Por fin, estamos en Berlín, la unificada capital de Alemania, uno de los lugares que más deseaba visitar en 2015 desde que, siendo jovencita, escuché una noche por la radio de mi walkman que había caído el muro que la dividía y me levanté corriendo a contárselo a mi madre. Desde entonces me fascina todo lo que tiene que ver con Berlín y su tumultuosa e interesante historia a lo largo de los siglos XX y XXI. Tras un vuelo de 3 horas y una fatigosa caminata de algo más de 20 minutos desde la Ostbahnhof (nos confundimos con las indicaciones y las distancias), alcanzamos a ver el hotel en el que nos vamos a alojar, el H2 Hotel Berlin Alexanderplatz 4* (3 noches en alojamiento y desayuno + WIFI gratis -295,00 euros).
Ruta por Berlín Día 1 |
La elección de alojamiento no se ha hecho al azar, ni mucho menos. El hotel ha sido elegido por su excelente ubicación, muy cerca de Alexanderplatz, uno de los puntos neurálgicos de Berlín, una plaza siempre repleta de turistas, mercadillos, puestos de comida rápida y con paradas de tranvía, tren, metro y autobuses. A mi parecer se asemeja mucho a la Puerta del Sol de Madrid por la animación que hay en ella a cualquier hora del día.
Reloj Mundial, al fondo la torre de TV |
Para la tarde teníamos previsto recorrer los alrededores de Alexanderplatz, ver la catedral protestante y dos de los museos de la isla de los Museos: el Pergamon y el Neues para los que habíamos reservado acceso a las 17:00-17:30 y a las 18:30-19:00 respectivamente.
Una vez realizado el check-in nos dirigimos a pie hasta la famosa plaza en la que se encuentra el reloj mundial y una infinidad de conocidas tiendas de ropa. ¡Quién iba a imaginar que esta plaza, antaño centro neurálgico de Berlín oriental, escenario de mítines y grandes desfiles militares, iba a terminar siendo hoy en día casi un centro comercial! Consumismo y capitalismo por todas partes!! Estamos hambrientos y queremos probar las famosas salchichas pero sin perder tiempo. Un puesto soluciona el problema en un santiamén, una currywurst y una cerveza para cada uno. Encontraréis sitios de comida rápida repartidos por toda la ciudad junto con los kebabs y puestos de hamburguesas. Son funcionales, ricos y baratos.
Típica comida callejera, salchichas y patatas |
La plaza no tiene pérdida ya que justo al lado se encuentra la Fernsehturm o Torre de la Televisión, el edificio más alto de Alemania y visible desde cualquier punto de la ciudad. Fue levantado en 1969 por la RDA para simbolizar el poder del comunismo sobre el capitalismo y se puede visitar. En la bola se encuentra un restaurante giratorio que dicen goza de la mejor panorámica de Berlín, no es de extrañar pues está a 203 metros de altura. Es conveniente reservar pero nosotros hemos decidido no subir ya que vamos a subir a la cúpula de la catedral y tenemos cita para la del Reichstag al día siguiente.
Fernsehturm, el pirulí de Berlín |
Cerca de las 15:00, según marca el reloj mundial, Alexanderplatz está a rebosar de gente, disfrutando del agradable sol de septiembre. Raro porque la previsión meteorológica anunciaba lluvia para la tarde y se ven muchas nubes. Pero, ¡mejor para nosotros! Vamos a pasar mucho tiempo en la calle y hasta hace incluso un poco de calor. Empezamos a tomar el pulso a esta ciudad, a medio camino entre su pasado comunista y su vanguardia actual.
Para la mañana siguiente teníamos contratada una visita guiada en español de unas 4 horas de duración así que ya tendríamos tiempo de ver otros monumentos y empaparnos de la historia de Berlín.
Berliner Dom |
Cruzamos el río Spree para llegar a una explanada o parque, el Lustgarten, que se abre hacia la catedral protestante de Berlín, conocida popularmente como el Dom. Una preciosa construcción con enormes cúpulas de cobre verde - la más alta de 75 metros- y que se puede visitar a diario de 09:00 a 20:00 por sólo 5,00 Euros con descuento para portadores de la Welcome Card.
Altar de la catedral |
Queremos subir a la cúpula a admirar las vistas de esta parte de Berlín desde las alturas. No nos defrauda su interior, una amplia nave ovalada ricamente decorada con mármol blanco y ónix amarillo de unos 40 metros de altura distribuida en dos plantas y rodeada por una balaustrada tras la cual se halla el Palco Imperial, el lugar desde el que los reyes de Prusia, los Hohenzollern, seguían el oficio religioso. Subimos por la regia escalera imperial hasta el primer piso donde hay unas maquetas del edificio y su reconstrucción para seguir las indicaciones hacia la cúpula. Son 270 peldaños pero, afortunadamente, están repartidos en tramos lo que hace más llevadera la ascensión.
