lunes, 11 de julio de 2016

La Real Cartuja de Valldemossa, refugio de amor de Chopin y Aurore Dupin



La primera imagen que se obtiene al acercarse a Valldemossa es el campanario de la Real Cartuja que destaca entre las casas de piedra construidas en la falda de la montaña. Son muchos los motivos que hacen de Valldemossa uno de los principales atractivos de Mallorca aunque ya no es un pueblo que subsiste de la agricultura sino del turismo y a pesar de la afluencia de visitantes, no hay duda que la belleza paisajística del lugar es idílica, extraña y mágicamente silenciosa.



La cartuja fue fundada en el siglo XV, en su interior pueden observarse las antiguas celdas de los monjes, la farmacia, el claustro y diversos recuerdos de la estancia del Archiduque Luis Salvador de Austria que residió durante un tiempo en la Cartuja. Además, la iglesia conserva en la cabecera y en las bóvedas los frescos pintados por Fray Miguel Bayeu, cuñado de Goya.




Esta real cartuja está relacionada inevitablemente con las figuras del compositor polaco Frédéric Chopin y a su amante, la escritora Aurore Dupin, más conocida como George Sand que residieron en ella durante un invierno. Resulta que la cartuja se convirtió en una especie de hotel donde las antiguas celdas de los monjes se alquilaban a visitantes. Por aquí pasaron también, entre otros ilustres personajes, Miguel de Unamuno, Azorín, Rubén Darío y Jovellanos. Este último permaneció preso en el próximo Palacio del rey Sancho.


Aurore Dupin admiraba la belleza del paisaje de la tramuntana mallorquina y dijo de él: "Es el más bello lugar que jamás he habitado y uno de los más bellos que jamás he visto". Este pensamiento lo plasmó en su novela Un invierno en Mallorca. Aunque enamorada del paisaje, nunca acabó la escritora por acostumbrarse a la incomprensión de sus vecinos y es que, acostumbrados a la vida social de las principales capitales europeas, sus hábitos parisinos no encajaban bien en la sociedad mallorquina de principios del siglo XIX.


Todavía se conserva la celda que habitaron Chopin y Aurore Dupin en la que se puede ver el piano donde el compositor realizó algunas de sus mejores obras, además de documentos originales y algunos escritos de la escritora francesa. Resulta fácil imaginarse la figura del pianista y de la escritora recorriendo la celda y asomándose a su terraza donde contemplaban la belleza del paisaje que circunda la villa.




                                                                                                                                                            Loli

4 comentarios :

  1. Desconocía por completo este lugar que nos acercas hoy al blog pero resulta curioso saber que en este monasterio se alquilaban estancias a visitantes, algunos tan ilustres y avanzados a su tiempo como la escritora George Sand, una divorciada con dos hijos que se codeaba con todos los intelectuales franceses de la época como Víctor Hugo, Balzac o su amante Chopin con el que viajó a Mallorca confiando que mejorara de su enfermedad. El viento de la sierra de Tramontana y el aire puro del mar mediterráneo podían haber obrado el milagro aunque finalmente no fue así. Pero hoy nos queda el recuerdo de la historia de amor de estos dos ilustres personajes. Te felicito por el artículo, Loli. Me ha parecido precioso.

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  2. Recuerdo visitar este pueblo mallorquín en tercero de BUP en el viaje de fin decurso y ya entonces me pareció idílico, aunque por lo que veo en la fotos ha mejorado el servicio al turista desde entonces. Se montaron un buen parador en la época porque lo visitaron ilustres personajes esta cartuja que está enclavada en plena Sierra de Tramontana apartada del mundanal ruido en aquellos momentos. Me ha encantado lo que nos cuentas Loli es este precioso artículo, enhorabuena.

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  3. No he podido evitar, al leer tu artículo, relacionarlo con dos lugares aunque no tienen nada que ver con Valldemossa.
    Al ver la foto de la antigua farmacia de la Cartuja me he acordado de la del Hospital de Tavera en Toledo. Y cuando dices que se alquilaban las antiguas celdas de los monjes como residencia, también me ha venido a la mente el Monasterio de Veruela donde se hacía lo mismo, y que por cierto será en un futuro un nuevo Parador.

    Este tipo de sitios me gusta visitarlos, suelen ser tranquilos y están en bonitos parajes, guardando entre sus muros diversas historias, no sólo la de los propios monjes si no la de conocidos e interesantes personajes que en algún momento vivieron en ellos.

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  4. Una visita muy agradable en un lugar precioso, lleno de historia y arte. Aparte de la indudable belleza de la cartuja, su ubicación en plena Tramuntana y el maravilloso pueblo de Valldemossa, también el Palacio del Rey Sancho resulta muy interesante.Toda una sorpresa imprescindible en cualquier ruta por Mallorca.

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