lunes, 19 de diciembre de 2016

El fuero de Sepúlveda

La villa de Sepúlveda, en la provincia de Segovia, es un coqueto pueblo castellano que aúna historia y arte entre los muros de sus edificios y además, sirve de antesala al maravilloso paraje natural de las Hoces del río Duratón.

Vista de las hoces del Duratón desde Sepúlveda

El trazado de las calles de Sepúlveda es bastante singular debido a que el núcleo de población se asentó sobre el saliente que forma una de las primeras hoces del Duratón en su recorrido mientras se encajona por las paredes de roca. Si aún no conocéis esta formación natural os recomiendo que la visitéis pues es todo un espectáculo tanto por las impresionantes vistas como por ser el hábitat de una gran colonia de buitres leonados, así como de otras aves rapaces de la Península Ibérica.

Plaza de España
Pero centrémonos en el municipio de Sepúlveda que, históricamente, logró un destacable papel durante la Reconquista. Cuando los ejércitos musulmanes habían penetrado profundamente en el norte de Castilla saqueando numerosas poblaciones, los pobladores se vieron obligados a abandonar las tierras que habían ocupado durante siglos. Sin embargo, en el siglo X se produjo uno de los avances más importantes contra los árabes en el que se llegó a recuperar gran parte del terreno al sur del río Duero por parte del conde Fernán González que luchó contra el cabecilla árabe Abubad, a quien el conde cortó la cabeza, hecho que se encuentra representado en algunos blasones y en el Palacio del Moro de la localidad.

Típico rincón sepulvedano
A lo largo del siglo XI comenzó la repoblación de estas tierras con Alfonso VI, momento en el que la corona otorga unos fueros a la ya reconstituida villa de Sepúlveda por los cuales su jurisdicción y orden pasaban a depender directamente de la corona de Castilla, lo que le daba unos privilegios con los que otras poblaciones no contaban, entre otros, no someterse a ningún juez (salvo a la corona) o la exención de algunos impuestos. El territorio que abarcaba el fuero estaba formado por 8 ochavos - el de Sepúlveda, Cantalejo, Prádena, las Pedrizas, Valdenavares, de la Sierra, Castillejo y de Bercimuel - que aún hoy continúan constituyendo "La Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda" para administrar y defender su patrimonio, tanto urbano como rural.

Durante aquellos años la villa logró una gran expansión territorial y cierta importancia. Llegó a tener 15 iglesias, varias casas blasonadas y hasta una cárcel que estuvo funcionando hasta hace poco tiempo.
Puerta del Azogue
Unos de los accesos más pintorescos a la villa se realiza a través de la Puerta del Azogue o Arco del Ecce Homo donde hallaréis una buena parte de lienzo de muralla, en buen estado de conservación. La puerta es de estilo románico con un arco de medio punto entre dos cubos y se comunica con la plaza de la villa por la calle Barbacana.

La Plaza desde la entrada a la iglesia de San Bartolomé
Os recomiendo que comencéis la visita a Sepúlveda en su Plaza de España, un amplio espacio creado extramuros de la villa donde se celebraba el mercado y las ferias. Era y sigue siendo el centro social de la villa, es de planta rectangular y cuenta con una zona porticada. Desde aquí se obtiene una bella panorámica de algunos de los edificios más representativos de la villa como la cárcel, algún torreón de la muralla o la Iglesia de San Bartolomé. Esta última es una parroquia románica del s. XII que se asienta sobre una gran roca granítica. Al subir las escaleras que conducen a su entrada nos toparemos con uno de los rincones más bonitos de Sepúlveda.

Pasillo de acceso a las celdas masculinas
En el extremo opuesto de la plaza encontramos la oficina de turismo que ocupa el edificio de la antigua cárcel del s. XVI y que fue utilizada hasta bien entrado el siglo XX. En la parte superior se conservan las dependencias para guardias y presos con dos partes bien diferencias para hombres y mujeres, que vivían en unas condiciones lamentables. La visita resulta interesante pero al mismo tiempo claustrofóbica. En la planta baja se pueden ver algunas celdas de castigo, agujeros pequeños llenos de humedad y sin unos mínimos de higiene que muestran la dureza de los castigos infringidos a los presos durante su cautiverio.

