Todo aquel turista que decida visitar Córdoba tiene una parada obligada en uno de los rincones más interesantes de esta ciudad de ensueño, el Alcázar de los Reyes Cristianos.
Junto a la orilla del río Guadalquivir, los romanos levantaron una primera fortaleza que dominaba el puente por donde transcurría la Vía Augusta, paso obligado para las rutas militares y comerciales por su privilegiada situación. Tuvo gran importancia durante la dinastía de los Omeyas. El Alcázar formó parte de un conjunto de edificios que constituían el Palacio Califal y tras la conquista cristiana se convirtió en residencia real, dándole el carácter palaciego con el que ha llegado a nuestros días.
Hoy podemos disfrutar del encanto de este bello edificio cuyos muros han sido testigos de gran parte de la historia de España. Una vez atravesada la Puerta de los Leones, en el interior, podemos acceder a las diferentes salas y patios, recorrer sus torres o pasear por sus magníficos jardines.
Hay numerosos restos arqueológicos de las sucesivas culturas que se asentaron en esta ciudad repartidos por el suelo o empotrados entre sus paredes y muros. Destacaría el Salón de los Mosaicos donde podemos admirar unos bellos mosaicos romanos. Me gustó el extraordinario sarcófago también de época romana y los antiguos baños árabes.
En esta austera construcción se organizó la estrategia de la reconquista de Granada. Durante ocho años fue la residencia los Reyes Católicos y desde aquí dirigieron las operaciones militares para el asedio. Se cuenta que sus sólidos muros sirvieron de prisión para Boabdil. También en este Alcázar nació una de las hijas los Reyes Católicos, la infanta María, futura reina de Portugal. Además los reyes recibieron a Cristóbal Colón y aceptaron sus preparativos para el primer viaje al Nuevo Mundo.
Cuando los Reyes Católicos abandonaron Córdoba, cedieron el Alcázar al Tribunal de la Inquisición y posteriormente fue destinado a instalaciones militares.
Todo el conjunto me pareció verdaderamente maravilloso pero realmente lo que me llamó la atención fueron sus jardines. La constante presencia del agua que recorre todos sus rincones a través de estanques y fuentes que se alternan con palmeras, cipreses, naranjos y limoneros.
Me pareció un lugar interesante donde te apetece sentarte en algún rincón, simplemente para ver cómo pasa el tiempo escuchando el murmullo del agua.
Rafa
Sin duda, Rafa, hoy nos has trasladado a un lugar de una belleza espectacular. Al igual que a ti a mi también me encantó recorrer sus jardines con el siempre recurrente tema del agua por doquier. El murmullo de las fuentes y el entorno son increíbles, aún más si pensamos que se hallan en pleno casco histórico de Córdoba. Una visita imprescindible y que no deja indiferente al viajero. Unas fotos excelentes.
ResponderEliminarCórdoba es una ciudad encantadora con muchos lugares interesantes para visitar, como este Alcázar, Rafa, que nos acercas al blog, en cuyas salas sucedieron hechos importantes de nuestra historia.
ResponderEliminarMuy buenas las fotografías con los estanques, chorros y gotas de agua, reflejo fiel de los preciosos jardines.
Este lugar en Córdoba es una maravilla. Lo que más me gustó fueron los jardines y las fuentes. Pasear por este lugar relaja al visitante y además en pleno centro de la ciudad. Un lugar histórico que merece la pena conocer en esta preciosa ciudad, que siempre merece una visita. Unas fotos excelentes Rafa, buen trabajo.
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