Cuando el Sultán Boabdil entregó Granada a los Reyes Católicos, la reina cedió el palacio a los monjes que lo transformaron en iglesia y convento, aún en la actualidad se conservan restos anteriores como la Al Qubba y la Sala Nazarí.
Los monjes se vieron obligados a abandonar el convento por la Desamortización de Mendizábal. Después fue cuartel, almacén de artillería y hospital durante la Guerra Civil, hasta que en 1945 se convirtió en un emblemático Parador y uno de los más demandados.
El
Parador, en un entorno único, combina elementos originales y muebles antiguos con una decoración moderna
y elegante. Las habitaciones son amplias, confortables y no les falta ningún
detalle.
Probamos varios platos de su carta, además del Menú Nazarí que ofrecen que está compuesto por harira, briwat de ave, lomo de lubina con costra de frutos secos, estofado de morcillo de vaca y de postre arrope con zalabiyya y sorbete de arrayán, nos pareció absolutamente delicioso y con unos matices de sabores sorprendentes.
El Parador es el lugar perfecto para desde aquí visitar monumentos Patrimonio de la Humanidad como La Alhambra y el barrio de El Albaicín.
Sin ninguna duda, por su belleza, por la magia de su enclave y por su historia este Parador es un lugar de ensueño.
Inma
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