Pues bien, conocí Burgohondo por ser el pueblo de Julián, mi marido. La primera vez que lo visité supe que iba a ser muy diferente a las llanuras manchegas a las que estaba acostumbrada. De eso me di cuenta en el coche, tras el mareo que me produjo un viaje por un paisaje lleno de curvas pero de una belleza increíble. La primera impresión que recibí de Burgohondo fue la de típico pueblo de montaña: calles de piedra, casas de piedra y sobre todo el olor. El aire frío de la sierra te trae aromas a leña, a pino, a melocotón, a naturaleza.
La Abadía de Burgohondo |
Comenzamos nuestro paseo y la primera parada a la que te llevan sus calles es la Abadía. Sus orígenes se remontan al siglo XII. Manteniendo su estilo original sus alrededores han sido adornados con bellos jardines y árboles que invitan a sentarse para llenarse los pulmones del aire puro y de la paz del lugar.
Las Escuelas reconvertidas en Hotel Rural |
Pasando la Abadía nos encontramos con “El Zaire”, aunque cualquier vecino de Burgohondo lo conoce como “Las Escuelas”, precisamente por haber acogido la escuela del lugar durante muchos años. “Las Escuelas” son una preciosa construcción de piedra ahora convertida en hotel rural (El Linar del Zaire) pero manteniendo toda su estética original.
Roma vigilando la Plaza de Burgohondo |
Dejamos Las Escuelas y la Abadía y bajamos a la Plaza, donde se encuentra el Ayuntamiento. La Plaza de Burgohondo es el centro de todos los acontecimientos del pueblo. Aquí se celebran obras de teatro, competiciones deportivas incluso las campanadas de Nochevieja. Sí, los vecinos de Burgohondo, desafiando las gélidas temperaturas a varios grados bajo cero, bajan a la plaza a tomarse las uvas. Lo más curioso es que en esta plaza se celebran también las corridas de toros durante las Fiestas. Digo curioso porque la plaza es cuadrada. Pues sí, el lugar se cerca formando un ruedo perfecto. Lo que más destaca de la plaza es la escalinata de piedra para acceder a ella, que sirve además de gradas para cualquiera de los espectáculos, o simplemente para descansar en nuestro paseo.
Puente Nueva |
Seguimos bajando y llegamos a la carretera donde hay un pequeño puente sobre pequeñas gargantas de agua, lo que nos indica que estamos cerca del río que es a donde nos dirigimos. Desde este punto hay aproximadamente 3 kilómetros cuesta abajo. El río es sin duda uno de mis sitios favoritos de Burgohondo. El paseo nos lleva a un sitio conocido como Puente Nueva, llamado así por el precioso puente de piedra bajo el que transcurre el Alberche. Esta zona está perfectamente acondicionada para pasar una jornada en contacto con la naturaleza: el terreno está cubierto de césped, hay mesas y bancos de piedra a modo de merendero y restaurantes lo que hace que sea una de las zonas más concurridas en verano.
Zona de baño de Puente Nueva |
Pero es imposible resistirse al encanto de las aguas del río. Aguas limpias, tranquilas en las que apetece sumergirse sobre todo si el camino se ha hecho andando. Si se supera el primer contacto de los pies con el agua fría, muy fría (tened en cuenta que baja directamente de la sierra), disfrutaréis de un baño increíble con pequeños pececillos a vuestro alrededor. Tengo que decir que sólo conozco dos seres que se hayan podido meter y nadar en sus aguas: mi marido, por ser autóctono del lugar y conocer el río desde niño y mi perro Shuri, un husky siberiano para el que las frías temperaturas no son un inconveniente. De hecho, a los forasteros se nos reconoce a primera vista porque sólo metemos los pies en el río.
Pero si lo que queremos es disfrutar del río y de su tranquilidad de forma más privada, lo mejor es dejarse guiar por gente del lugar. Merece la pena atravesar senderos y caminar por vías menos explotadas para llegar a zonas casi salvajes como El Pantanillo donde el único sonido que se percibe es el canto de los pájaros y el fluir de las aguas en pequeñas cascaditas.
