Cuenta la leyenda que cuando los condes de Liébana mandaron edificar esta pequeña joya arquitectónica en el siglo X con la intención de trasladar a este lugar las reliquias de Santo Toribio, el santo tuvo que preferir el reposo de su monasterio pues al abrir la sepultura, los condes y sus acompañantes quedaron ciegos. Arrepentidos, Don Alfonso y su esposa Doña Justa, ofrecieron todos sus bienes, incluida esta pequeña iglesia, a los monjes del Monasterio de Santo Toribio, a fin de recobrar la vista.
Santa María de Lebeña |
Quizás creas que tanto el precioso campanario como la iglesia son de la misma época. Sin embargo, la torre es de finales del siglo XIX, fruto de una serie de trabajos de restauración a petición de los pocos vecinos, que desde antiguo habían venido reclamando tener un campanario.
Del tejo no puedo decir lo mismo. Sucumbió víctima de las inclemencias meteorológicas en el año 2007. Tan solo el seco y grueso tronco sigue en pie aún. Este es un árbol cargado de mucho simbolismo para los Celtas y los antiguos cántabros utilizaban su savia venenosa para suicidarse cuando se veían acorralados por el enemigo.
Este es un lugar tranquilo donde reina el silencio y la historia se la lleva el viento. Junto a la iglesia verás un pequeño cementerio donde descansan los muertos porque, como dicen por aquí, los vivos nadie sabe donde paran.
Rafa
Toda una sorpresa esta pequeña joya religiosa escondida en un entorno privilegiado. Hay que visitar su interior con un guía que nos dará una explicación bien detallada del olivo, el tejo y sobre la historia de los Duques de Liébana.
ResponderEliminarLa belleza del valle de Liébana va en consonancia con sus magníficas construcciones como las casonas y torres de la localidad de Potes o el Monasterio e Sto. Toribio de Liébana pero tambien puede apreciarse en la sencillez de esta pequeña iglesia. Una zona recóndita que atesora un inmenso patrimonio artístico y natural que debemos conocer y preservar.
ResponderEliminarMaravilloso lugar del que guardo un grato recuerdo.
ResponderEliminarSanta María de Lebeña es, por su sencillez y su enclave, una preciosidad. Esta visita se debe completar con el monumental Monasterio de Santo Toribio de Liébana.