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martes, 1 de octubre de 2019

El Museo de los Monumentos Franceses

París es una ciudad fascinante y un destino de gran prestigio que atrae a millones de turistas de todo el mundo, gracias a la gran variedad de monumentos y museos que alberga en su interior. 


Tanto si eres aficionado a la arquitectura como si no, voy a recomendarte un museo que probablemente no sea el más famoso de París, pero sí, uno de los más agradables que he recorrido en la capital francesa. Se trata del Museo de los Monumentos Franceses donde podrás ver reproducciones a tamaño real y maquetas de las obras maestras del rico patrimonio francés desde el siglo XII hasta la actualidad. 



Encontrarás el museo junto a la Plaza del Trocadero, ocupando todo un ala del Palacio de Chaillot y formando parte de la Ciudad de la Arquitectura y el Patrimonio. Tras un itinerario museístico variado, deambularás por sus galerías entre portadas románicas, frescos renacentistas o vidrieras de la Edad Media. 




Podrás ver que están al alcance de la mano, reproducciones de portadas y fachadas de alguna catedral, lo que te permitirá ver todos sus detalles que al natural sería imposible apreciar. Puedes acercarte a las esculturas de las fachadas de la catedral de Chartres y verás también dos copias de vidrieras de la misma catedral que se reproduce fielmente. 



Este museo contiene muchas cosas interesantes desde pinturas de alguna capilla hasta  documentos originales, criptas o los tímpanos más bonitos de las catedrales y pequeñas iglesias francesas de la Edad Media.




Todas las reproducciones tienen información muy detallada sobre lo que estamos viendo además de un pequeño mapa de Francia que muestra el lugar donde se encuentra el edificio original.




En la parte superior del museo se encuentra la "galería de pinturas" que abarca el período del siglo XII hasta el XVII. Además también está la galería de Arquitectura Moderna y Contemporánea donde podrás ver dibujos, fotografías, vídeos y una reproducción de un apartamento moderno de la ciudad de Marsella.




Verás que las ventanas de esta planta te ofrecen maravillosas vista de la Torre Eiffel y los Jardines del Trocadero pero para culminar tu visita, sal a la cafetería del museo, la encontrarás en la planta baja, no es que resulte interesante sin embargo, si sales a ella obtendrás una perspectiva extraordinaria del monumento más famoso de París.

                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 2 de junio de 2016

El Sagrado Corazón de Montmartre


Sacré-Coeur
En París una de las construcciones importantes a tener en cuenta es la Basílica del Sagrado Corazón. Una enorme y distinguida mole de piedra blanca que, con su arquitectura romano - bizantina, se ha convertido en uno de los monumentos más visitados y emblemáticos de la ciudad.


Una de las mejores vistas del Sacré-Coeur se obtiene desde las escalinatas

Se encuentra situada en el punto más alto de París, en la Colina de Montmartre, aquella a la que los romanos llamaron Mons Mercurii, después de erigir un santuario dedicado al Dios del comercio. Más tarde la colina se convierte en Montmartre "Montaña de Mártires", donde la leyenda dice que en el año 250 d.C., Saint Denis, obispo de París, fue decapitado en su cima.

El campanario alberga una de las campanas más pesadas del mundo

La idea de levantar aquí un templo católico surgió al final de la guerra Franco-Prusiana en el siglo XIX, para honrar a las personas que perdieron sus vidas en la guerra. Autorizado por la Asamblea Nacional, dicen que su construcción fue financiada por todas las parroquias de Francia. Cuando llegues a la basílica puedes subir por las escalinatas, pero, si quieres evitarlas, tienes la opción de subir en el funicular. Aunque si no tienes alguna condición que te impida hacerlo, te aconsejo que subas por las escaleras, verás como es una buena alternativa.



Su arquitectura blanca domina París y es que su extraordinaria blancura se debe al material utilizado en su construcción, la piedra caliza de Château-Landon que la mantiene a salvo de las inclemencias meteorológicas y la contaminación. El edificio es sin duda impresionante. Si te colocas en su parte frontal y miras hacia la entrada, verás dos estatuas ecuestres de bronce, una es de Juana de Arco y la otra del rey Luis IX. Si miras un poco más arriba, la estatua de Cristo con la mano levantada en señal de bendición te da la bienvenida.


