martes, 23 de octubre de 2018

Olmedo y su balneario

Nuestra visita a Olmedo la realizamos en pleno invierno, en concreto el día de Navidad de 2017. Era la primera vez que pasábamos las fiestas lejos de casa por decisión propia pero a todo confort. Nos alojamos en el Balneario de Olmedo, perteneciente al grupo Castilla Termal, del que ya teníamos referencia por sus magníficas instalaciones en Valbuena de Duero. No pudimos darnos mejor capricho como regalo navideño.

Arco y Torre de San Miguel

La estancia allí fue inmejorable con todo tipo de detalles, larguísimos circuitos termales con piscinas de chorros, jacuzzis, cascadas, piscina climatizada al aire libre y un exclusivo circuito de contrastes en el Patio Mudéjar del Balneario levantado sobre el antiguo convento de Sancti Spiritus, del que la leyenda cuenta que poseía aguas con poderes curativos. Leyenda o realidad, lo que sí os puedo afirmar es que saldréis como nuevos después de realizar este circuito que incluye duchas bitérmicas, sauna, hamman, baños en pozas de contraste y una sala de reposo con chimenea de fuego natural. Un verdadero privilegio con el frío que hacía en el exterior.

Patio mudéjar (fuente: Castilla Termal)
Además, la ubicación del balneario en esta histórica villa castellana nos permitió recorrer sus rincones con total tranquilidad en un día frío pero soleado. Debido a las fechas no pudimos ver la Villa romana de Almenara-Puras, a poca distancia del pueblo pero cerrada por el festivo. Ya tenemos excusa para volver en otra ocasión. 

Dispuesto a cruzar el arco de San Francisco
Comenzamos el día recorriendo Olmedo, también llamada la villa de los siete sietes, porque poseía siete plazas, siete iglesias, siete conventos, siete puertas, siete casas nobles, siete fuentes y siete pueblos de su alfoz. Ahí es nada. Como villa que era también tenía una gran muralla que la protegía y es justo por donde comienza nuestra visita, más concretamente por el Arco de San Francisco, uno de los siete accesos a la villa.

Monasterio de la Concepción
Nada más atravesar el arco nos topamos con el Convento de la Concepción, un antiguo monasterio franciscano que hoy es el Museo local de Semana Santa. Admirad su fachada con los escudos de los fundadores y su pórtico con tres estatuas de piedra que dan paso a la iglesia.

Sta. María del Castillo
La calle de la Cruz nos lleva a la Plaza de Santa María, con la iglesia de Santa María del Castillo, de la que salen los feligreses del oficio. En ella destaca el pórtico del s. XVII y una portada románica del siglo XII cegada posteriormente. Su interior está adornado con varios retablos barrocos (s. XVI-XVIII). Enfrente de la iglesia, el Convento de Ntra. Sra. de la Merced, cuya construcción se remonta a 1328-1330. La capilla mayor se levantó en 1495 y está decorada con yeserías barrocas. De este convento mercedario fue miembro uno de los hijos más ilustres de Olmedo, Fray Bartolomé de Olmedo, primer evangelizador de México que acompañó a Hernán Cortes en su conquista.

Convento de Nuestra Señora de la Merced
Sin embargo, no cabe duda de que Olmedo es mayormente conocida por la obra del genial Fénix de los Ingenios, Don Félix de Lope de Vega y Carpio, El Caballero de Olmedo, que narra la trágica historia de amor de Doña Inés y Don Alonso. Ella, una dama de Medina del Campo prometida a otro hombre que, finalmente, termina con la vida del apuesto caballero. Este hecho dio lugar a la coplilla popular:

Que de noche le mataron
al caballero
la gala de Medina
la flor de Olmedo.
Monumento al Caballero de Olmedo
No es de extrañar que sus habitantes hayan querido homenajear al personaje creado por Lope de Vega con una estatua en la Plaza de S. Julián donde también se encuentra el Palacio del Caballero de Olmedo, un museo que nos sumerge en el Siglo de Oro español de la mano del literato.

