miércoles, 10 de marzo de 2021

El Parador Gil Blas en Santillana del Mar


   Santillana del Mar está reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España. Fue un núcleo importante durante la Edad Media, desarrollándose  la villa en torno a la Colegiata de Santa Juliana.



   El Parador en pleno casco antiguo ocupa el palacio de los Barreda Bracho, una de las familias más ricas de Santillana. La mansión es un edificio del siglo XVII, de estilo barroco, que se incorporó en 1944 a la Red de Paradores.


 





   Con una decoración tradicional, el Parador tiene arcos de piedra, suelos de madera y  altos techos  con vigas.

   La habitación y el baño son  muy amplios con grandes ventanas con vistas a los jardines.






    Desde él se puede fácilmente recorrer andando todo el pueblo, y comenzaremos por lo más llamativo, la Colegiata de Santa Juliana.






   Este templo románico se levantó en el siglo XII sobre una antigua ermita.  Tiene una preciosa fachada, y en su interior guarda el sepulcro de Santa Juliana además de una gran pila bautismal y un retablo mayor gótico.

 







  Su maravilloso claustro cuenta con unos excelentes capiteles decorados con  hojas, animales fantásticos y figuras humanas.




   Paseando por Santillana y sus calles empedradas, veremos  muchas casas blasonadas, palacios y  pequeñas viviendas típicas con balcones de madera.

 



   La Torre de Don Borja, de origen medieval, es en  la actualidad la sede la la Fundación Santillana. 

   En la Torre del Merino estaba instalado el representante del rey, al ser Santillana la jurisdicción más grande de Cantabria durante la Edad Media.

   Llaman la atención entre los palacetes el Palacio renacentista de los Velarde con sus pináculos,  y el Palacio de Peredo Barreda de origen indiano.





   La Casa de la Archiduquesa Margarita de Austria acoge el Museo del Barquillero.




   Delante de la estatua al Bisonte de Altamira, las Casas del Águila y la Parra, exhiben un centro cultural de exposiciones.

   En el Convento de San Ildefonso  ingresaban algunas de las jóvenes de los grandes linajes de la región. Hoy en día en su obrador preparan deliciosos  dulces.







   De los restaurantes que probamos y recomendaría, además del  propio Parador, están el “Gran Duque” y el “Pasaje de los Nobles”





   Es imprescindible la visita al  Museo de Altamira instalado junto a la cueva original. Con multitud de objetos,  en sus salas  se recrea la vida de los cazadores recolectores  que durante el Paleolítico Superior habitaron Europa.



   La Neocueva es una réplica exacta de las  primitivas cuevas, que  fueron decoradas con  dibujos de los animales que veían utilizando pigmentos rojos y negros. Los  grabados realizados en sus paredes y techo son un ejemplo único del arte rupestre.





   Si tenemos tiempo hay cerca un lugar con mucha magia, la Playa de Santa Justa. Es una pequeña cala con una ermita enclava en la roca y los restos de la Torre de San Telmo, realmente espectacular.


El Parador es el lugar perfecto para alojarse y desde él recorrer todos los  rincones encantadores e interesantes de Santillana del Mar.

                                                                                                                                       Inma

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