Es posible ver el interior de la basílica, la entrada es libre, pero en mi opinión no es tan impresionante como el exterior. Tan sólo como elementos destacados, podrás ver el órgano hecho a mano junto al mosaico que adorna el ábside y las bóvedas de la cripta. Muchos son los turistas que se acercan hasta aquí para disfrutar de una vista maravillosa y es que el Sagrado Corazón domina todo París. Tómate tu tiempo y siéntate en la escalinata para poder disfrutar de su hermosa panorámica.



Si eres amante de aromas bohemios, decadentes y agobios turísticos, estás en el lugar adecuado. Nos vamos a dirigir ahora hacia las cercanas calles que hay junto a la basílica. Montmartre fue el hogar de muchos pintores famosos como Manet, Picasso, Renoir o Van Gogh entre otros.
Cientos de turistas deambulan diariamente por su entramado de calles peatonales

Hoy la zona sigue estando llena de artistas, así que acércate a la Place du Tertre, conocida popularmente como la Plaza de los Pintores, donde tendrás oportunidad de observar como están constantemente tratando de conseguir que te dejes dibujar un retrato, serás la obsesión de pintores y fotógrafos.

Montmartre es el barrio de los artistas

 Hacen retratos y venden sus obras a los turistas


Montmartre era un pequeño pueblo, habitado en su gran mayoría por agricultores dedicados al cultivo de trigo. De los más de treinta molinos de viento que existían en la zona aún sobreviven dos. Además tendrás ocasión de ver el último viñedo que existe en la ciudad. Piérdete por sus calles inclinadas y explora sus estrecheces y recovecos. En la actualidad, esta Montaña de Mártires aún pelea por mantener sus orígenes humildes, pero la zona se ha inundado de turistas, de pequeños restaurantes, salones de baile y míticos cabarets donde se baila el cancán.



                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 27 de agosto de 2015

Las galerías cubiertas y los pasajes de París

Mientras miles de turistas se aglomeran frente a la Mona Lisa del Louvre, suben a la Torre Eiffel o se amontonan en los alrededores del Arco del Triunfo, si estáis pensando ir a París y queréis hacer algo diferente y, sobre todo, si contáis con el tiempo suficiente animaos a callejear y salíos de las rutas turísticas. Embriagaos de sus bellas calles, sus impresionantes jardines y edificios, encontraréis lugares que aunque no estaban en vuestro recorrido os asombrarán positivamente y por algún motivo acabaran sorprendiéndonos.



jueves, 13 de agosto de 2015

El Museo de la Orangerie, París.

En la capital de Francia descubriréis numerosos museos realmente interesantes, uno de ellos es el de la Orangerie. Situado en pleno Parque de las Tullerías, es un museo no muy grande en tamaño pero grandioso en cuanto a obras de arte se refiere. Su interior alberga una importante colección de pinturas impresionistas y postimpresionistas, entre las que destacan entre otros, las obras de grandes pintores como Cézanne, Matisse, Renoir, Picasso o la obra maestra de Monet "Los Nenúfares".


Suele sorprender a quién lo visita por varios motivos: se trata de un museo espectacular por sus colecciones y por el lugar donde se encuentra ubicado, junto a la orilla del Sena y la Plaza de la Concordia. Su nombre se debe a que este bonito edificio antes de ser museo fue, entre otros muchos usos, el antiguo invernadero de naranjos del Palacio de las Tullerías.

jueves, 19 de febrero de 2015

Notre Dame (Nuestra Señora de París)

El horizonte urbano de París se encuentra plagado de edificios construidos en diferentes estilos arquitectónicos que se mezclan con los tejados de zinc y pizarra de las casas. Pero hay uno en especial que destaca por encima de todos y no me refiero a la omnipresente Torre Eiffel, sino a la aguja gótica de la Catedral de Notre Dame.

Catedral de Notre Dame

La primera vez que vi la catedral me quedé prendado del encanto que trasmite. Parado frente a ella, en una plaza desde la cual se miden los kilómetros de todas las carreteras francesas, se aspira toda la esencia de una de las ciudades más hermosas del mundo. La plaza siempre abarrotada de turistas llegados de todas partes del mundo deseosos de admirar Notre Dame, una catedral que por su riqueza e importancia cultural, la UNESCO otorgó el título de Patrimonio de la Humanidad.


El exterior debe ser visto desde varias perspectivas, mientras se rodea los viejos muros de piedra con más de ocho siglos de existencia, dejará entrever su maravillosa arquitectura, todo un alarde de innovación. Es uno de los mejores ejemplos del gótico temprano con sus arbotantes, contrafuertes y la aguja, alcanzando los 90 metros de altura.



