La ciudad portuaria de Valparaíso,
o Val como también se la conoce, es una
de las localidades más singulares y desordenadas de Chile, en contraste con la cercana
Viña del Mar, impecable, famosa por las playas y su casino.
En los años 70, las casas, techos, paredes y puertas de garajes se llenaron de murales de arte callejero, muchos de ellos defendiendo la igualdad social o haciendo referencia a la historia cultural del país.
De diferentes estilos, los muralistas y grafiteros con sus tintas, aerosoles y rodillos plasman su creatividad y con los colores dan vida a los barrios.
Cuando se llega a Valparaíso hay
que pasear por sus calles y subir, en ascensores o por escaleras, a algunos de
los 42 cerros que se extienden desde el Pacífico.
En Cerro Concepción está el Palacio Baburizza, el edifico art-noveau donde está instalado el Museo de Bellas Artes. Se puede llegar a él tomando el ascensor El Peral desde la Plaza Sotomayor.
El ascensor Concepción es el más
antiguo de la ciudad, cuando se inauguró en 1883 funcionaba con vapor.
En Cerro Cárcel está el Parque Cultural construido sobre los restos de una prisión. Desde la Plaza Bismark hay una preciosa vista de la bahía.
Nos acercamos también a Cerro
Alegre para buscar el sitio que nos habían recomendando para comer, por sus
platos de buen pescado local, por su decoración retro y ambiente animado. Nos
encantó "Café Vinilo"
Cerro Bellavista es una zona
residencial, aquí se encuentra "La Sebastiana", una casa en lo alto
de la colina donde vivió temporadas Pablo Neruda.
Hay muchos miradores desde los
que se puede disfrutar de las vistas panorámicas del mar y la ciudad.
Las calles estrechas y empinadas,
con las casas repartidas por las cumbres de forma caótica dan a Valparaíso ese
toque bohemio que rebosa energía y
creatividad.
Inma
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