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domingo, 12 de abril de 2020

Roda de Isábena



Roda de Isábena es un delicioso y apacible caserío del prepirineo aragonés cuya dilatada historia se remonta a tiempos anteriores al reino de Aragón.



Vista la calma de que hace gala este lugar, nadie diría que al abrigo de sus piedras se tomaron decisiones que afectaron a la vida de millares de personas; hoy está habitado por agricultores la gran mayoría, sin embargo, este bucólico emplazamiento estuvo frecuentado durante siglos por nobles y eclesiásticos.




Aquí se instituyó una corte que gobernó, en lo material y en lo espiritual, un extenso territorio. Roda de Isábena era ya obispado del Condado independiente de Ribagorza a mediados del siglo X y su territorio como su catedral, fueron objetos de intrigas y constantes disputas.




En Roda no sólo se nombra sacerdotes y obispos, se dispone de vidas y haciendas e incluso la ciudad amurallada de Alquézar. Además cuenta entre sus filas con un santo, San Ramón a quien en vida se conocía como Ramón Guillermo, también obispo de Roda, siendo un importante mecenas y hizo construir numerosa iglesias románicas, entre ellas la famosísima de Tahüll (Lleida).



En cuanto a la catedral, en el siglo XII se construyó la cripta donde fue enterrado San Ramón, cuyo sepulcro es una importante obra de arte. La diócesis de Roda perdió importancia a partir de la reconquista de la ciudad de Lleida en el siglo XII, momento en el cual quedó bajo el gobierno de la sede episcopal catalana que siglos más tarde ordenaron el traslado de las reliquias de San Ramón a Barbastro.





Hoy Roda de Isábena es más villa que la sede episcopal que extendía sus influencia sobre las tierras del pirineo aragonés. Es un lugar pintoresco de rancia historia y duro presente que cuenta con una bella catedral, centro espiritual del condado independiente de Ribagorza.





La villa fue varias veces devastada y de aquellos tiempos de esplendor han llegado hasta nosotros algunos restos del recinto amurallado, el Palacio Episcopal, o del Prior y la antigua catedral que aunque fue quemada durante la guerra civil española, conserva el retablo mayor del siglo XVI , considerado una de las obras más importantes del renacimiento aragonés y un bello claustro románico del siglo XII.


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 20 de octubre de 2016

Alquézar, (al-Qasr) la fortaleza


Alquézar significa la fortaleza, y en efecto, será su castillo-fortaleza lo primero que verás cuando te acerques a esta hermosa villa aragonesa. Su privilegiado emplazamiento ha sido escenario de guerras, de conquistas e importantes batallas que tuvieron una enorme importancia en la llamada Reconquista. 

Colegiata de Alquézar
Las calles del pueblo se extienden entre pendientes que siempre conducen hacia el conjunto monumental que corona el paisaje, el castillo levantado entre los siglos XI y XII. Cuando llegues verás un doble recinto amurallado cuyo interior depara sorpresas interesantes.

Entrada a la fortaleza 

Encontrarás una Colegiata del siglo XVI que sustituyó a un templo románico anterior donde puedes ver la iglesia, parte del claustro románico, unas curiosas pinturas al fresco y hasta un pequeño museo con retablos con pintura religiosa. Aunque, en mi opinión, es el llamado Cristo de Alquézar, una bellísima talla románica del siglo XIII casi de tamaño natural, lo que más llamará tu atención.

Vistas de Alquézar desde el castillo 
Alquézar bien merece una reposada visita, un buen ejemplo de ello es su plaza, porticada y de reducidas dimensiones pero de especial belleza. Recorre sus calles empedradas y recréate con sus soportales y pórticos, sus dinteles y escudos nobiliarios, sus balconadas y chimeneas, verás que la historia se asoma en cada rincón.

Sus calles y plazas aún conservan su trazado medieval 


No te extrañes si, entre tanta piedra centenaria y discretas calles, ves pasar algún grupo de personas ataviadas con coloridos trajes de neopreno. Resulta que la villa ya no subsiste del cuidado de la tierra sino del turismo y sobre todo de los deportes de aventura que aportan mejores beneficios. Alquézar está rodeada de torrentes y, los turistas de nuestra civilización, desafían la accidentada naturaleza para deslizarse por ríos y profundos barrancos de la zona.

Alquézar se conserva en un estado excepcional 

 Iglesia de San Miguel Arcángel 

Si no eres tan aventurero existe una pequeña ruta circular muy interesante que te permitirá admirar la belleza del cañón del río Vero a través de la Ruta de las Pasarelas.