Patatas Secas |
Y después del paseo y del baño en el río se nos ha despertado el apetito. Lo que toca ahora es degustar la gastronomía del lugar. Uno de los platos típicos que se ha convertido también en uno de mis favoritos, son las Patatas Secas, conocidas en otros sitios como Patatas Revolconas. Son patatas preparadas como puré, aderezadas con un sofrito de ajo y pimentón y servidas con torreznos crujientes por encima. Una auténtica delicia. Mi recomendación: como estaremos cansados después de la jornada de senderismo es disfrutar de las patatas secas de aperitivo y como plato principal un chuletón de la zona. Y de postre melocotones, una de las joyas de Burgohondo. Pequeños de tamaño pero dulces como nunca los he probado.
Esto ha sido un pequeño paseo por Burgohondo pueblo, pero la zona nos ofrece muchas rutas para los amantes de senderismo donde disfrutar del contacto de la naturaleza y de un aire purificador. Eso sí, es mejor traer ropa de más ya que durante la noche las temperaturas caen mucho con respecto al día. Un consejo, no preguntéis a alguien de Burgohondo, ellos te dirán que hace fresco incluso con tres grados bajo cero. Su resistencia al frío es infinita, seguro que es por el calor que transmiten y su enorme hospitalidad, de hecho, dicho a modo de anécdota, es uno de los pueblos candidatos a adoptar personas propuesto por una famosa marca de bebidas. Gracias Julián por mostrarme “tu” Burgohondo, espero que pronto sea también el vuestro.
Vir
Bienvenida al blog, Burgohondo tiene una pinta estupenda, parece de esos lugares para desconectar del mundanal ruido, disfrutar de la naturaleza, del senderismo y de la buena mesa. Que más se puede pedir. Muy buen artículo y mejores fotos. Un abrazo y de nuevo gracias por colaborar en este humilde blog de amigos.
ResponderEliminarHola Vir, me ha gustado que hables tan bien del pueblo de tu marido, no me extraña parece un sitio con mucho encanto, además cuando alguien se identifica con un lugar hace que nos sintamos muy bien allí y se disfruta más de sus gentes, su paisaje incluso de su gastronomía típica.
ResponderEliminarCon lo friolera que soy, creo que no me atrevería ni a meter los pies en el río, pero un paseo por esa zona que nos describes tiene que ser estupendo.
Bienvenida al blog y gracias por lo que nos has contado.
Bienvenida a nuestro bog. Esperamos contar pronto con más crónicas tan buenas y entretenidas como esta. Es un placer tener una nueva colaboradora que quiera compartir con los seguidores sus impresiones y experiencias rurales, gastronómicas o de la índole que sea. Además las fotos son estupendas. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestra bienvenida. La verdad es que conozco vuestro blog desde su creación gracias a Susana y a Rubén, dos amigos muy queridos. Siempre me ha gustado no sólo por los sitios tan maravillosos que nos enseñais, sino por el cariño y la dedicación con los que escribís. Me siento muy ilusionada por esta oportunidad. Espero que este sea sólo el principio de más historias por contar. Besos.
ResponderEliminarHola Vir en primer lugar darte la bienvenida a tu primer artículo y espero sigas con nosotros participando en nuestro blog .
ResponderEliminarMe gusta conocer sitios nuevo , este no lo conocía y por las fotos es un pueblo muy bonito .
Me encanta las patatas secas tienen una pinta , que rico .
Te doy la bienvenida al blog Vir. Me ha gustado mucho tu primer artículo, me parece muy completo sobre una zona desconocida para mí. Burgohondo parece un lugar muy apetecible para estar en contacto con la naturaleza y además se tiene que comer muy bien. Desde luego nos quedan tantas cosas por descubrir en este país.
ResponderEliminarSin duda, Burgohondo es un pueblo imprescindible en la provincia de Ávila; conjuga, como bien se plantea en el artículo, lo mejor de cada casa: naturaleza, cultura y... Gastronomía! (Ojo a los melocotones!). Además, sus vecinos son muy amables
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