Sería en el siglo XII cuando se colocara la primera piedra, aunque sabemos que este lugar siempre ha estado ligado a las actividades religiosas. La tribu celta de los parisii al parecer celebraban aquí sus rituales, posteriormente los romanos en el mismo lugar levantaron un templo en honor a Júpiter. Más tarde una primera iglesia cristiana y sobre ella, una iglesia románica, que perduró hasta la construcción de la catedral que podemos ver actualmente.


Notre Dame te atrapará desde el principio, poder contemplar la fachada principal en la que se encuentran tres asombrosas puertas es realmente admirable. La central representa el Juicio Final y las laterales están dedicadas a la Virgen María y a Santa Ana. Por encima de las puertas una galería con las estatuas de los 28 reyes de Judea y un bello rosetón de 10 metros de diámetro.




Multitud de turistas se agolpan en los alrededores donde se encuentra la catedral, ansiosos de visitar el interior del templo donde Napoleón se autoproclamó emperador de Francia o para subir a sus torres donde encontramos el campanario y las famosas gárgolas con sus figuras demoníacas que inspiraron a Víctor Hugo para escribir su famosa novela sobre el jorobado Quasimodo y su amada Esmeralda.



Para subir a las torres además de ascender por la angosta escalera con sus 387 escalones, hay que esperar grandes colas, a no ser que madrugues un poco. La subida cansa, pero vale la pena, una vez arriba te olvidarás de todo lo subido.






La Catedral de Notre Dame recibe al año alrededor de 12.000.000 de visitantes y todo esto a pesar de no ser ni la más grande, ni la más bella de las catedrales góticas, incluso por no ser, no es ni la más antigua, simplemente es Notre Dame de París.
¡Os aseguro que nunca la olvidaréis!


                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 26 de septiembre de 2013

El Louvre, uno de los museos más importantes del mundo

No hace demasiado tiempo que andaba por París y reconozco que una de las experiencias más placenteras y gratificantes fue recorrer el museo del Louvre. Es uno de los museos más importantes y famosos del mundo. Su interior alberga colecciones de arte de un valor incalculable.

Museo del Louvre desde la Rue de Rivoli

Antes de acceder a su interior repaso un poco la historia de este lugar, cuyo origen fue un castillo medieval, para más tarde ser residencia de los reyes de Francia que lo convierte en un hermoso palacio renacentista. Con la construcción del Palacio de Versalles, el Louvre cae en desuso. Un gran incendio destruye el palacio de las Tullerías que estaba unido por aquel entonces al Louvre. Llego a ser tan grande el deterioro del edificio que incluso se pensó en el derribo. Tras la Revolución y con la llegada de Napoleón I el palacio se rehabilita, abriendo una pequeña parte al público como museo. El Louvre tal como lo vemos hoy en día, es fruto de numerosas ampliaciones, reformas y modificaciones que se llevaron a cabo durante siglos.

Pasaje Richelieu

Como iba con un grupo de alumnos de la Escuela de Pintura, teníamos hora concertada. Así que nos dirigimos hasta el patio de Napoleón donde se encuentra la polémica pirámide, entrada principal al museo. La pirámide está construida en acero y vidrio, rodeada de pequeños estanques. Aunque hay mucha gente que opina que desentona un poco. A mi me gusta y en mi opinión le da un toque de modernidad a un sitio lleno de historia. La pirámide no es la única entrada. El museo cuenta con más entrada repartidas por el edificio.

La pirámide, entrada principal al museo

Lo cierto es que las interminables colas que se forman en la entrada asustan un poco. Pero como teníamos cita, unos minutos de espera y accedemos al interior, no sin antes echar un vistazo a la pirámide invertida para acordarme de Dan Brown y su código da Vinci.
Una recomendación, no intentéis ver todo el museo en un día. El Louvre es enorme, resulta imposible recorrerlo en su totalidad, necesitaríamos varios días para disfrutar de todas sus salas. Así que dependiendo del tiempo que dispongamos y siempre con el plano en mano intentar ver todo lo que os interese. Sin plano me parece imposible orientarnos por sus interminables galerías. El Louvre cuenta con cuatro plantas donde encontraremos de todo, desde antigüedades egipcias, griegas, orientales o romanas, artes decorativas, esculturas y colecciones de pinturas que van desde la mitad del siglo XIII hasta la mitad del XIX.



