El Parador de Santiago, en  una de las capitales más visitadas del mundo, es sin duda uno de los más bellos de la Red y su edificio es de gran valor histórico. 






                                                                                                                                                     Inma

jueves, 10 de septiembre de 2015

De Hospital Real a Parador con encanto

Hay veces que uno se lleva gratas sorpresas al alojarse en un hotel, como me ocurrió en el Hostal de los Reyes Católicos (Parador de Santiago de Compostela), uno de los hoteles más espectaculares de nuestro país. Me alojé en este bello Parador hace ya unos años y nada más atravesar la imponente portada me dio la sensación de ser transportado a otra época. Un lugar encantador al que fue imposible resistirme que además de encanto y tranquilidad, goza de amplitud, calidez y muy buen gusto.

Claustro de San Mateo

jueves, 9 de octubre de 2014

Compostela "Campo de Estrellas".

Cuenta la tradición que después de la muerte de Cristo, los apóstoles viajaron a diferentes regiones del mundo conocido para difundir el Evangelio. Santiago recibió la difícil misión de evangelizar tierras hispanas donde emprendió una complicada labor. Cuando decidió volver a Jerusalén fue apresado, martirizado y decapitado, tras su muerte, sus discípulos trasladaron sus restos hasta la Península Ibérica, lugar donde el apóstol había predicado en vida. El viaje marítimo duro siete días desembarcando en tierras de Gallaecia (Galicia).


Visitaron a la reina Lupa, por entonces dueña de estas tierras para solicitarle un lugar para sepultar al apóstol. La poderosa monarca pagana, convencida mediante varios hechos milagrosos se convirtió al cristianismo y ofreció su palacio como mausoleo para el apóstol. Los discípulos prefirieron que la Divina Providencia decidiera el lugar de sepultura, por lo que rechazaron el ofrecimiento.


Colocaron los restos del apóstol en un carro con bueyes y vagaron sin rumbo hasta llegar al bosque Libredón, un bosque frondoso lleno de maleza con un castro abandonado y una necrópolis. Un lugar donde la gente tenía miedo a transitar, ya que se hablaba de apariciones extrañas. Los bueyes se negaron a continuar, así que los discípulos tomaron este hecho como una señal divina y este fue el lugar elegido para el enterramiento.


Pero no sería hasta el siglo IX cuando Teodomiro, obispo de Iria Flavia (actual Padrón), fue avisado por un ermitaño llamado Pelayo de los continuos resplandores y lluvia de estrellas que de noche se veían sobre un montículo del Monte Libredón. Así que una noche cerrada, Teodomiro acudió a visitar tan misterioso lugar, cuando vio un campo de estrellas señalando un lugar en el bosque. Las estrellas se precipitaban desde el cielo a la tierra como si pretendieran indicarle que algo ocurría. Al acercarse descubre cubierto por la maleza, un arca de piedra con unos restos humanos en su interior. Por una revelación divina, inmediatamente supo que aquellos eran los restos del apóstol Santiago. El obispo Teodomiro dio nombre a aquel lugar llamándolo, Campo de estrellas, Campus Stellae o lo que es lo mismo Compostela.


Hoy, millones de personas de todo el mundo caminan dirección a la capital gallega para venerar los restos del apóstol. Meta de peregrinos desde siglos medievales que han recorrido el camino mirando al cielo, siguiendo la Vía Láctea que ilumina hasta los más profundos sentimientos. Aquel Monte Libredón se ha convertido en las calles y plazas que rodean la magnífica catedral que hoy conocemos, levantada para albergar las reliquias del apóstol.



Desde el punto de vista artístico, pronto te verás inmerso en sus grandes dimensiones que según nos describe el Códice Calixtino: "no hay grieta ni defecto alguno; está magníficamente construida, es grande, espaciosa, luminosa, armoniosa, bien proporcionada en anchura, longitud y altura y de admirable fábrica".


La fachada de la plaza del Obradoiro con sus torres que alcanzan los 74 metros de altura, es la imagen de la ciudad mas fotografiada. Una vez traspasado el umbral del espectacular Pórtico de la Gloria, en el interior de la catedral, aunque ha sufrido diversas transformaciones, el estilo románico primitivo aparece en las columnas, pilares, capiteles y naves. En la nave central encontrarás la tumba del apóstol Santiago, inamovible desde que fuera descubierta. Antes de abandonar el templo, si te apetece, no debes olvidar abrazar al Santo.


