lunes, 8 de diciembre de 2014

Románico de la Vall de Boí


En uno de los parajes más bellos del Pirineo leridano se encuentra el recóndito Valle de Boí. De origen glaciar, es un valle en forma de "U" que esconde pequeños pueblos repletos de las mejores muestras de románico catalán según atestiguan las iglesias que visitamos. El valle de Boí es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000.

Valle de Boí

Nuestro recorrido nos lleva por los siguientes municipios: Taüll, Boí, Barruera y Erill la Vall. En este último se halla el Centro del Románico de la Vall de Boí que nos ayudará a conocer el origen de este arte en Cataluña. Existe la opción de visitar todas las iglesias románicas del valle + el centro del románico con una entrada combinada de 3 ó 5 iglesias válida para varios días. Os recomiendo que consultéis los precios, horarios de apertura y visitas guiadas en la página web www.centreromanic.com con el fin de organizar vuestro recorrido.


Empezamos la visita al valle en el pueblo de Taüll, el único que posee dos iglesias románicas aunque es sabido que llegó a contar con cuatro iglesias durante la Edad Media. ¡Y qué iglesias! Nada más entrar en la localidad nos recibe la impresionante Sant Climent de Taüll destacando su altísimo campanario de siete plantas, el más alto de todas las iglesias del valle. La torre está exenta aunque se ha habilitado un acceso desde el interior del templo. La escalera para subir es muy estrecha y peliaguda pero las fantásticas vistas del valle de Sant Martí desde el último piso merecen la pena ya que el municipio está a unos 1.500 metros de altitud. El exterior de la iglesia y su ubicación a las afueras del núcleo urbano la hacen muy fotogénica, sin embargo, lo mejor está por descubrir en su interior.

Sant Climent de Taüll
Los primeros documentos sobre la iglesia datan del 10 de Diciembre del año 1123, fecha en la que, habiéndose finalizado las obras de reconstrucción y las pinturas murales, fue consagrada por el obispo de Barbastro, Ramón Guillem. Años después, ya en el siglo XX, durante unas obras de restauración se hallaron las pinturas del ábside central ocultas tras un retablo, momento en el que se decidió su traslado a Barcelona, al Museo Nacional de Arte de Cataluña y allí se exponen y se preservan. Los tres ábsides se encuentran decorados con pinturas de gran belleza y expresividad. A pesar de que en la actualidad sólo podemos admirar una réplica exacta, una magnífica proyección de luz y color (video mapping) nos enseña con detalle cómo eran en origen. 

Sant Climent fue declarada monumento histórico artístico en 1931. Posteriormente se han hallado otras pinturas e inscripciones en el templo. El interior de la iglesia debió estar pintado en su totalidad aunque hoy en día sólo se han preservado unas pocas pinturas. La más impresionante es el Pantocrátor del ábside central del templo que representa a Cristo acompañado de las letras griegas Α y Ω, como principio y fin de todas las cosas. En la mano izquierda sostiene un libro en el que puede leerse: "Ego sum lux mundi" (Yo soy la luz del mundo). Le acompañan la Virgen, los ángeles, los apóstoles y una gran cantidad de motivos vegetales que adornan perfectamente el conjunto. Se desconoce quien fue el autor de esta maravilla y es conocido como el maestro de Taüll.

Video mapping del Pantocrátor de Sant Climent
Continuamos nuestro paseo hacia el interior del pueblo, subiendo una empinada calle con las típicas construcciones de piedra y pizarra del Pirineo, alcanzamos la hermosa iglesia de Santa María de Taüll. Si bien, es de menor tamaño también alberga en su interior pinturas murales de gran belleza.
Podemos observar que el templo se encuentra inclinado fijándonos en la plaza en la que se halla y su torre, a diferencia de la de Sant Climent, no está exenta. También es muy esbelta pero posee sólo cinco pisos.
Santa María de Taüll fue consagrada un día después que la anterior por el mismo obispo y todo el interior del templo estuvo completamente decorado con pinturas. Destaca en el centro una representación de la Epifanía, con los tres Reyes Magos realizando la ofrenda al niño Jesús sentado en el regazo de la Virgen. A principios del siglo XX, al igual que con las pinturas de Sant Climent, se organizó su traslado a Barcelona para su preservación ya que corrían el riesgo de ser vendidas a Estados Unidos y que se perdieran para siempre. Lo que podemos observar actualmente es una reproducción. Respecto a su autor, tras varios estudios, se ha llegado a la conclusión de que no es el mismo que decoró la iglesia de Sant Climent, se trata de dos artistas diferentes pero contemporáneos.

Debido a los horarios de apertura, a continuación, nos desplazamos al municipio de Barruera cuya iglesia románica de Sant Feliu de Barruera sólo abre por las mañanas. Es fácil de encontrar pues está enfrente de la oficina de turismo.
Mucho menor en cuanto a dimensiones que las anteriores, tiene un encanto muy particular de pequeña parroquia de pueblo. En el acceso hay un diminuto jardín y un pórtico de estilo gótico que la protege del frío y la lluvia. Una vieja escalera de madera nos lleva hasta el coro de donde parte el acceso al campanario, de menor altura que los de Taüll pero con un curioso balcón.
La iglesia tiene una planta irregular con una única nave y sólo 2 ábsides asimétricos. Cabe la posibilidad de que existiera un tercero pero las distintas modificaciones que ha sufrido la parroquia pudieron eliminarlo. La iglesia no posee pinturas murales en su interior pero, como ya os dicho, ha sido modificada en diversas ocasiones a lo largo de los siglos desde sus orígenes (s. XI-XII).

