viernes, 1 de mayo de 2020

La villa de Arévalo

Arévalo

Dice un refrán castellano "quien de Castilla señor quiera ser, a Arévalo y a Olmedo ha de tener". Y es que esta villa gozó de gran protagonismo en los años dorados de la Castilla medieval, cuando los moradores de la Corte acostumbraban a moverse a sus anchas por estas tierras.



Arévalo se asienta junto a un cerro al pie de la confluencia de dos ríos: el Adaja y el Arevalillo. Su casco antiguo consta de una sucesión de plazas dotadas de gran personalidad, presididas por hermosos templos mudéjares. No olvides, que estás ante uno de los núcleos urbanos muy importante de la arquitectura románico-mudéjar castellana, declarado Conjunto Histórico Artístico.



Destaca la plaza de la villa, auténtica joya de la arquitectura castellana, repleta de soportales con columnas de piedra y madera. Está entre una de las más castizas plazas mayores de la meseta castellana, y es sin duda una de las más originales. Este espacio urbano fue muy importante en tiempos pasados, pues aquí se desarrollaban actividades socioeconómicas de gran relevancia para la vida de aquella época.



Entre los templos religiosos de Arévalo encontrarás el de Santa María la Mayor con su original ábside románico-mudéjar y San Martín con sus dos magníficas torres y espectacular atrio. Sin embargo, no hay que olvidarse de San Nicolás, San Miguel, San Juan o de Santo Domingo, entre otros.



Una larga lista de nombres adorna el pasado de esta villa: María de Molina, Beatriz de Portugal, Leonor de Aragón, Blanca de Navarra o la propia Isabel la Católica, junto a otros miembros de la realeza que moraron en su castillo.



El castillo tiene torres en los vértices, una espectacular torre del homenaje y guarda recuerdos de la historia, pues fue cárcel de nobles. En él, pasó gran parte de su infancia la reina Isabel la Católica y durante su reinado también lugar de residencia, tras haberlo heredado de su madre.




La decadencia de este castillo llegó con las guerras de Sucesión y de la Independencia que lo convirtieron en escombros y fue utilizado como cantera para muchas edificaciones de Arévalo. En la actualidad es un monumento protegido y su interior sirve como centro de visitantes con una exposición dedicada a la importancia de la agricultura donde verás, entre otras interesantes cosas, una colección con más de 400 variedades de cereales.




Pero en Arévalo, de forma imperiosa se impone el buen yantar. La estrella de la gastronomía local es el famoso "tostón de Arévalo". Sin embargo tampoco hay que olvidar las tradicionales sopas de ajo, el cocido castellano, el cordero asado o el chuletón de ternera. ¡Hay que probarlo!


                                                                                                                      Rafa

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