Palacios escondidos
Las calles estrechas que recorren la villa esconden algunas de las casas blasonadas más espectaculares pero el trazado medieval caótico unido a la orografía irregular del terreno no permiten admirar del todo sus fachadas. Recorriendo una de estas calles se llega a la Casa del Parque, una antigua iglesia acondicionada para albergar el centro de interpretación  y una exposición sobre las Hoces del Duratón. Un poco más adelante se levantan los llamados Arcos de la Judería, tres arcos apuntados con unas bolas en su parte superior que enmarcaban la entrada a la judería de la villa, desaparecida en 1468.

Iglesia del Salvador

Aún no hemos subido a la zona más alta de la localidad donde se encuentra la Iglesia del Salvador. Tras un sinfín de empinadas escaleras llegamos al templo románico de finales del s. XI y principios del XII, con su planta basilical y una única nave de gran altura cubierta por una bóveda de cañón. Es uno de los mejores ejemplos del románico castellano. En el exterior posee una galería porticada y su torre está exenta.

Museo de los Fueros
Desde aquí el camino sólo puede ir cuesta abajo y tras recorrer algunas calles bien cuidadas intramuros llegamos al Museo de los Fueros, situado en la iglesia románica de los Santos Justo y Pastor donde nos muestran una interesante colección de piezas de arte románico, sepulturas, ejemplares de algunos documentos relativos a los fueros de la villa y un audiovisual sobre la comunidad y los ochavos que la constituyen. La iglesia es preciosa y su techo artesonado es una maravilla. Además se puede acceder a la cripta. Al lado está la puerta del Azogue, a la que nos hemos referido anteriormente.

Palacio de los Proaño
Justo enfrente se encuentra el Palacio de los Proaño o del Moro, recientemente restaurado y en venta. Nos llama la atención su fachada plateresca en cuyo centro hay un relieve con la cabeza de un moro sobre un alfanje, en clara alusión a la legendaria victoria de Fernán González en la toma de Sepúlveda.

Iglesia de Ntra. Sra. de la Peña
A un corto paseo de allí, en el saliente más septentrional sobre la enorme peña que se asoma al río Duratón, se levantó la Iglesia de Ntra. Sra. de la Peña, también románica del siglo XII. Consta de una magnífica nave de planta basilical y una portada que representa la visión del Apocalipsis, lo que la convierten en una de las joyas del románico. Su retablo barroco es del s. XVIII. Detrás de la iglesia hay un pequeño parque que sirve de mirador sobre el bello paisaje de las hoces.


Regresamos por el barrio de San Millán para contemplar otro lienzo de muralla muy bien conservado junto con el de calle Barbacana, éste de época árabe, quizás del s. IX y que bordea el el cauce del río en un bonito paseo por la villa de Sepúlveda, uno de los pueblos más bonitos de España y Conjunto Histórico-Artístico desde 1951.

Susana

3 comentarios :

  1. Un lugar de obligada visita por la belleza de su casco antiguo. Disfrutar de sus calles y de su Plaza Mayor con bellas edificaciones, muchas de ellas ocupadas hoy por tiendas y restaurantes, es todo un placer. Está muy bien conservado y el entorno en el que se ubica es maravilloso, con hermosas vistas de las hoces.
    Hermoso lugar que se mantiene anclado en el tiempo.

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  2. Sepulveda está considerado uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Segovia, aunque la verdad es que hay muchos, más grandes o más pequeños, hay varios con un encanto especial.
    Pasar un día en Sepulveda siempre será un acierto, necesitaremos como poco un par de días si además queremos ir a las Hoces del Duratón. Si hace buen tiempo se puede hacer una ruta en canoa por el río, un plan muy divertido que se puede completar con una comida a base de cordero asado, una de las ricas especialidades de la zona.

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  3. Un pequeño pueblo verdaderamente interesante donde se disfruta de la arquitectura, la naturaleza y la comida estupenda. Detrás de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Peña parte una interesante ruta circular " La Senda de los Dos Ríos" que nos acerca a las hoces y a sus espectaculares paisajes.

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