Disfruté recorriendo las salas del museo rodeado de tanto arte, viendo las obras más significativas. Acompañado siempre por la gran cantidad de turistas deseosos de conocer los secretos del Louvre, llegue a la galería Denon donde se encuentra la enigmática obra de Leonardo da Vinci, la Gioconda, conocida como ¨la Mona Lisa¨. Es fácil saber donde se encuentra porque es la sala donde más gente hay. Todos quieren acercarse para inmortalizarla en una foto.
Abriéndome paso entre los curiosos que se amontonan en la sala, me voy acercando hasta estar frente a la sonrisa más buscada del museo. Sin duda, esta obra pictórica es la pintura más conocida del mundo. Un grueso cristal protege la misteriosa sonrisa que ha intrigado a millones de personas.



Continuo con mi peregrinar por salas menos concurridas, pero no menos interesantes hasta que llego el momento de la despedida. Con muy buen sabor de boca y con la promesa de volver.



                                                                                                                                                           Rafa

jueves, 22 de agosto de 2013

La magia de Disneyland París

En París no todo son tiendas, monumentos y museos también tenemos la oportunidad de dejar volar nuestra imaginación en un mundo de magia y fantasía, visitando Disneyland, uno de los mejores parques temáticos de los que he estado. Cuando estás allí te vuelves un niño, todo parece un cuento y no importa la edad que tengas para disfrutar. Terminarás envuelto en la magia del lugar.

Entrada al parque bajo el hotel Disneyland

Se encuentra a 44 kilómetros de París y se puede llegar fácilmente desde la ciudad por autopista en coche, tren de cercanías o en autobús. Pero lo más aconsejable si queréis aprovechar bien el tiempo es alojarse en uno de los 6 hoteles Disney cercanos al parque. Aunque son un poco caros, pero ganareis mucho tiempo ya que os evitaréis traslados. Además al estar alojados en alguno de los hoteles Disney, tendréis ciertos privilegios como poder entrar dos horas antes de que el parque abra sus puertas al resto de personas. También podemos desayunar si queremos, en algunos de los restaurantes que se encuentran en el interior. Así a la hora de la apertura ya estaremos dentro, evitando las aglomeraciones que se producen en la entrada.



Mi opinión personal es que son necesarios 3 días completos si queremos disfrutar y recorrer los dos parques: Disneyland y Walt Disney Studios. Dos días para montar en todo y uno para repetir en lo que más nos guste y poder contemplar detalles del parque que a simple vista pasan totalmente desapercibidos.

Castillo de la Bella Durmiente

Una vez dentro te dejas llevar por la música de fondo y un estado de fascinación, cuesta creerse que estás allí. Aún me emociono un poco al recordar cuando llegue a las puertas del maravilloso castillo de la Bella Durmiente que parece sacado de un cuento de hadas.
En Disneyland hay atracciones para todos los gustos, para niños y no tan niños. Eso si, un consejo, intentar disfrutar del tiempo sin mirar el reloj, sin prisas y sobre todo, sin agobiarse en las colas interminables que encontraréis en algunas atracciones. Hay un servicio gratuito para las atracciones más concurridas, el Fastpass, un billete que indica la hora a la que tienes que volver para montar, sin hacer apenas cola en la atracción deseada. En el interior del parque hay gente por todas partes, es un hervidero de tiendas y restaurantes para todos los gustos y bolsillos. No sabría muy bien con cuál atracción quedarme y es que cada una de ellas tiene algo que me ha dejado huella y un buen recuerdo.


Además, Disneyland también ofrece vida nocturna, hasta altas horas de la madrugada en Disney Village, donde encontraremos: espectáculos, cines, discoteca, muchas tiendas y restaurantes. Para seguir comprando y gastándonos el dinero, desde luego que bien se lo tiene montado y el partido que sacan a Mickey y compañía.



Pero sin ninguna duda a pesar de las aglomeraciones, la distancia y el precio bastante elevado que tiene, volvería a repetir.
Que disfrutéis de Disneyland París, un parque donde los niños lo pasaran estupendamente y los mayores casi más que ellos.



                                                                                                                                                                             Loli

jueves, 4 de octubre de 2012

Que ver en París, en cuatro días


Cuando los alumnos de la Escuela Municipal de Pintura del municipio en el que resido realizaron su viaje de fin de curso. La ciudad elegida fue París. El grupo estaba compuesto por seis adultos y catorce jóvenes de entre 11 y 19 años, en el que se encontraba mi hijo y yo que fui en condición de acompañante. Hacía tiempo que había estado en esta ciudad, pasando unas vacaciones familiares. Así que pensé que esta podía ser un buena oportunidad y me hacia ilusión volver a ver la ciudad de la luz. Pensaba que no habría cambiado mucho y merecía la pena repetir de modo que nos subimos todos al tren dirección París.


