El río Deva ha excavado durante miles de años en la roca caliza el impresionante desfiladero de La Hermida. Atravesando la estrecha carretera, curva tras curva, me interno en este paso entre montañas. El entorno es simplemente espectacular. La carretera continúa y atravieso pueblos con interesantes ejemplos de arquitectura popular, pueblos pintorescos de enorme belleza como Potes con su Torre del Infantado una de las fortalezas medievales más hermosas de toda Cantabria. Aunque Potes es la principal localidad de la comarca, mi destino no es este y decido continuar.
Torre del Infantado |
La carretera me lleva a los pies del Parque Nacional de los Picos de Europa, el Parque Nacional más antiguo de España. Llegamos al final de la carretera y de nuestro recorrido, me encuentro junto al teleférico y el Parador de Fuente Dé. El valor natural y paisajístico de esta zona es indudable; se alternan los valles verdes con las cumbres nevadas durante la mayor parte del año, naturaleza pura en todo su esplendor. Fuente Dé es uno de los lugares más turísticos de la Cantabria interior y lo más famoso sin duda es su teleférico. Impresiona comprobar la altura que salva en tan solo unos minutos hasta el Mirador del Cable. Si el vértigo te lo permite será toda una experiencia asomarse a su privilegiado balcón. Punto de partida de diversas excursiones por los Picos de Europa.
Parador de Fuente Dé |
El Parador me encantó por la ubicación y el edificio en sí. La verdad es que es muy acogedor, construido en piedra y madera con grandes ventanales. Decorado en estilo rústico, cuenta con zonas comunes muy agradables con chimeneas que se encienden dependiendo la época. Desde la habitación en la que me alojé a través de unas grandes cristaleras se veía el espectacular circo glaciar de Fuente Dé. Todo un lujo levantarse por la mañana y admirar tanta belleza. En su restaurante no hay que dejar de probar la cocina tradicional cántabra, aún recuerdo el suculento cocido lebaniego. Al anochecer cuando se van todos los turistas que han venido a pasar el día, en la zona reina un silencio absoluto. Un paseo por los alrededores del Parador y te darás cuenta que es un lugar único para desconectar de todo y de todos.
Una mañana al levantarme miré hacia la montaña y vi una pequeña cascada. Después de desayunar pregunté en recepción, me informaron que era el nacimiento del río Deva. El nombre de Fuente Dé viene de Fuente de Deva y que se podía llegar cómodamente hasta donde brota el agua. Así que sentí curiosidad y me animé a hacer esta pequeña excursión.
Atravesando la pradera junto al Parador, se sube por un camino algo empinado pero en buen estado. Creo recordar que no me llevo más de media hora llegar al nacimiento del río. Encontrás varios chorros que salen del interior de la montaña para más tarde despeñarse en forma de cascada. Disfrutando del paisaje que desde aquí se domina, cualquiera diría que te encuentras junto a un río rico en truchas y salmones que se abre paso en busca del mar Cantábrico a través de tierras cántabras y astures. Dependiendo de la época del año, imagino que llevará más o menos agua. Baja nuevamente al llano y recorre estos magníficos contornos difícil de olvidar.
Me sentí muy afortunado porque tuve un día con un sol radiante que hizo el paisaje todavía más espectacular. Una recomendación, no abandones la zona sin conocer la hermosa comarca de Liébana (tierra rica en historia y leyendas) y sin probar el queso de Picón, todo un manjar.
Rafa
Que bucólico y relajante tu artículo, Rafa. Con él me has recordado mi estancia en este Parador, con su estilo acogedor de refugio de montaña, y ubicado en un lugar espectacular.
ResponderEliminarMe sorprendió la subida en el teleférico, era casi vertical, con unas impresionantes vistas durante el ascenso. Claro que también el descenso era increíble, parecía que nos íbamos a chocar contra las paredes rocosas o contra el propio edificio del Parador, me encantó, y luego arriba dar un paseo por la cima y ver los picos nevados, como bien dices, es todo un lujo, y eso que en los días que estuvimos el tiempo fue bastante frío y estábamos rodeados de niebla, lo que también tiene su encanto. Y después de esto tomarse un cocido lebaniego y descansar junto a la chimenea en el salón del parador, no está nada mal.
Maravillosas todas las fotos que acompañas a tu relato.
Una vez que descubres Cantabria no haces más que volver para maravillarte con su naturaleza, los bosques, las playas, pero no hay que olvidar los fantásticos Picos de Europa. Subir al teleférico de Fuente Dé se puede considerar casi un deporte de riesgo, al menos para mi que tengo vértigo. Prefiero descubrir el nacimiento del río que le da nombre a este paraje de la mano de Rafa que hoy nos ha llevado hasta allí. Desde el Parador de Fuente Dé se pueden realizar multitud de excursiones a lugares muy cercano como Potes para degustar sus orujos y quesos o a Santo Toribio de Liébana, uno de los monasterios mas bellos del norte de España.
ResponderEliminarUn artículo muy bien escrito, Rafa, enhorabuena.
un artículo maravilloso y acompañado de buenas fotos
ResponderEliminarEl valle de Liébana es una comarca que te atrapa por su naturaleza, sus gentes y su gastronomía. Potes, Santo Toribio de Liébana, Fuente Dé, son algunos de sus encantos. Para alojarse en esta zona está el Parador de Fuente Dé, multitud de casas y hoteles rurales y campings. Hay que disfrutar de su gastronomía, atención al orujo, es muy peligroso, crea adicción. Los quesos y el cocido lebaniego imprescindibles. Subir en el teleférico imprescindible, las vistas desde arriba sobrecogen. Fíjate he estado un par de veces y no conocía la ruta al nacimiento del Deva. Parece un bonito paseo, habrá que volver y realizar la ruta. Un artículo muy completo con unas preciosas fotos.
ResponderEliminarMaravilloso refugio de montaña que me sorprendió gratamente por la ubicación del edificio. Una visita obligada es la subida en teleférico al mirador donde nos sorprenderán con unas vistas inmejorables.
ResponderEliminarPreciosa la propuesta de excursión, Rafa. Son impactactes las imágenes del teleférico, debe ser una experiencia única aunque por las imágenes no sé si me atrevería a subir. Sí que me apuntaría a conocer la cascada, parece el típico lugar donde perderse y olvidarse de todo. Unas fotos maravillosas.
ResponderEliminar