Paseando por el casco antiguo de Santiago uno no puede dejar de admirar la belleza de sus innumerables edificios. Muestras románicas, góticas, renacentistas, platerescas, barrocas o contemporáneas conviven en perfecta armonía. Aunque quizás sea la Plaza del Obradoiro la que más llame la atención por su majestuosidad y belleza, gracias a los edificios que la circundan. Después de tanto arte e historia, para recuperar fuerzas, acercate a la Rúa do Franco, cuyo nombre lo recibe de los peregrinos llegados a través de los Pirineos. Hoy es una de las calles que concentra la mayor parte de la oferta gastronómica típica, herencia de los taberneros medievales que se asentaron allí para atender a los peregrinos.


Santiago de Compostela es una ciudad de gran monumentalidad, bulliciosa y a la vez tranquila. Se la conoce como la ciudad del apóstol el lugar donde, según la tradición, el obispo Teodomiro descubrió sus restos y la llamó Compostela "Campo de Estrellas".

 


                                                                                                                        Rafa                             

jueves, 11 de julio de 2013

Cascada y mirador de Ézaro

En Ézaro (A Coruña) un pequeño pueblo costero se encuentra uno de los espectáculos naturales más sorprendentes y uno de los rincones más bellos de toda Galicia.

Cascada de Ézaro

El responsable de este espectáculo único en Europa es el río Xallas, desembocando en una espectacular cascada de más de 100 metros a una pequeña ría donde las aguas dulces del río se mezclan con las saladas aguas del mar. En Europa existen algún que otro río que también lo hace, pero el Xallas es el río de más caudal que así lo hacía en el pasado. Digo en el pasado porque ahora su caudal se ve disminuido por la acción humana. Se construyó una presa que aprovecha el agua para generar electricidad. El caudal que podemos contemplar hoy es más o menos un 10% del caudal real que tenia antes de la construcción del embalse y puede variar dependiendo de la temporada de lluvias.


Llegar hasta la cascada es muy sencillo, no tiene perdida. Al llegar al pueblo veremos el desvío hacia el mirador y la cascada. Dejaremos el coche en un pequeño parking donde encontramos la central eléctrica y de ahí sale un pequeño sendero de madera que te lleva hasta la cascada. Al final del mismo hay unas escaleras para bajar a unas grandes rocas donde podremos sentarnos, admirar toda su belleza y hacernos unas bonitas fotos con la cascada de fondo. Durante los fines de semana de verano se ilumina la cascada de noche, aunque yo no lo he visto tiene que ser todo un espectáculo.



La cascada ha formado un oscuro pozo de más de 16 metros de profundidad donde dicen que se oculta un tesoro vigilado por tres brujas, cuyas siluetas pueden verse en las rocas de las paredes que rodean la cascada.

Mirador
de Ézaro

















Tras admirar la espectacular cascada de Ézaro, una empinada carretera nos conduce al mirador donde observaremos unas vistas increíbles de la zona.



                                                                                                                                                                                  Loli


lunes, 24 de junio de 2013

La Playa de Carnota y las Fanecas

Organizar un viaje a Galicia no resulta tarea fácil si se dispone de pocos días. Demasiado para escoger entre destinos que resultan enormemente atractivos. Esta hermosa tierra cuenta con un rico patrimonio artístico, unos paisajes sorprendentes, esplendidas playas y una excelente gastronomía.
Para todos aquellos que se acerquen a Galicia y quieran disfrutar de alguna de sus numerosas playas, propongo una escapada a la playa más larga de toda la costa gallega. Considerada una de las cien mejores del mundo (según una revista alemana).


Aprovechando mi visita a Santiago de Compostela en poco más de una hora me acerque a conocer la zona donde termina las Rías Bajas y comienza o termina según se mire la Costa de la Muerte (tierra de leyendas y supersticiones). Aquí se encuentra el municipio de Carnota donde se encuentra el mítico Monte Pindo la montaña sagrada de los Celtas y donde encontraremos también esta hermosa playa.
Aunque tiene varios accesos, la entrada principal halla en el mismo pueblo de Carnota junto a la iglesia. La estrecha carretera termina y debemos dejar el coche para continuar nuestro recorrido andando. A través de una pasarela de madera iremos adentrándonos en un espacio natural protegido de gran valor ecológico, formado por una zona de marismas que albergan numerosas especies animales. En un corto y cómodo paseo llegaremos a la playa.


