El Romanticismo, movimiento artístico que se desarrollo durante la primera mitad del siglo XIX, fue una época en la que hubo notables cambios en todos los ámbitos que supuso una revolución artística, ideológica, política y social. Para sumergirnos en aquella época nada mejor que acercarnos al Museo del Romanticismo de Madrid donde además de disfrutar de su riquísima colección, podremos evocar el modo de vida que sin duda representa a la perfección el modelo de nobleza y riqueza.
Su fundador, el Marqués de la Vega-Inclán, una inquieta persona que dedicó gran parte de su vida a fomentar el turismo cultural de España además de promover la red de Paradores Nacionales de Turismo. El Marqués inauguró este museo, antes denominado “Museo Romántico” en 1924, en un antiguo palacio ya existente, el del Marqués de Matallana. Lo encontraremos en la céntrica calle madrileña de San Mateo, aunque hoy este noble edificio pasa casi desapercibido entre otras viviendas de la misma calle. Se sabe que esta zona albergó a gran parte de la nobleza y clase adinerada que construyeron sus palacios y donde aún se conservan algunos.
Tras traspasar el portón de entrada nos sumergimos en pleno siglo XIX. La construcción de este palacio gira en torno a tres patios donde se suceden numerosas salas en las que encontraremos una gran muestra del mobiliario y utensilios originales que con el paso de los años la colección del museo ha ido enriqueciéndose con todo tipo de donaciones y adquisiciones.
Así que por toda la casa se encuentran diseminadas piezas de porcelana, colecciones de cerámica, preciosas sillas tapizadas además de una excelente colección de pintura. Poco a poco iremos dejando atrás el salón de baile, el de literatura o el del teatro. Salones con pesadas alfombras, cortinajes e imponentes chimeneas de mármol, junto a instrumentos de música como pianos y un precioso arpa en una de sus estancias.
Nos introduciremos en las dependencias privadas donde veremos los dormitorios separados, como era habitual en la época, el masculino por un lado y el femenino por otro, e incluso veremos un retrete de madera que perteneció al mismo Fernando VII. Nos asomaremos a un oratorio con su reclinatorio para apreciar el retrato de San Gregorio Magno, pintado por Goya.
El museo expone en las vitrinas colecciones de abanicos o magníficas vajillas delicadamente decoradas como la que apreciaremos en una mesa perfectamente dispuesta para comer que forma parte del comedor familiar. Veremos también expuesta la pistola con la que se suicidó Mariano José de Larra, famoso escritor y modelo de vida romántica.
Al finalizar nuestra visita, cuando salgamos a la calle nos daremos cuenta que hemos estado sin duda en uno de los museos más interesantes y desconocidos de Madrid donde hemos podido apreciar toda la magnificencia sobre los gustos y costumbres de un tiempo pasado.
Loli
Este museo no es de los más conocidos de Madrid, pero a mi me gusta. Durante la visita, a través de sus colecciones, nos podemos hacer una idea de cómo vivía la nobleza durante aquellos años y que tan bien nos muestras además con tus fotos. Muy buena propuesta, Loli.
ResponderEliminarEl año pasado pude visitar este museo de Madrid y quedé fascinada por los tesoros que guarda. Es bastante conocido en la capital y acude mucho público lo que quizás desluce un poco la visita. Además de poder disfrutar de los recovecos de este palacio exquisitamente decorado en la planta baja dispone de una cafetería muy concurrida que da a un pequeño jardín que es un remanso de paz. Lo recomiendo 100% para los que aún no lo conozcan.
ResponderEliminarUn verdadero lujo para Madrid contar con este elegante y refinado museo que entre las muchas opciones culturales de la ciudad puede pasar desapercibido. Ofrece importantes colecciones sobre el Romanticismo español en un interesante palacio lleno de objetos preciosos.
ResponderEliminarUn precioso, sorprendente e interesante museo. Está muy bien planteado, está realizado con gusto, sorprende cuando lo visitas. Gran idea realizar este artículo Loli, enhorabuena. Siempre hay que reivindicar estas pequeñas joyas de la capital. Muy buen trabajo
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