Una de las cosas que más me llamó la atención de la capital de Escocia es la relación de sus habitantes con los cementerios. Es muy común ver en estos lugares a personas sentadas en un banco leyendo plácidamente un libro o disfrutando de un relajado paseo junto a las tumbas, incluso pasear al perro. Según ellos, por qué no darle uso a un lugar hermoso, verde, lleno de flores y que forma parte de su vida cotidiana.
| Cementerio de Greyfriars |
Los cementerios de Edimburgo se han convertido en un atractivo turístico más donde se realizan visitas guiadas. Personalmente no soy partidaria de este tipo de excursiones, especialmente de noche. De todos ellos, el cementerio de Greyfriars es el más visitado y el que esconde las leyendas más macabras y una de las historias más tiernas que he conocido, la del perro Bobby, un Skye Terrier que se ha convertido en todo un símbolo nacional.
| La estatua de Bobby se ha convertido en una visita turística más de Edimburgo |
Compañero inseparable en las frías noches de Edimburgo de un vigilante nocturno, cuentan que el dueño contrajo tuberculosis y, tras una larga enfermedad, falleció siendo enterrado en el cementerio Greyfriars. Bobby quedó junto a la tumba de su amo aunque, como los animales no estaban permitidos en los cementerios, fue expulsado por los vigilantes.
| Iglesia de Greyfriars |
Bobby acudía todos los días junto a la tumba de su amo independientemente de las condiciones meteorológicas. Hasta que un día un vigilante lo encontró empapado y tiritando, conmoviéndose tanto, que le permitió quedarse junto a la tumba, incluso le construyó un refugio para que pudiera guarecerse. El perro se hizo famoso en toda la ciudad y había quien acudía a verle y a llevarle comida. Así, durante catorce años que permaneció junto a la tumba de su amo, hasta el día de su propia muerte. Desde su muerte a Bobby se lo conoce con el nombre Greyfriars Bobby.
| Algunos de los nombres de este cementerio aparecen en la saga de Harry Potter |
| Lápida dedicada a Bobby dentro del cementerio |
Conmovida por la historia, una aristócrata de Edimburgo, solicitó construir una estatua en homenaje a Bobby. La estatua se encuentra junto al cementerio y frente al pub Greyfriars Bobby. Dicen que da buena suerte tocar el hocico de Bobby mientras visitas la ciudad.
| Pub en homenaje a Bobby |
Nada más entrar al cementerio lo primero que encontramos es una lápida dedicada a Bobby junto a la iglesia, aunque en realidad el perro no está enterrado aquí. El animal se encuentra enterrado en uno de los muros exteriores porque no se permite el entierro de animales en terreno sagrado. Además, por si os interesa, su collar y su plato donde comía se encuentran expuestos en el Museo de Edimburgo.
Loli