En la localidad de Zafra se encuentra el espléndido Palacio de los Duques de Feria. Se alza sobre un majestuoso castillo del siglo XV que comenzó a construirse en 1437 como residencia para los duques de Feria. La familia gallega de los Suárez de Figueroa se convierten en señores primero, condes después y, por último, Duques de Feria nombrados por el mismísimo Felipe II. Con ellos empieza la expansión de la ciudad de Zafra en el siglo XV, fomentando el comercio, la cultura y la religión.
Fue uno de los Figueroa, Lorenzo, apodado "el Magnífico", quien mandó levantar las murallas de Zafra, el alcázar (hoy Parador) como su futura residencia, el Hospital de Santiago y el Convento de Santa Clara.
Palacio de los Duques de Feria |
Sus elementos arquitectónicos más sobresalientes son la fachada y su patio renacentista. Desde el exterior, la construcción ofrece un aspecto más de fortaleza que de residencia palaciega gracias a sus almenas en forma de pirámide y sus cuatro torreones de unos 25 metros de altura. Otras cuatro torres más completan la entrada y los laterales. Sobresale por encima de todo el conjunto la torre del homenaje de 30 metros de altura. En su interior hay una sala decorada con unas interesantes pinturas.
Patio renacentista |
El acceso al palacio está presidido por los escudos de los nobles Suárez de Figueroa y, tras atravesar el zaguán, se abre ante nosotros el monumental patio de mármol blanco de dos alturas del castillo de estilo renacentista y clara influencia herreriana con una delicada fuente en el centro. Existe una curiosa leyenda sobre esta fuente que nunca ha dejado de manar agua.
Durante una terrible sequía estival que asoló Zafra cuentan que una gitana se coló en el castillo con un cántaro a coger un poco de agua para dar de beber a su madre enferma y se vio sorprendida por los guardias que la llevaron ante el gobernador. Este la increpó: "¿Cómo, mala gitana, te atreves a entrar en el castillo y coger agua que no es tuya?". A lo que la gitana respondió llorando: "¡Perdonadme mi Señor, mi madre se muere de sed y el cántaro de agua es para ella! ¡Tened piedad!"
Pero el gobernador no se apiadó de la muchacha y mandó como castigo que el cántaro se tirara al aire y la muchacha recibiera tantos latigazos como en trozos se partiera. El cántaro se rompió en siete pedazos y esos fueron los latigazos que recibió la gitana. Cuando ésta se iba se volvió para mirar al gobernador y le echó la siguiente maldición: "¡Siete trozos, siete! ¡Los siete días de la semana!¡Hoy es martes, te espero para el martes próximo!¡Tanta agua tendrás que navegarás en ella,"maldito"!
El gobernador esa noche no durmió atemorizado como estaba por la maldición proferida por la gitana. A la mañana siguiente se levantó empapado de fiebre y su salud fue empeorando hasta que el lunes murió. El martes, mientras el cadáver yacía en el castillo, hubo una terrible tormenta que inundó el pueblo y las salas del castillo arrastrando el ataúd del muerto hasta un riachuelo cercano donde se apareció la gitana diciendo: ¡Mi maldición se ha cumplido!¡Tanta agua tendrás que navegarás en ella, maldito! ¡Ahora húndete en los abismos! La gitana desapareció y el ataúd del gobernador se perdió para siempre.
Cafetería |
En la actualidad para hacer habitable el patio en cualquier época del año se tienden unas lonas en la parte superior y se han instalado unas mesas como terraza de la cafetería. Ésta se encuentra ubicada enfrente de la entrada y es una pequeña estancia de doble altura con una techumbre de estilo mudéjar. Algunas de las habitaciones se disponen alrededor del patio central aunque muchas otras se encuentran en un ala anexa a la fachada principal dispuestas en tres pisos.
Fachada oriental |
Acceso a la plaza del Parador |
El palacio ha sufrido múltiples y diversas modificaciones hasta llegar a nuestros días. Poco queda del castillo medieval que fue en su origen. A la derecha del patio se encuentra el comedor y a la izquierda una escalera real nos conduce a la parte superior del patio donde se hallan las estancias mas notables del palacio, como la capilla que alberga una cúpula de estilo gótico-mudéjar sobre fondo azul con artesonado de madera o la llamada Sala Dorada, adornada con los escudos de los Duques de Feria, todas ellas verdaderos tesoros arquitectónicos. En alguna de las ampliaciones se edifica una galería en la fachada oriental para comunicar el palacio con la cercana iglesia de Santa Marina.
Desaparecidos los Suárez de Figueroa, el palacio sufre una larga decadencia pasando a ser cuartel, prisión, hospital, sede de algunos servicios oficiales, colegio, instituto de bachillerato, escuela de artes y oficios, hasta que el estado se hace cargo de él en 1965 y comienzan las obras para su transformación en Parador de Turismo.
Salón |
Completa la oferta hotelera su piscina de verano y un cuidado jardín exterior. La situación del Parador no puede ser mejor ya que se encuentra en el interior del casco histórico de la ciudad justo al lado de una de las puertas de acceso de la muralla y con una enorme plaza delante. A muy pocos pasos están la comercial calle de Sevilla y de las Plazas Grande y Chica.
Susana
El patio del Parador de Zafra es uno de los que más me gustan. En él he podido disfrutar en distintas ocasiones de cenas al aire libre, conciertos de guitarra y relajantes sobremesas.
ResponderEliminarTienes razón cuando dices que su situación es inmejorable, porque además del bonito e histórico edificio de sus instalaciones, el establecimiento está ubicado cerca de todo.
Por cierto, mira que he ido veces a este Parador, nunca había oído la leyenda de la fuente.
Me ha encantado, Susana, volver de nuevo al Palacio de los Duques de Feria a través de tu ameno artículo
Tuve el placer de acercarme a este maravilloso Parador aunque mi visita se limitó a tomar un café en el precioso patio. Por cierto, yo tampoco había oído nunca hablar de la leyenda de la gitana y la fuente. Su ubicación resulta ideal para conocer los puntos más importantes e interesantes de Zafra. Así que resultará muy agradable alojarse en un lugar tan impresionante y recorrer todas sus dependencias donde se respira la historia que este lugar ha visto pasar.
ResponderEliminarEste parador le conozco de pasada y es cierto que resulta más un castillo que una residencia palaciega.
ResponderEliminarEs muy relajante estar en el patio mientras tomamos algo, escuchando el murmullo de su coqueta fuente.
Me ha gustado mucho Susana la leyenda que nos cuentas.
Dos veces me he alojado en este parador y la experiencia ha sido muy satisfactoria. Su ubicación es genial, en pleno centro de Zafra, su patio central es un maravilla, sentarse allí y tomarse algo con el ruido del agua de la fuente, es un auténtico placer. En definitiva si visitáis este pueblo pacense no dudéis en alojaros aquí saldréis encantados. Una leyenda con un duro final, pero muy interesante. Fantástico artículo, mi más sincera enhorabuena Susana. #Extremaduranuncadefrauda.
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