Situado a las afueras de la
ciudad, es un Parador que destaca por ser cómodo y tranquilo.
El aparcamiento en él es fácil y gratuito. La amabilidad de su personal hace que la estancia resulte muy agradable.
Está rodeado de jardines y tiene una gran piscina exterior con una amplia zona de hamacas. Además, cuenta con pista de tenis y una pequeña zona infantil.
Las habitaciones están decoradas en tonos pastel y son acogedoras.
Tiene una cafetería con una apetecible carta, y un restaurante con una buena cocina regional, en el que probamos las migas, ensalada de ahumados, borraja, lomo de ciervo y lomo de ternera, y de postre los famosos suspiros de amante.
Desde el Parador es imprescindible visitar la catedral de Santa María de Mediavilla, cubierta en muchas de sus partes con azulejos.
La techumbre mudéjar de la nave central es una joya, destacando las pinturas al temple, representando con figuras la vida medieval rodeadas de motivos geométricos.
Las torres del Salvador y San
Martín son los ejemplos más representativos del arte mudéjar en la ciudad.
También desde el Parador se puede hacer una excursión con los más pequeños a Dinópolis, el parque temático sobre los dinosaurios que habitaron la provincia.
Inma
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