Museo del Siglo de Oro, Palacio de Caballero de Olmedo
Nos dirigimos al Paseo de la Soterraña, donde la muralla está mejor conservada. Es un paseo precioso que nos ofrece las vistas de la Iglesia de San Miguel, auténtica joya del mudéjar, y la Cripta de la Soterraña que alberga a la patrona de Olmedo, para después alcanzar el Arco de S. Miguel. La cripta de planta octogonal, está decorada con frescos que representan personajes del antiguo testamento. En el centro está el retablo principal de la Virgen de la Soterraña (s. XVIII), presidido por una imagen del siglo XIII de la misma virgen.

Paseo y Cripta de la Soterraña
Detalle del ábside mudéjar en ladrillo castellano de la iglesia de San Miguel
Regresamos de nuevo al centro de la villa, en concreto a su Plaza Mayor, presidida en su parte sur por la Casa de la Villa, del s. XV con sus arcos que, tras varios años de abandono, fue reconstruida en 1692.

Casa Consistorial

En la parte opuesta hallaréis la Torre del Reloj, el antiguo Tribunal de la Real Chancillería, que recibió ese nombre en 1889 por el reloj que adorna su torre. Este edificio, que en su planta baja alberga una sala de exposiciones, fue tribunal durante unos meses en el año 1387 cuando el corregidor o su teniente impartían justicia en pleitos civiles para los vecinos de la villa y sus tierras. A un lado, se ubicaba la cárcel real con los antiguos calabozos y celdas de castigo que han sido eliminados con las últimas modificaciones.

Torre del Reloj
Abandonamos la plaza por la parte norte para admirar el Ábside de la Trinidad que perteneció a una pequeña iglesia mudéjar de una sola nave que, más tarde, fue convertida en hospital, teatro y sala de cine.

Ábside de la Trinidad
Por la tarde, degustamos los productos de la tierra en el restaurante El Caballero de Olmedo, justo enfrente del balneario, en el que habíamos reservado la comida de Navidad. Gran elección, por cierto. Posee un par de comedores decorados al estilo castellano y su cocina es de una calidad excelente. 

Restaurante El Caballero de Olmedo
Tras la comida llegó el momento de relajarnos en las instalaciones del balneario: circuito de contrastes en el Patio Mudéjar más dos horas en la piscina termal. Se estaba de lujo. Terminamos cenando en la cafetería del balneario por recomendación familiar y porque estábamos tan relajados que nos resultaba imposible salir de allí. He de reconocer que el hotel es precioso y el desayuno buffet que tomamos a la mañana siguiente fue genial.

Patio de la cafetería del Balneario de Olmedo
El día siguiente amaneció lluvioso y desapacible, aprovechamos para realizar otro circuito termal. No pudimos ver el Parque Temático Mudéjar, al ladito del hotel, de tanta agua como caía. Una lástima que puede solventarse fácilmente con otra visita en el futuro.

Susana

3 comentarios :

  1. Aunque conozco la obra del Caballero de Olmedo, nunca he ido a visitar esta joya castellana y villa de los siete sietes, menudo error pues creo que tiene varias curiosidades interesantes. No es de extrañar que el balneario sea una experiencia formidable y recomendable.

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  2. La verdad es que pasar unos días de vacaciones en Olmedo es muy buena opción.
    Lo que comentas del balneario siempre es apetecible, un circuito termal te deja como nuevo.
    Hemos ido varias veces por este bonito pueblo, la última para visitar el Palacio del Caballero de Olmedo, y la exposición audio-visual sobre la obra de Lope de Vega y el Siglo de Oro en España. Por cierto, me gustó mucho y me pareció muy original el montaje.

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  3. Una buena ocasión para visitar Olmedo y su balneario. Me ha parecido muy interesante tu propuesta y tendré en cuenta también ver la villa romana de Almenara-Puras y el Parque Temático Mudéjar.

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