Vistas desde Sant Joan de Boí

Por la tarde nos acercamos hasta el pueblo Boí, a 1.282 metros de altitud, para admirar su templo románico de Sant Joan de Boí. Todas las iglesias del valle siguen el típico estilo románico lombardo. Su iglesia es de planta basilical con tres naves y tres ábsides semicirculares de los que sólo se conserva el central, al norte y cuenta con un interesante conjunto de pinturas murales. Una torre-campanario de cuatro pisos domina el lugar, que sufrió muchos daños en un incendio en el siglo XII perdiendo los tres pisos superiores. La entrada actual no es la original que se encuentra tapiada y forma parte de las capillas laterales añadidas posteriormente. Dentro de la iglesia se ha dejado un espacio totalmente abierto, eliminando los muros de las capillas, decorado con las réplicas de las pinturas que lo adornaban y cuyos originales se encuentran también en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Las pinturas son muy coloridas y alegres, Nosotros reconocimos un camello, un tigre, perros, algún animal mitológico y un hombre mostrando sus "encantos". Algunos de los murales narran el martirio de Sant Esteve.

Boí fue el centro de la vida del valle durante los siglos X, XI y XII. El paseo por sus calles medievales nos sumerge en el pasado. El trazado es caótico y, en ocasiones, tenemos la sensación de habernos perdido pero el casco antiguo ha sido bien conservado pese al paso del tiempo. Cruzamos un antiguo puente medieval por donde baja un torrente de agua, el río Sant Martí, que se encuentra rodeado de huertas. Boí conserva parte de su muralla pues originalmente el pueblo fue construido en torno a un castillo ya desparecido. En este municipio se encuentra además la Casa del Parque donde se puede obtener información acerca de las rutas y excursiones que pueden realizarse en el vecino Parque Nacional de Aigüestortes. Muy cerca de aquí parte el sendero que remonta el río Sant Nicolau, uno de los paseos más hermosos y conocidos dentro este enclave natural.


Por último, decidimos regresar a la cabecera del valle no sin antes visitar la población de Erill la Vall, donde se encuentra la iglesia de Santa Eulàlia d'Erill la Vall y el centro del románico de la Vall de Boí. El templo es impresionante así como la torre de seis pisos que defendía la población. El acceso se realiza atravesando un pórtico que desemboca en una especie de zaguán y a la izquierda se da paso a la única nave cuyo interior es bastante austero con suelos de madera sobre la piedra que aíslan a los feligreses del frío. Aquí también la iglesia está desnivelada. Del altar cuelga un interesante grupo escultórico tallado en madera que representa el descendimiento de la cruz del siglo XII. Fue descubierto a principios del siglo XX y algunas de las figuras no están completas. Junto a esta obra podemos admirar una talla policromada de Santa Eulàlia. Os recomiendo subir al coro y al campanario para disfrutar de las vistas. 
A pocos pasos nos topamos con el centro del románico donde un audiovisual nos explica la historia del valle de Boí y podemos ver unas miniaturas e imágenes de las iglesias románicas más representativas.

La iglesia de la Nativitat de Durro, a pocos kilómetros de Barruera recorriendo una sinuosa carretera, no tuvimos tiempo de visitarla porque dedicamos un par de horas a comer y dar un paseo por el Parque Nacional de Aigüestortes. Su campanario tiene 5 pisos y en el interior hay una talla de descendimiento del siglo XII muy relacionada con la de Santa Eulàlia de Erill la Vall. Esta parroquia sólo puede visitarse por las tardes. También nos faltó tiempo para ver Sant Quirc de Taüll y las iglesias de los pueblos de Caldes de Boí, Cardet y Coll. Si se dedica el día sólo al románico puede verse todo perfectamente.

Espero que hayáis disfrutado de este recorrido por algunos de los pueblos de la vall de Boí tanto si sois amantes del arte románico como si no. Se trata de un enclave de gran belleza, rodeado de montañas, ríos, lagos..., con una naturaleza exuberante y un enorme patrimonio artístico que no debéis perderos.

Susana

4 comentarios :

  1. Disfrutar de la naturaleza y de la cultura siempre ha sido una buena alternativa y el Valle de Boí reune estas dos cualidades. Me encanta toda esta zona es preciosa y única, pocas veces se consigue disfrutar en un territorio tan reducido de tantas iglesias románicas juntas. De todas, sin lugar a dudas es Sant Climent de Taüll la más conocida y quizás la más fotogénica, aunque todas son realmente impresionantes.

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  2. Susana, seguiré tus recomendaciones al pie de la letra cuando vayamos por la zona. Creo que empezaré por Sant Climent, en su origen debió ser increíble con las pinturas de todo el interior.
    Impresionante el conjunto de iglesias románicas que nos muestras.

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  3. Es una zona con una gran cantidad de iglesias románicas preciosas además de encantadores pueblecitos con mucho encanto rodeado de un paisaje de una belleza excepcional y para los más aventureros no perderos el Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, una auténtica maravilla de la naturaleza.

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  4. Tengo raices del norte de Palencia por parte materna, por lo que el románico no me es desconocido. Después de visitar este valle he salido encantado, me subí a las torres de todas las iglesias, recorri todos sus recovecos y salí extasiado de tanta belleza y sencillez. Una pena no tener más tiempo para visitarlo con más tranquilidad. Todas las iglesias son diferentes y tienen su encanto particular, no os perdais ninguna de ellas. Gran trabajo Susana un artículo excelente.

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