El Palacio de la Bolsa de Madrid

Recientemente tuve la oportunidad de acceder al interior del edificio de La Bolsa de Madrid en una visita guiada de grupo. La verdad es que me impresionaron tanto los detalles como la decoración de este lugar que ha quedado como un símbolo en plena Plaza de la Lealtad de Madrid. A pesar de que, desde hace unos años, las operaciones bursátiles se realizan en otro edificio más funcional en la carretera de La Coruña, BME, la entidad que gestiona la Bolsa, ha decidido mantener la sede para su departamento de Marketing y por su indudable valor histórico.

Fachada principal

Así pues el Palacio de la Bolsa de Madrid se inauguró en 1893 debido a la necesidad de cobijar las operaciones de compra y venta de valores que venían realizándose en la capital desde 1831 en diversos emplazamientos sin una ubicación fija.

El arquitecto, Repullés y Vargas, quiso dotar al edificio de mucha luz natural y para ello levantó una fachada tipo basílica con altas columnas corintias que aportan gran empaque al conjunto rematado por un reloj y cuatro bajorrelieves con medallones que representan 'La Industria’, ‘El Comercio’, ‘La Agricultura’ y ‘La Navegación’.

Los elementos más empleados en la decoración interior del palacio son el hierro y el vidrio. Los decoradores Molinelli y Taverner emplearon un símbolo que se encuentra representado por todo el palacio, en ventanas, puertas, techos, que es el Caduceo. Sin duda, habréis visto este símbolo en muchas ocasiones pues procede de la mitología griega; se trata de 2 serpientes que se miran fijamente (son la oferta y la demanda) y se entrelazan en un vara que representa La Bolsa, que es quien arbitra y logra el acuerdo entre ambas. En la parte superior, unas alas simbolizan la rapidez en la toma de decisiones de las operaciones.

El reloj del parquet y las mesas de los corros

La peseta

Nada más entrar en el edificio y pasar el correspondiente control, se accede al vestíbulo desde el que unas puertas de cristal nos dejan entrever la sala principal con su reloj (una réplica del que preside la Bolsa de Ámsterdam) en el centro que indica la presión entre la oferta y la demanda dentro del parquet. Hace tiempo que la dejaron en variable. A pesar del deseo irresistible de pisar el famoso suelo de madera el guía nos conduce a la parte superior. Allí entramos a una preciosa galería con vistas sobre el parquet en la que encontramos el caduceo representado por todas partes. Se la conoce como el Salón de los Pasos Perdidos y carece de mobiliario. En ella se reunían los hombres de negocios y se cerraban grandes acuerdos. En los cristales de la galería aún se aprecian las marcas de varios disparos realizados durante la Guerra Civil. Resulta nostálgico observar en la cenefa que decora el techo a nuestra querida peseta representada en oro, plata y bronce que desde 1868 hasta 2002 fue la moneda oficial del país. Desde aquí accedemos al Saloncito de Fumadores, así llamado porque a él se retiraban a fumar tras negociar los títulos. La decoración de este salón es de estilo neoclásico y está presidida por 2 retratos de Alfonso XIII a cada lado y un fresco de Mercurio, el patrón de La Bolsa, en el techo. La terraza de este salón queda situada exactamente encima de la entrada principal del palacio y goza de unas buenas vistas de la plaza.

Salón de los Pasos Perdidos

Salón de Cotizar

A continuación nos condujeron al Salón de cotizar, impresionante. Con unos pupitres de madera donde encontramos periódicos económicos en varios idiomas pertenecientes a los agentes de cambio y bolsa que cerraban cada sesión en este lugar hasta 1989. El salón está decorado en tonos rojizos y sus paredes están llenas de retratos de todos los presidentes de la Bolsa Española y de cientos de pequeños caduceos dorados. La sala mantiene la decoración original con un enorme reloj de madera a un lado y, al otro, un escritorio con los útiles de plata listos para su uso, todo ello presidido por un retrato del Rey. Aunque, sin duda, hay que levantar la vista para admirar la espléndida obra realizada por Luis Taverner en el techo de la sala. El artista quiso plasmar la importancia del comercio para unir a los distintos pueblos del mundo. Para tal fin, representó con cinco mujeres a los cinco continentes, bajo la presidencia de Mercurio con un ‘Caduceo’ dorado en su mano, así como las artes y las ciencias, incluyendo instrumentos musicales, paletas de pintor, esculturas y un telescopio. Entremezclados a lo largo de la obra, figuran varios postes de telégrafo, que era el medio de comunicación más avanzado de la época y que permitía difundir de forma rápida la información procedente de las sesiones bursátiles.

Fresco de Luis Taverner, Los 5 continentes

En los pasillos encontramos algunas reliquias ya en desuso como calculadoras y máquinas de escribir del siglo pasado para, finalmente, acceder al famoso parquet. En él, algunas cadenas de TV han montado un pequeño set para transmitir la información financiera pero resulta impresionante pisar el suelo de madera traída de Filipinas y sentarse a contemplar la decoración del atrio cerrado por una cúpula de cristal. La decoración de este espacio también fue encargada a Luis Taverner que decidió pintar los escudos de los países que más comerciaban con España en aquel tiempo y los de algunas de las provincias españolas más pujantes. Unas pequeñas bolsas de monedas completan la decoración de la sala, haciendo referencia a la etimología de la Bolsa que en España debe su nombre a la familia Van der Bourse de Brujas (Bélgica) cuyo escudo heráldico también representó Taverner.

El parquet

En este mismo lugar se reunían los agentes en corro, en estricto orden por sectores. Las operaciones apenas duraban 10 minutos. Cuando sonaba la campana el corro se disolvía y entraban a cotizar los agentes de otro sector. La superficie vallada situada en el centro, era la utilizada para realizar las compras y ventas, a los gritos de ‘tomo’ (compro), ‘doy’ (vendo) y ‘vale’ (hecho). Lamentablemente el sistema de corros desapareció en 2009 dejando paso a la tecnología más rápida y eficaz para este tipo de operaciones financieras. Al fondo, las pantallas que todos conocemos con toda la información bursátil actualizada minuto a minuto lista para los inversores.

Una visita histórica y artística que gusta tanto a mayores como a pequeños.

Susana