lunes, 21 de septiembre de 2015

Old Town, la ciudad vieja de Edimburgo

Edimburgo es una ciudad absolutamente mágica. Recorrer sus calles vertiginosas y sus estrechos callejones (closes) repletos de historias es un paseo que te traslada en el tiempo. La ciudad sorprende a cada paso, es como si recorrieras un fantástico decorado puesto allí para soñar. La visión de sus torres desde cualquier punto provoca una muda exclamación y luego, al entrar en la ciudad, el carácter medieval es inconfundible. Aunque realmente lo único medieval que se conserva es la estructura de algunas calles y callejones pues un gran incendio destruyó gran parte de las edificaciones.

Old Town



Hace millones de años, el magma expulsado de los volcanes se enfrió y solidificó formando tapones volcánicos de basalto. Durante la Edad de Hielo, los glaciares hicieron el resto, erosionando y dejando al descubierto una gran peña y una lengua de lava. Hoy en día se conoce como Castle Rock a la peña cuya privilegiada ubicación propició el asentamiento del castillo y la lengua de lava es la Royal Mile que podemos disfrutar hoy. Se levantaron murallas para proteger a sus habitantes aunque se dice que aquellas murallas nunca tuvieron fines defensivos sino, más bien, era una manera de controlar a los comerciantes y disuadir a los contrabandistas.

 Castillo de Edimburgo
Se cobraba un impuesto por cruzar las puertas de la ciudad, esto hizo que mucha gente fuera incapaz de salir y su único mundo conocido era la Old Town pues no podían pagar la entrada para regresar. De esta forma, para muchos estas puertas eran el fin del mundo. La población fue en aumento y las viviendas crecían en vertical tanto para arriba como hacia abajo, llegando a tener muchas de ellas más de 6 plantas. Las primeras plantas, alejadas de ruidos y de fácil acceso, se reservaban para los que se lo pudieran permitir mientras que en las más bajas vivían los más desfavorecidos, hacinados en un laberinto de estrechos y tenebrosos callejones donde convivían con las ratas y apenas veían la luz del sol, creando una auténtica ciudad subterránea en la que vivían miles de personas de condición humilde y en muy malas condiciones.

Callejones (closes)

Había tanta humedad y falta de higiene que pronto se produjo una epidemia de peste. Para evitar la expansión de la enfermedad las autoridades adoptaron una cruel decisión, cerraron todas las entradas de los closes para impedir la huida de los enfermos, quedando cautivos y condenados a una muerte segura. Dicen que ahora en estos callejones hay fantasmas y ruidos extraños. Particularmente no me encontré con ningún fantasma, así que os animo a adentraros por los estrechos callejones que salen a ambos lados de la Royal Mile, muchos de ellos suelen llevar a pequeños y acogedores rincones.

Adentraros en los closes, nos descubren fantásticos rincones

Calle de la Old Town

Nos adentraremos en el corazón de la Old Town, la ciudad vieja de Edimburgo y nuestros primeros pasos nos conducen a una pequeña explanada junto al famoso Castillo de Edimburgo, residencia favorita de los reyes y visita imprescindible en la capital escocesa. Estamos en el inicio de la Royal Mile, la calle principal que recorre en suave descenso la ciudad vieja, tiene una milla de largo y era el camino que hacían los reyes cuando iban del Castillo al palacio de Holyroodhouse, en el otro extremo de la milla, de ahí su nombre, Milla Real.

 La Royal Mile atraviesa la Old Town 

 Disfrutando de los edificios que encontramos a nuestro paso

 La Royal Mile recibe cuatro nombres diferentes: Castlehill, Lawnmarket, High Street y Canongate.

