Cerca de la frontera con
Portugal, en un cerro junto a la vega del río Águeda, se encuentra la villa
medieval de Ciudad Rodrigo, declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Debe su nombre al Conde Rodrigo González
Girón que en el año 1100 repobló estos territorios. Durante los siglos XV y XVI
se levantaron numerosos edificios civiles y religiosos alcanzando la localidad
un gran esplendor.
Fernando II inició la
construcción de la catedral que tiene mezcla de diferentes estilos. En los
sillares de su torre aún pueden verse los impactos de los proyectiles sufridos
durante la Guerra de la Independencia.
La Puerta de las Cadenas está
bellamente decorada con doce arcos con esculturas góticas de personajes del
Antiguo Testamento. El Pórtico del Perdón tiene una columna central con la
Virgen y el Niño, y a cada lado otras seis columnas con figuras representando la
Coronación de María.
En la Plaza Mayor está el Ayuntamiento situado en un edificio porticado renacentista. En su torre se puede ver el escudo del Emperador Carlos V con el Águila Bicéfala y el Toisón de Oro.
Ciudad Rodrigo está amurallada y
durante el recorrido se pueden ver las construcciones defensivas, el paseo de
ronda, las puertas y los fosos.
Numerosos palacetes y casas
solariegas, con medallones, frisos y ventanas en esquina, llenan las calles del casco antiguo. Así
pasamos delante del Palacio de los Castro, Palacio de la Marquesa de Cartago, la Casa de los Gómez de Silva, la Casa del Marqués de Cerralbo y por el
Palacio de los Águila también llamado del Príncipe.
Después del magnífico paseo por esta encantadora localidad llegamos a su castillo, que fue mandado levantar por Enrique II.
Enrique, Conde de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI, mató a su hermano Pedro I “El Cruel” para llegar a ser rey. Su dinastía reinó un siglo y medio en Castilla.
La carta de su restaurante ofrece
platos tradicionales, muy abundantes y bien preparados. Probamos unas migas de
bacalao, patata y huevo; bacalao
confitado con costra de alioli de almendra; costillas de ibérico a la miel; entrecot
a la parrilla y secreto con pimientos. De postre cuajada con sorbete de
frambuesa y bizcocho borracho con chocolate caliente.
En mi opinión las habitaciones deberían de actualizarse aunque algunas tienen unas bonitas vistas a los jardines y al río. En general, la decoración es adecuada al recinto medieval que ocupa.
Lo mejor de este Parador es su
ubicación, en pleno casco antiguo, y el edificio histórico en el que se
encuentra. Instalarse en el tranquilo jardín y disfrutar del entorno nos
proporcionará una experiencia fascinante.
Inma
Una localidad con un gran patrimonio histórico-artístico donde destaca, sin lugar a dudas, su Parador. La arquitectura de sus palacios y calles me recuerda en muchos casos a Extremadura. Me encantaría poder visitar también la impresionante catedral y alojarme en el Parador de Turismo. Gran reportaje, Inma.
ResponderEliminarUn estupendo Parador enclavado en un emplazamiento y un entorno espectacular. Tengo un agradable recuerdo de mi estancia en este antiguo castillo y es cierto que las habitaciones son sencillas, pero correctas. Su interior resulta muy agradable y se saborea el carácter histórico del lugar.
ResponderEliminarTuve la oportunidad de hacer una visita guiada por el pueblo que me resulto muy bonito, con calles muy tranquilas y unos edificios históricos muy relevantes.
Ciudad Rodrigo es un pueblo con encanto, lleno de historia y de tradiciones. Su casco antiguo es precioso y apetece recorrer cada calle y cada rincón, disfrutando de sus innumerables edificios emblemáticos. El Parador es muy recomendable, una autentica maravilla en un enclave maravilloso.
ResponderEliminarDespués de leer y ver las fotos de tu artículo más ganas tengo de conocer Ciudad Rodrigo. Siempre lo hemos tenido en la agenda, pero por un algún desconocido motivo, no hemos podido viajar hasta allí. Me sorprende lo monumental de su casco histórico, tiene muy buena pinta. El Parador Enrique II parece el mejor lugar para alojarse. Por cierto los platos que habéis probado tienen una pinta bárbara, las costillas ibéricas a la miel me han seducido. Gran reportaje Inma.
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