lunes, 9 de junio de 2014

Descubriendo Londres en un día

¿Alguna vez os habéis propuesto recorrer una ciudad tan grande como Londres en un día? Seguro que sí. Con 18 años en un viaje de estudios por Inglaterra me propuse ese mismo reto con unos amigos y la experiencia, aunque agotadora, resultó ser todo un éxito.

Todo comenzó un domingo temprano en la estación de trenes de Eastbourne, a unos 120 kms. de distancia del centro de Londres, o lo que es lo mismo, a apenas 1 hora en tren. Allí se reunieron una francesa, 2 italianos y 4 españoles (suena a chiste ¿verdad?) para recorrer en unas 14 horas la inmensa capital inglesa. Para que os hagáis una idea, Londres es la metrópoli más grande de toda la Unión Europea por delante de París y supera en 3 veces el tamaño de Madrid. Pero éramos jóvenes y decididos y afrontamos el desafío. Ninguno de nosotros había visitado la ciudad con anterioridad por lo que todos queríamos ver lo máximo posible.

La idea consistía en visitar "lo básico" que para nosotros era: Hyde Park, Buckingham Palace, Westminster Abbey, Big Ben & Houses of Parliament, Trafalgar Square, Covent Garden, Picadilly Circus, Tower Bridge, Tower of London, St. Paul's Cathedral, British Museum y los almacenes Harrods. ¿Imposible? Ya veremos.


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Una reluciente y soleada mañana del mes de agosto nuestro tren llegó a la estación Victoria en pleno corazón de la capital británica. ¿Qué era lo primero en nuestra lista? Buckingham Palace. Llegamos enseguida pero, ¡que decepción! Era muy temprano, el palacio no podía visitarse y el cambio de guardia no era hasta las 11:30. Unas fotos de rigor y mejor no perder más tiempo y poner rumbo al Parlamento, cuya torre, el Big Ben, se adivinaba al fondo de The Mall. Fue un agradable y bonito paseo por St. James Park hasta llegar a la plaza en donde se ubican la abadía de Westminster y el Parlamento. El sol hacía brillar el Big Ben como si fuera de oro, nada que ver con lo que se ve en televisión o en fotos. Era espectacular, una imagen que quedará para siempre grabada en mi retina, realmente preciosa.

Pero, ¡horror! Una interminable cola de personas aguardaban ya para entrar en la abadía de Westminster. Quizás en otra ocasión.... Paseamos por la orilla del río, nos hicimos infinidad de fotos en las cabinas rojas para después tomar la calle Whitehall hacia Trafalgar Square. En el camino nos detuvimos en la entrada de la calle Downing para ver si veíamos al primer ministro. ¡Qué ilusos! Lo más que conseguimos fueron unas fotos con los célebres Bobby's, los policías que custodian el acceso.

Por fin llegamos a la gran plaza de Trafalgar vigilada por el almirante Nelson desde su pedestal y presidida por la National Gallery, la pinacoteca nacional británica. No teníamos tiempo de entrar pero justo a un lado de la plaza había un mercadillo y sí que tuvimos tiempo para hacer algunas compras. Llevaríamos unas 2 horas caminando y el siguiente punto a visitar era Covent Garden. Nos habían hablado muy bien de este sitio pero nos estaba resultando casi imposible de localizar. Aquí las calles se estrechan mucho y nuestro sentido de la orientación comenzó a fallar. Probamos a preguntar a varios viandantes pero todos eran extranjeros, como nosotros, y no sabían orientarnos. Finalmente un señor nos indicó el camino correctamente y llegamos al antiguo mercado de flores, reconvertido en centro comercial y punto de encuentro de muchos londinenses. Nos encantó. Buscamos una sombra y pudimos disfrutar de un espectáculo callejero de marionetas muy entretenido mientras nos comíamos el picnic que nos habían preparado nuestras familias de acogida. Un descanso y al Museo Británico, esta vez en metro, que nuestros pies ya estaban doloridos. 

El Museo Británico es inmenso pero teníamos claro las salas que queríamos ver: Grecia, Roma y Antiguo Egipto. Recuerdo lo impresionada y al mismo tiempo disgustada que quedé al ver los frisos y mármoles del Partenón de Atenas expuestos en aquella sala. Muy bellos pero totalmente fuera de lugar. La misma sensación que experimentamos en las salas llenas de tesoros, sarcófagos y momias del ala de Egipto. Tras un recorrido de un par de horas. Nos fuimos al metro para dirigirnos a la zona del Tower Bridge. Allí admiramos el famoso puente y, aunque queríamos haber entrado en la Torre, el elevado precio de la entrada nos hizo recular. Pues, ¡vámonos a ver la catedral! - propuso alguien. Dicho y hecho en 20 minutos llegamos a San Pablo, un gigantesco edificio que ya estaba cerrado. ¡Qué mala pata!


