Concretando más, deciros que este
lugar tan ideal se encuentra en la zona suroeste de Salamanca, lindando con el
norte Cáceres. Nos alojamos en Mogarraz, en la casa rural Balcón de
Mogarraz, una pequeña casa pegada a la plaza principal del pueblo. Es curioso, las casas son de tres o cuatro alturas y bastante estrechas, es lo típico de la
zona. Resultó un alojamiento muy placentero, estábamos solos y nos
trataron estupendamente. Recuerdo que la habitación era grande, decorada con gusto, con un aire antiguo,
que junto a un magnífico desayuno y una exquisita cena, formaban un conjunto muy apetecible y acogedor.
El pueblo en su conjunto estaba
muy bien cuidado con la arquitectura típica de la zona, casas estilizadas y con
mucha madera. Un lugar tranquilo para perderse y, de verdad, que lo hicimos. Dimos un paseo maravilloso por el Camino del Agua, un recorrido de unos cinco de kilómetros alrededor del pueblo,
por mitad de un bosque con torrentes de agua, puentes, todo ello salpicado de
estatuas de arte abstracto, muy curiosas y originales. Una ruta recomendable,
sencilla, bucólica y romántica.
El pueblo tiene varias empresas
de embutido y productos típicos, no os marchéis de allí sin comprar algo de
chorizo, salchichón, jamón, lomo o cualquiera de sus derivados, es una
exquisitez que hay que probar.
El pueblo principal de la comarca
es La
Alberca, el más turístico y el que alberga más servicios, desde numerosas tiendas, un sinfín de
restaurantes hasta un buen puñado de alojamientos de todo tipo, hoteles de 5
estrellas, hostales, casas rurales, campings, etc. Es un pueblo precioso, muy
bien conservado, pero quizá demasiado explotado, está todo centralizado en él,
mientras que el resto de los pueblos son casi igual de bonitos, pero mucho
menos orientados al turismo. Si quieres tranquilidad, alojarse en algún pueblo
cercano como hicimos nosotros es un acierto.
Aun así, una visita a este pueblo
es imprescindible para conocer la arquitectura y las costumbres de la zona. Una
de ellas es soltar un cerdo por la calles, llamado el Marrano de San Antón, el cual vive de lo que la gente le da de
comer, es intocable, en esos momentos es como las vacas en la India, sagrado. Eso hasta el 17 de Enero, San Antón, donde se rifa entre los vecinos y sus
beneficios van para la cofradía del mismo nombre. Curiosa costumbre, me hubiera
gustado ver al cerdo por las calles, tiene que ser un espectáculo encontrártelo al
doblar cualquier esquina. Pero estuvimos en Marzo y todo esto había pasado.
Visitamos mas pueblos de la zona
como San Martín del Castañar del que
hay que destacar su castillo y su plaza de toros cuadrada, muy original, lo de
cuadrada es un decir, es más un polígono irregular.
Digno de mención Miranda del Castañar, un pueblo
medieval, con parte de la muralla integrada en las mismas casas. Muy bien
conservado, situado en un alto, con unas vistas dignas de mención, todo rodeado de árboles y bosques, un lugar precioso. Estuvimos paseándolo y nos
encantó, quizá el pueblo más bonito de la zona.
También subimos a la Peña de
Francia, una mole de 1727 metros. En todo lo alto se encuentra un santuario, una hospedería para alojarse y un repetidor enorme. Desde allí
se ve toda la meseta salmantina, hasta donde alcanza la vista, es un
espectáculo contemplarlo. El silencio y la quietud con la que te encuentras, sobrecoge. Te sientes pequeñín allí arriba.
Desde la Alberca nos acercamos a
un lugar llamado Las Batuecas. Para llegar no haces más que bajar por una carretera
sinuosa, hasta que de repente, en una de las curvas aparece el desvío. Llegas
hasta un monasterio semi-abandonado donde empieza la ruta, remontando
el río Batuecas, lleno de cascadas, gargantas e incluso pinturas rupestres por el
camino, por favor, ni os molestéis en ir hasta ellas, casi no se ven, solo
merece la pena subir para ver el recorrido desde arriba y ver el
desfiladero que produce del río. Como
casi siempre dispusimos de poco tiempo, nos hubiera encantado hacer la ruta
completa. Era un lugar mágico, frondoso, con una naturaleza en todo su
esplendor. Cerca de allí es parada obligada ver los meandros del río Alagón, un
precioso paraje, puedes ir hasta la orilla desde la carretera.
Conocer estos parajes tan apartados, inmensos y espectaculares hicieron que este viaje fuera un
bálsamo para mi alma. Con este viaje y la
ayuda de mi pareja pude digerir mejor el mal trago pasado en aquellos momentos.
Filustro
Estoy de acuerdo contigo, cuando te alojas en un establecimiento decorado de forma agradable, con un trato amable, un completo desayuno y una excelente cena, además de estar en una bonita zona y con la compañía adecuada, la estancia es perfecta.
ResponderEliminarNo había oído lo del Marrano de San Antón, aunque creo que no me hubiera gustado encontrármelo al doblar la esquina. Curioso, un cerdo intocable.
La ruta por el río Batuecas tiene que ser muy bonita por lo que cuentas, con esas cascadas y desfiladeros.
Maravillosa la manera en la que acabas tu artículo, Rubén.
Estaba leyendo tu artículo y me estaba acordando de una escapada que hicimos igual con mi niña hace años y disfrutamos mucho,estuvimos en la Alberca mi hija solo queria ir detrás del marrano estaba bien hermoso jajja.
ResponderEliminarUn bonito artículo Rubén
Como siempre ha sido un placer acompañarte en este viaje real y virtual a la provincia de Salamanca. Es una zona preciosa con pintorescos pueblos y unos paisajes naturales de gran belleza. El camino del agua de Mogarraz y el paseo por la senda de Las Batuecas fueron relajantes y nos sirvieron de cura y relajación. Me alegra haberte ayudado en esa difícil etapa. Gran artículo.
ResponderEliminarLa Sierra de Francia y las Batuecas es una zona preciosa y privilegiada. Ofrece un sinfín de posibilidades para el senderismo y son muchas las rutas que recorren esta fantástica comarca. Aunque como bien dices la Alberca sea el pueblo más turístico y a pesar de la gran cantidad de turistas que lo visitan tiene su encanto. Recuerdo recorriendo sus calles encontrarme con el cerdo campando a sus anchas.
ResponderEliminarMe alegro mucho que vuestra estancia por esas preciosa tierras salmantinas sirviera para levantar el ánimo.