Candelario es una bella localidad de montaña de la provincia de Salamanca enclavada en la Sierra de Béjar con alturas de más de 2200 metros, muy próxima a la estación de esquí de La Covatilla.
Este emplazamiento quizás ha sido el que ha mantenido esta villa aislada del resto de gentes y lugares y le ha conferido unas tradiciones y un carácter especial que nos sorprendió cuando lo visitamos hace ya algunos años y que hoy he querido traer al blog.
Se cree que lo formaron una colonia de pastores asturianos y a partir de la Reconquista cristiana pasó a formar parte del Concejo de Ávila aunque finalmente se incluyó dentro de la provincia de Salamanca junto con otros territorios de Ávila. En 1975 se declaró Conjunto Histórico-Artístico por su buen estado de conservación.
Lo primero que llama la atención al visitante en Candelario es el agua que corre por todas sus calles empedradas a través de una serie de canales y regueras. Este sistema de canalización es fundamental dada la cantidad de agua que proviene de los neveros de la montaña y la pendiente que tiene el pueblo.
Nos adentramos en las calles empinadas de Candelario para admirar la arquitectura popular serrana y en especial las "batipuertas" de las casas. Son unas puertas muy útiles que están cortadas a la mitad y que abriendo la parte superior permiten el paso del aire y la luz para poder secar los ricos embutidos que se elaboraban en la zona y al mismo tiempo impedir la entrada de animales, de agua o nieve en las casas.
La mayoría de las casas de Candelario son de más de 2 plantas y tienen una galería superior que se utiliza como secadero de embutido.
Durante el siglo XIX Candelario contó con una gran expansión de la industria chacinera pues hasta entonces a duras penas lograban su habitantes subsistir a base de elaborar carbón de brezo y del pastoreo y de la casi inexistente agricultura. Sus habitantes comenzaron a traer cerdos de la vecina Extremadura y la elaboración de embutidos se generalizó entre sus gentes poco a poco llegando a contar la villa con 103 fábricas de embutidos.
De ahí viene el refrán "En Candelario atan los perros con longaniza" que apareció cuando en casa del Tío Rico una de sus obreras, ya cansada de las molestias que estaba ocasionando un perro, decidió atarlo a la pata de una tajuela con una ristra de longanizas. Viéndolo un chiquillo que entró en la casa, le faltó tiempo para dar la noticia diciendo: "En casa del Tío Rico atan a los perros con longaniza".
El aire frío de la sierra contribuyó sin duda al éxito de esta industria cuyos productos contaban con un excelente punto de sazón y estaban muy bien curados. Lamentablemente en la actualidad ya no existe este tipo de industria en el pueblo debido en parte a la dificultad en el transporte y al excesivo tiempo de curación que ha favorecido a los embutidos de otros puntos de la provincia con mejores accesos y con una curación más rápida y de similar calidad. Este abandono provocó un éxodo en el pueblo hacia zonas más habitadas y con más oportunidades laborales, hacia Béjar mayoritariamente.
Continuamos el paseo por el complicado entramado de calles de Candelario, estamos entrando en su judería o Barrio de los Perros. Esta es la zona cercana a la iglesia. Si continuamos el ascenso hasta la parte más alta del pueblo podremos apreciar unas magníficas vistas de la Sierra de Candelario y sus picos en cuya cima hay nieve durante gran parte del año.
Por último, pero no menos importante tengo que destacar la excelente gastronomía de Candelario basada sobre todo en sus chacinas (lomo, salchichón, chorizo y jamón) y otros platos contundentes para aplacar los fríos inviernos de la zona como el hornazo (empanada de embutidos, carne y huevos cocidos), las migas de pastor, las excelentes sopas de ajo, los cardos, las orejas y patas de cerdo y las setas.
También existe una gran variedad de dulces como los mantecados, las famosas perrunillas y los bollos maimones (roscón que se toma en las fiestas).
Por todo esto, merece la pena acercarse a Candelario aunque sólo sea para pasar unas horas paseando por sus calles por las que parece que el tiempo se ha detenido y respirar el aire puro de la montaña o pararse en una fuente a beber. Ni os lo imagináis.
Qué barbaridad, 103 fábricas de embutido ¡! Me imagino que esta localidad vivió tiempos de gran desarrollo y prósperos negocios. Una lastima que no se hayan podido seguir manteniendo.
ResponderEliminarPor lo que cuentas y por tus fotos parece un bonito pueblo de montaña, y por estas fechas será un buen lugar para esquiar.
Las calles que tienen canales para el agua son muy pintorescas. Un buen lugar para conocer y hacer una excursión, como bien dices, gracias por tu sugerencia.
Es uno de los pueblos más bonitos que conozco tanto por su arquitectura serrana como por su enclave en plena Sierra de Béjar. Son curiosas la batipuertas y los secaderos en las propias casas. Pasear por sus calles con el agua corriendo por ellas es un punto a su favor. Es un pueblo tranquilo de montaña que merece la pena visitar. La gastronomía de la zona simplemente excelente, las chacinas ibéricas un lujazo. Vamos que no hay escusa para no visitarlo. Susana y yo lo pasamos estupendamente. Lo recomiendo encarecidamente. Por cierto Susana gran artículo, muy completo.
ResponderEliminarCandelario es un pueblo de montaña muy bonito y que conserva el encanto y que le hacen diferente a todos. Me encanta pasear por sus calles empinadas, empedradas y ese olor tan carasterístico.
ResponderEliminarBonita excursión Susana.
si sois amigos de paradores poca vida le queda ya que un puñado de incompetentes quieren acabar con ellos,perdonarme pero es otro medio de comunicaccion ya que la prensa no escucha a sus trabajadores.
ResponderEliminarNO AL ERE EN PARADORES HUELGA POR LA DIGNIDAD DE SUS TRABAJADORES UNIROS A FACEBOOK CON ESTO.
NO AL ERE EN PARADORES
perdonadme por ocupar el espacio y os doy las gracian de antemao muchas gracias una trabajadora de esas fortaleza que en algun momento de buestras vidas disfrutaistes de entorno.
Un pueblo precioso que parece haber cambiado poco en varios siglos, sus calles empedradas están casi todas en cuesta y por el suelo hay canales por donde baja el agua del deshielo. Me llama la atención las curiosas puertas de madera a la mitad para que la nieve no entre en las casas. Además la gastronomía cuenta con unos embutidos exquisitos, como en toda Salamanca.
ResponderEliminarUn sitio digno de ver, que merece la pena una visita.
Precioso tu texto, Susana, muy completo. Por las fotos y por lo que cuentas tiene que ser muy bonito. Curioso lo de las puertas. Tiene que ser un sitio ideal para desconectar y también para disfrutar de una deliciosa merienda con sus embutidos. Una sugerencia genial para una escapada.
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