¡Cuantas veces habré pasado por la puerta de este edificio de curiosa arquitectura neoclásica que ahora alberga el Museo Nacional de Antropología! Se encuentra en Madrid junto a la estación de ferrocarril de Atocha. Es un museo que ofrece a través de exposiciones permanentes las diversidades culturales existentes entre los pueblos de los cinco continentes. Aunque reconozco que nunca me llamó la atención este museo pues siempre lo he considerado algo aburrido, decidí visitarlo atraído por la historia un tanto macabra que encierra.
Museo Nacional de Antropología |
Resulta que esta mansión fue la residencia particular de uno de los anatomistas más famosos del siglo XIX, el Dr. Pedro González de Velasco. Con los años consiguió gran fama y fortuna, sirviendo su vivienda también como sala de conferencias y Museo Anatómico. El Dr. Velasco exponía con orgullo los objetos que él mismo había ido recopilando, traídos de todos los rincones del mundo. En el vestíbulo, una placa nos informa que el Museo Anatómico fue inaugurado en el año 1875 por su Majestad Alfonso XII, patrón de las artes, las ciencias y la literatura.
Interior del Museo |
La otra gran pasión del Dr. era su hija Conchita. Se dice que cuando la hija tenía 15 años sufrió un grave caso de tifus. El Dr., al ver que su hija no respondía al tratamiento indicado por otro famoso médico de la época, decidió administrarla un purgante que le causo una fuerte hemorragia y posteriormente la muerte. El propio doctor embalsamó cuidadosamente a su hija que fue enterrada en el cementerio de San Isidro. Nunca superó aquella pérdida y el recuerdo de Conchita le atormentaba con los años. Así que decidió, después de obtener los permisos necesarios, exhumar el cuerpo y llevárselo a su casa. Pronto empezaron a circular por todo Madrid los rumores de que el doctor vistió al cadáver con un vestido de novia, compró las más exquisitas joyas y encargó que maquillaran su rostro. Incluso lo paseaba por las noches en un coche de caballos o lo sentaba cada día en la mesa para asombro de invitados y sirvientes. Debido a las presiones que sufría el doctor, pronto accedió a enterrar el cadáver bajo el suelo de la mansión, lo que hoy es la sala principal del museo. A la muerte del Dr. Velasco, su esposa ordenó que exhumaran el cadáver de Concha para que fuera enterrado nuevamente en el cementerio de San Isidro.
Busto del Dr. Velasco |
Si esta historia te ha parecido macabra aún hay más. En tu visita al museo te encontrarás con los restos de un gigante. El esqueleto pertenece a Agustín Luengo Capilla, nacido en Puebla de Alcorcer, que con una estatura de 2.25 metros fue conocido con el sobrenombre de El Gigante Extremeño. El Dr. Velasco lo conoció en uno de sus viajes y le propuso un trato, comprarle su cuerpo. Después de su muerte su cadáver quedaría expuesto en el Museo. A cambio el Doctor, se comprometía a hacerse cargo de todos sus gastos durante su vida.
Agustín llegó a Madrid y dio rienda suelta a sus instintos y empezó a disfrutar la vida sin preocupaciones económicas. El Dr. Velasco tuvo que advertirle en varias ocasiones que fuera más cuidadoso con su salud. Agustín siempre respondía "cuanto antes muera, antes podrá exhibirme en una de las vitrinas de su museo". Poco tiempo después el gigante murió por un caso de tuberculosis ósea. El Doctor pronto se puso a trabajar con el cuerpo, haciendo un vaciado de escayola y salvando los huesos, que fueron expuestos en el Museo Anatómico, como desde entonces es denominado este museo que te enseño hoy.
Rafa
Como comentas, Rafa, también he pasado muchas veces por delante de este edificio pero nunca he entrado a ver el museo. Y desde luego sí es un poco macabro lo que nos dices, aunque en ocasiones es la forma de investigar y llegar a conclusiones que sin esas pruebas no se podrían tener datos.
ResponderEliminarA pesar de estar céntrico y del llamativo edificio, creo que este es un museo de los menos conocidos en Madrid, por lo que está muy bien que nos lo muestres en el Blog.
Estas historias oscuras y un poco macabras me atraen mucho desde siempre. Le dan un toque muy particular a este museo tan poco popular entre los que visitan la capital. Me encanta descubrir nuevas historias y lugares a través del blog. Gracias, Rafa.
ResponderEliminarFelicidades por el blog y por esta entrada
ResponderEliminarYo no conocía este museo ni tampoco las historias que cuentas... Parece una visita muy interesante y seguro que la tendremos en cuenta para alguna de las visitas que hagamos este invierno a Madrid. Un saludo!!
ResponderEliminarUn museo poco conocido incluso por los madrileños donde nos enseñan diferentes culturas de otros continentes. Además es una buena ocasión de conocer al gigante extremeño. Por cierto, los sábados por la tarde y los domingos la entrada gratuita.
ResponderEliminarUna historia digna de Cuarto Milenio. Vaya personaje el doctor, pelín macabro y obsesivo. Una curiosa historia que seguro ayuda para descubrir este museo de la capital desconocido para muchos de nosotros, aunque hayamos pasado por la puerta en bastantes ocasiones. Rafa siempre nos traes cosas diferentes y únicas al blog, nos encanta.
ResponderEliminarAmbos, padre e hija, descansan en un nicho de Sacram San Isidro.
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