Castillo de Liubliana |
Situado en la parte más elevada del casco antiguo de la ciudad, este castillo nos evoca el pequeño pueblo fortificado que fue origen de Liubliana. Levantado en el siglo XII, esta edificación medieval es una mezcla de estilos constructivos de diferentes épocas debido a las continuas ampliaciones y reconstrucciones.
Para llegar a el, tenemos dos opciones: subir caminando por un empinado sendero entre el pequeño bosque que rodea la edificación o tomar el funicular que sube hasta la base del castillo. Mi consejo, subir en funicular y bajar a pie por la colina disfrutando de los alrededores. ¡Vale la pena!
El Castillo es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Una vez en su interior, alrededor del patio podremos recorrer sus almacenes, la capilla y salas donde encontraremos audiovisuales que nos cuenta sus orígenes y varias exposiciones entre las que destacan las dedicadas a la historia de Eslovenia y un pequeño museo de títeres.
Desde lo alto de su torre se puede contemplar una bonita panorámica de la ciudad. Aunque antes de subir, nos encontraremos con las antiguas prisiones y es que la historia tumultuosa de este castillo incluye un arsenal y una prisión.
El castillo se vio severamente afectado por el terremoto de 1895, pero fue debidamente renovado y restaurado. En la actualidad es un lugar muy agradable incluso hay una cafetería y un restaurante en el interior.
Liubliana me pareció una ciudad elegante, pequeña y un tanto tranquila que más bien parece un pueblo grande. Está todo cuidado y muy limpio donde los dragones aparecen en todas partes. Los vemos estampados en el escudo de la ciudad, grabados en las tapas de alcantarillas y, sobre todo, en las cuatro esquinas del emblemático Puente del Dragón del casco antiguo.
Para llegar a el, tenemos dos opciones: subir caminando por un empinado sendero entre el pequeño bosque que rodea la edificación o tomar el funicular que sube hasta la base del castillo. Mi consejo, subir en funicular y bajar a pie por la colina disfrutando de los alrededores. ¡Vale la pena!
El Castillo es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Una vez en su interior, alrededor del patio podremos recorrer sus almacenes, la capilla y salas donde encontraremos audiovisuales que nos cuenta sus orígenes y varias exposiciones entre las que destacan las dedicadas a la historia de Eslovenia y un pequeño museo de títeres.
Desde lo alto de su torre se puede contemplar una bonita panorámica de la ciudad. Aunque antes de subir, nos encontraremos con las antiguas prisiones y es que la historia tumultuosa de este castillo incluye un arsenal y una prisión.
El castillo se vio severamente afectado por el terremoto de 1895, pero fue debidamente renovado y restaurado. En la actualidad es un lugar muy agradable incluso hay una cafetería y un restaurante en el interior.
Liubliana me pareció una ciudad elegante, pequeña y un tanto tranquila que más bien parece un pueblo grande. Está todo cuidado y muy limpio donde los dragones aparecen en todas partes. Los vemos estampados en el escudo de la ciudad, grabados en las tapas de alcantarillas y, sobre todo, en las cuatro esquinas del emblemático Puente del Dragón del casco antiguo.
Loli
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