Nunca os he comentado de donde viene mi pasión por Paradores así que creo que es justo empezar por el principio y hablar de mi primera vez... en Paradores.
Mi primer contacto con un Parador de Turismo fue en el año 1994 y lamentablemente no fue para pasar la noche (en aquella época no tenía ingresos debido a mi condición de estudiante de Bachillerato), sino para tomar un café y tener la oportunidad de visitar su interior.
Os estaréis preguntando cual fue el Parador elegido, pues bien, fue el Parador Nacional de Fuentes Carrionas en Cervera de Pisuerga.
Imagen de la web de Paradores |
El azar o el destino quisieron que mi familia política procediera de una aldea cercana a Cervera en plena montaña palentina y durante la Semana Santa del 94 mi por entonces novio decidió llevarme a la casa familiar a conocer a la familia de su madre. Tengo un grato recuerdo de aquellos 4 días aunque no fue sencillo. Durante el trayecto desde Madrid iba repasando el árbol genealógico que previamente me había dibujado mi chico para, al menos, conocer los nombres de las 25 personas que me iban a presentar (abuelo, tíos, primos y demás allegados).
Confieso que estaba muy nerviosa, pendiente de causar buena impresión y caer simpática. En mi favor tengo que decir que tenía apenas 18 años y sólo conocía a los padres y a los 2 hermanos de mi novio que son encantadores y me hacían sentir muy bien en su compañía.
Tras las presentaciones y saludos preliminares, la primera noche transcurrió con un frío de mil demonios dentro de un saco de dormir pero sin mayores sobresaltos.
Al día siguiente la familia decidió que para "entrar en la familia" debía superar una prueba consistente en preparar un postre para todos, así las gastan en Palencia.
Cervera de Pisuerga |
Mi chico me llevó a comprar los ingredientes necesarios para hacer un Flan de Magdalenas a Cervera y como buen Cicerone que es se le ocurrió enseñarme el Parador y las fabulosas vistas que desde él se disfrutan para, además, tomarnos un café fuera del escrutinio familiar.
Montaña Palentina desde la terraza del Parador |
Cuando llegamos y atravesé por primera vez las puertas de madera y cristal del Parador de Fuentes Carrionas me invadió una sensación indescriptible como de estar en casa. El parador está decorado con líneas sencillas donde destaca el uso de la madera en sus techos, en las vigas y un bonito suelo de parqué que le da un toque de calidez y que unido al frío del exterior te hacía sentirte atraído hacia su interior.
Recuerdo la chimenea del salón encendida con un fuego que te empujaba a ocupar los confortables sillones y, a pesar de que el precio del café me escandalizó, no dudamos en sentarnos para saborearlo con deleite.
Pero lo mejor estaba aún por llegar, cuando descubrí que desde la cafetería se accedía a la terraza, enorme con su barandilla de madera y con unas espléndidas vistas sobre el pantano de Ruesga y la Montaña Palentina. A pesar del día tan plomizo y frío la panorámica que se extendía ante mí era imponente.
Embalse de Ruesga desde el Parador |
Bisontes descansando |
Desde entonces he visitado en muchas ocasiones este Parador y su terraza y no dejo de deleitarme con las vistas y tomar fotografías. Hace unos años me quité la espinita de alojarme en él y la verdad que mereció la pena. En esta ocasión aprovechamos la estancia para acercarnos a conocer la Reserva de Bisontes de San Cebrián de Mudá, una opción diferente y didáctica a pocos kilómetros de Cervera de Pisuerga.
Quería compartir con vosotros esta experiencia y deseo que al leer este artículo os venga a la memoria vuestra primera vez descubriendo un Parador.
Susana
Que bonita historia! Me ha gustado como describes la sensación como la de estar en casa, eso a mí me ha pasado también en algunos lugares que hemos visitado.
ResponderEliminarEl primer parador que yo visité fue el de Sigüenza aunque la verdad es que conozco poquitos. Tendré que ir descubriéndolos poco a poco...
Que agradable, Susana, me ha resultado leer tu primera visita a un parador. Y que momentos tan de nervios cuando se es tan joven y se va la primera vez a conocer la familia de tu novio, me ha hecho mucha gracia lo del flan de magdalenas.
ResponderEliminarLa primera vez que estuve en un parador fue para un evento familiar que se celebraba en el de Jarandilla de La Vera. Recuerdo a toda la familia reunida y a mis padres felices, lo pasamos realmente muy muy bien.
Es cierto que a las personas que nos gustan tanto este tipo de establecimientos, nos sentimos en un entorno tan agradable y cálido que sabemos valorar los detalles y la calidad que nos brindan. Es una suerte que podamos contar en España con esta Red en la que, ya sean castillos, palacios o conventos, ya sean edificios modernos, siempre están en lugares con un encanto especial, proporcionando durante la estancia en ellos experiencias inolvidables.
Es verdad lo que dices Susana, a quien nos gusta este tipo de establecimientos como es los Paradores , nos sentimos muy bien en ellos.
ResponderEliminarDesde que visité el de Salamanca por primera vez, el día de los enamorados, tengo también bonitos recuerdos .
Este parador me encantó es una zona preciosa.
Siempre resulta inevitable ponerse nerviosos cuando se conoce por primera vez a la familia de tu pareja. En tu caso veo que te pusieron a prueba con el Flan de Magdalenas aunque estoy seguro que lo resolviste sin problema. Mi primer contacto con un Parador fue en Chinchón, pasé a tomarme un café y quede encantado con el edificio desde entonces no he dejado de visitar estos establecimientos.
ResponderEliminarHa sido y es un placer convivir contigo todas estas fases de la vida de cada uno. Somos muy diferentes, pero nuestra pasión por viajar, la gastronomia, la cultura, los paradores nos une muchísimo. Gracias por estar a mi lado en todo momento.
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