Con más de 7 km de extensión, la playa de Carnota no hace mucho vio como el desastre del Prestige cubría de chapapote toda su belleza, hoy en día afortunadamente luce todo su esplendor. Es una playa bastante solitaria debido a que se encuentra un poco alejada de zonas más turísticas. No tiene vigilancia ni ningún tipo de equipamiento ni servicios. Su máximo atractivo es que se encuentra en un paraje inigualable, totalmente natural y salvaje rodeado de dunas.



Aunque reconozco que el agua esta muy fría como en toda Galicia, siempre será un auténtico placer darse unos baños en un agua completamente cristalina o tomar tranquilamente el sol en un lugar tan tranquilo. Me recorrí gran parte de la playa, una experiencia que no se me olvidará nunca, no solo por la belleza del lugar sino porque una de las veces que me metí en el agua sentí un pinchazo fuerte en el pie. Pensé que me había dado con una piedra, pero el agua estaba tan transparente que no encontré nada. Según pasaba el tiempo se me hinchó el dedo y apenas podía caminar. Así que tuvimos que acercarnos al pueblo en busca de algún servicio sanitario. Pregunté a una pareja de policías municipales, les conté lo que me había pasado y me contaron que no había sido ninguna piedra sino que había sufrido el ataque de un pez llamado "Faneca" que me había inyectado veneno. Es un pez muy común en la zona que se acerca en verano a la orilla enterrándose para cazar sus presas. En realidad, las fanecas no atacan a los humanos, fue solo casualidad que pasara justo por encima. Así que buscamos una farmacia en busca de hielo en spray y así poder aliviar mi dolor que me duró dos días.

Aparte de la playa y de las Fanecas merece la pena acercarse a Carnota donde además en el pueblo veremos uno de los hórreos más grandes de Galicia con sus casi 35 metros de largo.



                                                                                                                                                                                  Loli

jueves, 6 de junio de 2013

Santiago de Compostela y los tejados de su catedral.


         Un dicho popular afirma que Santiago de Compostela es la ciudad donde la lluvia se convierte en arte.



   Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con un gran conjunto artístico y monumental. Santiago, junto a Jerusalén y Roma, son las ciudades más representativas del cristianismo. Es un lugar para pasear, para contemplar.

   El Rey Carlos I denominó a la Plaza del Obradoiro el principio y final de la Calle Mayor de Europa. “Obradoiro” significa obrador o maestro cantero, en esta plaza era donde se encontraban los talleres de los canteros durante la construcción de la majestuosa catedral; es de estilo románico, aunque algunas de sus fachadas son ya de estilo barroco, y fue construida con granito de las canteras gallegas. El Pórtico de la Gloria, que según palabras de Unamuno “es poema en piedra”, es una de las más bellas representaciones de la escultura románica, están esculpidos con gran detalle, los apóstoles, profetas, figuras del Apocalipsis y Cristo en el centro del tímpano.





    En su interior, el Altar Mayor es churrigueresco y sobre él se encuentra la imagen del santo, que desde la Edad Media protege a los peregrinos. La concha de vieira, que ya fue utilizada por los romanos para alejar el mal, es el símbolo del Apóstol Santiago. El baldaquino bajo el que se encuentra la figura, está inspirado en el de Bernini para El Vaticano. Bajo el altar se abre una cripta que, a modo de catacumba, guarda los restos del Apóstol.

   La Puerta Santa o Puerta del Perdón, con 24 figuras talladas en granito, sólo se abre durante el Año Santo, cada vez que el 25 de Julio, festividad de Santiago, cae en domingo.



   Aquí se encuentra el mayor incensario que existe, el Botafumeiro, y en su balanceo casi toca los techos del templo.

   Cada peregrino tiene sus motivaciones,  una manifestación religiosa, una experiencia de búsqueda de uno mismo, un intercambio cultural, incluso una vivencia deportiva, pero todos tienen la misma meta, llegar a Compostela, abrazar al Apóstol y todos muestran una gran sonrisa en sus caras cuando lo consiguen.

   No existe una única senda para llegar hasta Santiago, por lo que existen muchas rutas: el Camino Francés, el de Levante, el del Cantábrico, el Asturiano, el Portugués, la Vía de la Plata, etc.




   He tenido la suerte de poder ir en muchas ocasiones y por diferentes motivos a esta emblemática ciudad, pero la última vez que he estado he disfrutado de la increíble experiencia de subir a los tejados de la catedral. Sobre ellos se pueden tocar con las manos la Torre de las Campanas, la Torre de la Carraca y la Torre del Reloj. Pasear por aquí es impresionante, se obtiene una imagen diferente de todo lo que nos rodea y se percibe con mayor intensidad lo que tenemos bajo nuestros pies. Sin duda es algo, que si tenemos la oportunidad, no deberíamos dejar de hacer.





