lunes, 27 de octubre de 2014

Gante, una pica en Flandes (1ª parte)

Una de las ciudades más cargadas de historia de Bélgica es Gante, lugar de nacimiento de Carlos I de España y V de Alemania. Los habitantes de esta ciudad flamenca le tienen mucho "cariño" como ya os contaré más adelante.

La antigua estación de trenes de Gante nos recibe con un amplio y precioso vestíbulo decorado al más puro estilo de Flandes, repleto de pinturas murales de vivos colores. En el exterior no cabe ni una sola bicicleta más. Han invadido la plaza, las aceras y los alrededores de la estación. Es el medio de transporte más utilizado en esta ciudad estudiantil de trazado llano y pocas cuestas como toda Bélgica, por algo a esta zona del planeta se la conoce como los Países Bajos.

Para llegar al centro histórico tomamos el otro medio de transporte más popular, el tranvía. El nº 1 nos lleva directamente desde la estación a la puerta del castillo de Gravensteen atravesando toda la zona centro de la ciudad por el famoso puente de San Miguel (desde donde se obtiene la imagen más típica de Gante) y su bello canal.

El día anterior lo habíamos pasado en Brujas, lugar que nos había encantado, y no estábamos muy seguros de que Gante fuera a causarnos la misma sensación. Aún así, desde la oficina de turismo de Flandes, nos habían recomendado dedicar un día completo a Gante y optamos por seguir su consejo.

Vista de la ciudad desde el Castillo


Como os decía, tras 36 minutos de viaje en tren desde Bruselas, con tarifa weekend (50% de descuento) y 5 minutos de tranvía, por fin nos hallábamos en la puerta del imponente Castillo de Gravensteen, el castillo de los Condes de Flandes del siglo XII. No fue en este castillo donde nació nuestro más distinguido emperador, ese castillo no se ha conservado hasta nuestros días pero Gravensteen ha sido restaurado hasta en 2 ocasiones y se puede recorrer prácticamente al completo: los salones, las mazmorras, los instrumentos de tortura medievales y rodear su exterior por el paso de ronda de la muralla. Desde la torre del homenaje se obtiene una excelente panorámica de la ciudad de Gante que nos ayudó a comenzar a vislumbrar lo que íbamos a conocer en las horas siguientes.


Belfort

Nuestro periplo por el castillo duró algo más de una hora y después pusimos rumbo al Belfort, el campanario de la ciudad que con sus 91 metros de altura es uno de los más altos del mundo. No quería marcharme sin subir ya que el día anterior, debido a las interminables colas, no pudimos entrar en el Belfort de Brujas. Es el símbolo de la independencia de Gante y subir hasta su reloj es muy sencillo gracias al ascensor instalado que realiza 4 paradas a distintas alturas. Atravesando la cámara secreta donde se exponen los 4 guardianes de piedra (sólo 1 es original) que preservaban la torre llegamos a la base del campanario donde está el ascensor. El antiguo dragón dorado de hierro y cobre que escupía fuego por la boca y que coronaba la torre ha sido reemplazado ya en 2 ocasiones por otro más moderno y ligero pero se aprecia cómo el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas han dejado huella en sus predecesores. Con la entrada entregan un tríptico en tu idioma que cuenta la turbulenta historia del monumento desde 1313. Una vez en la terraza superior divisamos el casco antiguo y la enorme ciudad moderna de Gante desde los 4 puntos cardinales, las mejores vistas, sin duda, ¡y eso que nos pareció que la torre del castillo era la perfecta atalaya! Durante la visita escuchamos el sonido de su carillón y pasamos un rato muy divertido tratando de adivinar de qué canciones se trataba (casi todas de Disney). En realidad, la enorme campana que domina la torre es, como en el caso del dragón, la tercera que lo preside pues la original, llamada Roeland, orgullo de los ganteses, que llevaba 200 años dando las horas fue mandada descolgar por el emperador Carlos V en el siglo XVI, como castigo a la ciudad. Años después, el metal se fundió y se construyó una segunda Roeland que repicó durante otros 200 años más en la torre hasta que se la dotó de un "moderno" dispositivo eléctrico para accionarla a distancia durante la exposición universal de 1913. La campana terminó rajándose de arriba a abajo y fue sustituida por la actual.


