En la península de Istria al noroeste de Croacia, se encuentra la hermosa Rovinj, una tranquila ciudad con un encantador casco antiguo de paredes desmoronadas que nos hará sentir que hemos sido transportados a otra era.
Cuando se visita Rovinj, lo primero que llama la atención además de sus encantadoras calles y arquitectura. Será ver leones venecianos por todas partes y es que esta ciudad, fue gobernada durante siglos por la República de Venecia. Así que no es de extrañar que aquí se hable croata e italiano.
La mejor manera de conocer la ciudad es pasear entre sus coloridos y antiguos edificios, explorando sus calles estrechas de degastados adoquines resbaladizos. Un buen lugar para comenzar es la plaza principal donde se encuentra el ayuntamiento con su torre del reloj de estilo veneciano. Esta bella plaza está rodeada de numerosos cafés y restaurantes donde se puede disfrutar de la gastronomía croata.
Junto a la plaza, una de las antiguas puertas de entrada a la ciudad fortificada, el Arco Balbi desde donde se accede a la adoquinada calle Grisia que nos conduce cuesta arriba hasta lo alto de la colina donde se encuentra la iglesia de estilo barroco de Santa Eufemia.
La iglesia está dedicada a una joven devota cristiana del siglo IV. Dicen que Santa Eufemia era una niña que con apenas quince años, fue arrestada por negarse a abandonar el cristianismo. Después de sufrir varias torturas, fue arrojada al fuego, tras salir ilesa, la arrojaron a los leones que finalmente la mataron pero no devoraron su cuerpo.
Sus reliquias se conservan en un sarcófago de esta iglesia y ahora es un importante lugar de peregrinación entre los devotos de la región. Al encontrarse sobre la colina más alta de la ciudad, los alrededores son ideales para disfrutar de las vistas sobre el Adriático.
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