 Ruta de las Pasarelas
 
Cañón del río Vero


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 6 de octubre de 2016

Aínsa, la antigua capital del reino de Sobrarbe

Capital de la comarca de Sobrarbe, Aínsa aún conserva prácticamente íntegro su peculiar urbanismo medieval. Levantada sobre la confluencia de los ríos Ara y Cinca, su casco urbano apenas se ha visto alterado en absoluto y la belleza de sus calles sigue siendo tan sencillas y evocadoras como antaño. Antes de entrar en el pueblo, lo más recomendable sería dar un paseo por una importante fortificación, un castillo del que quedan restos y algunas dependencias con dos construcciones con épocas diferentes de los siglos XI y XVI. Quizás lo más llamativo sea una torre que todavía mantiene su altura y techumbre original. En el castillo también encontrarás la oficina de turismo y un Centro de Interpretación de la Fauna Pirenaica.

Aínsa desde el castillo

jueves, 25 de agosto de 2016

Los Llanos de La Larri en el Valle de Pineta

Valle de Pineta

Pineta es un valle sorprendente donde se dan cita las cumbres más altas del Pirineo. Forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un bello paraje rodeado de frondosos bosques y paredes escarpadas modeladas por la acción glaciar. Entre los muchos atractivos naturales con los que cuenta este agradable rincón es, sin duda, los Llanos de La Larri, con sus extensas praderas y su espectacular cascada precipitándose entre grandes escalones naturales, el más destacado.

jueves, 19 de mayo de 2016

La fortaleza románica de Loarre

Una vez pasado el pueblo de Loarre, una sinuosa carretera te conducirá hacia uno de los más importantes y mejor conservados conjuntos religioso-militar que existen en España. El castillo se alza sobre un promontorio rocoso que domina las fértiles tierras de cultivo, conocida como la planicie de la Hoya de Huesca. Pronto te darás cuenta que se trata de un imponente castillo románico, probablemente el mejor conservado de Europa.



jueves, 28 de marzo de 2013

El Monasterio de San Juan de la Peña, joya del arte románico


La gran mayoría de visitantes que se acercan hasta aquí llegan atraídos por la belleza del monasterio de San Juan de la Peña, antiguo refugio de ermitaños. El valor artístico que tiene es enorme y alcanza el máximo esplendor en su claustro con sus capiteles románicos.
Se cree que su fundación, allá por el siglo VIII, se debe a la salvación de un noble de una muerte segura tras un accidente a caballo. Cuando perseguía a un ciervo cayó por un precipicio, encontró una cueva con un pequeño altar dedicado a San Juan Bautista, donde se retiró e hizo vida de eremita. Otras fuentes afirman que su origen se debe a un grupo de cristianos que huyendo de los musulmanes se refugiaron en estas montañas. Lo cierto es que los primeros documentos datan del siglo X, cuando se asentó en este lugar la primera comunidad religiosa.


Lo primero que llama la atención al contemplar este antiguo monasterio es la gran roca en la que se encuentra incrustado. Su visita incluye un recorrido por la sala del Concilio, posiblemente fue el dormitorio monacal con su Iglesia mozárabe, la parte más antigua del monasterio cuya cabecera está formada por la propia roca. Subiendo unas escaleras en una altura superior se encuentra el Panteón Real y el Panteón de Nobles, podrás observar unos nichos en cuyo muro todavía se conservan algunas inscripciones. Este lugar fue palacio y panteón de reyes, al estar protegido por la realeza pronto se hizo rico y poderoso, llegando a ser uno de los monasterios más esplendorosos del Reino de Aragón.


Siguiendo por el Palacio Abacial, se recorre lo que fueron las antiguas celdas, cocina y refectorio para llegar a la Iglesia románica que se encuentra en otro nivel superior, considerada por muchos como una de las mayores joyas del románico español. Cuenta una leyenda que el Santo Grial estuvo aquí custodiado por los monjes durante siglos. Arcos de medio punto, bóvedas de cañón y bellas columnas dan paso a la parte más bella e interesante del monasterio, su claustro.


La visita al claustro con sus bellos capiteles románicos nos relatan la vida de San Juan Bautista y de Jesús. Observa las hermosas columnas rematadas con capiteles ricamente esculpidos que han dado fama mundial al monasterio. El claustro esta protegido por una descomunal roca que desde hace siglos forma su tejado. Mirando hacia arriba parece que se va a caer sobre nosotros, es realmente sorprendente. Completa nuestro recorrido la capilla gótica de San Victorián con sus pinturas murales posiblemente del siglo XIII.



