lunes, 1 de julio de 2013

Veraneando en un parador de playa.

Este año las vacaciones de verano se han adelantado al mes de junio. Con una tarjeta 5 noches ya comprada decidimos utilizarla en un parador de playa, el elegido ha sido el Parador del Saler. Las razones han sido varias: la cercanía, el clima, la temperatura del agua del Mediterráneo, la ubicación en plena Albufera valenciana, el spa…, vamos que tenía una pinta increíble. Todo esto junto al empujoncito del artículo de Loli en este mismo blog nos hizo decidirnos. Tenía la sensación de que la experiencia sería buena, pero no hasta tal punto de ser una de las mejores vacaciones de mi vida.

Parador de El Saler


http://unosamigosdeparadores.blogspot.com.es/2013/03/la-playa-del-saler-y-su-parador.html


Elegir un lugar a menos de 4 horas de Madrid es una maravilla, poder mojarte el culete la misma tarde en la playa o piscina es un pequeño placer que todo el mundo tendría que darse y si encima la playa es casi privada, no por ser del parador, sino porque es el único acceso en esta zona a las playas de La Albufera., mucho mejor. No hay casi gente y la disfrutas al máximo. Esto añadido a esa temperatura del agua que casi no da sensación produce una sensación muy agradable. Os lo dice un experto en frías aguas cantábricas, años de experiencia. Había que sacarse la espina del año pasado en Galicia. Mis reticencias al Mediterráneo se han borrado de un plumazo. Es lo que tienen los prejuicios, están para romperlos, por un lado es placentero, pero por otro piensas, joder, lo que me he perdido. Es una sensación agridulce.

Volviendo al tema de veranear en un parador, es algo placentero, unir el ambiente, el servicio, la comida, con la playa y la piscina, es cerrar el círculo. Veranear en un hotel de playa, muchas veces, supone esperas en el comedor, música ambiente en la piscina, niños correteando y padres gritando para que no lo hagan, monitores intentando que juegues al waterpolo o a la petanca. Esto al final te acaba pasando factura, no se desconecta del todo, el ajetreo no te permite cambiar el chip, sigues con la sensación de ir con prisas de un lugar a otro. Todo tiene hora, y debido a las muchas habitaciones, tienes que ir pronto a comer o cenar, porque si no es así tienes que esperar cola. La verdad, a veces, esto produce cabreos innecesarios que en época de vacaciones no debería ser así.

Un ejemplo; en la piscina de este parador, ni los niños gritan, creo que se ven poseídos por el ambiente de paz y descanso que se irradia en todo el entorno. El estar rodeado de pinos y de un campo de golf de 18 hoyos, sin duda ayuda. Esta sensación placentera te invade y el disfrute va aumentando según pasan los días.

Piscina exterior

Poder elegir playa o piscina, en poco más de 100 metros, desayunar hasta casi reventar uno de esos magníficos desayunos, tomarte un sándwich Hoyo 19 para comer o cenar, o visitar el restaurante y pedirte un arroz a banda con sorpresa final, es algo que hay que vivir. Os lo recomiendo, para mí ha sido como hacer taichí o yoga. Unir playa, gastronomía, tranquilidad y buen ambiente supone una sensación de paz interior, de paladear lo bueno de la vida.

Acceso a la playa

Playa cercana al parador


Han sido cinco noches y seis días maravillosos, poder bañarse o pasear solos por la playa, ponerme a leer un libro después de bastante tiempo sin hacerlo, relajarte en el spa con una piscina de casi cincuenta metros de largo, comer arroz negro, a banda, senyoret  e incluso una fideua de fideo fino, han hecho que sea una semana casi perfecta de serenidad y gozo. Este enclave de pinos, matorrales, dunas y hierba perfectamente cortada es un lugar ideal para olvidarte del mundanal ruido y pensar en el disfrute de uno mismo con pausa, sin horarios, sin casi teléfono, sin preocuparse de llevar dinero encima, lo pasas todo a la habitación. Lo más que había que decidir era si playa o piscina, restaurante o cafetería, sol o sombra, pelota o frisbee. Puro descanso que realmente es lo que buscábamos.

Campo de golf


Es la primera vez que me alojo en un parador de playa, pero tengo la sensación que en el resto de los de este tipo la cosa se parecerá, cambiará el enclave, pero lo esencial, el descanso del guerrero será similar. Habrá que repetir.

Filustro

4 comentarios :

  1. Tienes mucha razón con lo que comentas de las vacaciones en algunos hoteles, de descanso nada, ya que hay demasiada gente y demasiado jaleo en fechas veraniegas.
    También he pensado muchas veces lo mismo que tú, alojarse en un parador es sinónimo de relax. Siempre hay un ambiente tranquilo y si apetece hacer algo más movido está la opción de hacer excursiones o ir a tomar algo a algún lugar cercano.
    Hay tiempo para todo, pero está claro que en los días de vacaciones muchos buscamos desconectar, relajarnos y disfrutar, como tú lo has llamado, “el descanso del guerrero” Una elección estupenda la que habéis hecho pasando unos días en este parador que cuenta con unas instalaciones muy buenas y esa gran playa, y me alegro de que haya sido tan placentero.

    Es un gusto volver a leer algo tuyo, Filustro.

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  2. Ha sido todo lo que esperábamos de unas vacaciones y un poco más. El concepto de tranquilidad elevado a la máxima potencia con una temperatura muy buena, ideal para bañarte pero sin excesivo calor. El spa del Parador es pequeño y acogedor, las habitaciones totalemente equipadas y a la última y el servicio atento y profesional como es habitual en Paradores a pesar de la mala situación que atraviesa la empresa. Un auténtico placer y descanso como bien dices, Filustro. A ver si te prodigas más por aquí con estos divertidos y amenos artículos que nos tienes abandonados.

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  3. Pasar unas vacaciones en un Parador siempre es una experiencia muy agradable. Y este del Saler es ideal para desconectarse y sobre todo para descansar que buena falta nos hace. El paraje es precioso, con una playa desierta aunque sea agosto, rodeada de dunas y ese campo de golf espectacular.
    Me alegro mucho que vuelvas a escribir y sobre todo que disfrutaras del Parador del Saler.

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  4. Me alegro que te guste este Parador, a mi también me gusta mucho. Muy moderno, con una playa inmensa y solitaria de las pocas que quedan en Valencia. Yo estuve en agosto y no había casi nadie en la playa. El restaurante es muy bueno, recuerdo tomar un helado de rosas riquísimo.

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