Saliendo del Befort a mano izquierda nos topamos con la entrada principal a la Catedral de San Bavón, un impresionante templo gótico que alberga en su interior la obra más robada del mundo, La Adoración del Cordero Místico, de los hermanos Van Eyck. El exterior estaba en obras y como eran ya algo más de las 13:30 entramos rápido para verla antes de comer pero en ese momento cerraban hasta las 16:00 de la tarde. ¡Qué mala pata!

Llegados a este punto, creo que ya es hora de hablar del especial "afecto" que los habitantes de la ciudad profesan a su hijo más ilustre. Todo ocurrió en la época en la que Carlos V gobernaba su vasto imperio desde España a pesar de que nunca llegó a saber ni una palabra de español. Sin embargo, constantemente emprendía nuevas guerras y batallas para ampliar sus dominios y periódicamente incrementaba los impuestos para sufragarlas. En el año 1537 la ciudad de Gante se encontró con una subida de impuestos extraordinaria por parte del emperador que sus habitantes se negaron a pagar.

Carlos V no iba a dejar las cosas así. El 24 de Febrero de 1540, justamente 40 años después del mismo día de su nacimiento, el emperador llegaba a su ciudad natal con 5000 soldados dispuestos a reprimir la revuelta gremial. La sublevación fue duramente castigada por parte de las tropas imperiales y los cabecillas fueron ajusticiados de la peor manera. Primero, el emperador confiscó los bienes de los gremios y suprimió todas sus libertades, luego, mandó derribar la abadía de su patrón, San Bavón, y descolgar la campana Roeland del Belfort. Más tarde, hizo desfilar a los líderes gremiales por la ciudad descalzos con una simple camisa y una soga atada al cuello desde el Ayuntamiento hasta la plaza del castillo donde debieron suplicar perdón. Por último, fueron decapitados allí mismo para dar ejemplo. Los ganteses jamás habían sufrido una derrota y una humillación tan grande. Además, debieron pagar los impuestos atrasados y una multa extraordinaria.
A esto le llamo yo "poner una pica en Flandes"; expresión popular utilizada para expresar algo que resulta muy costoso o difícil de realizar pero que finalmente se lleva a cabo.
Son medidas muy extremas pero me dan alguna idea de qué hacer con algunos gobernantes patrios actuales..... (continuará).

Susana

5 comentarios :

  1. Estuve este verano y me encantó! una ciudad preciosa, saludos

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  2. Una de las excursiones más típicas para hacer cuando se está en Bélgica, y concretamente en Bruselas, es ir a Brujas y Gante, y normalmente se hace el mismo día. Yo siempre he pensado que es imposible visitar estas dos ciudades en tan poco tiempo. Por eso si disponemos de días suficientes hay que hacerlo por separado, además si se visita una a continuación de la otra, es inevitable compararlas y Brujas suele tener más admiradores, con lo cual a Gante se le dedica menos tiempo, siendo igual de bonito e interesante.
    Muy buenas recomendaciones las que apuntas en tu artículo, Susana. El Belfort y el castillo son dos imprescindibles, y quedo a la espera de leer lo que nos contarás de la catedral de San Bavón.

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  3. Gante es una maravillosa ciudad que tiene un encanto especial, nos ofrece una inmensa riqueza cultural y una arquitectura realmente espectacular. Es cierto que merece la pena recorrerla detenidamente, sin prisas. Es una ciudad que tiene mucho que ofrecer, a mí particularmente acabó sorprendiéndome.
    Un bonito recorrido que me ha traído muy buenos recuerdos.

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  4. Mi viaje a Bélgica esta primavera lo tendría muy difícil decidir cual es la ciudad más bonita de las que visité , sin ninguna duda Gante me sorprendió mucho, es maravillosa pasear por sus calles y admirar toda su arquitectura.
    Ha sido todo un placer volver a visitar Gante a través de tu artículo.

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  5. Fue la mayor sorpresa de nuestra visita a Bélgica, vas con la idea de que Brujas es una maravilla, todo el mundo te lo dice y por supuesto lo es, pero Gante es diferente es una ciudad viva, el centro histórico está más integrado en la vida cotidiana. Su riqueza cultural es abrumadora, su historia te atrapa porque tiene lazos en común con España. Brujas me pareció un museo, mientras que Gante me pareció una ciudad monumental con mucho ambiente y encanto. No os marchéis de allí sin probar una buena cerveza en cualquiera de terrazas mirando el canal o unas buenas partas paseando por cualquiera de sus rincones. Un trabajo excelente Susana, ameno y entretenido. Deseando leer la segunda parte.

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