    Si nuestra estancia en la ciudad coincide con la festividad de Santiago, o bien unos días antes o unos días después, la oferta de espectáculos y actividades es amplísima. Es cierto que no se podrá ni andar de la cantidad de personas que acuden precisamente en estas fechas, pero entonces los mejor es relajarse y participar de la intensa vida que hay por las calles, escuchar conciertos y ver bailes regionales, acudir a alguna exposición, probar los manjares gastronómicos que se nos ofrecen y beber algún aromático Albariño o un contundente Ribeiro. Su casco antiguo tiene mucho encanto con sus recovecos y plazas.

   También durante nuestra última visita, y coincidiendo con las fiestas de su patrón, nos sorprendió una muestra de coches antiguos circulando por las calles, con el detalle además, de que los participantes iban vestidos con trajes de la época, lo que resultaba muy divertido y vistoso.





    Después de todo, y como resumen de lo que representa esta entrañable ciudad, me quedo con esta frase, “Santiago y el Camino sólo lo apreciará quien tiene ojos y sabe mirar, quien tiene oídos y sabe escuchar”

                                                                                                                                                           Inma

jueves, 23 de mayo de 2013

Hostal de los Reyes Católicos, el magnífico Parador de Santiago de Compostela – La Coruña


   Cuando en 1486 los Reyes Católicos peregrinaron hacia Santiago, a su llegada encontraron una gran falta de atención a los peregrinos y ordenaron iniciar las obras de un gran edificio para utilizarlo como Hospital Real, para poder así acoger al que lo necesitara. En su plateresca portada están representados en  grandes medallones ambos monarcas.



 
   Considerado el hotel más antiguo del mundo, se empezó a construir en 1499, como hospital para albergar peregrinos y enfermos, y recibía donaciones de ciudadanos, parte de las rentas de la corona y una cuota de cereal por campesino.

   Los eslabones de la cadena que hay delante del edificio son los originales, y están entrelazados con pilares de piedra llamados candelabros, por su agujero superior, para colocar en ellos las antorchas que iluminaban el lugar. Quien tocaba estas cadenas gozaba de derecho de asilo por ser Fundación Real, aunque algunos delitos se castigaban fuera de forma pública.

   En él trabajaban cientos de personas de variados oficios: herreros, pintores, carpinteros, vidrieros, sastres, lavanderas, hortelanos, despenseros, además de monjes, varios capellanes y personal sanitario.




 
   En el impresionante edificio destacan los cuatro patios, el de San Lucas y San Mateo son barrocos, el de San Marcos y el de San Juan, renacentistas. En el centro de los cuatro patios se ubica la capilla. Cuenta además con varios salones como el Salón Real, el de la Sacristía Alta, el de San Marcos y la Sala de Arte.




   El patio de San Juan, o también llamado el de la cocina era donde se encontraba la misma, estaban además en él la cárcel, la inclusa y la enfermería. En la inclusa se acogía a los niños abandonados, si eran recién nacidos se entregaban a las parroquias que los repartía entre las campesinas lactantes a cambio de algo de dinero.

   En el patio de San Marcos estaba la botica, en el centro hay una preciosa fuente con tritones. El de San Lucas es el más pequeño y por lo tanto es un recinto más austero y recoleto.

   El patio de San Mateo está rodeado de ventanas alternadas con balcones, cuenta con un pozo con una cubierta en forma de templete apoyado sobre columnas, y un jardín con setos en  forma de cruz con los emblemas de los Reyes Católicos.





   El Parador instalado en este histórico y bellísimo edificio, conserva muchos elementos originales, cuenta con todas las comodidades, y el buen gusto se refleja en todas sus estancias y rincones. He estado alojada en él en varias ocasiones, y recuerdo la primera vez que me llamó mucho la atención que al llegar, en recepción, nos entregaron un plano para facilitar nuestra ubicación, y poder así recorrer todas las instalaciones e identificarlas.

   Y otra cosa que siempre me ha impresionado es la constante actividad que tiene, continuamente están entrando y saliendo huéspedes y curiosos. Seguramente por su magnifica situación, está en el mejor lugar de Santiago, además de por la belleza del Parador.