Vistas desde la cúpula de la catedral |
Nota importante: la mayoría de edificios de Berlín han sido reconstruidos siguiendo imágenes de los originales ya que, tras la 2ª Guerra Mundial, el 80% de la ciudad fue arrasado por los bombardeos quedando en pie apenas el Parlamento, la iglesia memorial Kaiser Wilhelm parcialmente y poco más. La catedral que databa de principios del siglo XX fue destruida por una bomba en 1944 que tiró abajo su cúpula y causó enormes desperfectos que hoy han sido subsanados, no es el caso del impresionante Palacio Imperial que se encontraba justo enfrente y que aún hoy está en plena fase de reconstrucción con gran polémica por parte de su detractores.
Pasamos un buen rato admirando la panorámica y fotografiando los tejados de Berlín hasta que comenzó a llover. Nos dirigimos al sótano donde se halla la cripta imperial. Aquí se dio sepultura a más de 90 miembros de la dinastía Hohenzollern desde finales del s. XVI a principios del XX en unos bellos y ornamentados sarcófagos.
Entrada principal Museo Pergamon |
Vamos un poco justos de tiempo para llegar al Museo Pergamon, un "must" en la capital alemana pues alberga una fantástica colección de antigüedades de todo el mundo, principalmente de las culturas babilónica, islámica y romana. Lamentablemente, parte del museo se encuentra cerrado al público por obras hasta el 2020, en particular, el ala que le da nombre donde se exponía el increíble altar de Pérgamo. Ya contábamos con ello pero aún así hay otras muestras de arte de Oriente Próximo que nos dejan literalmente ojipláticos. El Museo cuenta con la curiosidad de haber sido levantado cuando las piezas ya estaban allí. Debido al tamaño que tienen muchas de sus obras se tomó la decisión de derribar la antigua estructura y edificar en torno a las antigüedades un museo que pudiera dar cabida a estas colecciones.
Aprovechando que los jueves los principales museos de la isla de los museos cierran dos horas más tarde de lo habitual, a las 20:00, habíamos organizado su visita para nuestra primera tarde en Berlín. Mi primera recomendación para entrar en los museos es que reservéis a través de su página web la hora de entrada, lo que os evitará largas colas de espera.
Puerta de Ishtar, Pergamonmuseum |
Estuvimos recorriendo las interminables salas del museo por espacio de casi dos horas mientras afuera diluviaba sin dejar de asombrarnos a cada paso con lo que estábamos contemplando y sin parar de hacer fotografías, -está permitido en todo el museo-. Entre las múltiples obras de arte la que me resultó más espectacular fue la reproducción de la Puerta de Ishtar de Babilonia. La antigua ciudad de Babilonia contaba con 30 puertas similares, de unos 30 metros de altura, de las que sólo se ha conservado parte de ésta. Quizás me impresionó más porque es lo primero que vimos nada más acceder al museo aunque la fachada del Mercado de Mileto no os dejará indiferentes. He de decir que había muy poca gente y por ello disfrutamos mucho la visita que además fue agotadora. ¡Y aún nos quedaba el Neues Museum!
Mercado de Mileto, Pergamonmuseum |
En el Neues Museum había menos gente todavía, quizás porque se acercaba ya la hora del cierre y la tarde lluviosa no invitaba, o debido a las obras, o igual por el desconocimiento de que los jueves se alarga la hora del cierre. Sea cual fuera el motivo creo que nosotros tomamos una muy buena decisión en verlos el primer día.
Este museo también fue gravemente dañado en la 2ª Guerra Mundial aunque, por suerte, todas sus obras fueron puestas a salvo ya que permanecieron ocultas en bunkers por toda la ciudad. Su restauración se ha llevado a cabo en los primeros años del siglo XXI preservando las huellas de sus daños en muchas zonas como en su escalera. El museo alberga desde una importante colección de papiros y momias egipcios a antigüedades clásicas, desde Oriente Medio hasta el Atlántico y del Norte de África a Escandinavia a lo largo de toda a prehistoria. Sin embargo, la pieza estrella de este museo es el archiconocido busto de la reina Nefertiti (ca. 1340 a.C.) que preside el centro de la sala que lleva su nombre. Es la única sala en la que no está permitido tomar fotografías pero ejerce una poderosa atracción por su belleza y su excelente estado de conservación. Además en el Neues se exponen otras piezas como la llamada el Sombrero Dorado de la Edad de Bronce, descubierta en el sur de Alemania, de unos 3000 años de antigüedad y con la que se cree se podían predecir los eclipses lunares así como una imponente estatua del dios Helios del s. II. Aquí permanecimos hasta el cierre pero hay tantas obras de arte que podríamos haber estado la tarde entera.
