jueves, 1 de octubre de 2020

Hampton Court, un palacio apto para un rey


Palacio de Hampton Court 
Durante siglos, los poderosos propietarios de Hampton Court han cambiado el palacio según sus exigencias o gustos. Sin embargo aunque aquí vivieron otros monarcas, esta edificación de ladrillo rojo estará siempre asociada de forma imborrable al rey más famoso de Inglaterra, Enrique VIII.

La mezcla de estilos concede al palacio un atractivo romántico


El cardenal Thomas Wolsey, administrador indispensable de Enrique VIII presentó formalmente este palacio al rey, que desde el primer día tomó mucho interés en él y lo preparó para su amante, Ana Bolena. Dicen que gastó grandes sumas de dinero para crear un entorno adecuadamente espléndido. Se planificaron las nuevas estancias de la futura reina y se crearon otras privadas para el rey, con agua corriente fría y caliente, algo insólito en la época. Sin embargo, la reina Ana no disfrutó mucho de sus estancias porque cayó en desgracia y fue ejecutada por traición, tras las falsas acusaciones de adulterio.

 El Gran Salón y la Torre de Ana Bolena desde el Patio de Armas

El rey deseaba una mayor intimidad y creó estancias privadas para sí mismo

El corazón del palacio es el Patio del Reloj cuyo nombre proviene del extraordinario Reloj Astronómico

Hampton Court no es tan solo un palacio, sino dos, reunidos alrededor de una serie de patios donde la gran fachada del palacio Tudor surge imponente desde el oeste. Dentro, muchas de las salas privadas que creó Enrique VIII han sido barridas por las mejoras encargadas por monarcas posteriores. No obstante, todavía sobrevive el Gran Salón, el Salón de Guardia, donde los soldados alabarderos de la Casa Real tenían su puesto para controlar el acceso al Gran Salón, la hermosa capilla y parte de las enormes cocinas.

Se gastaron grandes sumas de dinero para crear un entorno adecuadamente espléndido


El Gran Salón es la sala más grande del palacio, con sus 32 metros de largo, 12 metros de ancho y más de 18 metros de alto. Se usaba todos los días como comedor y dicen que hasta 600 personas comían aquí en dos turnos dos veces al día. No ostante, en ocasiones especiales, se colgaban tapices sobre las paredes y a lo largo del techo sobre alambres, cientos de candelabros transformaban el salón en un gran complejo de espectáculos.

 Los tapices que adornan hoy las paredes fueron encargados por el propio Enrique VIII

 En ciertas ocasiones este salón se convertía en sala de bailes y obras de teatro


La Capilla Real de Hampton Court sigue estando en uso hoy en día. Aquí Enrique VIII  instaló un magnífico techo abovedado hace casi 500 años. En la actualidad, se reserva para el monarca una sola estancia central, como un palco con salas a cada lado para los caballeros y damas de la corte. Sin embargo en la época Tudor, había una gran sala para el rey y otra para la reina.

Enrique VIII se casó seis veces y se lo conoce como el tirano bruto y furioso

  Ana Bolena y posteriormente otras esposas de Enrique VIII, compartieron las mismas estancias


Para los Tudor, la comida era un modo importante de mostrar la riqueza y generosidad, sobre todo a la hora de agasajar a los visitantes extranjeros. Aunque gran parte de las cocinas de Enrique VIII se han desmontado, todavía se puede visitar un conjunto de esta enorme "fábrica de alimentos" que en un día producía más de 1.200 comidas para una corte real hambrienta.

 En esta fábrica de alimentos se elaboraba platos adecuados para una corte real


Siempre ha habido mucho arte en Hampton Court, el rey Enrique VIII amasó una inmensa colección de tapices y en el palacio cuelgan de las paredes valiosos supervivientes. Además su interior sigue albergando algunas pinturas asombrosas de los siglos XVI hasta principios del siglo XVIII.

 Hay más de 5000 objetos expuestos en el palacio, incluyendo 44 tapices


En la visita al palacio de Hampton Court, seguiremos la ruta de los cortesanos en busca de una audiencia con el rey, subirás por impresionantes escaleras magníficamente decoradas y pasarás por estancias amuebladas de forma lujosa. Explorarás el mundo privado de algunas de las estancias donde se llevaban a cabo intrigas palaciegas y recorrerás el majestuoso Palacio Barroco de Guillermo III.

Las estancias son obras de arte en sí mismas y requiere tiempo poder contemplarlas


 El Palacio de Enrique VIII estuvo a punto de desaparecer cuando se construyo el nuevo palacio 

El alto coste del Palacio Barroco hizo que se levantara sólo la mitad de lo que estaba previsto

Para terminar la visita, un agradable paseo por los bellos jardines del palacio. Anteriormente formaban parte del territorio de caza de Enrique VIII y en la actualidad es un elaborado jardín donde caminarás a través de una gran variedad de plantas.

 En tiempos de Enrique VIII aquí había estanques de agua 

que abastecieron con peces las cocinas de palacio

 Esta zona anteriormente formaba parte del parque de caza de Enrique VIII 
 Ciervos y Gamos campan a sus anchas en Hampton Court


                                                                                                                                                           Rafa

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