jueves, 29 de junio de 2017

Recópolis, la ciudad visigoda

A tan sólo 30 minutos de Guadalajara y a una hora de Madrid se pueden realizar bonitas excursiones en las que descubrir castillos, fortalezas, monasterios y lugares poco conocidos. Me refiero a la comarca de la Alcarria que engloba pueblos tan señoriales como Pastrana, Brihuega, Torija o Cifuentes. Todos ellos conforman una zona algo remota y apartada que oculta un ingente patrimonio histórico y, en algunos casos, de gran importancia arqueológica.

Vista de Zorita y su castillo desde Recópolis

Hoy quiero hablaros del Parque Arqueológico de Recópolis, situado en el cerro Raccopal dominando el apacible curso del Tajo en su discurrir por Zorita de los Canes. Se trata de un asentamiento visigodo del siglo VI que, desde el año 2005, la Junta de Castilla La Mancha ha puesto en funcionamiento con un centro de visitantes y un recorrido libre o guiado por el cerro donde se halló el asentamiento visigodo.

Centro de Visitantes del Parque
Nuestra visita comienza en el centro de visitantes donde un audiovisual nos enseña cómo era esta prominente ciudad en el siglo VI, sus gentes, sus edificios más destacados y el por qué de su construcción y posterior abandono. Aquí también hay una pequeña muestra de cómo funcionaban los talleres de la ciudad así como el declive visigodo y el consiguiente dominio andalusí y cristiano. También nos hablan de la importancia de la todopoderosa Orden de Calatrava.

Entrada al yacimiento
A continuación nos dirigimos a pie por la cuesta que nos lleva hasta Recópolis con la simpática guía, Brigitte. El camino discurre paralelo a los restos de la muralla original de la que asoman algunas piedras que soportan toneladas de tierra cubiertas de olivos y campos de cereal. El acceso no se realiza por la primitiva puerta de la muralla que fue encontrada mucho más abajo sino que es más bien una entrada artificial cercana al centro de visitantes, según nos explica la guía. La singularidad de esta ciudad visigoda viene determinada por el hecho de que fue levantada en nueva planta, en vez de sobre algún asentamiento anterior, algo excepcional tras el Imperio Romano y que la hacen objeto de estudio e investigación al encontrarse prácticamente intacta.

El recorrido por la excavación se realiza de modo cronológico debido a la larga ocupación de Recópolis durante nueve siglos (s.VI-XV). Es decir, primero veremos aquellos restos que pertenecen a la época visigoda, después musulmana y por último cristiana en el medievo. La superficie excavada es solamente el 10% de la enorme ciudad, que, en total, ocupa 33 hectáreas. Se decide excavar en la parte más elevada del cerro puesto que se supone que allí se encontrarán los edificios más destacables del yacimiento; el Palacio Visigodo, la plaza, la basílica y las tiendas y talleres. Efectivamente, así fue.

Vista del yacimiento
Desde el punto más alto del cerro contemplamos unas maravillosas vistas que abarcan la vega del Tajo, el pueblo de Zorita y su castillo y la sierra de Altomira. No resulta extraño que el Rey Leovigildo decidiera fundar en este lugar la urbe de Recópolis en honor a su hijo Recaredo en el año 578 d.C. En aquel tiempo, este punto era muy transitado por comerciantes que se dirigían a la capital del reino visigodo, Toledo. Además se han hallado restos de anclas y una segunda muralla que desciende hasta el río, por lo que se cree que pudo existir un pequeño puerto fluvial que ayudaba a la ciudad a mantener grandes relaciones comerciales a lo largo del Mediterráneo.

Restos del Palacio visigodo
Recópolis se levantó en piedra arenisca y de toba de los alrededores y ya entonces contaba con una cantera, un acueducto para abastecerse del agua de un manantial a unos tres kms., una ceca - fábrica de moneda - y dos residencias palaciegas, una de ellas dispuesta a lo largo de la muralla sobre el río en dos plantas, de grandes dimensiones y unos 133 metros de largo. Para acceder a la zona noble había que traspasar un arco monumental que no ha sobrevivido. Se siguió la estructura de las antiguas ciudades romanas, con el cardo y el decumano dispuestos en perpendicular. De este modo, Recópolis llegó a ser una de las ciudades más grandes de la celtiberia aunque los arqueólogos no se atreven a afirmar el número de habitantes que llegó a tener.

