lunes, 7 de noviembre de 2016

Almeida, estrella del interior

Otra de las aldeias históricas que podemos encontrar en la región central interior de Portugal corresponde al municipio de Almeida, situado a pocos kilómetros de la frontera con España y que comparte una estructura similar a otro de nuestros pueblos más bonitos, Ciudad Rodrigo.

Vista aérea de Almeida
Almeida recibe su nombre de al mêda, término árabe que significa "la mesa", quizás haciendo referencia a la meseta donde se ubica la población. Tras muchos años de guerra contra los musulmanes Almeida había quedado seriamente dañada y el rey D. Dionisio en 1296 mandó trasladar el núcleo a su ubicación actual y fortificarlo con un castillo y una nueva muralla defensiva por su cercanía a tierras fronterizas.



Es en el siglo XVII cuando se levanta la imponente fortificación abastionada en forma de estrella de doce puntas, casi inexpugnable para los ejércitos que la atacaban. Sólo las tropas de Napoleón lograron invadirla debido mayormente al estado de abandono en que se encontraban sus defensas en aquellos años.

Calle típica de Almeida

Para el visitante puede resultar chocante encontrar Almeida en tan buen estado en la actualidad. La fortaleza cuenta con una planta hexagonal formada por seis baluartes y seis revellines. Durante el siglo XVII la villa fue dotada de numerosos edificios militares y defensivos para luchar contra las tropas españolas durante las Guerras de Restauración de la Independencia.

Al adentrarnos en Almeida por la Puerta de S. Francisco o de la Cruz nos daremos cuenta de la grandeza de la obra llevada a cabo en este bonito pueblo portugués. Todas las puertas de acceso a la fortaleza son dobles y están situadas en el centro mismo de cada paño de muralla por lo que cualquiera estaba obligado a cruzar el foso, de 12 m de profundidad y 62 m de ancho y el revellín. Las puertas contaban en su interior con casa para la Guardia, letrinas, chimenea, aspilleras y cubierta a prueba de bombas. Por si fuera poco, el pasillo de la segunda puerta del siglo XVII se construyó en curva por lo que el enemigo que lograra acceder quedaba a merced de los guardias, como en una emboscada, lo que hacía de Almeida un lugar prácticamente inaccesible. La restauración de la primera puerta fue realizada en el s. XIX tras los daños sufridos por el asedio de Napoleón en 1810. Hoy en día, en lo que era la casa para las tropas, se encuentra la oficina de turismo.

Puerta exterior de San Antonio
En los 2500 metros de la muralla de Almeida hallaremos otras puertas igual de monumentales como la de San Antonio, que además, de contar con las mismas instalaciones que la anterior, alberga una prisión.

Pasillo que separa las puertas dobles de S. Antonio

Puerta interior de S. Antonio

El núcleo urbano de Almeida está formado por numerosas casas blasonadas de los siglos XVII y XVIII que mantienen sus escudos de armas y sus características nobles como la Casa Brigadier Vicente Delgado Freire, en la plaza José Casemiro Matias, con su fachada de color rosa en la que destaca el escudo de armas labrado en piedra.

Casa Brigadier Vicente Delgado Freire
En el paseo también vimos algunos edificios de carácter civil como el Cuerpo de la Guardia Principal, de estilo neoclásico gracias a su pórtico de triple arcada que funciona como Ayuntamiento, o la Casa de los Gobernadores, levantada en el s. XVII. Esta última se utiliza en la actualidad como juzgado.

En la entrada principal de Almeida, tras pasar la Puerta de S. Francisco, hallaréis el Cuartel de las Escuadras, una enorme construcción del S. XVIII de estilo barroco dedicada a guarecer a los soldados de infantería. Consta de dos plantas y ostenta el blasón real.

Cuartel de las Escuadras
Aunque una de las construcciones más curiosas de Almeida es el Picadero d'el Rey por su destacada localización en el Baluarte de Nossa Senhora das Brotas. Se cree que funcionaba como tren de artillería. En su origen era el arsenal donde se fabricaba y reparaba todo tipo de equipo de guerra. Allí mismo se ubicó un cuartel y una fábrica de pan que quedaron totalmente devastados por los bombardeos franceses del s. XIX. Hoy es un picadero en el que se imparten clases y se celebran diversas actividades ecuestres. Además, alberga una pequeña muestra de vehículos antiguos.

Picadero d'el Rey
Una de las curiosidades de las defensas de Almeida es el llamado Revellín Doble, un baluarte perfecto en forma de V que cubría todos los flancos. En este lugar se levantó el Hospital de Sangre y el cementerio debido al gran número de heridos que había en la prisión. Recientemente se ha reconstruido el puente levadizo que lo une con el cementerio.

Defensas de la ciudad, al fondo una de las puertas dobles de acceso

El castillo primitivo que existía en la localidad se supone que era de origen musulmán o quizá leonés. Lo que sí es seguro es que, del segundo castillo mandado levantar por D. Dionisio a finales del s. XII, apenas quedan algunos restos como resultado del asedio de la III invasión francesa ya que se produjo en su interior una enorme explosión al utilizarse sus dependencias como polvorín. No era un castillo grande y sus ruinas son monumento nacional desde 1928.

Almeida también cuenta con algunos edificios religiosos como el Antiguo Convento de Nuestra Sra. de Loreto de principios del s. XVI que antes fue cuartel y hospital militar. De su estructura original sólo queda el edificio que corresponde al templo, hoy Iglesia Matriz.

Iglesia Matriz
La Iglesia de la Misericordia del s. XVII se encuentra cerca de la Puerta de S. Francisco y está adosada al antiguo hospital de la Misericordia en la Plaza de la República. La fachada del templo reproduce la composición de la Puerta Magistral de San Antonio.

Iglesia y Casa de la Misericordia
Para finalizar vuestro recorrido por este municipio debéis subir a las murallas desde donde se divisa el horizonte que abarcaba la fortaleza. El recinto amurallado de Almeida atestigua la importancia que tuvo la villa como bastión defensivo contra los distintos invasores. Pero, poco queda hoy en día del carácter militar de Almeida. Recorriendo sus calles tranquilas repletas de casas blasonadas y despejadas plazas sólo sus murallas y defensas nos recuerdan su intenso pasado bélico.

Susana

4 comentarios :

  1. Una auténtica joya este pueblo fronterizo portugués, un hallazgo que te dejará boquiabierto. Pasear por sus calles, descubrir el recinto amurallado y las puertas de acceso a la aldea es de esas experiencias que perdurarán en tu recuerdo. Gran artículo Susana, como es tu costumbre.

    ResponderEliminar
  2. Precioso pueblo portugués el que nos traes al blog, Susana.
    No me extraña que fuera un lugar inexpugnable con sus baluartes y con su segundo pasillo en curva, en el que el enemigo que lograra llegar a él no tenía ya escapatoria.
    Sin duda Almeida y su recinto amurallado es una interesante visita, su cercanía a Ciudad Rodrigo, por cierto maravilloso pueblo español con un agradable Parador, puede ser muy recomendable estando por la zona.

    ResponderEliminar
  3. Almeida me ha parecido un lugar muy interesante que ha sabido conservar en muy buen estado sus antiguas puertas y murallas. Seguro que resulta agradable para recorrer a pie y pasear por sus calles empedradas. Una parada en el camino muy recomendable, si estás por la zona.

    ResponderEliminar
  4. Un pueblo interesante para visitar y conocer. Con la curiosa forma que tienen sus murallas le hace muy peculiar, además sus calles tienen un ambiente muy tranquilo y alejado del bullicio.

    ResponderEliminar

"