Otros museos destacados en la Isla de los Museos son el Altes Museum, - próximo a la catedral que exhibe una colección de antigüedades clásicas de unos 300 años de antigüedad-, el Bode-Museum, -alberga la Colección Bizantina, la Colección de Esculturas y el Gabinete Numismático- y la Alte National-Galerie, -una pinacoteca con pinturas y esculturas realistas del siglo XIX-. Y aquí viene mi segunda recomendación: tened muy en cuenta de cuántos días disponéis en la capital alemana y qué tipo de visita queréis realizar. Nosotros estuvimos apenas tres días y preferimos pasear y empaparnos más del ambiente berlinés que visitar todos sus museos, que son muchos. Eso sí, es una excelente opción cuando llueve, como en nuestro caso.
Busto de Nefertiti en el Neues Museum |
Altes Museum |
Ya era de noche cuando salimos del Neues y al menos había dejado de llover. Nos detuvimos a tomar una cerveza berlinesa antes de cenar mientras veíamos terminar el partido de basket entre Alemania y España que terminó con resultado favorable para nosotros. Nos supo a gloria, jeje.
Para la cena nos habíamos fijado que justo al lado del hotel había un enorme restaurante llamado Hofbrau München. Y cuando digo enorme, quiero decir inmenso, en sus dos plantas al menos había 300 mesas, o mejor dicho, bancos de madera de esos que se comparten. Allí que nos metimos a cenar. El ambiente no podía ser mejor; decoración al estilo de Baviera, camareros vestidos de tiroleses llevando jarras de más de 1 litro de cerveza cientos de personas bebiendo, grupos de turistas, música en directo, comensales cantando y bailando y la comida... buenísima, qué deciros del apfelstrudel que tomamos de postre. Que estaba exquisito. Fue una buena opción porque disfrutamos mucho y está al ladito mismo del hotel.
Nuestra primera tarde en Berlín había dado para mucho, la verdad y aún nos quedaba mucho por ver.
Para la cena nos habíamos fijado que justo al lado del hotel había un enorme restaurante llamado Hofbrau München. Y cuando digo enorme, quiero decir inmenso, en sus dos plantas al menos había 300 mesas, o mejor dicho, bancos de madera de esos que se comparten. Allí que nos metimos a cenar. El ambiente no podía ser mejor; decoración al estilo de Baviera, camareros vestidos de tiroleses llevando jarras de más de 1 litro de cerveza cientos de personas bebiendo, grupos de turistas, música en directo, comensales cantando y bailando y la comida... buenísima, qué deciros del apfelstrudel que tomamos de postre. Que estaba exquisito. Fue una buena opción porque disfrutamos mucho y está al ladito mismo del hotel.
Nuestra primera tarde en Berlín había dado para mucho, la verdad y aún nos quedaba mucho por ver.
Susana
Susana, ya tenía ganas de empezar a ver tus artículos sobre Berlín.
ResponderEliminarMe pasa como a ti, también me atrae mucho esta ciudad. Hace años que estuve y me pareció tan interesante y animada que tengo pendiente volver otra vez.
El conjunto de museos es una pasada. Me encanta el Museo de Pérgamo, que sólo por visitarlo ya merece la pena el viaje.
Os cundió un montón vuestro primer día. Esto ha comenzado muy bien, espero poder leer pronto más cosas tuyas sobre "vuestra escapada alemana"
Qué deciros de nuestra primera tarde en la capital alemana, fue una tarde intensa y muy satisfactoria. La primera impresión es lo grande y espacioso que es todo, las calles anchísimas, los monumentos enormes, las plazas con unas dimensiones exageradas. Después nos enteramos que Berlin es una ciudad diseñada para 8 millones de personas en la que viven 4, por lo que se entiende la sensación de amplitud que te envuelve. Fue un acierto visitar el Pergamon y el Neues Museum este primer día, primero por ser jueves, con horario ampliado y porque íbamos frescos, ya que su visita es para hacerlo con tranquilidad. Ya sólo por ver la Puerta de Ishtar, el Mercado de Mileto y a Nefertiti merece la pena visitar los museos. En definitiva mi primera impresión de Berlín fue muy grata y esto solo es el principio. Un gran artículo Susana, enhorabuena, has sabido plasmar muy bien las impresión que te causó y con muy buenas recomendaciones para los que se decidan a visitar Berlín.
ResponderEliminarQue buena descripción. Siento que los cuatro días en Berlín fueron pocos. Reviso mis notas y mis fotos y decido que me falta mucho para ver. Ojalá pueda volver
ResponderEliminarUn precioso paseo para empezar a conocer Berlín. Me ha parecido muy interesante esta ciudad y la ubicación que escogisteis para el hotel fantástica, cerca de unos museos realmente espectaculares por su contenido. No hay duda que es un destino obligado a visitar que sorprende tanto por sus modernos edificios como por su histórico pasado.
ResponderEliminarNo hace mucho estuvimos en mi clase de Historia del Arte hablando de estos museos que nos cuentas y me pareció una maravilla, La puerta de Ishtar en el museo de Pérgamo y Nerfertiti en el museo Neves Museum, sin ninguna duda Berlín es un destino a tener en cuenta para visitarlo.
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