Más o menos todos conocemos de alguna forma qué se puede ver en París: La Torre Eiffel, Notre Dame o el Arco del Triunfo. Así que en lugar de centrarme en contaros solamente cosas de estos monumentos, contaré algunos consejos y lugares que visité durante los cuatro días que estuvimos en una de las ciudades más bellas y extraordinarias de Europa.
La forma más rápida y cómoda de ir ya se que es el avión, pero nosotros fuimos en tren- hotel, una forma diferente de viajar que no me defraudó en absoluto. Pues a pesar de ser un recorrido largo y un poco pesado que duro toda la noche, duermes mientras viajas. Al despertar y descorrer las cortinas descubres los hermosos paisajes y algunos pueblos franceses.
Llegamos a la estación del tren y en unos pocos minutos andando ya estábamos en el hotel junto a la PLAZA DE SAINT PAUL. Era una residencia para estudiantes y la primera impresión fue muy buena. Tras dejar las maletas, comenzamos nuestra primera jornada por la ciudad en la que nos dedicamos a ver museos, monumentos y sus principales plazas.

Museo del Louvre y los jardines de las Tullerías

Encontrar un alojamiento cómodo y económico en París no es una tarea fácil. El nivel de los hoteles parisinos en la mayoría de los casos tiene poco que ver con sus altos precios. Lo más importante de un hotel en París es que esté céntrico y cercano a una boca de metro. Planificar bien las visitas para explorar una zona cada día de manera que los desplazamientos no sean muy largos. Te aseguro que 4 días de caminata llegan a pesar. Aunque ahí quien dice que la mejor opción es ir a pie a todas partes, París es enorme y resulta imposible recorrerlo todo andando. Así que el metro es el mejor medio de transporte, la forma más sencilla y rápida de moverse, muy antiguo pero muy rápido y muchas estaciones son laberínticas llegando a ser agobiantes.
Yo soy de los que planifico mucho mis rutas, pero esta vez me dejo llevar por el director de la escuela de pintura. Francés de nacimiento y el mejor guía que uno puede encontrar para descubrir esta ciudad.

Hôtel de Ville, el ayuntamiento

Lo primero que visitamos fue la PLAZA DE LA CONCORDIA. Una de las plazas más representativas de París. Aquí se dedicaban a guillotinar a la gente en tiempos de la Revolución. En ella se encuentra también el monumento más antiguo de Francia, el Obelisco de Luxor. Junto a esta plaza está el MUSEO DE LA ORANGERIE, donde se exponen obras de: Renoir, Cézanne, Matisse, Picasso entre otros. Pero lo que más me llamó la atención de este museo fue la mítica obra Los Nenúfares, que Monet regaló a Francia para celebrar la victoria francesa en la Primera Guerra Mundial. Son un conjunto de ocho inmensos murales expuestos en dos salas ovaladas.
Hicimos un alto en el camino para recuperar fuerzas. Es fácil encontrar restaurantes con buena relación calidad-precio y para todos los gustos y paladares. Aunque nosotros preferimos comer al aire libre en los JARDINES DE LAS TULLERÍAS que me resultaron preciosos con sus paseos de tierra, rodeados de castaños a los dos lados con un pequeño estanque en el centro del jardín que va a desembocar en el de ARCO DEL TRIUNFO DEL CARRUSEL. Me sorprendió encontrar tanta gente sentada plácidamente comiendo, leyendo o simplemente tomando el sol.

Plaza des Vosgues

Más tarde, fuimos a la PLAZA VENDÔME elegante donde las haya, famosa por sus exclusivas joyerías, tiendas y el Hotel Ritz. Llegó después el turno de los GRANDES BULEVARES con amplias avenidas y un gran ambiente. Me sorprendió encontrar tantas galerías y pasajes abarrotados de tiendas. Vemos la ÓPERA GARNIER, un magnífico edificio con un aspecto monumental. EL CENTRO DE ARTE POMPIDOU con su estructura modernista y sorprendentes vistas de la ciudad desde el último piso.
Después de cenar visité uno de mis lugares favoritos la ÎLE DE LA CITÉ. El lugar en que nació el primitivo París con la CATEDRAL DE NOTRE DAME, una mezcla del románico y gótico. Imprescindible subir a las torres, desde las que además de gárgolas y campanas quien sabe puedes encontrar al Jorobado.

