Hace ya algunos años que descubrí este gran lago de aguas cristalinas rodeado de un entorno natural de gran belleza. Un paraje idílico donde se unen naturaleza y leyenda. Es el mayor lago de origen glaciar que existe en la Península Ibérica.
En sus orillas se han formado varias playas que en época estival suelen estar bastante concurridas por gentes que se refrescan en sus frías aguas. Cuentan con varios bares y merenderos, alquiler de barcas y gran variedad de instalaciones para practicar actividades y deportes acuáticos. Para los amantes del senderismo hay varias rutas de gran interés paisajístico donde disfrutar de estas montañas sanabresas.
Aunque a mi particularmente me gusta disfrutar más de este lugar en cualquier otra época del año, me relajo tan solo con estar contemplando el lago que refleja en sus aguas todo lo que tiene a su alrededor, rodeado tan solo de paz, sosiego y leyendas.
Una leyenda popular cuenta que antiguamente existía en el lugar que hoy ocupa el lago un pueblo llamado Villaverde de Lucerna. Cierta noche de frío invernal apareció en el pueblo un mendigo cansado y hambriento pidiendo algo de comer. Todas las casas a las que llamó le cerraron las puertas pero unas mujeres que se encontraban en un horno cociendo pan se apiadaron de él y decidieron darle de comer. Echaron en el horno un trozo de masa que creció tanto al cocerse que tuvieron que cortarlo para poder sacarlo del mismo. Una vez saciado su hambre el mendigo decidió continuar su camino y castigar al pueblo. Rogó a las mujeres que esa noche no salieran y se quedaran en el horno. El mendigo una vez que ha llegado a las afueras del pueblo pronunciaba esta frase: "aquí clavo mi bastón, aquí brote un gargallón". Dicho esto hizo que todas las aguas subterráneas salieran a flote e inundaran el pueblo. Lo único que quedó fue el horno que hoy en día es la pequeña isla que se puede ver en el lago. Dicen que en el día de San Juan, todas las personas que hasta aquí se acercan y son caritativas y de buen corazón oyen el tañido de la campana de la iglesia que reposa en el fondo del lago.
Lo cierto es que el lago de Sanabria es el resultado de una glaciación que ocurrió hace miles de años. Hoy el lago se nutre de las aguas del río Tera y de la gran cantidad de manantiales que surgen del fondo.
Después de pasear por la orilla del lago podéis acercaros a San Martín de Castañeda donde se encuentra el Centro de Interpretación de este Parque Natural. Situado en el antiguo monasterio cisterciense de San Martín de Castañeda. Aparte de unas fabulosas vistas del lago, allí podréis obtener información sobre la fauna, la flora y la historia de la zona. En los alrededores hay una gran cantidad de lagunas también de origen glaciar como la Laguna de los Peces, situada a 1700 m de altura a la que se puede acceder fácilmente en coche hasta sus proximidades.
Rafa
Me ha encantado el artículo con esas fotografías tan relajantes del lago y sus aguas cristalinas aunque no hay duda de que deben estar muy frías ahora mismo a 36 grados en Madrid me daría un chapuzón. No cabe duda de que se trata de un lugar mágico. Encantados de que lo compartas con todos nosotros en el blog.
ResponderEliminarMe encantan esas leyendas o historias que nos brindas en tus artículos. Este lugar es precioso, las lagunas tienen un encanto especial, un color de agua diferente al de los pantanos. No conozco nada de la provincia de Zamora, un buen lugar para empezar. Tiene una pinta estupenda. Gran trabajo Rafa, con unas fotos alucinantes. Hay mucho que descubrir por esas latitudes.
ResponderEliminarLa primera vez que fui era un mes de febrero y mi hija se atrevió a meterse los pies , tengo muy buenos recuerdos de aquel viaje estaba embarazada de mi hijo y no hace mucho volví otra vez , es un lugar con mucho encanto .
ResponderEliminarRecuerdo haber pasado un día de excursión por esta zona, era invierno, hacía bastante frío y niebla, no había casi nadie, por lo que estaba muy tranquilo con un silencio que impresionaba. Curiosa la leyenda sobre el lago que nos has contado. Me encantan las fotos con los reflejos en el agua, preciosas, Rafa.
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