Dos terribles incendios dejaron el monasterio prácticamente destruido. Tras el segundo incendio que destruyó el importante archivo los monjes decidieron abandonar el lugar y construir un nuevo edificio muy cerca y al que se conoce como el monasterio alto. Pero no acabaron ahí las desgracias, las tropas francesas en la Guerra de la Independencia asaltaron y saquearon el nuevo monasterio y por último lo incendiaron, afortunadamente los franceses respetaron el viejo monasterio. La Desamortización de Mendizábal acabó definitivamente con la vida monástica del monasterio. Hoy en día puedes admirar el viejo monasterio de San Juan de la Peña y el monasterio nuevo convertido en una hospedería, un restaurante y en un centro de interpretación del Reino de Aragón y del propio monasterio.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 9 de agosto de 2012

Un día de rafting en Campo - Huesca


Después de haberme tirado por tirolinas, haber descendido barrancos, reptado por cuevas, me faltaba esta actividad que la encontraba muy entretenida. Así que decidimos hacer una escapada al pueblo de Campo porque queríamos hacer rafting en el río Ésera y pasar un día divertido realizando alguna actividad conjunta con mi familia y unos amigos.


El rafting tiene como objetivo descender en una embarcación los rápidos de un río. Es un deporte muy interesante que requiere mucha concentración  y sobre todo no tener miedo.

Antes de empezar, un monitor con el que vas acompañado en todo momento, nos hizo una introducción con las instrucciones que debíamos seguir, para no correr peligro. Además de esto, nos proporcionaron el equipo necesario, chaleco salvavidas, traje de neopreno y casco. El descenso se realiza en grupos, lo que lo hace más divertido y con un guía que dirige la embarcación, dándonos las instrucciones necesarias en todo momento. También nos dijeron que el río ese año no llevaba mucha agua, con lo cual los rápidos eran más peligrosos y difíciles de pasar, ya que había que entrar bien para salir sin volcar ni chocar con las rocas.


Nos explicaron como colocarnos en el agua si caíamos al río. Lo más importante no perder el remo, colocarte boca arriba y dejarte llevar por la corriente en dirección a la bajada hasta salir del rápido donde te recogen.
El recorrido en nuestro caso, fue de 12 Km. Inicialmente el río era bastante tranquilo. Supongo que también se empieza por esa zona para ir tomando contacto con la embarcación y posteriormente empieza lo divertido, los rápidos.


Hay que sincronizarse bien a la hora de remar porque sino la barca no avanza. Los dos que se sientan delante llevan el ritmo y los demás tienen que seguirlos, para intentar remar todos al mismo tiempo. Hay que remar con fuerza todos a la vez, me explico: porque si tres están remando muy fuerte y el resto no rema, pues va a ser que no.
Todos muy emocionados comenzamos a remar hasta llegar al primer rápido, para empezar no estuvo nada mal. Lo hicimos todos bastante bien y no hubo ningún problema pero ese era sólo el primero y el más fácil. En los siguientes la adrenalina fluía por mis venas. En algunos lo pasamos apuraditos sobre todo en uno, remando con todas mis fuerzas para evitar la caída. La embarcación se inclinó subiéndose por una roca y estuvimos a punto de volcar. Cuando al final salimos del rápido, mi corazón estaba apunto de saltar de mi pecho. Pase un poco de miedo no por mí sino por mi hijo y su amiga que por poco los perdemos, yo no sabia donde agarrarme para no caerme.


El recorrido duró como dos horas, en las que no sólo tienes rápidos. Hay zonas tranquilas en las vas viendo como el río discurre entre montañas. El paisaje es precioso y la experiencia inolvidable. Es una de las actividades deportivas que más emoción me ha provocado, teniendo en cuenta que hay que realizarla al nivel que te permite tu propia experiencia en nuestro caso era familiar con dificultad baja apropiadas para hacer con niños ¡Cómo será la alta pensé yo!


Mi amiga dice que ya no hace este tipo de actividades con nosotros y yo es verdad que durante el recorrido me acordé alguna vez de mi marido y de toda su familia. Bromas aparte, cuando llegamos todos al vestuario, embutidos en los trajes de neopreno, con esas zapatillas mojadas, los chalecos y el casco a cual más feo, riéndonos los unos de los otros por las pintas que teníamos.


La verdad es que la experiencia fue increíble, nos reímos mucho y me lo pasé genial. Espero repetir, de hecho he repetido otra vez más en otro río, pero no ha sido igual.


                                                                                                                                                         Loli
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