Santiago de Compostela vive por y para el peregrino. Teníamos muchísimas ganas de visitar la ciudad y su catedral que tantas veces habíamos visto en fotografías y en televisión y este verano tuvimos la oportunidad.
Llegamos hasta allí un sábado del mes de julio y a los 5 minutos de bajarnos del coche tuvimos que volver a él a por los chubasqueros que muy precavidamente guardé en el maletero. El cielo se puso negro y empezó a caer agua como si no hubiera llovido en años.
Mal empezábamos! Echamos a correr para resguardarnos bajo un arco anexo a la Plaza del Obradoiro donde un gaiteiro se afanaba en hacer sonar su instrumento contra viento y marea. Allí no cabía un alma pero pudimos contemplar la plaza desierta y mojada.
A los 10 minutos dejó de llover y nos encaminamos a la catedral por su entrada principal. Si bajo el arco del gaiteiro no cabía un alma dentro de la catedral menos. Faltaba casi 1 hora para que comenzara la misa del peregrino y aquello estaba a rebosar. Dimos una vuelta en busca del famoso botafumeiro pero no estaba así que decidimos ponernos a la cola para ver al "santo" y bajar a la cripta.
En resumen, la plaza del Obradoiro y el exterior de la catedral me impresionaron favorablemente pero el interior del templo, para una atea reconocida como yo, me dejó fría. Supongo que llegar a Santiago y a su catedral después de haber realizado un montón de kilómetros a pie durante días o semanas por una poderosa razón o convicción (llamémoslo fe) causa mayor alegría y plenitud que acercarse con el coche desde las Rías Baixas a pasar la mañana sólo por el placer de recorrer sus calles.
No obstante tengo que decir que el resto de Compostela me gustó mucho. Tiene el encanto de la pequeña ciudad de provincias donde el tiempo transcurre despacio con su entramado de calles estrechas llenas de soportales, las pequeñas tiendas, los cafés, las placitas, el color de la piedra de sus edificios...
Nos resguardamos de la persistente lluvia bajo los soportales y nos dejamos envolver por el ambiente de la mañana de sábado con gente realizando sus compras, los turistas capturando el momento y los peregrinos abrazándose emocionados después de haber logrado su meta.
Acceso al Parador |
¿Qué mejor lugar para tomarse un café y leer la prensa que el Parador de Turismo "Hostal Dos Reis Católicos" situado en plena Plaza del Obradoiro? Este parador museo puede visitarse libremente sin estar alojado en él y es una maravilla.
Detalle de un claustro del Parador de Santiago |
Restaurante del Parador |
Finalmente dejó de llover y pudimos admirar de nuevo la fachada de la catedral con un sol espléndido y hacernos la típica foto tumbados boca arriba en el suelo rodeados por la multitud con la fachada del Obradoiro a nuestras espaldas.
En mi caso, no peregriné a Santiago pero pude verla con lluvia como mandan los gallegos y con sol.
Susana Lázaro
Una ciudad con un encanto especial. Llena de gente de todos los lugares del mundo y en convivencia. De la parte artística está todo dicho. Espectacular. El centro no es muy grande y se puede recorrer fácilmente y tomarse algo en los numerosos bares y restaurantes. Los hay de todo tipo. Mención especial al Parador en plena plaza de Obradoiro. Es un espectáculo con sus cuatro patios, a cual más bonito. Gran artículo Susana. Tu compañía en los viajes es una maravilla que aumenta el placer de conocer más lugares y Galicia tiene muchos para mostrar.
ResponderEliminarDesde luego que a Santiago de Compostela hay que ir, ya no sólo por su imponente catedral, es que además, para mi gusto, es una de la ciudades más bonitas de España, con muchísimo ambiente por todas partes, animadísima, con gran cantidad de estudiantes, y de turistas y peregrinos, que por una razón u otra, fijan la meta de su viaje en Santiago, una ciudad que siempre ha sido, y sigue siendo emblemática.
ResponderEliminarHe podido ir en muchas ocasiones, la última ha sido este verano. La he visitado con lluvia, otras con tormenta y con un aire que casi te llevaba, y otras con un sol y temperatura muy agradables, y de cualquier manera tiene un gran encanto.
El Parador es espectacular y bien merece alojarse en él, o al menos entrar a verlo, en sus restaurantes se come muy bien, y el desayuno es completísimo y delicioso.
Gracias, Susana, por traer al blog una ciudad que me encanta, especial por variadas y múltiples razones.
Una visita imprescindible que hay que hacer a esta impresionante ciudad , una de las que más ambiente he visto a cualquier hora del día te encuentras gente .
ResponderEliminarEste verano la visitamos y fue genial , tengo de decir que al estar alojado en el parador le da un punto muy especial , es precioso el parador creo que unos de los mejores y el comer allí es todo un lujo en cualquiera de los dos restaurantes .
El desayuno muy abundante con mucha variedad .
Es decir hay que ir sin ninguna duda .
Me encanta Galicia .
Estáis muy guapos en la foto .
Santiago de Compostela es una pequeña y gran ciudad a la vez. Pequeña porque como bien dices tiene todo el encanto de una ciudad de provincias y grande porque es uno de los conjuntos arquitectónicos más espléndidos y maravillosos que podemos encontrar en España. El casco antiguo esta repleto de tiendas, restaurantes y sobre todo de peregrinos, en cuanto a su gastronomía es rica, suculenta y muy variada. De noche esta ciudad tiene un encanto especial, ver el reflejo de las luces en las piedras de su catedral, en la que se ubica el Pórtico de la Gloria, obra cumbre del románico, es todo un espectáculo. La situación del parador es privilegiada se encuentra en un lugar impresionante. En mi opinión a Santiago solo hay un camino que es ir.
ResponderEliminarPrecioso tu artículo Susana. Sin duda no os faltó nada en vuestra visita: sol, lluvia, gastronimía. Es lo que tiene el Norte (con mayúsculas) que te ofrece todo lo que buscas, cultura, arte, naturaleza y una cocina exquisita. Me encantaría conocer más de esa zona. Pienso que sí, hay que ir. Me ha encantado veros en las fotos.
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