Edificios en la Royal Mile

La Royal Mile está dividida en cuatro zonas diferentes que recorren el trayecto, plagadas de restaurantes, cafés, tiendas de recuerdos, museos y muchos pubs donde se agolpan los turistas. Es la calle más turística de la ciudad donde se encuentran los edificios más representativos como The Hub, la antigua iglesia, sede y centro de información del Festival de verano de Edimburgo que además tiene la particularidad de ser una frecuentada cafetería. Veremos la Catedral de Saint Giles, uno de los edificios más emblemáticos, dedicada a San Gil, patrón de los leprosos. Pasaremos por la Canongate Tolbooth, un edificio con un vistoso reloj que fue palacio de Justicia y cárcel municipal. Hoy es un museo dedicado a la vida cotidiana de la ciudad y enfrente, el Museo de Edimburgo donde nos explicarán la historia de la ciudad.

Catedral de San Giles

Canongate Tolbooth

Más adelante pasaremos por la pequeña iglesia presbiteriana de Canongate Kirk y el Parlamento Escocés, una de las obras más polémicas que se han construido en Edimburgo diseñado por el arquitecto barcelonés Enric Miralles. Finalmente, llegamos al Palacio de Holyroodhouse otra de las visitas imprescindibles. En la actualidad, forma parte del patrimonio de la familia real británica, de hecho, es habitual que la Reina Isabel II pase allí una temporada, a principios de verano.

Canongate Kirk

Parlamento Escocés

Palacio de Holyroodhouse

En Edimburgo hay varias colinas entre las que destaca la Silla de Arturo (Arthur’s seat), ideal para fotografiar una panorámica de la ciudad al atardecer. Aunque la subida supone un esfuerzo, merece la pena. Para terminar la jornada acercaos por la pintoresca calle de Victoria Street a la animada plaza Grassmarket. Esta plaza era uno de los principales mercados de la ciudad y fue la sede pública de los ajusticiamientos. En ella encontraréis varios restaurantes o pubs donde reponer fuerzas.

Victoria Street

Grassmarket

Edimburgo es una bella ciudad que está incluida dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Una ciudad que hay que recorrerla gozando de todo su ambiente y de los detalles que cada rincón nos regala y donde el sonido de las gaitas lo inunda todo.


Ha sido un día muy intenso y tengo que reconocer que estoy entusiasmada con la visita a esta ciudad. Ahora sólo me queda disfrutar de la New Town, la ciudad nueva, igual de interesante como la Old Town.


                                                                                                                                                            Loli

5 comentarios :

  1. Me encantaría recorrer la Royal Mile y entrar en todas sus tiendas, visitar los museos y perderme por esos "closes" que mencionas. Es uno de mis viajes pendientes y no pararé hasta verme en la Old Town de Edimburgo. Un fantástico viaje en una ciudad muy antigua y siempre sorprendente. Te felicito.

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  2. Yo también es una escapada que tengo pendiente, de hecho es uno de los destinos que tenemos en mente para el año que viene. Esperando leer sobre la New Town. ;)

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  3. Loli, me encanta como has empezado tu artículo. Una descripción que invita a leer y a saber más sobre esta ciudad.
    Espero poder pasear alguna vez por los callejones de Royal Mile, ya que este viaje lo tenemos en nuestra lista de lugares pendientes.
    Esto ha empezado muy bien…Me quedo esperando poder leer todo lo que nos iras contando sobre vuestra experiencia por Edimburgo y demás tierras escocesas !!

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  4. Sin duda Edimburgo es una ciudad fantástica y con mucho encanto, ideal para una escapada. Mientras recorres la Royal Mile descubres que hay mucho que ver y hacer, es una calle que nos llevará bastante tiempo porque cuenta con muchos lugares para visitar. Me llamó la atención sus numerosos closes, estrechos y empinados callejones que conectan la parte alta de la ciudad con la baja, muchos de ellos esconden pequeños secretos y encantadores rincones.

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  5. Que envidia Loli, que ganas tengo de conocer Escocia y en concreto Edimburgo, de la que siempre he recibido excelente referencias. Tu artículo ratifica esta sensación de que es una ciudad que hay que conocer. Siempre nos ha faltado un pequeño empujón para visitarla y quizás este sea el definitivo y nos animemos pronto. Me apetece pasear por la Royal Mile y perderme por los callejones y descubrir rincones secretos, eso si para acabar en un pub para reponer fuerzas. Excelente trabajo, enhorabuena.

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