lunes, 20 de diciembre de 2021

Parador de Granada, el antiguo Convento de San Francisco

 


   El Parador de Granada está dentro del recinto de La Alhambra, concretamente en el monasterio franciscano que mandó construir Isabel La Católica tras la toma de la ciudad.



   Cuando el Sultán Boabdil entregó Granada a los Reyes Católicos, la reina cedió el palacio a los monjes que lo transformaron en iglesia y convento, aún en la actualidad se conservan restos anteriores como la Al Qubba y la Sala Nazarí. 




   
   En este mismo lugar fueron enterrados los Reyes Católicos hasta que fueron trasladados a la Capilla Real de la Catedral.



   Los monjes se vieron obligados a abandonar el convento por la Desamortización de Mendizábal. Después fue cuartel, almacén de artillería y hospital durante la Guerra Civil, hasta que en 1945 se convirtió en un emblemático Parador y uno de los más demandados. 




   El Parador, en un entorno único, combina elementos originales y muebles antiguos con una decoración moderna y elegante. Las habitaciones son amplias, confortables y no les falta ningún detalle. 



   El restaurante sirve platos tradicionales andaluces y su terraza ofrece vistas incomparables al Generalife y a los jardines de la Alhambra. Es un sitio ideal para disfrutar de una cena romántica a la luz de las velas junto
al sugestivo aroma de las flores de sus cuidados jardines. 



   Probamos varios platos de su carta, además del Menú Nazarí que ofrecen que está compuesto por harira, briwat de ave, lomo de lubina con costra de frutos secos, estofado de morcillo de vaca y de postre arrope con zalabiyya y sorbete de arrayán, nos pareció absolutamente delicioso y con unos matices de sabores sorprendentes. 




   El Parador es el lugar perfecto para desde aquí visitar monumentos Patrimonio de la Humanidad como La Alhambra y el barrio de El Albaicín.

 


  El barrio árabe de El Albaicín, formado por un entramado de calles blancas sobre una colina, tiene multitud de rincones llenos de encanto.



   También podemos acercarnos a la catedral, una de las más importantes muestras del Renacimiento español; a la Plaza Bib Rambla, a los Baños Árabes, y a la Alcaiceria, antiguo mercado de la seda con sus pequeñas tiendas de artesanía y recuerdos.


   Y después saliendo del Parador nada más romántico que un paseo nocturno, cuando ya se han marchado los turistas, por el recinto de La Alhambra.



   Sin ninguna duda, por su belleza, por la magia de su enclave y por su historia este Parador es un lugar de ensueño.

                                                                                                                                                       Inma

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