miércoles, 1 de febrero de 2012

Una trampa mortal en la Plaza Mayor de Madrid


La Plaza Mayor de Madrid ha sido siempre un escenario de la vida pública, un núcleo privilegiado en donde se hicieron y se hacen todo tipo de actos. Es una de las más bellas de España, hoy es uno de los lugares más agradables y concurridos de la ciudad, punto obligado de cualquier turista que se precie, es casi inevitable no pasar por este rincón  tan mítico que se ha convertido en un punto de referencia para todos los que habitan esta ciudad. Es la plaza por excelencia a pesar de que la vecina Puerta del Sol le haya quitado el puesto como centro de reunión. 


Al entrar por cualquiera de sus arcos y darnos una vuelta, vemos que toda ella compone un solo monumento: la Casa de la Panadería, de la Carnicería, las fachadas de edificios con innumerables balcones, buhardillas, chapiteles, etc. Pero quiero que vuestra mirada se dirija hacia el centro de la plaza donde se alza la estatua ecuestre del Rey Felipe III, fundida en Florencia a principios del siglo XVII en bronce.


Os voy a contar una curiosa anécdota, que me contaron hace tiempo y me sorprendió bastante. Pocos viandantes saben que la estatua ha sido un cementerio para muchos gorriones, aunque ninguna lápida ornitológica señale tan trágico lugar donde numerosos pajaritos vieron la luz por última vez.

El cementerio, en realidad, estaba dentro de la barriga del caballo, así fue como si el caballo se hubiera zampado los pajaritos. Bueno, de alguna manera eso fue lo que pasó.



Si miramos atentamente el caballo, podremos observar que su boca está soldada y cerrada, pero no siempre estuvo así. Originalmente, la boca estaba abierta lo suficiente como para que un pajarillo pequeño se colará por ella. Los gorriones solían posarse en la boca y después entrar por el estrecho pasillo de la garganta que conducía a las oscuras entrañas del caballo. Una vez allí, los pobres pajarillos revoloteaban en la oscuridad intentando encontrar una salida y morían dentro, convirtiéndose así en una trampa mortal.

Durante cientos de años, nadie supo de su existencia. Hasta que en 1931, año en que se proclamó la II República y en que el sentimiento antimonárquico se había desatado, las celebraciones alcanzaron tal magnitud de fervor patriótico, que un grupo de personas colocaron un explosivo en el interior de la boca del caballo haciendo explotar el vientre de éste. Para sorpresa de todos los allí congregados, el aire se llenó de cientos de huesos de pajarillos, con lo que se descubrió esta trampa mortal que había estado oculta durante siglos, un cementerio de gorriones.



Tras la Guerra Civil se inició la restauración de la estatua. Desde entonces, la boca del caballo permanece soldada, salvando así la vida a cientos de gorriones, que de lo contrario, hubieran sufrido el mismo destino que sus congéneres.

La verdad es que aunque es una anécdota funesta, no deja de ser sorprendente. Para los que desconocieran los hechos, ya tenéis algo que contar a vuestros amigos la próxima vez que quedéis por la Plaza Mayor.

Rafa

8 comentarios :

  1. No había oído nunca esta historia de los pobres gorriones, me alegro que ya tenga el caballo “cerrada” la boca.
    Siempre es agradable un paseo por la Plaza Mayor de Madrid, en cualquier época del año y a cualquier hora. Cerca está el Mercado de San Miguel, un sitio que me gusta mucho y que es perfecto para tomar algo por su variada oferta, amplio horario y animado ambiente.
    Un abrazo, Rafa.

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  2. Me ha encantado la anécdota, muy interesante. La Plaza Mayor tiene un encanto propio porque es un monumento en si mismo y por el ambiente que genera a su alrededor. Taperar por sus alrededores es una maravilla. Estas historias la engrandecen aún más. Gracias Rafa por culturizarnos un poco más. Un abrazo.

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  3. Gracias por traernos este pedacito de Madrid a la mente. Muy curiosa y triste la anecdota pero me ha encantado como nos lo cuentas. Hace tiempo visitamos la casa de la Panaderia y salimos fascinados de la cantidad de hechos que han acaecido en la Plaza Mayor y que desconociamos como el del "cementerio" de los gorriones.
    Un beso.

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  4. Gracias por traernos este pedacito de Madrid a la mente. Muy curiosa y triste la anecdota pero me ha encantado como nos lo cuentas. Hace tiempo visitamos la casa de la Panaderia y salimos fascinados de la cantidad de hechos que han acaecido en la Plaza Mayor y que desconociamos como el del "cementerio" de los gorriones.
    Un beso.

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  5. Ya conocía esta interesante y curiosa historia . Tuve la suerte de que me la contaras hace tiempo en la misma Plaza Mayor ,junto al caballo y me sorprendió . Me gusto la historia, por que la suerte que corrieron los pobres gorriones me da mucha pena .Un beso y sigue contándonos más cosas de Madrid .

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  6. Las fotografías son muy bonitas,
    la verdad es que es esta una historia muy triste,yo que soy una amante de los animales,aunque sean gorriones callejeros,lo he pasado fatal leyéndote,pobrecillos morir allí atrapados ,menos mal que le cerraron la boca al caballo ,he paseado muchas veces por esa plaza es una zona especial y muy emblematica
    Bss

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  7. No pensáis que dan ganas de hacer con mucha gente con la que por desgracia tenemos que convivir, lo mismo que le hicieron al caballo ,es decir cerrarles la boca, al menos durante una temporada . Muchísimas gracias por vuestros comentarios . Un abrazo para todos.

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  8. Pues yo pienso que es mejor que todo el mundo diga lo que tiene que decir aunque no nos guste,lo de cerrar la boca a la gente suena un poco represor,sin tolerancia no somos nadie
    .bssssssssss

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