Iglesia palatina
La iglesia palatina estaba justo al lado del Palacio y fue fundada en el rito arriano, un rito cristiano que profesaban muchos visigodos. Es el edificio que mantiene los restos mejor conservados porque fue utilizado a lo largo de los siglos como vivienda y después como ermita mozárabe en el s. XV. Los arqueólogos hallaron enterrado bajo ella el tesorillo fundacional de Recópolis compuesto por 90 monedas de oro, acuñadas por el propio Leovigildo, que están expuestas en el Museo Arqueológico Nacional. Como restos originales perduran parte del suelo de opus signinum del nártex, las bases de las columnas de la entrada y los restos del baptisterio. Constaba de tres naves aunque lo que podemos ver en la actualidad es el fruto de las diversas transformaciones sufridas a lo largo de los siglos.

Arcos añadidos a la basílica en la época bajomedieval
Bajando la cuesta donde se levantaba el gran arco monumental llegamos a la calle principal de la ciudad. A ambos lados se disponían los comercios, talleres y silos que abastecían a la ciudad de alimentos y enseres. Se ha identificado un taller de vidrio con su horno y otro de orfebrería por los pequeños moldes hallados para elaborar pendientes y medallas.

Castillo de Zorita
A mediados del siglo VII comienza el declive de la ciudad visigoda, primero con el incendio simultáneo de los dos palacios y después con el avance de las tropas musulmanas que ocuparon esta zona de la Península en el siglo VIII. La llegada de los árabes no transforma demasiado la urbe pero los constantes conflictos internos entre taifas la dejarán prácticamente abandonada en el s. IX, momento en que se comienza a utilizar como cantera para levantar la medina y el castillo de Zorita.

Durante la Reconquista, el rey Alfonso VII ordena repoblar la zona con familias de mozárabes aragoneses que aprovechan las ruinas de Recópolis para construir una aldea y una iglesia románica en torno al antiguo templo visigodo y un cementerio en el exterior del ábside donde se han encontrado algunos enterramientos correspondientes a una necrópolis del los siglos XII-XIV.


Sin embargo esa Recópolis ya nunca será la esplendorosa ciudad visigoda que fundó Leovigildo en plena Alcarria.

Susana


4 comentarios :

  1. Esta es una excursión que hicimos no hace mucho con un grupo de amigos, y nos encantó.
    Después de pasar por el centro de visitantes y ver la interesante exposición con varias explicaciones sobre el origen y ocupación de Recópolis, acompañados de la guía se accede al yacimiento. Si se visita en días calurosos es fundamental llevar gafas de sol, agua y una gorra o sombrero.

    Es impresionante recorrer los restos de una de las ciudades visigodas más grandes e importantes que existieron.

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  2. Un lugar que sorprende por su ubicación y por su magnitud. Una ciudad visigoda de nueva planta es algo digno de ver. Junto al Castillo de Zorita es una excursión muy recomendable, a poco más de 1 hora de Madrid, es una visita que te dejará muy buen sabor de boca. Mi enhorabuena a la guía Brigitte, por sus magníficas explicaciones. Gran trabajo Susana, la Alcarria ofrece un gran patrimonio y Recópolis es uno de sus imprescindibles.

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  3. Me ha encantado la visita, resulta muy interesante y atractiva por su gran valor histórico. Un gran lugar para pasar un rato agradable, recorriendo tan espectacular conjunto arqueológico e imaginando como sería en su época de esplendor.

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  4. Un lugar muy interesante y desconocido hasta ahora. Me ha parecido una gran sorpresa este yacimiento y una visita indispensable si estás por la zona. Excelente opción para realizar este otoño.

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