En la primera colina de Estambul
se levanta majestuosa la
Basílica ortodoxa de Santa Sofía, “Divina Sabiduría”. Llegó a
ser la mayor iglesia del mundo cristiano, una de las obras maestras del arte
bizantino.
Santa Sofía se erigió cuando el
Imperio Romano de Oriente cambió el nombre de Bizancio por el de
Constantinopla, en honor al emperador Constantino. Se empezó a construir hacía
el año 532 durante el mandato de Justiniano, que buscó ingenieros y arquitectos
para este proyecto. Más de 10.000 obreros trabajaron durante cinco años en su
construcción. A causa de varios terremotos la cúpula sufrió daños y se
derrumbó, fue restaurada en el año 562.
Posteriormente numerosos incendios y saqueos llevaron al edificio a estar casi
en ruinas, por lo que ha ido soportando innumerables modificaciones.
Cuando las tropas otomanas
tomaron la ciudad, en 1453, el sultán Mehmet El Conquistador ordenó la
conversión de la basílica en mezquita. Se taparon los mosaicos, se añadió el
mihrab, los minaretes, la tribuna, las inscripciones caligráficas y una medersa
(escuela religiosa)
Su enorme nave central está coronada por una cúpula de ladrillo y
piedra de 32 metros.
Tiene un impresionante interior que resulta muy llamativo por las numerosas
ventanas, las arañas de luces, las columnas de mármol, los medallones con
letras árabes y el palco imperial desde donde rezaba el sultán.
Accediendo por una rampa a la
galería superior se obtiene una completa vista de su descomunal nave y nos
encontramos con formidables mosaicos como el de la Virgen con el Niño y el de
Constantino y Zoe adorando a Cristo.
En el exterior están situados los
edificios que guardan las tumbas de cinco sultanes otomanos y sus familias; uno
de estos mausoleos ocupa el antiguo baptisterio de la iglesia. Estas sobrias construcciones están bellamente
decoradas en el interior con pinturas y azulejos.
Todo el conjunto que forma Santa
Sofía es extraordinario, de una belleza impresionante.
Frente a Santa Sofía, en la misma Plaza de Sultanahmet, aparece deslumbrante la mezquita construida en el siglo XVII por el Sultán Ahmed I, popularmente conocida como la Mezquita Azul. Se accede a ella por la Plaza del Hipódromo y su exterior es una preciosidad. Cuenta con seis minaretes, lo que creó una gran polémica ya que La Meca también tenía seis, resolviéndose el problema añadiendo a esta última un minarete más para marcar la diferencia. El gran patio con la fuente para las abluciones, los pórticos, la cúpula y las medias cúpulas nos preparan para la sorpresa que guarda su interior.
Cuatro columnas enormes sujetan la cúpula central con 23 metros de diámetro y 43 de altura. Está decorada con más de 20.000 azulejos, valiosas piezas hechas a mano en múltiples tonalidades de azul. Su interior es absolutamente espectacular, tiene más de 200 vidrieras y cientos de pequeñas lámparas que proporcionan a todo el espacio una luz fascinante.
Por la noche, cuando Santa Sofía y la Mezquita Azul están iluminadas, el conjunto es sobrecogedor. Parece que ambas rivalizan en grandiosidad, pero yo creo que en realidad se complementan, apoyando su belleza una en la otra para asombrarnos.
Inma
Son 2 templos impresionantes, de gran belleza tanto en su exterior como su interior que demuestran la importancia que ha tenido Estambul en la historia a lo largo de los siglos. Esta cuidad atesora unos lugares maravillosos que atrapan al turista. Gran trabajo, Inma, con las imágenes y con lo que nos cuentas. Te felicito.
ResponderEliminarEspectacular la visión de esta dos mezquitas que me han impresionado tanto por su parte exterior como interior, con esa mezcla de elementos bizantinos y la arquitectura tradicional islámica. Me llama la atención sus cúpulas y minaretes, pero sobre todo su sobrecogedor y luminoso interior decorado con miles de maravillosos mosaicos.
ResponderEliminarUna visita inolvidable para los amantes del arte.
Impresionantes estos dos monumentos, ya por si solos merecería Estambul una visita. Veo que tanto por dentro como por fuera son dignas de ver. Dos joyas del arte mundial que no podían faltar en el blog. Gran trabajo Inma un trabajo a la altura de lo que nos cuentas, unos fotos magníficas.
ResponderEliminarUn estupendo artículo que me ha acercado a un país bastante desconocido para mi. Realmente es tan distinto al nuestro, aunque reconozco que las mezquitas son una auténtica joya. Desde luego es impresionante la riqueza que atesoran sus interiores, las fotos lo reflejan muy bien, son estupendas, con mucha luz y colorido.
ResponderEliminarVeo que Estambul es un destino turístico que ofrece muchas posibilidades.