Cuando nos acercamos a la ciudad jienense se divisa en el
horizonte una inmensa fortaleza. El Castillo de Santa Catalina se levanta
desafiante en lo más alto, desde aquí se controló desde siglos el paso entre el
valle del río Guadalquivir y las tierras de Granada.
Esta alcazaba, de origen musulmán,
fue entregada por el rey Alhamar de forma pacífica al monarca Fernando III a
cambio de la autorización para formar la dinastía nazarí.
La fortaleza ha sufrido todo tipo
de invasiones a lo largo de la historia. Ataques de cartaginenses, romanos y
musulmanes, incluso las tropas francesas de Napoleón destruyeron gran parte del
recinto.
El conjunto arqueológico se adapta perfectamente al cerro y aquí mismo
encontramos uno de los 10 mejores hoteles-castillo de Europa, el Parador de
Jaén. Desde él las esplendidas vistas sobre el valle son impactantes.
Este bello edificio monumental
tiene también un cuidado interior. Está decorado con tapices y armaduras,
siendo muy bonitas las salas de techos abovedados y vigas de madera, destacando
el salón principal con sus impresionantes arcos cruzados de 20 metros de
altura.
Aunque pienso que algunas de
sus habitaciones necesitarían una renovación, cuentan con una agradable
terraza con bonitas panorámicas del campo
y las montañas. El inconfundible paisaje de olivos que nos rodea explica
que toda esta zona sea un referente en la producción de aceite de oliva Virgen.
Bajando hasta el centro de Jaén nos encontraremos con la catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
El majestuoso templo es
proporcionado, de formas equilibradas y de gran belleza. Está considerado como
uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista religiosa en España.
La catedral actual fue diseñada en el siglo XVI por el arquitecto Andrés de
Vandelvira para sustituir el anterior templo derrumbado. Su construcción duró
varios siglos pero los posteriores encargados de las obras respetaron con gran
acierto el proyecto de Vandelvira.
La enorme fachada principal cuenta con una sobresaliente
colección de esculturas. En su interior, tres naves y diecisiete capillas con
retablos, imágenes y cuadros completan el conjunto.
Por la noche tanto la imagen
iluminada del castillo como la de la catedral resultan fascinantes, siendo los
símbolos de esta capital.
Inma
Inma
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