   En la Habitación Única, llamada la Suite del Cardenal, hay un impresionante artesonado de madera de estilo mudéjar, que junto a antigüedades y obras de gran valor hacen de este espacio algo muy exclusivo. Cuenta con dos grandes camas con dosel, chimenea y con un amplísimo cuarto de baño con bañera de hidromasaje, sin duda es un lugar para no moverse de él si no fuera por todas las maravillas que hay que descubrir en el resto del Parador.






    Este majestuoso edificio te remonta a otra época, merece la pena pararse a contemplar los cuadros, los tapices, las lámparas, el mobiliario y cualquier detalle de su decoración o de su arquitectura.  Cuenta con un personal eficaz y una esmerada atención al cliente. Todo está muy cuidado, recreando un ambiente muy especial, lo que hace que nos sintamos acogidos dentro de este Hostal de los Reyes Católicos.

                                                                                                                                                          Inma

lunes, 29 de octubre de 2012

A Santiago sólo hay dos caminos... ir o no ir.

Santiago de Compostela vive por y para el peregrino. Teníamos muchísimas ganas de visitar la ciudad y su catedral que tantas veces habíamos visto en fotografías y en televisión y este verano tuvimos la oportunidad.

Llegamos hasta allí un sábado del mes de julio y a los 5 minutos de bajarnos del coche tuvimos que volver a él a por los chubasqueros que muy precavidamente guardé en el maletero. El cielo se puso negro y empezó a caer agua como si no hubiera llovido en años.
Mal empezábamos! Echamos a correr para resguardarnos bajo un arco anexo a la Plaza del Obradoiro donde un gaiteiro se afanaba en hacer sonar su instrumento contra viento y marea. Allí no cabía un alma pero pudimos contemplar la plaza desierta y mojada.

Catedral de Santiago de Compostela

A los 10 minutos dejó de llover y nos encaminamos a la catedral por su entrada principal. Si bajo el arco del gaiteiro no cabía un alma dentro de la catedral menos. Faltaba casi 1 hora para que comenzara la misa del peregrino y aquello estaba a rebosar. Dimos una vuelta en busca del famoso botafumeiro pero no estaba así que decidimos ponernos a la cola para ver al "santo" y bajar a la cripta.
En resumen, la plaza del Obradoiro y el exterior de la catedral me impresionaron favorablemente pero el interior del templo, para una atea reconocida como yo, me dejó fría. Supongo que llegar a Santiago y a su catedral después de haber realizado un montón de kilómetros a pie durante días o semanas por una poderosa razón o convicción (llamémoslo fe) causa mayor alegría y plenitud que acercarse con el coche desde las Rías Baixas a pasar la mañana sólo por el placer de recorrer sus calles.

No obstante tengo que decir que el resto de Compostela me gustó mucho. Tiene el encanto de la pequeña ciudad de provincias donde el tiempo transcurre despacio con su entramado de calles estrechas llenas de soportales, las pequeñas tiendas, los cafés, las placitas, el color de la piedra de sus edificios...
Nos resguardamos de la persistente lluvia bajo los soportales y nos dejamos envolver por el ambiente de la mañana de sábado con gente realizando sus compras, los turistas capturando el momento y los peregrinos abrazándose emocionados después de haber logrado su meta.
Acceso al Parador

¿Qué mejor lugar para tomarse un café y leer la prensa que el Parador de Turismo "Hostal Dos Reis Católicos" situado en plena Plaza del Obradoiro? Este parador museo puede visitarse libremente sin estar alojado en él y es una maravilla.

Detalle de un claustro del Parador de Santiago
Fue hospital de peregrinos y está considerado el hotel más antiguo del mundo ya que desde el año 1499 no ha tenido otra función más que la de dar cobijo a los viajeros y peregrinos que llegan a la ciudad. Destacan sus claustros llenos de curiosas gárgolas y fuentes, los elegantes salones adornados con muebles añejos, tapices y alfombras y la imponente portada plateresca. Se puede hacer un alto en el camino para degustar las delicias de la extensa gastronomía gallega en el restaurante del Parador o en la taberna (por ejemplo las filloas de manzana y crema caramelizadas).
Restaurante del Parador


Fachada de la Catedral tras las lluvia
Finalmente dejó de llover y pudimos admirar de nuevo la fachada de la catedral con un sol espléndido y hacernos la típica foto tumbados boca arriba en el suelo rodeados por la multitud con la fachada del Obradoiro a nuestras espaldas.

En mi caso, no peregriné a Santiago pero pude verla con lluvia como mandan los gallegos y con sol.


Susana Lázaro




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