lunes, 1 de septiembre de 2014

Las Minas de Oro de Rodalquilar

A finales del siglo XIX Almería sufrió una "Fiebre del oro" que perduró hasta la década de los 90. Como consecuencia de esta tendencia surgieron las minas de Rodalquilar en el Parque Natural del Cabo de Gata. 

Planta minera abandonada

Rodalquilar pertenece al municipio de Níjar y ya desde la Edad Media se explotaba en esta zona la minería a cielo abierto extrayendo lo que se conoce como mineral de alumbre que se utilizaba para fijar los colores en los tejidos. En el paraje conocido como El Playazo se construyeron una fábrica para almacenar el mineral antes de ser transportado y un poblado minero que eran constantemente atacados por los piratas en sus numerosas incursiones por esta costa. Para evitar el saqueo y los raptos se erigió la Torre de los Alumbres, un castillo defensivo de estilo renacentista que sirvió como telón de fondo a algunas de las escenas del spaguetti- western "La muerte tenía un precio" y donde se rodaron también algunas otras películas. Los restos de la torre constituyen la construcción más antigua del Parque.



El Playazo
Cuando, precisamente, parecía que la mina estaba prácticamente agota de alumbre y plomo se descubrieron los primeros indicios de oro en un barranco cercano a la población. Estas minas fueron profusamente explotadas por compañías nacionales e internacionales hasta hace unos 25 años cuando las empresas abandonaron el yacimiento debido al elevado coste de la explotación. La mayor parte del oro se hallaba diseminado en filones de cuarzo y su separación precisaba de un tratamiento con una tecnología especial de muy alto coste. Esto propició el paulatino abandono de las instalaciones mineras, el deterioro de las mismas y la salida de la población.

Museo Geominero y Casa de los Volcanes
En la actualidad el paisaje que nos encontramos al llegar a Rodalquilar es fantasmal. Reciben al visitante las casas abandonadas de los mineros y las estructuras en ruinas de las minas en una elevación del terreno. 

La gestión administrativa del parque natural se lleva a cabo en Rodalquilar. En La Casa de los Volcanes la Junta ha recuperado un edificio donde podemos saber más sobre el Parque Natural del Cabo de Gata; su formación, extensión y las especies biológicas que lo habitan así como el museo geominero que nos ayudará a comprender mejor el origen volcánico del Cabo de Gata. Tras esta pedagógica visita se puede subir a pie o en coche por los caminos para contemplar los restos de la planta minera. Por el camino nos encontramos con varios camiones que extraen tierra y poco más. El paisaje es desolador con las moles en ruinas de los edificios de la mina y a sus pies el poblado minero abandonado. Una lástima.

Castillo de San Ramón
A pocos kilómetros, ya en El Playazo, disfrutamos de unas de las aguas más limpias y transparentes del cabo y del Castillo de San Ramón del siglo XVIII construido sobre una duna fosilizada que se adentra en el mar. Es una playa de arena muy fina y dorada que no está demasiado concurrida. Durante nuestro recorrido vimos a los participantes de una competición de triatlón que subían y bajaban por los caminos de Rodalquilar hacia Las Negras donde tenían la prueba de natación.

La Isleta del Moro
Para culminar la jornada os recomiendo acercaros a la pequeña población pesquera de La Isleta del Moro con sus 2 playas y los 2 promontorios que la dominan. Aquí podéis aprender los nombres de los pescados de la zona: sargo, breca, pollico, lecha, gallo pedro o bien disfrutar de un arroz caldoso de pescado en el típico restaurante La Ola como hicimos nosotros ya que el día no acompañaba para el baño.
Una excursión diferente dentro del pintoresco y poco conocido Parque Natural del Cabo de Gata.


Susana

4 comentarios :

  1. Tienes razón, Susana, que este lugar es bastante desolado. Ver una mina abandonada, impresiona, parece como si todo el mundo se hubiera ido corriendo de allí.
    En general el Cabo de Gata, para mi gusto, es un paisaje demasiado duro, le falta vegetación y color verde debido a su origen volcánico. Lo que mejor tiene son las playas y calas, limpias y no con demasiada gente, como la de El Playazo, y me gusta mucho la Playa de los Genoveses.

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  2. Sorprendente y decandente a la vez. Un lugar abandonado que junto a paisaje desértico colindante le da un aire único. Pasear por la ruinas de esta mina te hace sentir pequeñito e insignificante ante tantos metros cuadrados de edificios fantasmagóricos y ruinosos. Ideal para compensar esta estampa es bañarse en el Playazo o tomarse un buen arroz caldoso en la Isleta del Moro. El Cabo de Gata es un lugar único, no te dejará indiferente, sus paisajes desérticos y vírgenes te harán sentir, para algunos cosas estupendas y para otros no tanto, pero te removerá. Eso si la tranquilidad y la desconexión está asegurada. Interesante trabajo Susana, muy bien contado.

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  3. La minería fue una de las actividades más fundamentales para muchos pueblos y para esta zona que ha vivido tradicionalmente de la pesca resultaría una buena alternativa. Desconocía la existencia de esta mina aunque pase muy cerca de la Isleta del Moro en mi recorrido por este Parque Natural con sus paisajes de extraña belleza. A pesar del abandono de las instalaciones, me ha parecido una propuesta diferente dentro del pintoresco y poco conocido, Cabo de Gata.

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  4. Es algo que no te esperas en un paraje tan desértico como es el Cabo de Gata, aunque las instalaciones estén en un estado de olvido no deja de ser una excursión diferente y completamente distinta a lo que estamos acostumbrados. Recorriendo la mina nos imaginamos como trabajaban y los métodos que se usaban a lo largo del tiempo para extraer los minerales.

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