Basílica del Sagrado Corazón

Comenzamos nuestra segunda jornada paseando por el BARRIO JUDÍO. Visita a la IGLESIA DE SAINT EUSTACHE de estilo gótico con adornos y elementos del renacimiento, destacan sus vidrieras y su impresionante órgano. En ella fueron bautizados el famoso cardenal Richelieu y Madame de Pompadour. Seguimos caminando, descubrimos muchos barrios con encanto, llenos de puestos de frutas, flores y pastelerías. Llegamos al famoso barrio más bohemio de París, MONTMARTRE donde se encuentra la BASÍLICA DEL SAGRADO CORAZÓN, una gran iglesia de color blanco, una pasada de construcción, mezcla de estilos entre románico y bizantino, con una gran cúpula y vistas increíbles de la ciudad al estar en los más alto. Nos acercamos a la PLACE DU TERTRE, conocida como la plaza de los pintores por los numerosos artistas que cada día se dan cita en ella, hay que perderse por las calles disfrutando de cada rincón. Llegamos al mítico cabaret, MOULIN ROUGE para más tarde acercamos al ARCO DEL TRIUNFO con su maciza estructura, mandado construir por nuestro amigo Napoleón. Desde ahí y ya en retirada nos dirigimos a los CAMPOS ELÍSEOS, la avenida más famosa de París, abarrotada de gente. Zona totalmente comercial donde se encuentran las mejores firmas de moda y que cuenta con el récord de ser la calle más cara de toda Francia. Tomar un café o comprar cualquier cosa allí puede resultar carisimo. Ya un poco cansados de tanto andar, al caer la noche nos dirigimos en metro a disfrutar del emblema de la ciudad y uno de los monumento más visitado del mundo, la TORRE EIFFEL. ¡Es impresionante verla iluminada de noche!


Catedral de Notre Dame

En la siguiente jornada pasamos por el HÔTEL DE VILLE, es el ayuntamiento de París. Un precioso y enorme edificio. LA TORRE DE SAINT JACQUES, punto de partida de los peregrinos que tomaban la ruta hacia Santiago de Compostela. Visita al MUSEO DEL LOUVRE o mejor dicho una pequeña parte de él porque es imposible verlo todo en un día. Vimos  las obras más significativas y como no la famosa Gioconda de Leonardo. El propio edificio que alberga el famoso museo es digno de ver, al igual que la polémica pirámide que en mi opinión no desentona absolutamente nada. Resulto toda una satisfacción ver como los alumnos de la Escuela Municipal de Pintura han disfrutado con las obras de arte originales que ellos mismos han reproducido a lo largo del curso. Visitamos también la ESCUELA NACIONAL DE BELLAS ARTES. La escuela de arte más grande de Francia.
Sentarse en las orillas del Sena al atardecer es todo un placer, aunque sólo sea para dar un poco de descanso a las cada vez más doloridas piernas. Es uno de los lugares más mágicos de París por el ambiente que hay allí y los preciosos puentes que cruzan el río. Imprescindible dar un paseo por el Sena, para poder ver los monumentos de la ciudad situados en las orillas. Si decides subir en el barco te recomiendo que lo hagas al anochecer pues resulta bonito por la iluminación de los edificios.

Río Sena

Bien, sigamos con el paseo. LA CONCIERGERIE, la terrible y temida prisión. La famosa María Antonieta estuvo presa allí, antes de coger el camino a la guillotina. LA PLAZA DES VOSGUES una de las más bonitas y tranquilas de París. LA PLAZA DE LA BASTILLE con un moderna ópera en el lugar que ocupó la antigua prisión.
Para el ultimo día la mayor sorpresa, por lo menos a mí me impresionó. EL MUSEO DE LOS MONUMENTOS FRANCESES donde se encuentran las reproducciones a escala real de los principales monumentos del país, desde la Edad Media hasta el siglo XVIII. Donde aprendimos, entre otras cosas, a leer los pórticos de las iglesias y catedrales. Desde allí nos encaminamos a el BARRIO LATINO. ¡Todo un espectáculo pasear por esas calles llenas de tiendas y restaurantes! Es un barrio con mucho encanto, mucha actividad y alboroto. Mientras devoramos un delicioso crêpe, dulce o salado dependiendo del relleno. Hacemos tiempo para recoger las maletas y coger otra vez el tren-hotel, pero esta vez destino Madrid.


Bueno esta es mi visita de cuatro días por París. Para los que conocéis la ciudad veréis que queda mucho por ver, pero no dio tiempo para más y es que París es mucho París. 


                                                                                                                                                           Rafa
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