Realmente nuestra falta de previsión y juventud nos estaban jugando una mala pasada. Salvo en el British, no habíamos podido entrar en ningún monumento sin embargo, nos lo estábamos pasando como nunca. No nos hacía falta nada más, sólo la experiencia de estar en una ciudad tan cosmopolita, el buen tiempo y nuestras ganas de aventura nos bastaban.


Tomamos el metro hasta Knightsbridge para entrar en los almacenes Harrods, carísimos para nuestros bolsillos de estudiantes y cruzamos el parque hasta la esquina conocida como Hyde Park Corner. Teníamos hambre y nos dirigimos a Leicester Square y Picadilly Circus que estaban muy animados para tomar una hamburguesa en la misma plaza. Al salir ya se habían encendido los luminosos y regresamos caminando hacia la estación Victoria. De camino paramos en el Hard Rock Café a comprar unas camisetas y llegamos a las estación sobre las 21:00, agotados y cargados de souvenirs, pero felices del gran día que habíamos vivido. Muchos de nosotros nos dormimos en el tren de regreso. Cerca de las 22:00 compartimos un taxi rumbo a nuestras casas. Había sido una excursión maravillosa.

He visitado Londres hasta en 2 ocasiones más en las que he tenido la oportunidad de entrar en todos aquellos monumentos que no pude visitar en la primera ocasión sin embargo, las sensaciones que viví aquel día no se han repetido, quizás porque la ciudad había cambiado o porque yo había cambiado. En aquella ocasión todo me pareció excitante, divertido y nuevo. Así es como se debe disfrutar de la vida a los 18 años, ¿no?

Susana


5 comentarios :

  1. Esta visita es un buen ejemplo de que a veces no es necesario llevar todo preparado al máximo para disfrutar de una ciudad. Un día muy bien aprovechado!

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  2. Sin duda, un día agotador !!
    Como primera aproximación y primer contacto con la ciudad, fue un día muy completo y seguro que divertido.
    Londres tiene mucho que conocer y visitar, me parece uno de los lugares más interesantes de Europa y hay que dedicarle varios (muchos) días.
    Una de las zonas más visitadas es el Parlamento, Big Ben y Westminster, la emblemática abadía con una atrayente historia a su alrededor.
    Me encanta Covent Garden, es un barrio animadísimo lleno de tiendas y puestos de artesanía. Los mercados de Candem, Portobello y Greenwich resultan muy atractivos y pasear por ellos es toda una experiencia. Los almacenes Harrods es otro de los sitios característicos, son inmensos y me gustó como están organizados, parece un parque temático, toda la parte de gastronomía es fantástica.
    La Torre de Londres, el castillo junto al río Támesis también es de visita obligada, curioso los "beefeater" (los guardias)
    Muy divertido tu artículo, Susana, cuando se tiene 18 años todo hace ilusión y se vive de otra manera, a tope.

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  3. Un viaje muy divertido y que no has olvidado eso significa que guardas un gran recuerdo de ello , según lo estaba leyendo me lo estaba imaginando Susana .
    Un artículo muy chulo y gracioso.

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  4. Con 18 años se hacen estas cosas y más, energía e ilusión a tope. Susana y yo volvimos 5 años después, ya con más calma, y disfrutando de Londres y su ambiente. En el 2000 se notaban diferencias con España, había una diversidad de etnias que en nuestro país estaba empezando. De los monumentos de Londres, no se puede decir mucho más, son espectaculares e históricos. Querría destacar de la capital inglesa el ambiente que transmite, me resulto una ciudad fácil de recorrer, con mucho verde, grandes monumentos e innumerables tiendas para satisfacer a cualquier turista que se precie. Gran artículo Susana has sabido transmitir esas ganas de conocer mundo que se tiene en la adolescencia, lo mejor es saber mantener ese espíritu toda la vida, y tu lo sabes hacer.

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  5. En todos los viajes aunque sean cortos, si organizamos bien nuestro tiempo, podremos disfrutar de los numerosos encantos que nos ofrecen ciudades como Londres. Además nunca parece que haya tiempo para verlo todo, pero de algún modo, siempre nos las arreglamos para hacer más de lo previsto.

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